42 | todos regresan a casa
Alina aterrizó de nuevo en el túnel cuántico, y el resto del equipo los rodeó. Bruce preguntó—: ¿Las conseguimos a todas?
—¿Dices que realmente funcionó? —preguntó Rhodey.
Clint cayó de rodillas, con una mirada angustiada en su rostro, y Alina preguntó—: Clint, ¿dónde está Nat? —cuando notó su ausencia.
Clint no necesitó hablar para que todos supieran lo que había sucedido.
Alina dejó escapar un grito ahogado y se tambaleó un poco al sentir un dolor cegador que le atravesaba el pecho.
Natasha Romanoff estaba muerta.
Tony la atrapó, sosteniéndola mientras ella se aferraba a él conteniendo las lágrimas.
—No —susurró Alina, sacudiendo la cabeza—. ¿Cómo?
Lentamente, entendieron lo que había sucedido. La Gema del Alma requería un intercambio, y solo aquellos que sacrificaran lo que amaban podrían conseguir la Gema. Clint les contó cómo había tratado de ser él quien lo hiciera, pero al final, la voluntad de Natasha de salvar a todos la llevó a hacer el último sacrificio.
Alina arrojó su brazalete—. ¡Ni siquiera tenemos su cuerpo para enterrar! ¡Esto es una mierda!
Salió de la habitación y Tony negó con la cabeza—. Yo me encargo.
Encontró a Alina en el pasillo exterior, con la frente pegada a la pared y los ojos cerrados.
—¿Alina?
—Tenemos las Gemas —dijo Alina—. Podemos... podemos traerla de vuelta.
—Cariño, no sé si funciona así —dijo Tony—. Lo siento. Sé que...
—Ella fue la primera persona que me dijo que yo era libre de tomar mis propias decisiones —dijo Alina—. Me liberó de la Habitación Roja. Debería haber estado allí. Podría haber... podría haberlo cambiado.
—Alina, cariño —dijo Tony, atrayéndola a sus brazos—. Lo siento mucho.
—Estaba tan emocionada de decirle que encontré a mi padre —murmuró Alina.
—¿Qué? —preguntó Tony.
—Encontré a mi padre —dijo Alina—. Su nombre era Aleksei y trabajaba para S.H.I.E.L.D.
—Pero buscamos en las bases de datos —dijo Tony—. No había nada.
—No sé por qué —dijo Alina—. Y no quiero saber. Pero sé que el hombre que vi nunca renunciaría a su hija —sacó las fotografías y se las mostró a Tony.
—¿Y te parece bien no saberlo? —preguntó Tony—. Porque podemos averiguarlo.
Alina asintió—. Me volví loca con las posibilidades a lo largo de los años. ¿Qué les pasó? ¿Por qué me abandonaron? ¿No fui lo suficientemente buena? Ya no me importa. Sé lo que vi en los ojos de ese hombre. También lo veo en los ojos de su esposa. Ellos eran mis padres, no me abandonarían.
Tony sonrió con tristeza—. Y si lo hicieron, entonces son unos tontos. Resultaste ser una gran chica.
—Y tú resultaste ser un padre no tan malo —dijo Alina, sonriéndole a Tony—. Puede que haya encontrado a mi verdadero padre, pero tú eres mi padre, Tony.
Tony parecía conmovido—. Gracias.
Alina lo abrazó—. No, gracias a ti. Encontré lo que estaba buscando. Estuvo justo en frente de mí todo el tiempo.
Alina le dijo a Aleksei que había encontrado lo que buscaba y eso era cierto. Había encontrado a su familia. Sus padres no la habían abandonado, se negaba a creer eso, y sabía que la inclusión de Tony en su familia era lo que necesitaba para finalmente seguir adelante. Peter Parker y el amor que sentía por él fue un trampolín hacia un futuro mejor, y el amor de Tony fue otro paso adelante.
Tony la abrazó, besando la parte superior de su cabeza—. Te amo.
—Yo también te amo.
—
Al día siguiente, Alina estaba con los Vengadores, un guantelete en medio de su círculo. Tony, Rocket y Bruce lo habían construido para resistir el poder de las Gemas, y lo miraban con asombro.
—Muy bien, el guantelete está listo —dijo Rocket—. La pregunta es, ¿quién chasqueará sus dedos?
—Yo lo haré —dijo Thor.
—¿Disculpa? —preguntó Tony.
—Está bien —respondió Thor.
Mientras caminaba hacia el guantelete, Steve y Tony lo interceptaron, impidiéndole llegar a las Gemas. Incluso Alina tuvo que admitir que, si bien Thor era sin duda uno de los más fuertes entre ellos, su estabilidad mental era cuestionable, y sin eso, no sabía qué le harían las Gemas.
—Thor, solo espera —dijo Steve—. Aún no decidimos quién se lo pondrá.
—¿Disculpa? ¿Estamos acá sentados esperando la mejor ocasión? —preguntó Thor.
—Al menos deberíamos discutirlo —dijo Scott.
—Estar acá sentados mirando esa cosa no va a traer a todos de vuelta —dijo Thor—. Soy el Vengador más fuerte. Es mi responsabilidad. Es mi deber.
—Normalmente tienes razón —dijo Tony, hablando por encima de Thor.
—¡Para! —dijo Thor—. Solo déjenme... solo déjenme hacerlo. Déjenme hacer algo bueno. Algo bien.
—Escucha, no es solo porque ese guantelete canaliza mucha energía, sino que no estás en condiciones —dijo Tony.
—¿Qué crees que fluye ahora mismo por mis venas? —preguntó Thor.
—¿Salsa de queso? —preguntó Rhodey.
—Rayos —dijo Thor.
—Los rayos no te ayudarán —dijo Burce—. Tengo que ser yo. Viste lo que le hicieron a Thanos esas Gemas. Casi lo matan. Ninguno de ustedes sobreviviría.
—¿Cómo sabemos que sobrevivirás? —preguntó Steve.
—No lo sabemos —respondió Bruce—. Pero casi toda la radiación es gamma. Es como si... yo estuviera hecho para esto.
—Esto no parece una buena idea —murmuró Alina.
Bruce estaba junto al guantelete—. Manos a la obra.
—Recuerda, Thanos los hizo desaparecer hace cinco años, tú los traerás de vuelta al presente, a hoy. No cambies nada de los últimos cinco años —dijo Tony.
—Entendido —respondió Bruce.
Alina activó su traje, queriendo protección en caso de que todo saliera terriblemente mal. De pie frente a Rocket, Alina conjuró un escudo frente a él, con la intención de protegerlo.
—VIERNES, activa el protocolo Puerta de Granero, por favor —dijo Tony.
El complejo entró en modo de bloqueo, las puertas blindadas se cerraron sobre todas las ventanas y puertas. Alina suspiró mientras olvidaba las náuseas que sentía. Si esto funcionaba, volvería a ver a Peter, y hasta ahora, ni siquiera había contemplado la idea de que eso podría funcionar. Esperaba el fracaso, porque así no se enfrentaría a la decepción, pero ahora, en ese momento, se dio cuenta de que Peter podría volver a casa.
—Todos regresan a casa —dijo Bruce.
Cuando Bruce se puso el guantelete, las Gemas se apoderaron. Cayó sobre una rodilla, brillando mientras todo su cuerpo parecía llenarse de electricidad. Alina pudo escucharlo crepitar por encima del sonido de los gemidos de Bruce, y Thor sacudió las manos a su lado.
—¡Sácatelo! —gritó Thor—. ¡Sácatelo!
—No, espera —respondió Steve—. Bruce, ¿estás bien?
—Háblame, Banner —dijo Tony.
—Estoy bien —dijo Bruce en voz baja—. Estoy bien.
Thor le dio un pulgar hacia arriba.
Bruce volvió a gritar mientras chasqueaba los dedos, desmayándose casi inmediatamente después de hacerlo. Se desplomó en el suelo y el guantelete se le cayó de la mano.
—¡Bruce! —gritó Steve, mientras Clint le quitaba el guante de una patada.
—No lo muevas —dijo Tony, usando la misma sustancia que usó para curarse a sí mismo en Titán para curar el brazo de Bruce.
—¿Funcionó? —preguntó Bruce.
—No estamos seguros —respondió Thor.
Alina escuchó sonar un teléfono y el corazón se le subió a la garganta cuando Clint contestó y dijo—: ¿Cariño?
Solo había una persona para la que usaba ese apodo, y esa persona había desaparecido hace cinco años. Alina dejó escapar un suspiro—. Creo que funcionó.
Y entonces todo el complejo explotó.
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