Capítulo 7
No parecía ser mayor a él, ni siquiera parecía tener la edad suficiente para estar parado frente a un grupo, pero ahí estaba; tenía una sotana blanca (le dieron ganas de bufar, no tenía ni la ordenanza y ya lo había regañado) libros de psicología y el cabello bien peinado.
Decía ser su maestro de orientación y que estaba a sus órdenes si tenían algún problema, era obvio que tenía un problema, se notaba a leguas por lo que sabía que muy pronto lo llevarían ante la oficina del chico para que le diera de sus preciados consejos.
“Ni aunque moviera aguas o mares podría ayudarme en mi problema, será un intento vano” pensó mirando en la pizarra el nombre Jung Hoseok.
Muchas veces se había detenido a analizar los nombres de las personas, a veces el nombre delataba una cosa, pero el que lo portaba era distinto. El de Jung Hoseok significaba el nombre, se extenderá por todo el país.
Volvió a verlo, el chico tenía facciones interesantes; fuertes pero con un tatuaje de inocencia y ternura. Le pareció adecuado el nombre, hacía el salón suyo intentando dejar en claro que era disciplinado, estaba seguro de que era el tipo de profesor que les dejaría tirar la escuela mientras lo dejaran leer.
Durante el resto de la clase se mantuvo dibujando atrás de su cuaderno y escribiendo los versos para terminar alguna de sus canciones.
Min Yoongi amaba con locura escribir, podía pasar horas y horas dentro de una sala destruida (como muchas de las cosas de su vida) pero si sólo tuviera un lápiz, una hoja y a JungKook a su lado podía ser totalmente felíz. Pero estaba en una sala, en un lugar en el que no se sentía a gusto y de manera obligada.
Cuando el timbre sonó, el profesor salió a toda velocidad, Yoongi no hizo otra cosa más que reír, era obvio que era nuevo. Tomó uno de sus libros y se dirigió con el resto de su grupo a la capilla, era hora de la misa y de seguro después Namjoon lo llamaría para decirle que se pasara por la oficina del señor Jung.
Acostumbraba a leer un pequeño libro mientras el padre daba la homilía de la misa, le gustaba comprender por sí mismo el significado de la palabra de Dios que escuchar la interpretación de una persona que pensaba distinto a él. Separó los ojos de su lectura y volteó al frente, ahí estaba su profesor; escuchando atento y con cierto nerviosismo la misa.
Recordó que Hoseok era un seminarista y tendría que hacer eso cada día de su vida, comprendió porqué estaba nervioso. Pero también sintió curiosidad por saber lo que pensaba Hoseok.
Cuando terminó la celebración y tal como lo esperaba estaba Namjoon, a su lado. Yoongi le saludó con un movimiento de la mano, mientras que él miraba el libro en su mano.
— Sabes que no es correcto traer cosas a la capilla y menos faltar el respeto al padre Kim — le reprendió, señalando su libro — y por Dios ¿Colette? esa mujer está loca.
— Estaba, pero tenía una manera muy peculiar de pensar y actuar y no hay una regla que impida traer libros.
— Está bien, sólo venía a decirte hay un nuevo instructor de psicología, enviado por el mismísimo seminario, lo habrás conocido ya — Yoongi movió la cabeza en aprobación — pues quiero que vayas con él para que te apoyes.
— Luego iré, tengo clases
Namjoon lo detuvo y le puso una mano en la espalda.
— Como te conozco y sé que me estás tomando a la ligera, iremos ahora mismo y le daré a tu profesor una nota para que sepa que estás obligado a ir una hora diaria con el hermano Hoseok a una pequeña terapia.
— Entendido
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