༺ Capítulo LVII༻
Con uno de los cepillos que poseía el establo, el pelinegro doncel se encontraba peinando el blanco cabello de la hermosa yegua que tuvo a su potrillo, en agradecimiento por cuidar y alimentar a su Min Silver. Dicho pequeño animal, se encontraba relinchando y caminando alegremente por la cuadra en el cual estaban confinados de momento, hasta que el potrillo pudiera caminar sin tanta torpeza.
Terminando con la yegua, Jimin besó el puente de su nariz y luego le entregó una manzana. Al contemplar a su madre comiendo algo, el potrillo relinchó y con pequeños saltos alegres se acercó al doncel y le hizo ojitos pidiendo lo mismo.
Riendo, Jimin se agachó a la altura de Min Silver y acarició su cabeza.
—Solo te daré una para no dejarte con las ganas —indicó y sacó otra de su bolso.
El potrillo acercó su rostro a ella, la olfateó y como si decidiera que no era lo que esperaba, dejó a Jimin para ir con su madre y beber de su leche.
Riendo, el pelinegro doncel le dejó y le entregó la manzana a la madre otra vez.
—Vaya, era verdad eso de que tu esposo te regalo un caballo.
La sorprendida voz de SeokJin hizo que Jimin le observara, encontrando al hermoso doncel siendo seguido por dos guerreros, algo que ya se había vuelto usual desde que se anunció que este estaba embarazado. Y no se trataba solamente de la preocupación de Namjoon, sino del mismo pueblo que está infinitamente alegre con la espera del hijo del jefe del clan.
—Sí, es hermoso —pronunció sonriente.
—Nunca había visto que a un doncel le regalen un caballo —comentó SeokJin—. Pero contigo, de alguna forma, siento que encaja —le sonrió.
—Mi hermano y Hobi dijeron algo similar —rió—. De todos los regalos que me ha dado Yoongi, tengo especial debilidad por este —confesó observando a madre e hijo—. No sé cómo es que logra superarse con cada regalo, pero siempre me sorprende con algo nuevo.
—Porque es tu esposo, te conoce y... Te quiere enamorar —indicó SeokJin, sonriente.
Observando al hermoso potrillo, su caballo, los labios de Jimin se estiraron en una sonrisa dulce y simple.
—Molestamente, lo está logrando demasiado bien... Lo ha logrado —reconoció.
El otro doncel soltó una alegre carcajada.
—Sé que su relación no comenzó bien según lo que me dijiste y comentaron otros, pero... Me alegra ver lo bien que se llevan ahora.
—Sí, solo se necesitó que mi tonto esposo estuviera al borde de la muerte para que recapacitara —bufó.
—Uhm, según tengo entendido, antes de aquel accidente ya estaba observando en tu dirección —sonrió el contrario.
Observando en si dirección, el pelinegro doncel entrecerró sus ojos.
—¿Estuviste hablando con Hoseok?
—Es un chico agradable, me dijo que estarías aquí babeando por el nuevo regalo de tu esposo —reconoció.
Jimin resopló y negó con una sonrisa, pero realmente, no dijo nada por debatir aquello. El nuevo regalo de su pareja lo tenía encantado.
Observando a su Silver, el pelinegro doncel mordió su labio inferior. Mirando hacia SeokJin, se acercó a este y salió de la cuadra, pagándose a su lado.
—¿Cómo vas con el embarazo? —preguntó.
—Bueno, hace un par de días me di cuenta de que tenía una pequeña curva y se la mostré a Namjoon, desde entonces ambos constantemente tenemos las manos en mi estómago —contó con una pequeña sonrisa—. Aunque con ello, poco a poco he estado presentando algunos malestares —arrugó su nariz.
—Bueno, el sanador dijo que eso podría estar pasando pronto —le recordó.
—Lo sé, por eso se lo dije a Nam, pero se preocupó porque esa mañana habíamos estado juntos en la cama y pensó que podría ser su culpa —dijo bajito—. Al final llamó al sanador y este mismo le dijo que una cosa no tenía que ver con la otra y se quedó tranquilo —rió suave y Jimin le acompaño.
—¿Quién lo diría? Y tan inteligente y racional que se ve siempre —dijo sonriente.
—Lo sé.
Observando de reojo al otro doncel, Jimin volvió sus plateados ojos hacia su caballo y suspiro.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Claro, dime.
—Tu primera vez con Namjoon, ¿dolió?
SeokJin no respondió inmediatamente, se tomó su tiempo para meditar bien su respuesta.
—No te mentiré, fue algo incómodo la primera vez que estuvo en mí, pero... Solo fue cuando comenzó, luego todo se sintió muy bien, demasiado bien —aseguró—. Además, aunque dolió en un principio, realmente no pude sentirlo porque Nam me distrajo con sus besos y caricias —sonrió suave.
—Comprendo...
—¿Me preguntas porque quieres...?
Jimin suspiro y cruzó sus brazos.
—No lo sé, pero... Supongo que quiero estar preparado por si en algún momento decido hacerlo —explicó.
Observándole, SeokJin asintió y volvió la mirada al frente.
—Solo confía en él —expresó—. Él sabrá cuidarte, pero si le dices lo que se siente bien y mal, será mucho mejor para ambos —aseguró con una pequeña sonrisa—. Y... Siendo ustedes, creo que a Yoongi no le importaría si tomas el control un momento —murmuró.
Jimin rió suave, y una extraña sensación divertida corrió todo su interior con sus palabras. Por alguna razón, él también sentía que Yoongi no le diría nada si quisiera tomar el control, aun si no tenía la experiencia como él.
—Solo te diré... El aceite facilita mucho el camino la primera vez —murmuró SeokJin con su rostro completamente sonrojado.
Lo que... Le hizo dar una idea a Jimin de lo que se refería y a su vez, hizo que el pelinegro doncel sintiera calor en su rostro.
—Bueno, escuché que tu hermano se estará yendo mañana —comentó SeokJin, cambiando de tema.
—Sí, mañana en la tarde, según tengo entendido. No estaba muy feliz con la noticia —reveló con un resoplido.
—¿Por qué? —preguntó con grandes ojos.
—Aparentemente, le gusta el representante del clan Hwang.
—¿Cuál de los dos? —preguntó con su nariz arrugada.
—El que se veía más racional y menos idiota, ChanYeol —respondió.
—Uf, por un momento pensé que me ibas a decir al idiota arrogante —suspiro en alivio.
—En ese caso yo mismo le habría golpeado para que entrara en razón —resopló—. Es bueno que se vaya pronto, no quiero que nada suceda entre esos dos. Al menos, si ocurre algo, que no sea aquí en nuestras tierras —reveló.
—Siento lo mismo. Me agrada el clan Min, no me gustaría que algo malo pasara. Sé lo terrible que pueden ser las guerras y luchas por el poder, no quiero que ocurra aquí.
Observando como el cuerpo de su amigo se tensaba, Jimin alzó una mano y la colocó en su hombro.
—No sucederá —aseguró—. No con los guerreros que tenemos, el líder que los guía y los seres que están en el bosque —expresó.
—¿Te refieres al bosque prohibido? —preguntó observándole—. Pensé que solo eran cuentos.
Jimin sonrió sin decir nada.
—¿Me estabas buscando por algo? —le recordó.
—Si, quería saber si tenías algo para las quemaduras —expresó.
Las cejas del pelinegro doncel inmediatamente se juntaron y sus ojos recorrieron el cuerpo del contrario.
—Estoy bien, no es para mí.
—¿Para quién?
—Una joven esclava. Como ella fue la única que no me trato mal desde antes, cuando Namjoon me preguntó a quién quería mantener cerca para que me atendiera, elegí a Dahyun, pero eso pareció molestar a los demás —explicó—. Se quemó parte de sus manos y no me quiso decir cómo.
—Te haré un ungüento. Y para proteger a esa chica, demuestra un trato especial para ella, como yo demuestro con Hobi —indicó.
SeokJin le observó con duda.
—¿Pero eso no será peor?
—Solo tienes que recordarles quién eres, la persona que es tu pareja, y el poder que tienes sobre todos ellos —explicó—. Si ven que te preocupas lo suficiente por Dahyun como para tomar reales medidas por si se meten con ella, ya no la molestarán más.
—¿Realmente te funcionó?
—Ya nadie se mete con Hoseok, y le di permiso para amenazar a cualquiera que intente pasarse de listo utilizando el nombre de Yoongi o diciendo que no los veré si se enferman —expreso con una sonrisa de ojos.
SeokJin rio suave.
—Creo que primero lo hablaré con Namjoon y luego lo decidiremos.
—Es lo mejor —asintió—. Tengo que buscar una planta para el ungüento, tan pronto como lo tenga hecho lo iré a dejar a tu casa —prometió.
—Gracias.
—Iré a trabajar en ello ahora —anunció.
Dándole una última mirada a su caballo, Jimin se alejó y salió del establo junto a su amigo.
—Por cierto, pon paños fríos en sus manos para que no le duela tanto —aconsejó antes de alejarse.
Como estaba con su bolso, no tenía que volver a su casa para buscarlo. Deteniéndose un momento para asegurarse de que tenía todo lo necesario en el interior. Observó el broche que había comprado para su tonto esposo.
Con todo el regalo de Silver, se había olvidado completamente de entregarle el broche y en la mañana perdió su oportunidad de entregárselo al verse... Distraído con ciertas cosas que involucraban sus cuerpos y labios.
—Bueno, supongo que podría entregárselo antes de ir al bosque —murmuró.
Apretándolo en su mano, Jimin se dirigió hacia el campo donde Yoongi entrenaba con los guerreros. Tan pronto como cruzó las puertas, el pelinegro doncel contempló a los más jóvenes entrenando. Sus ojos plateados recorrieron el lugar hasta que finalmente encontraron a su tonto esposo enseñando un par de movimientos de espada.
Cruzando el campo, tan pronto como Yoongi se percató de su presencia, dejó lo que estaba haciendo y fue a su lado. Deteniéndose frente a él, sus ojos recorrieron todo el cuerpo de su doncel.
—¿Sucedió algo? ¿Todo está bien? —cuestionó.
—Todo está bien. Solo vine a entregarte algo —explicó.
—¿Y Hoseok? ¿Por qué no lo mandaste a él?
—Porque es algo que yo quería entregarte y porque tengo a Hobi vigilando a Bae, no me gusta los ojitos que le hace a ChanYeol —explicó.
—Ni a mí o Namjoon, por eso es que se estará yendo mañana —le recordó y le observó curioso—. ¿Qué es lo que me querías dar?
—Bueno...
Observando su mano, por alguna razón, se sintió extrañamente nervioso. Mirando a su pareja, observó su cabello atado con la misma cinta de cuero de siempre, tan vieja y desgastada.
—¿Jimin?
—Ash, es un regalo. Para ti —refunfuñó.
Alzando su mano, golpeo el pecho de su pareja y observó hacia otro lado, esperando. Curioso, Yoongi tomó la mano de su doncel entre las suyas y la giro. Abriendo uno por uno de sus dedos, el guerrero sonrió al contemplar aquel dorado broche circular con una espada atravesándolo.
—Pensé que serviría para tu pelo —explicó—. Ya, tómala, tengo que irme. O déjala por ahí, no sé si quieres...
—Pónmela —interrumpió.
Aquellos plateados ojos de luna voltearon hacia el guerrero y le observaron con cierta timidez que Yoongi nunca había apreciado en él.
—¿En serio? ¿Te gusta?
Yoongi sonrió revelando parte de sus encías.
—Sí, es la primera vez que recibo un regalo —reveló.
—Mientes.
—Es la verdad —rió—. Y me gusta, especialmente porque me lo diste tú.
Alzando su mano, el guerrero se quitó aquella cinta de cuero y la dejó caer al suelo. Dándose vuelta, le mostró su espalda a su pareja.
—Puedes colocártela tú, sabes que yo no sé hacerlo bien —indicó.
—No me importa.
Sintiendo como su corazón se aceleraba horriblemente, el pelinegro doncel se acerca y tomó ese rubio cabello color arena. Tomando los mechones del borde, los llevó hacia atrás y los enredó juntos. Colocando el círculo dorado con la piedra oscura, atravesó la espada entre el cabello y esta, logrando sostenerlo ahí.
—Listo.
Yoongi giró y observó a su pareja.
—Te besaré.
Con esas palabras, el guerrero tomó el rostro de su esposo y le besó dulce e intensamente, dejándole claro cuánto le gustó su regalo.
Al terminar lamiendo esos rellenos labios, Yoongi sonrió y besó su nariz.
—Me encantó, lo usaré por siempre.
Jimin se sonrojó y observó hacia otro lado.
—Tampoco es para tanto, solo es un broche —refunfuñó.
—Que me lo diste tú, eso hace la diferencia —argumentó y le besó otra vez.
—¿No tienes que ir a entrenar?
—Sí —suspiró—. Uno más y ya.
Recibiendo no sólo uno, sino que unos cuantos besos más, Jimin rió al escuchar que algunos guerreros comenzaban a aclarar su garganta para recordarles que estaban ahí, lo que provocó que Yoongi los observara asesinamente.
—Ya, ve a entrenar —ordenó empujándole por el pecho.
—Lo sé —gruñó y se enderezó—. ¿Irás a casa?
—No, iré a buscar unas hierbas que necesito para hacer un ungüento —reveló—. No te preocupes, no iré al bosque prohibido, estas están cerca del borde.
Yoongi le observó inseguro un momento y luego suspiró y asintió.
—Lleva tu arco —pidió—. Dispara a cualquier cosa que se mueva, humano o no, nadie más que tú entra a ese bosque —indicó.
Jimin sonrió enormemente y asintió.
—¿Llegarás a cenar?
—Hoy no hay cena en casa —informó—. Namjoon estará dando otro banquete para anunciar la pronto boda de Jungkook.
—¿Es bueno hacerlo considerando quienes están aquí? —pregunto dudoso.
—Es precisamente por ellos que quiere hacerlo, algunos idiotas están esparciendo rumores de Taehyung y Chanyeol, por lo que quiere dejar las cosas claras —explicó—. No sé muy bien que estará planeando con exactitud, pero es Namjoon, sabe lo que hace.
—Cierto —asintió—. Volveré pronto entonces, algo me dice que será un banquete diferente al del anuncio de su bebé —explicó.
—También lo creo —asintió.
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