59 | honrando los recuerdos

Aterrizaron en un campo de tulipanes en los Países Bajos y Alina abrió la puerta casi de inmediato. Vio una figura que cruzaba el campo hacia ellos que vestía una camiseta naranja y cojeaba mucho, pero estaba demasiado concentrada en el hecho de que estaba vivo.

—¿Peter? 

—¿Alina? ¿Eres tú? —dijo Peter—. ¡Detente! —le tendió la mano y Alina se detuvo abruptamente—. Detente. Dime algo que solo tú sabrías.

Alina hizo una pausa—. Bien, eh... ¿recuerdas cuando vimos Crepúsculo? Lloraste al final cuando la canción realmente famosa comenzó a sonar. Me hiciste jurar que no le diría a nadie que te pusiste emocional con una película de vamp... 

—Está bien, está bien —dijo Peter—. Eres tú. 

—Sí —dijo Alina. 

Peter dejó escapar un suspiro de alivio—. Me alegra que seas tú.

Alina corrió hacia él y lo abrazó, dejando escapar un suspiro mientras se aferraba a él—. Nunca vuelvas a asustarme así, ¿de acuerdo? 

Peter asintió—. Está bien, lo prometo. 

Alina dio un paso atrás y trató de contener el llanto—. Dios, pensé que estabas muerto.

—Yo pensé que estabas muerta —dijo Peter—. Beck usó todas estas ilusiones y no pude salvarte. Te caíste y yo... 

—Estoy bien —dijo Alina, colocando su mano en la mejilla de Peter—. Estamos bien. 

—Tenemos que detener a Beck.

—Estoy muy por delante de ti —dijo Alina—. Sé adónde va. 

—Londres —dijo Peter. 

—Londres —confirmó Alina—. Vamos, Happy está esperando en el avión.

Una vez en el avión, Happy comenzó a coser las heridas de Peter. De vez en cuando, Peter se estremecía y murmuraba—: Auch —mientras Happy enhebraba la aguja y suturaba la herida para cerrarla. 

—¿Pensé que tenías súper fuerza? —preguntó Happy.

—Aún así me duele —respondió Peter—. Happy, vamos.

—Bien, relájate —dijo Happy—. Sólo unos pocos más. 

—¡Dios mío, Happy! —exclamó Peter, golpeando la mesa con el puño. 

—¡Relájate! 

—¡No me digas que me relaje! —gritó Peter, poniéndose de pie—. ¿Cómo puedo relajarme cuando me equivoqué tanto? Confié en Beck. Pensé que era mi amigo, así que le di lo único que me dejó el señor Stark y ahora va a matar a mis amigos y a media Europa, así que por favor no me digas que me relaje —Peter se sentó e inhaló con fuerza—. Lo siento, Happy. Lo siento. No debería gritar. Lo extraño mucho. 

—Sí, yo también lo extraño —respondió Happy con tristeza.

—A donde quiera que voy... veo su rostro y todo el mundo pregunta quién será el próximo Iron Man y... y no sé si seré yo, Happy. No soy Iron Man. 

—Tú no eres Iron Man —dijo Happy—. Nunca serás Iron Man. Nadie podía estar a la altura de Tony, ni siquiera Tony. Tony era mi mejor amigo y era un desastre. Flotaba a la deriva por todas partes. La única vez en que no dudó fue cuando te eligió a ti y a Alina. No creo que Tony hubiera hecho lo que hizo si no supiera que estarías aquí después de que él se fuera.

—Tiene razón —dijo Alina—. Tony era muchas cosas, pero ¿un pensador racional? No. El único pensamiento racional que creo que lo he visto hacer fue cuando te convirtió en un Vengador. Tú no eres Iron Man, Peter. Nadie volverá a ser Iron Man, pero tú eres tú. Eres un héroe, más que yo o Tony o cualquier otra persona. 

—Ella tiene razón —dijo Happy—. Tus amigos están en problemas, ustedes dos están solos, te falta la tecnología. ¿Que harás al respecto? 

Peter se puso de pie y dijo—: Voy a patearle el trasero.

—Quiero decir, ahora mismo —dijo Happy—. Específicamente, ¿qué vamos a hacer? Porque hemos estado flotando sobre un campo de tulipanes durante los últimos quince minutos. 

—Cierto, eh... no puedo llamar a nuestros amigos porque estará rastreando sus teléfonos —dijo Peter—. Dame tu teléfono. 

—¿Mi teléfono? —preguntó Happy—. Bien, aquí. 

—¿Cuál es tu contraseña? —preguntó Peter. 

—Contraseña.

—No, ¿cuál es tu contraseña? 

—"Contraseña", la palabra —respondió Happy.

—¿Eres el jefe de seguridad y tu contraseña es "contraseña"? —preguntó Peter. 

—Oye, yo tampoco me siento bien con eso —respondió Happy. 

—Es una mala elección de contraseña —dijo Alina. 

Peter vio un vivo desde el instagram de Flash—. Están en Londres. 

—Londres, está bien —dijo Happy. 

—Sí, necesito un traje —gritó Peter. 

—¿Un traje? —preguntó Happy. 

Alina sonrió—. Tengo algo.

Abrió la puerta para revelar al fabricante y le sonrió a Peter. Se acercaron, y Peter vio el traje colgado en la baranda—. ¿Eso es tuyo? 

—Sí —dijo Alina—. Me cansé de esconderme detrás de una armadura. De ahora en adelante, soy solo yo. 

—Me gusta  —dijo Peter—. ¿Por qué gris? 

—Bueno, Natasha vestía de negro y Yelena de blanco, así que las combiné —respondió Alina.

—Eso es genial —dijo Peter encendiendo la máquina—. Está bien, despliega todo lo que tenga sobre el Hombre Araña.

Alina retrocedió y observó a Peter divertirse. Happy se paró junto a la cabina observándolos a ambos, emocionado al ver a los dos prodigios de Tony Stark jugando exactamente de la misma manera que él solía hacerlo. Verlos a ambos recreando el traje de Peter trajo una sonrisa triste a su rostro, porque eran buenos chicos y se merecían algo mejor de lo que tenían.

Peter los sorprendió a ambos mirándolo—. ¿Qué? 

—Nada —respondió Happy—. Tú te encargas del traje, yo me encargo de la música. 

Cuando la música comenzó a sonar, Peter sonrió—. Oh, me encanta Led Zeppelin. 

—Incluso yo sé que esto no es Led Zeppelin —dijo Alina. 

Peter sonrió.

Volaron de los Países Bajos a Londres y Alina se cambió y se puso el traje que había diseñado. Era similar al de Natasha en algunos aspectos, pero tenía elementos del traje de Yelena entremezclados en el diseño. Cuando se lo puso, Alina se sintió más poderosa que cuando usaba el traje que le dio Tony. Esto era algo que ella había creado, a semejanza de las dos mujeres que la salvaron de una vida de tortura, y las honraría cuando lo usara.

—Está bien, Fury recibió el mensaje codificado —dijo Happy, acercándose a ambos—. Tus amigos están en el Puente de la Torre. Tu chico lo llamó el Puente de Londres, pero yo lo deduje. Voy a recogerlos, ¿de acuerdo? Estamos cerca.

—Estamos cerca —repitió Peter. 

—¿Cómo va el traje? 

—Ya casi termino —respondió Peter. 

—Solo estamos agregando los toques finales —dijo Alina. 

Peter agarró el brazo de Happy, bajando la voz—. Antes de que te vayas, si me pasa algo, ¿podrías darle esto a Alina? 

Estaba sosteniendo el collar que había traído de Venecia, descansando delicadamente en la palma de su mano, y Happy lo miró desconcertado.

—Vas a volver. Dáselo tú mismo, ¿de acuerdo? —dijo Happy, cerrando la mano de Peter alrededor del collar—. Tú te encargarás de eso. Ahora guíame a través de esto. 

—Sé que es tecnología de ilusión —dijo Peter—. Todo lo que tenemos que hacer es entrar en la ilusión, eliminarla, encontrarlo y... es solo un tipo. Puedo recuperar a EDITH.

—Cierto, pero la última vez te atropelló un tren —le recordó Happy. 

—Cierto, pero esta vez... ¿cómo explico esto? Uh... tengo, como un sexto sentido —dijo Peter. 

—El "Peter-hormigueo" —dijo Happy—. Estás hablando de eso, no ¿verdad? Pero no está funcionando. Escuché que no funciona en este momento, ¿verdad? 

—Está funcionando —dijo Peter, mirando descontento—. No sé si esta funcionando...

—Bien, tienes el "Peter-hormigueo" —respondió Happy—. Ese es el plan. Iré a buscar a tus amigos. Vuelve a poner en línea ese "Peter-hormigueo".

—Y yo voy a matar a Mysterio —dijo Alina, sosteniendo una pistola. 

—Matarlo es una opción de último recurso —dijo Peter. 

Alina asintió—. Claro.

—Alina. 

—Lo sé —dijo ella—. El asesinato es malo. 

—También es... ya sabes... ilegal —dijo Peter. 

Alina se burló—. Solo es ilegal si te atrapan. 

Peter inclinó la cabeza—. Aunque odie admitirlo, tienes razón. Pero no vamos a matar a nadie a menos que tengamos que hacerlo. 

—Bien —dijo Alina—. Lo haremos a tu manera. 

Peter asintió—. Así que entraré en la ilusión y la derribaré, Happy recogerá a nuestros amigos y tú encontrarás a Mysterio. 

—Todo estará bien —dijo Alina, agitando su mano—. ¿Qué puede salir mal?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top