32 | titán

—¿Qué diablos pasó en este planeta? —preguntó Quill—. Está ocho grados fuera de su eje, y la fuerza gravitatoria es inconsistente.

Tony dijo—: Sí, tenemos una ventaja. Él vendrá a nosotros. Lo aprovecharemos. Bien, tengo un plan. Al menos el principio de uno. Es bastante simple, lo atraemos, lo sujetamos y tomamos lo que precisamos. No peleamos mucho. Solo queremos el guantelete —Drax hizo un bostezo muy dramático, y Tony se giró hacia él—. ¿Estás bostezando? ¿En medio de mi explicación? ¿Escuchaste lo que dije?

—Dejé de escuchar después de que dijiste "necesitamos un plan" —admitió Drax.

—Mr. Músculo está confundido —dijo Tony.

—Lo que menos hacen es "no improvisar" —respondió Quill.

—Uh, ¿qué es lo que hacen? —preguntó Peter.

—Patear nombres, anotar traseros —respondió Mantis.

—Sí, así es —dijo Drax.

Alina frunció el ceño—. Voy a morir rodeada de los idiotas más grandes de la galaxia.

Quill la miró y sus ojos se suavizaron un poco, conteniendo un dolor que Alina no podía ubicar. Fue porque había escuchado esas palabras antes, pronunciadas por la mujer que amaba cuando escaparon juntos de la prisión.

Tony suspiró—. Vengan aquí, por favor. Sr. Lord, ¿los pones en círculo?

—Sr. Lord —repitió Quill—. Star Lord está bien.

Cuando Drax y Mantis se unieron a ellos, Tony dijo—: Debemos unirnos. Si vamos haciéndonos los intrépidos...

—Amigo —lo interrumpió Quill—. No nos llames intrépidos. No sabemos lo que significa. Somos optimistas, sí. Me gusta tu plan, salvo que apesta. Así que déjame planearlo, y así, quizá sea muy bueno.

—Cuéntales del duelo de baile para salvar el universo —dijo Drax.

—¿Qué duelo de baile? —preguntó Alina.

—No es... no es nada —dijo Quill.

—¿Como en Footlose? —preguntó Peter.

—Exactamente como Footloose —dijo Quill—. ¿Sigue siendo la mejor película de la historia?

—Nunca lo fue —respondió Peter.

—No lo alientes —le dijo Tony a Peter—. Flash Gordon no nos ayudará.

—¿Flash Gordon? Eso es un halago —dijo Quill—. No olvides, soy mitad humano. Ese 50% que tengo de tonto es tu 100%.

—Tus cuentas me abruman —dijo Tony.

—Disculpen —interrumpió Mantis—. Pero ¿tu amigo hace eso a menudo?

Estaba hablando de Strange, y cuando Alina se volvió para mirarlo, se sorprendió al ver que se movía tan rápido que se estaba volviendo intangible. Estaba flotando con las piernas cruzadas en el aire y los ojos cerrados, y Tony parecía confundido.

—Strange, ¿estás bien?

Strange siguió sin responder, hasta que dejó escapar un grito ahogado y se dejó caer para sentarse en la roca con los ojos muy abiertos mientras trataba de recuperar el aliento. Tony lo agarró del brazo en señal de apoyo.

—Regresaste. Estás bien —dijo Tony.

—Oye, ¿qué fue eso? —preguntó Peter.

—Fui más adelante en el tiempo y vi los futuros alternativos —respondió Strange—. Para ver los resultados posibles del conflicto inminente.

—¿Cuántos viste? —preguntó Quill.

—14.000.605 —respondió Strange.

—¿En cuántos ganamos? —preguntó Alina.

—En uno.

Alina frunció el ceño—. ¿Estás bromeando?

—Me encantaría, pero no —respondió Strange.

—Bueno, ¿qué podemos hacer para ganar? —preguntó Peter—. Lo viste, así que puede decirnos cómo vencerlo.

—No puedo —dijo Strange—. Jugar con el futuro antes de que suceda podría causar... fallas. Pero lo que puedo decirles es que Thanos está viniendo. Tan pronto como tenga la Gema del Alma, vendrá aquí.

—Bueno, ¿cuándo obtendrá la Gema del Alma? —preguntó Alina.

—Por lo que he visto, pronto —respondió Strange—. Pero eso no importa. Tenemos que prepararnos. Necesitamos ese guantelete.

—¿Cuánto tiempo hasta que llegue? —preguntó Tony.

—No lo suficiente —respondió Strange.

Quill juntó las manos—. Entonces necesitamos un plan.

—Lo siento, ¿pero no acabas de decir que les gusta improvisar? —dijo Tony, girándose hacia Quill.

—Sí, pero si solo ganamos una vez de 14 millones, creo que necesitamos algún tipo de plan —espetó Quill—. Incluso uno a medias como el tuyo.

—Disculpa, pero...

Alina silbó—. Muy bien, suficiente. Están actuando como niños y claramente tenemos problemas más grandes. Es por esto que odio trabajar con otras personas.

—Ella tiene razón —dijo Peter—. No sobre trabajar en equipo, sino que ustedes están actuando como niños. Tenemos que dejar de discutir.

—Tenemos que atacarlo juntos —dijo Tony—. Inmovilízarlo, tomar el guantelete y alejar esas Gemas lo más lejos posible de él. Si muere, que así sea. El universo sería un lugar mejor.

—Así que agarramos el guantelete, ¿y luego qué? —preguntó Quill—. ¿A dónde vamos?

—A cualquier lugar —respondió Alina.

—Tenemos que destruir las Gemas —dijo Tony—. Es la única manera que se me ocurre para detenerlo.

Alina vio la forma en que Strange miraba a Tony y se dio cuenta de que debía estar pensando diferente—. O... hacemos algo diferente.

—No puedo decirles lo que sucede —dijo Strange—. Por mucho que quiera, jugar con la línea de tiempo y tratar de cambiar las cosas antes de que sucedan es peligroso.

—Entonces necesitamos componer un plan semi decente —dijo Tony.

—Amigo, improvisemos —dijo Quill—. Las cosas siempre salen mejor si las improvisamos.

—¿Alguna vez te funcionó? —preguntó Alina.

—A veces —respondió Quill.

—Muy bien, basta —dijo Tony, mirando a Peter y Alina—. Necesito hablar con ustedes.

Los dos siguieron a Tony lejos del resto de su equipo, y cuando estaban fuera del alcance del oído, se volvió hacia los dos.

—Si me pasa algo, quiero que salgan de aquí —dijo Tony—. Incluso si son los únicos dos que quedan, toman la nave de Quill y se van. ¿Entienden?

—Señor Stark, no va a pasar nada —dijo Peter—. Vamos a lograrlo.

—Sí —dijo Alina—. Y si los tres idiotas pueden ayudarnos, deberíamos aprovecharlo.

—Lo siento, ¿estoy escuchando que deberíamos trabajar en equipo de parte de la chica a la que no le gusta trabajar en equipo? —dijo Tony.

Alina se encogió de hombros—. Ya sabes lo que dicen. El enemigo de mi enemigo es mi amigo.

—Amigo es un término que usaría vagamente —murmuró Tony.

—El enemigo de mi enemigo es mi conocido —corrigió Alina.

—Mejor.

—Todo lo que digo es que si este tipo es tan malo como dices, tal vez deberíamos dejar nuestras diferencias y trabajar juntos —dijo Alina—. Porque yo, por mi parte, no quiero morir hoy, ni quiero terminar varada en este trozo de roca.

—Yo tampoco —dijo Peter—. Así que vamos a volver allí, formular un plan y vencerlo.

Tony asintió—. Bien. Uh, tengan cuidado. Si les pasa algo... sentiré que es mi culpa.

—No lo será —dijo Alina—. Nosotros somos los que elegimos venir.

Tony asintió—. Tienes razón. Simplemente no mueran, ¿de acuerdo?

—Haremos nuestro mejor esfuerzo —dijo Peter.

Tony suspiró—. Es hora de idear un plan.

Cuando se fue, Alina corrió para regresar al grupo, pero Peter la agarró de la mano—. Oye, no sé si esto va a funcionar, así que si me pasa algo, solo quiero decirte que te amo.

Alina, que había estado tan preocupada con todo lo demás que había estado sucediendo, no había pensado en el hecho de que posiblemente podría estar muerta al final del día. Se preguntó cuánto tiempo Peter había estado pensando en el resultado del conflicto que se avecinaba y lo qué significaba para ellos, y de repente se sintió culpable por no haberlo pensado.

Alina apretó la mano de Peter—. ¿Esta es la parte en la que se supone que debo decir algo sensible?

Peter se encogió de hombros—. No está en tu naturaleza, así que no lo creo.

—Bueno, pase lo que pase, solo sé que yo también te amo —dijo Alina, acercándose a Peter—. Y te seguiría a cualquier lugar, incluso si es al espacio exterior para luchar contra extraterrestres. Me hiciste una mejor persona y me enseñaste lo que es el amor, y por eso te estoy eternamente agradecida. Te amo, parker.

Peter sonrió—. Eso... eso estuvo bien.

Alina lo besó, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. Ella lo atrajo más cerca, tratando de saborear la sensación de sus labios contra los de ella en caso de que algo sucediera, y mientras se apartaba, apoyando su frente contra la de Peter, susurró—: No nos va a pasar nada.

—No —dijo Peter—. Vamos a estar bien.

—Te cubro la espalda —dijo Alina—. No me importa ninguna de estas personas. Solo me importas tú.

Peter asintió—. Tú y yo, ¿de acuerdo? Un equipo.

—Un equipo —dijo Alina—. El único equipo del que quiero ser parte —besó a Peter brevemente antes de decir—: Vamos a patear traseros alienígenas.

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