༺ Capítulo LXII ༻


Preparando el ungüento que le había prometido a SeokJin para la joven esclava que llevó a su lado, Jimin tenía un profundo ceño fruncido en su rostro que surgía tan pronto como pensaba en lo que Baekhyun le informó antes de irse.

Por más que pensara en por qué alguien como SiWon quisiera visitarle, simplemente ninguna razón saltaba en su mente. Obviamente no se preocupaba por él, por lo que a diferencia de su hermano no creía en la estúpida excusa de que quería saber cómo estaba.

O bien, SiWon estaba buscando algún nuevo trato con el clan Min utilizándole de por medio, o... Estaba buscando algo más.

Pero el ¿qué? Era lo que perturbada al pelinegro doncel.

Unos repentinos brazos fuertes aparecieron de la nada rodeando la cintura de Jimin, seguido de un rostro empujándose en la curvatura de su cuello.

—¿Qué es lo que estás haciendo? —indagó Yoongi.

Sintiendo unos suaves besos en su cuello, Jimin soltó una ligera risa por las cosquillas que le provocó eso.

—Ya, Yoongi, déjalo.

Por supuesto, su tonto esposo volvió a besarle en dicha zona con más esfuerzo que provocaron una carcajada en su doncel. Pero pronto, la risa de Jimin se transformó en un pequeño gemido ante el cambio de besos a mordiscos pequeños.

Observando satisfecho la nueva marca en la piel de su pareja, Yoongi sonrió y depositó un suave beso sobre el hermoso tono violeta rojizo. Apoyando su mentón en el hombro de Jimin, observó en lo que sus manos trabajaban.

—¿En qué trabajas tan concentrado?

—Solo es un ungüento que SeokJin me pidió para una esclava —respondió, retomando su trabajo.

—¿Y por qué eso te tiene tan molesto?

—No estoy molesto.

—Tus cejas juntas dicen todo lo contrario —argumentó.

—Solo pensaba en algo molesto —suspiró.

—Has estado así desde que te despediste de tu hermano, ¿dijo algo para molestarte? —indagó.

Terminando con el ungüento, Jimin lo dejó sobre la mesa y giró entre los brazos de su esposo.

—No se trata de Bae, sino de lo que me dijo. Él escuchó a SiWon planeando una visita sorpresa al clan Min, pero no sabe si para esta luna llena o la siguiente —explicó—. Ni siquiera sé por qué ese idiota vendría, es seguro que no por mí.

—Debe de ser para la siguiente, hemos estado dando vueltas por los alrededores y atentos al mar desde que los mercaderes siguen aquí como el clan Hwang y hasta el momento no hemos visto ningún barco extraño —explicó—. Pero es bueno que lo mencionaras, pondré al tanto a los demás para que no nos tomen desprevenidos.

—¿Por qué crees que viene?

—Aún no debe de estar al tanto de que Te-Woong ya no está al mando, y desde que esos dos congeniaron, debe de querer otro trato.

—Pero con el regreso de Bae sabrá que ahora es Namjoon quien está al mando —indicó el doncel—. Querrá venir a comprobarlo y sacar provecho de la situación.

—Y Namjoon no le dejará, es un tipo inteligente, ¿recuerdas? —le calmó y besó su frente—. No te preocupes tanto, a diferencia de nuestro estúpido padre, no estamos interesados en volvernos más cercanos a ese idiota.

—Es un idiota inteligente.

—No si te desprecio de tal forma y te dejó ir de su clan —indicó—. Perdió alguien grandioso sin saberlo —le sonrió.

Jimin entrecerró sus plateados ojos en su guerrero.

—Tus halagos no me llevarán a la cama —declaró y luego lo pensó—. No ahora, al menos, tengo que salir y tu igual.

Yoongi rió bajo y le besó con sus manos acariciando su cuerpo.

—Puedo esperar hasta la noche para probar tu cuerpo —aseguró sobre sus labios—. La probada que tuve esta mañana es suficiente para mantenerme durante el resto del día.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Jimin al recordar como su tonto esposo besó todo su cuerpo y luego le hizo llegar con su boca. Alzando sus brazos, le rodeó el cuello.

—¿Sabes? La cama también es para dormir —comentó.

—Y lo hacemos, luego de divertirnos un poco y aplacar nuestro deseo por el otro —indicó—. ¿O me dirás que no lo disfrutas tanto como yo?

Y como lo que decía Yoongi no era mentira, el pelinegro doncel sonrió y juntó sus labios en un beso lento.

—Decidido, esta noche lo haremos en la tina frente al juego como me tentaste esta mañana.

Gruñó Yoongi y Jimin rió alegremente, pero no rechazó la idea de su esposo. Después de todo, lo disfrutaba tanto como su pareja.

—Ya, ve a trabajar o luego me echarás la culpa de que te seduje y no te deje salir de la cama como ayer —ordenó.

—Pero si eso pasó. ¿Cómo querías que me fuera si estabas desnudo en nuestra cama, con las mantas apenas cubriéndote y exponiendo este hermoso trasero para mí? —cuestionó apretando sus glúteos.

—Estaba durmiendo hasta tarde, luego de que amaras mi cuerpo otra vez en la madrugada —le recordó divertido—. Tu solo apareciste para almorzar, me viste dormir, te desnudaste y me despertaste con tu polla en mi trasero.

—Y lo disfrutaste o me habrías golpeado tan pronto como despertaste, pero en cambio me llamaste entren dulces gemidos —argumentó.

—Cállate —ordenó con un beso casto y se alejó en busca de una capa de su esposo.

—¿Solo vas a usar eso?

—¿Qué más quieres que use? —cuestionó colocándosela.

Acercándose, el guerrero la acomodó y abrochó en el frente.

—Es momento de que vayas consiguiendo ropa más abrigada, la temporada fría ya comenzó.

—No necesitas comprar ropa, la puedo hacer yo mismo si me consigues algo de piel o tela —expresó buscando su bolso para guardar el ungüento—. La mayoría de mi ropa la hice yo, muy poca logré conseguirla ya hecha —comentó como si no fuera la gran cosa.

—Te conseguiré pieles y tela —decidió Yoongi, y por supuesto que también iria incluido ahí ropa y algún abrigo.

Y Jimin le observó en silencio, presintiendo perfectamente las intenciones de su esposo.

—Solo no exageres —ordenó.

—No prometo nada —sonrió saliendo de la habitación—. Volveré temprano para cenar —informó.

Asintiendo, Jimin fue sorprendido con un beso fugaz y luego estaba observando a su esposo salir con una gran sonrisa en su rostro. Negando, observó a su joven esclavo, quien en silencio sonreía enormemente.

—Voy a la casa de SeokJin y Namjoon.

—Te acompaño, debo de conseguir algunas cosas para la cena —explicó.

Asintiendo, Jimin esperó como su joven amigo tomaba una canasta junto a una capa más delgada antes de salir junto a él. Caminando por el pueblo, el doncel observó a Hoseok cuando este dejó escapar un pequeño estornudo.

—Deberías de abrigarte más cuando salgamos de la casa, la temporada de invierno ya comenzó y no parece comenzar muy amable —comentó observando el cielo y sus nubes grises.

—Nunca lo es, pero a consideración de otras veces, ha comenzado suave —expresó el joven esclavo—. Intentaré conseguir más ropa, pero es algo difícil para mí encontrar prendas buenas —suspiro.

—Yoongi me dijo que me conseguiría algo de telas y pieles, tal vez pueda hacerte algo —pensó, fijándose en las miradas que estaba recibiendo.

—¿En serio? —preguntó el joven esclavo.

—Sí —asintió Jimin—. ¿Sabes por qué me están mirando de esa forma? —preguntó, señalando con su cabeza a otros pueblerinos.

—Oh, eso es porque es primera vez que sales de la casa desde aquella noche en que desapareciste a mitad de la fiesta con el señor Yoongi —dijo con una risita—. Sin contar que algunos me vieron lavando las pieles que mostraban tu pureza y bueno... Creo que ya todos saben que tu matrimonio es algo hecho.

—¿Lavaste esas pieles? —se quejó sintiendo como su rostro se acaloraba.

—El señor Yoongi me dijo que no me deshiciera de ellas —explicó.

—Mierda, debiste de haberlo hecho —refunfuñó avergonzado.

—Aún sin ver eso, ellos habrían sabido que consumaron finalmente su matrimonio —indicó divertido el menor—. El señor Yoongi ha estado dejando unas claras marcas en tu cuello —comentó sonriente.

Alzando una mano, el doncel tocó justo la zona donde momentos antes, su tonto esposo le había estado besando.

—Maldita sea, sabía que no besaba mi cuello solo porque me daba cosquillas —se quejó.

—Si, bueno, según escuché, muchos están hablando por la espalda del señor Yoongi —comentó deteniéndose—. Parece que le gusta quitarse la camiseta para entrenar y mostrar orgullosamente tus marcas.

Algo burbujeante apareció en el estómago de Jimin, dejando un sentimiento feliz al recordar como durante la noche había dejado unas marcas nuevas por pedido de su esposo.

—Agh, bien, solo ve a hacer tus cosas —refunfuñó—. Yo iré a visitar a SeokJin, tengo que entregarle algo que pidió —expresó cambiando de tema.

—Tendré lista la cena para cuando vuelvas —prometió el joven esclavo.

—Ah. Antes de que vuelvas a casa, ¿puedes pasar por los establos y revisar como está Min Silver? —pidió—. Si necesita algo o ocurre algo, solo ve a buscarme y lo conseguiré.

—Por supuesto —asintió antes de alejarse.

Acomodando su capucha, Jimin hizo un gran esfuerzo por ignorar las miradas y las risitas cómplices que le lanzaban algunos y mantuvo su mirada al frente, negándose a sentirse avergonzado.

Era un doncel casado, si quería acostarse con su marido y dejar marcas en él estaba en todo su derecho de hacerlo, así como Yoongi hacía con él.

Manteniendo su cabeza en alto, Jimin sintió una mirada que, a diferencia de otras, no le observaba con curiosidad, diversión o admiración. Era más... Un sentimiento con el que más de una vez, fue mirado en el antiguo clan Park al bajar al pueblo.

Una mirada desagradable sin ningún buen sentimiento.

Observando a su alrededor, el pelinegro doncel se encontró con unos ojos verdes que le miraban fijamente bajo una capa azul conocida. Tan pronto como le frunció el ceño, el tipo acomodó su capucha y se retiró empujando a alguien más con él.

Y esa persona... Era la misma que había intentado bailar a su esposo durante la fiesta, siendo rechazado crudamente por ambos.

Uhm, siendo así, no le sorprendía tanto que le observara con tal resentimiento.

Resoplando, Jimin retomó su camino y apenas logró no estrellarse con cierta persona desagradable que apareció de la nada, como si hubiera estado esperando por eso. Sus labios formaron una automática mueca al encontrar el rostro de Min-Hyuk.

—Así que... Escuché que eres realmente una fiera en la cama, según las marcas que has dejado en tu esposo —comentó.

—¿Aún no te vas de aquí? Pensé que ya habían arreglado tu barco —pronunció esquivándole y siguiendo con su camino.

—Aún quedan algunos detalles por ver, por lo que tienes tiempo para reconocer mi gran compañía y pensar en mi propuesta de irte conmigo —respondió sonriente—. Deberías de aceptar. Digo, sigo sin entender cómo es que alguien como Jungkook se va a casar con un doncel que obviamente tiene un amorío con su primo, así como no entiendo por qué le diste tu pureza a un hombre que no te es fiel.

—Y yo no entiendo cómo es que siendo un supuesto guerrero eres tan estúpido y entrometido, pero hay cosas que simplemente no se pueden arreglar, ¿no? —le sonrió burlón—. No deberías de estar tanto en el pueblo, es obvio que nadie te quiere aquí —indicó y aceleró su paso alejándose del idiota.

Realmente, no sabía que tenía en la cabeza ese idiota, pero no iba a caer en sus obvias provocaciones sin sentido.

Entrando en la casa de Namjoon, el doncel parpadeó cuando el primero con el que se encontró, fue el abuelo Min. Retrocediendo un paso, observó hacia la casa y se aseguró de que fuera la que buscaba.

—Oh, pero miren quién pudo finalmente dejar la cama —expresó el hombre mayor con una gran sonrisa.

—Ja, ja, no sabes cuánta alegría me da verte —resopló y sonrió contagiado por la sonrisa del contrario.

—Sabía que ustedes dos eran compatibles —comentó Gook-Hwan.

—Si, si, somos buenos en la cama y parece que todo el mundo aquí ya está enterado de ello —suspiró—. ¿Es que no tienen nada mejor que hacer?

—¿Aparte de hablar sobre tu relación con mi nieto? No —le sonrió—. Todos estábamos esperando que este gran momento llegara.

—Todos ustedes deberían de buscar algo más entretenido que hacer con sus vidas —indicó divertido.

—Deja a este viejo que se entretenga sabiendo que tenía la razón —ordenó y se hizo a un lado—. ¿Has venido a ver a SeokJin? —preguntó, ya dejando el tema.

—Vine a dejar el ungüento que le prometí —aclaró y entró en la casa—. ¿Le ha pasado algo?

—No es algo realmente malo, solo que no la ha estado pasando muy bien con los malestares del embarazo y Namjoon está algo alterado por eso —explicó cerrando la puerta.

—¡Jimin!

Ante el repentino grito, Jimin se dio media vuelta y observó a su cuñado aparecer apresuradamente. Tan pronto como estuvo frente a él, Namjoon le rodeó con sus brazos.

—Es bueno que vinieras, ya no sé qué hacer. Nada está funcionando —expresó soltándole y observándole con preocupación.

—¿Está tan mal? —preguntó frunciendo el ceño con preocupación.

—Sí —respondió Namjoon.

—No —contestó al mismo tiempo Gook-Hwan.

Confundido, Jimin se alejó y observó entre los dos hombres.

—Son los típicos síntomas del embarazo atacando, pero Namjoon exagera un poco porque es su primer hijo y quiere mucho a SeokJin y no le gusta verle enfermo —explicó el abuelo Min—. Sin contar que el sanador vino antes y solo dio unas tontas instrucciones que no ayudaron en nada —comentó con un resoplido.

—Sabes que solo tengo conocimientos con hierba medicinal, ¿cierto? No hago milagros —expresó observando al jefe del clan.

—Lograste salvar la vida de mi hermano y la salud de Taehyung ha mejorado considerablemente desde que le hiciste beber una agua de hierbas —argumentó—. Para mí sí haces milagros gracias al Dios Odín —expresó y simplemente tomó de su mano para tirar de él al interior de la casa.

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