38 | viaje en el tiempo

—¿Alina? Alina, despierta —susurró Tony, golpeando el pie de Alina mientras dormía profundamente en el sofá.

Se despertó sobresaltada, frotándose los ojos—. ¿Qué?

—He estado pensando...

—Ten cuidado de no lastimarte —murmuró Alina—. ¿En qué?

—En el atraco al tiempo —respondió Tony—. Vamos. Quiero tu ayuda.

Alina sonrió. Tony no era de los que admitían abiertamente que necesitaban ayuda, pero escuchar que él quería su ayuda la hacía sentir menos como una extraña, y todo lo que Tony había hecho por ella en los últimos cinco años era tratar de hacerla sentir bienvenida.

—Tuve una leve inspiración —dijo Tony, activando el holograma sobre la mesa—. Quiero ver si es correcta. Quiero hacer una simulación final antes de parar por esta noche. Esta vez, en forma de cinta de Mobius, invertida, por favor.

Procesando —respondió VIERNES.

—Bien —dijo Tony, moviendo el holograma—. Calcula el autovalor esa partícula, hallando la descomposición espectral. Eso tomará un segundo.

Un momento.

—Y no te preocupes si no funciona —dijo Tony—. Solo estoy un poco...

Modelo representado.

Alina contuvo la respiración cuando el holograma se volvió verde y las palabras "Modelo exitoso" aparecieron junto al diseño. Las piernas de Alina casi cedieron, porque Tony no solo acababa de descubrir con éxito una forma segura de viajar en el tiempo, sino que les había dado una forma de recuperar a sus amigos.

—Mierda —exclamó Tony con total incredulidad.

—Mierda.

Tony y Alina se giraron para encontrar a Morgan observándolos desde las escaleras. Tony se llevó un dedo a los labios y sacudió la cabeza, susurrando—: ¿Qué hace levantada, señorita?

—Mierda.

—No —dijo Alina—. No decimos eso.

—Solo mami dice esa palabra —dijo Tony—. Ella la inventó. Es suya.

—¿Por qué estás levantado? —preguntó Morgan.

—Porque estoy con algo importante —respondió Tony—. ¿Qué te parece? No, tengo algo en mente.

—¿Una paleta helada de frutas? —preguntó Morgan.

—Sí —respondió Tony—. Eso es extorsión. Ese es el término —se puso de pie—. ¿De qué gusto quieres? Las grandes mentes piensan igual. Una paleta helada de frutas era —Tony miró el modelo—... lo que tenía en mente.

Alina miró por última vez el modelo antes de seguir a Tony y Morgan a la cocina, donde cada uno buscó una paleta. Se sentaron en el sofá, Morgan se acurrucó junto a Alina con Tony en el otro extremo.

A pesar de que acababa de descubrir el viaje en el tiempo, Tony Stark dejaría todo por pasar más tiempo con sus hijas, y sentarse en el sofá a comer paletas mientras un modelo completamente renderizado de una máquina del tiempo lo esperaba en la planta baja era exactamente donde quería estar. El viaje en el tiempo podía esperar, pero esos momentos con sus hijas desaparecerían en un instante.

Mientras Tony llevaba a Morgan a la cama, Alina se sentó en el sofá con Pepper, y cuando Tony regresó, dijo—: No es una competencia, pero ella me quiere 3000.

—¿Sí? —preguntó Pepper.

—Tú quedaste abajo, en algún lugar entre 6 y 900 —dijo Tony—. Podría decirse que Alina comparte lugar contigo.

Alina puso los ojos en blanco—. Entonces, viaje...

—¿Qué lees? —preguntó Tony, interrumpiendo a Alina.

—Un libro sobre compostaje —respondió Pepper.

—¿Qué novedades hay sobre el compostaje?

—Es una ciencia interesante...

—Lo resolvió —intervino Alina.

—Y hablamos de...

—Viajar en el tiempo —dijo Tony.

—¿Qué? —preguntó Pepper—. Vaya, eso es... maravilloso y aterrador.

—Así es —dijo Tony, sentándose al lado de Pepper.

—Tuvimos mucha suerte —dijo Pepper.

—Sí, lo sé —dijo Tony.

—Mucha gente no la tuvo —dijo Pepper.

—No, y no puedo ayudarlos a todos.

—Parece que puedes —respondió Pepper.

—No si me detengo. Puedo dejarlo en suspenso ahora y detenerme.

—Tony... tratar de detenerte fue uno de los pocos fracasos de mi vida —dijo Pepper.

—Algo me dice que debería ponerlo en una caja, tirarlo al fondo del lago e ir a dormir —dijo Tony.

Pepper alcanzó su mano—. ¿Pero podrías descansar?





—Pisa el acelerador suavemente. Alina, ¡más despacio!

Tony nunca se acostumbraría a que Alina estuviera en el asiento del conductor, a pesar de que aprobó su examen hacía casi tres años. Conducía imprudentemente por el camino de entrada al complejo de los Vengadores, deteniéndose justo al lado de Steve Rogers, que estaba parado afuera. Se pasó unos metros e hizo una mueca.

—Ups.

—No sé cómo obtuviste tu licencia —dijo Tony, sacudiendo la cabeza mientras Alina retrocedía el auto hacia Steve.

—Porque soy una gran conductora —dijo Alina—. No es mi culpa que compres autos ridículamente rápidos. Es como poner un conejo frente a una zanahoria y no esperar que se la coma.

Bajando la ventanilla, Tony miró a Steve—. ¿Por qué esa cara larga? Déjame adivinar, lo convirtió en un bebé.

—Entre otras cosas —respondió Steve—. ¿Qué haces aquí?

—Es la paradoja EPR —dijo Tony, mientras él y Alina salían del auto—. En vez de empujar a Lang por el tiempo, terminaron empujando el tiempo por Lang. Es difícil, peligroso. Alguien podría haberte advertido.

—Tú lo hiciste —dijo Steve.

—¿Lo hice? —preguntó Tony—. Gracias a Dios estoy aquí. A pesar de todo, lo arreglé —levantó su mano sobre cuál era el dispositivo que él y Alina habían estado construyendo durante dos días—. Un GPS del espacio-tiempo completamente operativo. Solo quiero paz. Resulta que el resentimiento es corrosivo y lo odio.

—Yo también —dijo Steve.

—Tenemos una oportunidad de conseguir las Gemas —dijo Tony—. Pero debo decirte mis prioridades. Recuperar lo que perdimos, ojalá, sí. ¿Conservar lo que hallé? Sí, a toda costa. Y tal vez no morir en el intento.

Steve extendió su mano—. Suena como un trato.

Alina los vio darse la mano y sonrió—. Ya era hora de que se reconciliaran.

Abrió el maletero y Tony agarró el escudo que había sacado del garaje antes de marcharse. Steve lo vio y suspiró—. Tony, no lo sé.

—¿Por qué? —preguntó Tony—. Lo hizo para ti. Y debo sacarlo del garaje antes de que Morgan lo use de trineo.

Steve tomó el escudo y Alina sonrió—. ¿Cómo se siente?

—Familiar —respondió Steve—. Gracias, Tony.

—¿Puedes mantenerlo en secreto? —preguntó Tony—. No traje uno para cada uno del equipo. Tendremos a todo el equipo, ¿sí?

—Ahora mismo estamos en eso —respondió Steve.

Alina suspiró—. ¿Realmente tenemos una oportunidad?

Era más una pregunta que una declaración.

Tony asintió—. Creo que sí.

Alina respiró hondo, pensando en Peter. Si esto funcionaba lo recuperaría, y había pasado cinco años soñando con que eso sucediera. Hacerlo realidad la libraría de todas las pesadillas y finalmente recuperaría esa parte de ella que había estado perdiendo durante los últimos cinco años, un vacío que solo Peter Parker podía llenar.

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