༺ Capítulo LIII ༻
La alegría en el clan Min era tan abundante, que casi se podía palpar en el ambiente. A donde sea que se observara, se apreciaba las sonrisas alegres en los rostros de los habitantes, quienes todos se estaban preparando para el gran festín que ofrecería su querido jefe del clan.
Y mientras la felicidad no hacía más que florecer, dos personas se encontraban terminando con los últimos problemas de aquel día.
—¿Crees que sobreviva al viaje?
Jungkook preguntó, con su mirada siguiendo el pequeño barco que se alejaba en dirección hacia el clan Lee con Ahin en el interior y un par de hombres.
—Se le detuvo el sangrado, recibió tratamiento, respiraba cuando salió de aquí —anuncio con tono frío—. Si los dioses quieren mantenerla viva para que sufra todo su castigo, entonces llegará viva y recibirá un trato peor de lo que ella daba.
—Espero que sea así, era malvada con todo el mundo —resopló Jungkook.
—Esperemos que su castigo la vuelva más humilde, después de todo, ya no podrá hacer nada por ella misma —sonrió Min.
Una vez el barco estuvo lo suficientemente lejos, Yoongi se alejó sin más interés.
—Avísale a Namjoon que ya se fue —ordenó.
Observándole, Jungkook se movió y comenzó a seguirle.
—¿No le dices tú?
—Tengo algo que hacer —indicó, con su mano tocando instintivamente el bolsillo donde estaba la mariposa rota.
—Yo... Me gustaría contarte algo, antes de que te enteres por alguien más —pidió Jungkook.
Observándolo de reojo, Yoongi asintió al contemplar la seriedad de su primo, pero aun así siguió con su camino. Al llegar a la gran casa en la cual trabajaban los herreros del clan, corrió la cortina que utilizaban de puerta y entró.
Obviamente, siendo un día de festín, con suerte se encontraba una persona en el interior, quien parecía estar alistándose para retirarse.
—Tú —llamó y se acercó—. ¿Cómo arreglo esta horquilla?
Sacándola del bolsillo, Yoongi le mostró la mariposa con una de las alas rota.
—¿No sería mejor comprar una nueva? —preguntó Jungkook.
—Mi esposo se encariñó con esta —dijo breve.
—Si es así, puedo tenerla lista para mañana en la mañana, señor Yoongi —anunció el hombre mayor.
—No es necesario, quiero hacerlo yo —aclaró Yoongi—. Puedes ir a prepararte para el festín si es lo que te molesta, solo dime cómo arreglarla.
Asintiendo sin problemas, el hombre se alejó hacia un horno grande y sacó una especie de varilla con uno de sus extremos en forma de cuchara, la cual contenía un líquido gris.
—Tienen que echarle más leña al horno hasta lograr que esto se derrita más, lo suficiente como para que parezca agua —instruyó y volvió a empujar la cuchara—. Luego juntara ambos extremos y derramará el líquido en la horquilla, este se endurecerá en poco tiempo, volviendo a unir la pieza. Entonces, solo tiene que limarla para que la pieza vuelva a tener su forma natural.
—Comprendo —asintió Yoongi.
Dejando la mariposa en una de las mesas, se alejó para echarle muchos troncos al horno. Al verlo, Jungkook decidió ayudarle.
Una vez quedaron solos, Yoongi observó a su primo.
—¿Qué sucede? —cuestionó.
—Yo... Hablé con el abuelo y con Namjoon, me estaré casando con Taehyung pronto —reveló.
—De acuerdo —asintió Yoongi y echó más leña al horno hasta obtener una gran llama.
—¿No te molesta? —preguntó, inseguro.
—Es tu doncel —respondió sin interés—. Ya era hora de que ustedes unieran sus vidas.
—Sé que es molesto de mi parte preguntar, pero quiero estar seguro de que las cosas entre nosotros están bien —expresó.
Levantándose, Yoongi se dirigió hacia la puerta del horno y esperó un momento.
—Las cosas están bien. Mi único interés es mi esposo, lo que sucede entre Taehyung y tú dejo de interesarme hace un buen tiempo —respondió—. Y no es por ser malo, no odio a ninguno de los dos, pero estoy satisfecho y feliz con la distancia que hemos tomado —expresó y le observó—. Y me gustaría que siguiera de esa forma hasta que un día, simplemente sea natural el juntarnos a conversar. Pero no forzaré ese cambio antes, todo lleva su tiempo.
Jungkook le observó fijamente y luego asintió, satisfecho.
—Bien, a mí también me gustaría que ocurriera de forma natural y no forzado. Me agrada Jimin y me alegraría que fuera amigo de Tae, siento que sería una gran influencia, pero no forzaré los encuentro entre ambos —aceptó.
—Eso es todo entonces —asintió Yoongi.
Una vez el metal se volvió líquido otra vez, acomodó la mariposa en la mesa y luego sacó la gran varilla con forma de cuchara. Con cuidado, derramó parte del contenido sobre ella.
—¿Lo hice bien? —preguntó a su primo.
—Sí, lograste unir el ala a su cuerpo otra vez —asintió Jungkook—. Iré con Namjoon ahora, le informaré sobre Ahin y todavía hay cosas que resolver sobre el clan Park aquí —expresó.
—Los alcanzo en el festín —asintió volviendo a dejar la varilla en el horno.
Quedando a solas, Yoongi esperó a que esta se secara antes de tomar la lija y arreglar los bordes ásperos que sobresalían de la figura, intentando dejarla lo más parecido a la forma original sin volver a romperla.
—Bueno, no quedó igual de perfecta que antes, pero sigue teniendo la misma función —expresó probándola tras terminar.
Con cuidado, la volvió a guardar en el interior de su bolsillo. Retirándose del lugar tras apagar el fuego, cruzó el animado pueblo hasta llegar a su casa, el cual parecía estar mucho más animado que el exterior.
Confundido, entró y se encontró con su esposo sentado con expresión aburrida en la mesa. Al verlo, el alivio recorrió su rostro y se levantó.
—¡Baekhyun! Será mejor que te apresures si no quieres quedarte aquí solo —alzó la voz.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó curioso.
—Es solo Bae siendo Bae —rodó sus ojos—. Le encanta las fiestas, por lo que está consiguiendo la ropa perfecta para celebrar el hijo de Namjoon. Al principio le ayudé porque al pobrecito si le afecto ver como castigaban a alguien, pero ya me hartó. No sé cómo es que sus esclavos lo soportan, es horrible escogiendo prendas —se quejó.
—Creo que todos los donceles son así, a excepción de ti —comentó divertido.
Jimin refunfuñó y le empujó un brazo.
—Hay cosas mucho más importantes que solo verse bonito —argumentó y le observó con sus ojos entrecerrados—. ¿O te importa ese tipo de cosas?
Y con esa pregunta, Jimin observó su propia ropa, que era exactamente la misma con la cual se había vestido esa mañana.
—No me pienso cambiar —advirtió observándole.
Resoplando, Yoongi le atrajo a sus brazos y le rodeó con ellos.
—No me interesan ese tipo de cosas. Además, eres hermoso sin importar lo que estés usando —indicó.
—Eso no es cierto —resopló el pelinegro doncel—. Hay personas que son hermosas sin arreglarse, SeokJin y mi hermano son unas de ellas.
—Y tú también.
—Mentira.
—Tienes una belleza natural diferente a la de otras personas, Jimin, ¿por qué crees que siempre te están observando? —indicó.
—Porque no soy el típico doncel —respondió obvio.
—Lo cual, solo te vuelve mejor —aseguró y besó su cabello.
Observando aquellos ojos, Jimin sintió como molestamente su rostro se ruborizaba al contemplar nada más que la verdad en ellos.
—Ya estoy listo, no me dejen aquí —exclamó Baekhyun saliendo finalmente de la habitación apresuradamente.
Detrás de él, Hoseok le acompañaba con una expresión más aburrida y fastidiada que tuvo el pelinegro doncel antes.
—Bien, hay que irse —anunció Jimin.
Acercándose a la silla donde había dejado la capa, el pelinegro doncel la tomó y observó a su tonto esposo cuando este se la quitó de sus manos y le ayudó a colocársela, amarrándola en el frente y... Colocando la horquilla con forma de mariposa para que ambos extremos no se separan más.
—Pudiste arreglarla —exclamó con sorpresa.
—Te dije que lo haría, aunque lamento que no quedará igual —expresó.
—Así está perfecta —aseguró sonriente.
—¿Ya nos vamos? Ustedes eran los que me estaban apresurando antes —le recordó Bae.
—¿Sabes? Casi te prefería cuando estabas todo callado y asustado —indicó Jimin.
Riendo ante la expresión indignada de su hermano, el pelinegro doncel tomó la mano de su pareja y salió de su casa junto a los otros dos.
A medida que se acercaban al comedor, la música se comenzó a percibir y Jimin observó a su esposo con una ceja alzada.
—¿Es un festín o una fiesta? —preguntó divertido.
—¿Puedes culparlo? Ha estado esperando a su hijo por mucho tiempo —le recordó—. Sin contar que con esto, demostró que todas las burlas de nuestro estúpido padre eran cosas sin sentido.
—Desde un principio lo fueron.
—Sí, pero tienes que admitir que de alguna forma igual te terminan molestando y afectando —argumentó.
Volviendo su mirada hacia el frente, Jimin pensó su tiempo en el clan Park y asintió rígidamente. El mejor que nadie sabía de aquello.
—Algunos padres no son más que una molestia —comentó.
Yoongi le observó de reojo.
—¿Park SiWon era malo contigo? —indagó.
—Solo digamos que es una versión de tu padre, pero peor, porque SiWon es un imbécil que sí sabe utilizar la cabeza —explicó y observó a su hermano—. Y yo tendría cuidado con los hombres que envió. No digo que Bae hará algo malo, SiWon nunca utilizaría a su hijo favorito de su actual esposa así, pero no puedo decir nada de los tipos que le acompañaron en el viaje —alertó.
—Lo sabemos —asintió el guerrero—. Namjoon mantiene a todos vigilados en secreto.
—Bien, porque nunca confiaría en nadie de ese clan —bufó entrando finalmente en el comedor.
—¿Incluido en tu hermano? —preguntó Yoongi.
En respuesta, el pelinegro doncel solo le señaló un tanto entretenido. Observando hacia el nombrado, el guerrero bufó al verle totalmente cautivado por la cantidad de personas en el interior y la abundante comida en las mesas, por la música y las risas que viajaban libremente de lado a lado. Casi parecía un niño pequeño entrando en un cuento de hadas.
—No sé cómo es que puede venir del clan Park alguien así —comentó.
—Se puede cuando es querido y protegido —indicó Jimin—. Antes, podría haberme sentido mal de verlo, pero ahora agradezco que no me trataran de la misma forma, o no sabría hacer nada por mí mismo —reveló.
Y como si se diera cuenta de sus palabras, observó a su tonto esposo, quien solo asintió.
—También me gusta como eres hoy en día.
Sonriendo leve, el pelinegro doncel volvió su mirada hacia el frente y rodearon la mesa principal en donde estaban sentados todos los miembros de la familia Min directa.
Tan pronto como Namjoon observó a Jimin, se levantó de su asiento en el centro de la mesa junto a su doncel y le abrazó con fuerza.
—Hey, me terminarás rompiendo un hueso —rió Jimin.
—Lo siento, solo quería agradecer por todo lo que has hecho —expresó dejándole con una gran sonrisa.
—Es mi turno también —pidió SeokJin.
Quien, afortunadamente, no le abrazó con la suficiente fuerza como para quitarle todo el oxígeno como su pareja.
—Gracias —pronunció alejándose.
—No hice...
—Lo hiciste —interrumpieron los tres.
—Me salvaste de Ahin y su maldad —indicó el otro doncel.
—Me demostraste lo malvada que era Ahin y me diste las pruebas para acusarla —anunció el jefe del clan.
—Desde que llegaste que comenzaste a ayudar al clan, y si dices que no, le diré al abuelo para que tenga una conversación contigo —advirtió su esposo, señalando a dicho hombre mayor que hablaba en la mesa con Jungkook y Taehyung.
Jimin observó entre los tres y resopló divertido.
—Bien, como digan.
—Es por eso que este festín es tanto por mi pareja, hijo y por ti —anunció Namjoon—. Come, disfruta y baila todo lo que quieras, cuñado, te lo mereces.
Sonriente, Namjoon se volvió a acercar para abrazarle y susurrarle algo al oído.
—Solo tenía pensado cortar la lengua de Ahin, pero Yoongi estaba tan furioso e indignado porque se atrevió a tocarte, que sabía que si no le dejaba satisfecho con su castigo, iría detrás de ella a su forma —informó.
Al separarse, le cerró un ojo al pelinegro doncel y luego volvió con su pareja a sus puestos en la mesa.
Observando a su esposo, Jimin sintió como esa agradable sensación cálida en su pecho, no hizo más que aumentar.
—¿Qué?
Sonriente, el pelinegro doncel negó.
—Solo que no hice gran cosa.
—Sacaste a Ahin de nuestras vidas y salvaste al próximo heredero de este clan —indicó—. Si hiciste gran cosa —declaró y corrió una silla para él.
Riendo, Jimin tomó asiento en la mesa y observó a su alrededor.
—¿Dónde estará Bae? —preguntó.
—No te preocupes por él esta noche, para eso está tu amigo esclavo y el guerrero que envié para cuidarlos —indicó y señalo dicha zona donde el joven doncel decidió sentarse en compañía de Hoseok y Jackson.
Observando la interacción de los dos últimos, Jimin se inclinó más cerca de su tonto esposo.
—¿Un esclavo y un guerrero pueden estar juntos? —preguntó.
—Generalmente, elegir a una pareja para casarse es más exigente con los miembros directos de la familia del jefe del clan. Y aunque no es imposible que un guerrero quiera unirse con un esclavo, solo es difícil que ocurra. Por eso tienden a juntarse entre ellos —explicó.
Observando a Yoongi llenar su plato con comida que le gustaba, Jimin juntó sus cejas ante sus palabras.
—¿Por qué es difícil?
—Porque si fuera fácil, todos los esclavos intentarían engatusar a un guerrero u otro habitante solo para dejar su posición —explicó—. Es por ello que primero mi abuelo los pone a prueba, y generalmente el esclavo termina revelando sus verdaderas intenciones.
Satisfecho con lo que había servido, Yoongi colocó el plato de Jimin frente a él.
—¿Por que? —le observó, pero su pareja sonrió y negó.
Disfrutando del ambiente y la fiesta, Jimin se relajó bebiendo un poco de cerveza en lo que disfrutaba de la comida. Por un momento, su mirada se cruzó con cierta pareja y un rumor apareció en su mente.
—Escuché que finalmente Jungkook y Taehyung se van a casar —comentó.
—Así escuché también —asintió Yoongi.
A lo que por supuesto que Jimin sonrió y lo escondió detrás de su vaso con cerveza.
Aquella reacción, sí se había sentido mucho mejor de lo esperado.
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