40 | el atraco al tiempo
—Hace cinco años, perdimos —dijo Steve, mientras estaban en el túnel cuántico—. Todos nosotros. Perdimos amigos. Perdimos familia. Perdimos una parte de nosotros mismos. Hoy tenemos la oportunidad de recuperar todo. Conocen sus equipos. Conocen sus misiones. Consigan las Gemas, tráiganlas de vuelta. Solo un viaje de ida y vuelta. Nada de errores... ni segundas oportunidades. Casi todos vamos a un lugar que conocemos. Eso no significa que debamos saber qué esperar. Tengan cuidado. Cuídense mutuamente. Es la mayor pelea que enfrentamos, y vamos a ganar. Cueste lo que cueste —Tony le sonrió a Steve, quien asintió—. Buena suerte.
—Es bastante bueno en eso —comentó Rocket.
—¿Verdad? —dijo Scott.
Todos estaban preparados para dar el salto en el tiempo, y Alina se interpuso entre Tony y Steve. A pesar de su pasado, Tony todavía dudaba en dejarla fuera de su vista, por eso se unió a su equipo. Es cierto que él había tratado de hacer que ella se quedara atrás, pero Alina era más terca que una mula y se negó a dar marcha atrás hasta que finalmente Natasha se puso de su lado y Tony se rindió.
Y allí estaba, vestida con un traje a juego con el resto del equipo, preparándose para viajar en el tiempo.
—Muy bien, escuchaste al hombre. Pulsa esas teclas, Wazowski —le dijo Tony a Bruce.
—Rastreadores encendidos —respondió Bruce.
Clint sostenía una nave en miniatura en la palma de su mano. Rocket lo atrapó mirándola—. Prometes traerla de vuelta en una sola pieza, ¿verdad?
—Sí, sí —dijo Clint—. Haré lo que pueda.
—Esa promesa fue bastante patética —respondió Rocket.
Natasha le sonrió a Alina—. ¿Estás bien?
—Sí —dijo Alina—. Ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Nos vemos en un minuto —respondió Natasha.
Alina tomó la mano de Tony inconscientemente. No sabía qué esperar, y Tony sabía por experiencia que lo desconocido la ponía ansiosa. Apretando su mano, le dedicó una sonrisa tranquilizadora mientras caían por el túnel y atravesaban el reino cuántico.
Cuando salieron del reino cuántico, Alina aterrizó en tierra firme e inmediatamente notó el caos a su alrededor. Sus trajes de viaje en el tiempo regresaron a sus muñecas, y Alina se quedó con su ropa normal de civil. Tony tuvo la previsión de traer su traje, que en ese momento estaba asegurado dentro de los brazaletes familiares, aunque todavía no se atrevía a activarlo.
—Todos tenemos nuestras tareas —dijo Steve—. Dos Gemas en las afueras, una en el centro. Mantengan un perfil bajo. Vigilen la hora.
Escucharon un fuerte rugido y vieron a Hulk aplastar a un extraterrestre contra un automóvil.
Steve se volvió hacia Bruce, quien apartó la mirada tímidamente—. Podrías destrozar algunas cosas en el camino.
—Creo que es innecesario, pero da igual —dijo Bruce, arrancándose la camiseta mientras se acercaba a un taxi.
Golpeó el techo con un puñetazo débil, gruñendo en voz baja mientras levantaba una motocicleta y la arrojaba a un lado. Alina sonrió—. No es exactamente lo que esperaba, pero genial.
—Vamos —dijo Tony, tocando el hombro de Alina—. Tenemos que irnos.
Activando su traje, Alina se estremeció ante la sensación, saltando un poco cuando una voz femenina familiar dijo—: Hola de nuevo, señorita Orlova-Stark.
—Es bueno escuchar tu voz ARAÑAS —dijo Alina.
Voló por los aires detrás de Tony, dirigiéndose hacia la torre de los Vengadores—. También es bueno escuchar la suya, señorita Orlova-Stark.
—Alina —dijo ella—. De lo contrario suena demasiado formal.
Aterrizando en el costado de un edificio, Alina activó el sistema de visualización mejorado en su traje y se acercó a la Torre. Podía ver a los Vengadores en el interior, todos alrededor de Loki.
—Mejor apúrate, Cap —dijo Tony—. Parece que ya están terminando.
—Entendido —respondió Steve—. Me estoy acercando al ascensor.
Tony y Alina entraron en la torre a través de una ventana rota, escondiéndose detrás de una pared.
—Si les parece bien —dijo Loki—, tomaré ese trago ahora.
—Muy bien, ponlo de pie —dijo el Tony del pasado—. Todos podemos estar acá parados posando como locos más tarde. Por cierto, siéntete libre de limpiar.
Tony rió junto a Alina—. Sr. Rogers, me olvidaba que ese traje no le hace lucir el trasero.
—Nadie te pidió que mires, Tony.
—Es ridículo —murmuró Tony.
—Creo que te ves genial, Cap —dijo Scott—. Hasta donde yo sé, es el trasero de América.
—¿Quién se lleva la varita mágica? —preguntó la Natasha del pasado, sosteniendo el cetro.
—El equipo STRIKE lo asegurará —respondió el Steve del pasado.
Un ascensor emitió un pitido detrás de ellos y tanto Alina como Tony se alejaron rápidamente de las puertas y se escondieron una vez más, viendo como el equipo STRIKE tomaba el cetro de Natasha.
—¿Quiénes son estos tipos? —preguntó Scott.
—Son de S.H.I.E.L.D —respondió Tony en voz baja—. Bueno, en realidad de HYDRA, pero aún no lo sabíamos
—¿En serio? ¿No lo sabían? —preguntó Alina—. Parecen chicos malos.
Cuando vieron que el equipo comenzaba a irse, Tony dijo—: Muy bien, sigues tú, amiguito. Ahí está nuestra Gema.
—Muy bien —dijo Scott, desde donde se sentó en el hombro de Tony—. Impúlsame.
Tony empujó a Scott hacia el maletín que contenía el Tesseract y Alina retrocedió hacia la ventana rota. Cayendo hacia atrás, activó su traje mientras caía, quedando atrapada en el aire mientras ella y Tony se dirigían alrededor del edificio.
—Muy bien, Cap, tengo nuestro cetro en el ascensor —dijo Tony—, pasando por el piso ochenta.
—Yo me ocupo —respondió Steve—. Ve al vestíbulo.
—Bien, nos vemos ahí —dijo Tony.
Una vez en el vestíbulo, Alina y Tony lograron adquirir dos trajes de seguridad para ocultar sus identidades, demorándose mientras esperaban que apareciera el Tesseract. Cuando los Vengadores salieron del ascensor, Tony se volvió y miró el maletín.
—Pulgarcita —dijo Tony—, ¿me copias? Veo el premio. Es hora de empezar.
—Bombas fuera —dijo Scott—. ¿Es desodorante Axe?
—Sí, tenía uno en el escritorio para emergencias —respondió Tony—. Cálmate. ¿Podemos concentrarnos?
—Iré a tu interior —dijo Scott—. Ahora.
—¿Esto va a funcionar? —preguntó Alina.
—Eso espero —respondió Tony.
Vieron cómo un hombre detenía a los Vengadores, tratando de quitarle el maletín a Tony 2012. El Tony al lado de Alina hizo una mueca.
—Apúrate, Stuart Little. Las cosas se están poniendo peligrosas. Vamos.
—¿Me prometes que no morirás? —preguntó Scott.
—Solo me dará una leve arritmia cardíaca —respondió Tony.
—No parece leve —respondió Scott.
Al ver a Tony siendo maltratado por la seguridad, Alina dijo—: Hazlo, Lang. El tiempo se acaba.
—¡Aquí va!
Dos segundos después, el Tony del 2012 colapsó. Los ojos de Alina se agrandaron—. Dijiste leve, ¿verdad? —preguntó, volviéndose hacia Tony.
—Sí —respondió Tony, mientras el maletín que contenía el Tesseract se deslizaba hacia ellos.
Al recogerlo, las cosas empeoran. Mientras se dirigían hacia la puerta de la escalera, ésta se abrió tan abruptamente que derribó a Tony y Alina. Golpearon el suelo y Tony perdió el agarre del maletín, que se abrió y se deslizó por el suelo hasta los pies de Loki. Alina vio a Loki tomar el Tesseract y desaparecer, y sus ojos se agrandaron mientras se quitaba el casco.
—Dios —susurró Alina.
—Eso no tenía que pasar, ¿no? —preguntó Scott.
—Lo arruinamos —dijo Tony.
—
—¿Cap?
Alina vio a Steve desde donde estaba sentada, dentro de un auto estacionado, las ventanas bajadas mientras Tony y Scott se sentaban con ella. Habían regresado a su punto de encuentro con las manos vacías y esperaron a Steve, que acababa de regresar con ellos.
—Disculpa, amigo —dijo Tony—. Tenemos un problema.
Scott se rió secamente—. Sí, lo tenemos.
—¿Qué? —preguntó Steve.
—Entonces... perdimos la Gema —dijo Alina—. Pero en nuestra defensa, no fue culpa nuestra. Fue culpa de Bruce.
—¿Qué hizo Banner? —preguntó Steve.
—No nuestro Bruce —dijo Tony—. Hulk me estrelló una puerta en la cara y Loki se escapó con el Tesseract.
Steve suspiró—. Bueno, ¿qué vamos a hacer ahora?
—Dame un respiro, Steve —dijo Tony—. Fui golpeado en la cabeza por Hulk.
—Dijiste que teníamos una oportunidad —dijo Scott—. Fue esta. La gastamos. Las seis Gemas o nada. Eran seis Gemas o nada.
—Te repites —dijo Tony—. ¿Lo sabes? Te repites.
—Te repites. Te repites —exclamó Scott—. ¡No! Nunca quisiste un atraco al tiempo. No aprobabas el atraco al tiempo.
—Fue un error...
—¡Lo arruinaste! —espetó Scott.
—¿Eso hice? —preguntó Tony.
—¡Sí!
—¿Hay otras opciones con el Tesseract? —preguntó Steve.
—No, no hay más opciones —respondió Scott—. No hay segundas chances. No vamos a ningún otro lado. Nos queda una partícula. A cada uno. Eso es todo, ¿sí? Las usamos, adiós, no volverás a casa.
—Si no lo intentamos, nadie volvera a casa —dijo Steve.
—¡Ya sé! —exclamó Tony—. Hay otra forma de recuperar el Tesseract y obtener nuevas partículas. Recuerda los viejos tiempos. Instalación militar, Nueva Jersey.
—¿Cuándo estuvieron ambos allí? —preguntó Steve.
—Una vez... tengo una idea vagamente exacta —respondió Tony.
—¿Qué tan vaga? —preguntó Alina.
—¿De qué hablan? —preguntó Scott—. ¿A dónde iremos?
—Sé que estuvieron allí —dijo Tony.
—¿Quiénes? ¿Qué haremos?
—Y sé cómo lo sé.
—Chicos, ¿qué pasa?
—Bueno, parece que vamos a improvisar —dijo Steve.
—Genial —dijo Alina.
—¿Qué improvisamos? —preguntó Scott.
—Scott —dijo Steve, extendiendo el cetro—. Lleva esto de regreso al complejo.
—Ponte el traje —dijo Tony, volviéndose hacia Alina—. ¿Vendrás con nosotros?
—Sí.
—¿Qué hay en Nueva Jersey? —preguntó Scott.
—0-4 —dijo Tony—. Uh, 0-7. 1-9-7-0.
Alina escribió la fecha en uno de los dispositivos mientras Steve y Tony hacían lo mismo. Steve parecía inseguro—. ¿Estás seguro?
—¿Cap? Capitán —dijo Scott—. Steve. Lo siento. América. Rogers. Mira, si hacen esto y no funciona, no regresarán.
—Gracias por darnos ánimo, don nadie —respondió Tony, volviéndose hacia Steve—. ¿Confías en mí?
—Sí.
—Es tu decisión.
—Aquí vamos —dijo Steve.
Alina miró a Tony, quien tomó su mano como un consuelo tanto para él como para ella, antes de que desaparecieran en el tiempo.
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