29 | el hechicero

Alina usó un láser de su traje para hacer un agujero en la nave, otorgándoles acceso al resto de la nave, sellándolo detrás de ella una vez que estuvieron dentro. Se quitó la visera de su traje, manteniendo el resto activo por si acaso ella lo necesitaba. Estaban en un territorio desconocido, y mientras ella y Peter se movían lentamente para evitar ser detectados, Alina apretó las correas de su mochila, que estaba segura se perdería o destruiría en algún momento.

Cuando vieron a Tony debajo de ellos, Alina se llevó un dedo a los labios y detuvo a Peter. Lo vieron mirar al alienígena debajo de él, que tenía al hechicero atrapado en algún tipo de trampa compuesta de púas brillantes. Alina vio una capa roja volar hasta donde estaba Tony y tocarlo en el hombro.

—¿Esa capa está... está viva? —preguntó Alina, mientras Tony giraba y preparaba su bláster. 

—Eres una indumentaria muy leal, ¿no? —preguntó Tony. 

Alina se volvió hacia Peter, que se había ido, descendiendo hasta donde estaba parado Tony—. Sí, hablando de lealtad... 

Se dejó caer y se puso de pie cuando Tony dijo—: ¿Qué diab...? 

—Sé lo que va a decir —intervino Peter. 

—Muy bien, ¿dónde diablos está la otra? —preguntó Tony, buscando a Alina, quien suspiró y saltó desde donde habían estado. Aterrizó casi sin hacer ruido al lado de Peter, ofreciéndole a Tony una sonrisa mientras decía—: No deberían estar aquí.

—Íbamos a irnos —dijo Peter. 

—No quiero escucharlo.

—Pero era un largo trecho —continuó Peter—. Y solté una telaraña...

—Y ahora estás aquí. 

—Y se atascó a un lado de la nave, y este traje es muy intuitivo —divagó Peter—. En todo caso, es su culpa que esté aquí. 

La expresión de Tony no tenía precio cuando preguntó—: ¿Qué dijiste? 

—Retiro lo dicho —dijo Peter. 

—Y ahora estamos en el espacio —dijo Alina.

—Sí, justo donde no quería que estuvieran —respondió Tony bruscamente—. Esto no es Coney Island ni una excursión. Es un pasaje de ida. ¿Me escuchan? No finjan que lo analizaron.

—Lo hicimos —dijo Alina.

—Sé que no lo hicieron —replicó Tony—. No pudieron analizarlo.

—¡Lo hicimos! —dijo Peter—. No puedo ser el buen vecino Hombre Araña si no hay vecindario —hizo una pausa—. No tiene sentido, pero sabe de lo que hablo.

Tony inhaló un suspiro tembloroso—. Vamos. Tenemos un problema —señaló al hechicero—. ¿Lo ves? Está en problemas. ¿Cuál es tu plan? Vamos.

—Uh... bueno —dijo Peter—. ¿Alguna vez vio esa película vieja, Aliens

—¿Otra referencia cinematográfica? 

—Oye, funcionó en Alemania con Ant Man —dijo Peter—, ¿recuerdas? 

—¡Yo lo sé! —dijo Alina emocionada—. Estás hablando de la escena en la que succionan al alienígena al espacio haciendo un agujero en el costado de la nave. 

Peter asintió—. Exactamente.

—Cielos, ustedes son nerds —murmuró Tony.

—Oye, no me mezcles con él —dijo Alina.— La única razón por la que lo sé es porque me obligó a verla durante todo el verano.

—Yo no te obligué a hacer nada —respondió Peter—. Tú te sentaste a ver películas conmigo todo el... 

—Chicos, por favor —dijo Tony, pellizcándose el puente de la nariz—. Esto no ayuda. Entonces que succionamos al alienígena al espacio. ¿Qué nos impide de ser absorbidos? 

—Uh... ¿nos aferramos a algo? —sugirió Peter.

—Eso es débil —dijo Tony—. Pero es el mejor plan que tenemos. Entonces, ¿qué, hago un agujero en el costado de la nave?

—Exacto —dijo Alina—. Y la presión succionará cualquier cosa que no esté fijada, incluido el Sr. Alien que está ahí abajo. 

—Y el hechicero —dijo Tony. 

—Eso déjamelo a mí —respondió Alina. 

—Espero que esto funcione —dijo Tony—. ¿Están listos? —Peter y Alina asintieron—. Bien. Hagámoslo.

—Son dolorosas, ¿no? —preguntó el alienígena, mientras las púas brillantes perforaban la piel de Strange—. Fueron designadas originalmente para microcirugía, y cada una de ellas —Tony aterrizó detrás del alienígena, quien se giró hacia él y terminó su frase—... podría matar a tu amigo al instante.

—En realidad no es mi amigo —respondió Tony—. Salvar su vida es cortesía profesional. 

El alienígena levantó las manos y dos trozos de metal se elevaron por los aires—. No salvaste nada. Tus poderes son intrascendentes comparados al mío. 

—Sí, pero los chicos vieron más películas —respondió Tony.

Un pequeño misil fue suficiente para hacer un agujero en la nave lo suficientemente grande como para que el alienígena fuera succionado. Alina salió disparada desde donde estaba parada, interceptando al hechicero mientras era succionado hacia el agujero. Ella lo tomó de la mano y sintió que Peter tomaba su otra mano mientras los tres se acercaban peligrosamente al agujero en la nave. 

Cuando estaban a punto de perderse en el vacío del espacio, cuatro patas salieron disparadas del traje de Peter y lo sujetaron al borde del agujero—. ¡Sí! —exclamó Peter—. Espera, ¿qué son?

Las patas los devolvieron a través del agujero y Tony lo rellenó con nanotecnología, sellándolos por dentro. Alian soltó al hechicero y aterrizó en el suelo a unos metros de él, deslizándose sobre sus rodillas antes de detenerse en cuclillas.

Vio a Peter volverse hacia la capa—. Hola, no nos presentaron —extendió la mano para que la capa la sacudiera, pero salió volando—. Genial. 

Alina se quitó el traje mientras caminaba hacia Peter—. ¿De verdad pensaste que eso funcionaría? 

—Tal vez —dijo Peter—. Es una capa que vuela sola. 

—Debemos girar la nave.

Alina y Peter caminaron hacia el frente de la nave, donde Tony y el hechicero estaban discutiendo. Alina nunca había conocido a nadie que pudiera ganar en una discusión contra Tony, aparte de ella misma, por supuesto, así que ver cómo le iba al hechicero contra él era algo que estaba ansiosa por presenciar.

—Sí, ¿ahora quién quiere huir? —preguntó Tony—. Excelente.

—Quiero proteger la Gema —replicó el hechiero. 

—Y yo quiero que me agradezcas —respondió Tony—. Adelante, estoy escuchando.

—¿Por qué? ¿Por casi lanzarme al espacio? —preguntó el hechiero. 

—¿Quién acaba de salvar tu trasero mágico? Yo —dijo Tony, volviéndose hacia el hechiero. 

—No sé cómo te cabe la cabeza en ese casco. 

—Admítelo, debíste escabullirte cuando te lo dije. Traté de que te fueras; te negaste. 

—A diferencia de todos los que te rodean, no trabajo para ti.

—Y, gracias a eso, estamos en una dona voladora, muy lejos la Tierra, sin respaldo. 

Peter levantó la mano—. Nosotros somos el respaldo.

—No, son polizones —respondió Tony—. Los adultos están hablando.

—Lo siento, su relación me confunde —intervino el hechiero—. ¿Qué son, tus pupilos?

—No —respondió Alina. 

—Soy Peter. 

—Doctor Strange. 

—Oh, estás usando tu nombre ficticio —dijo Peter—. Soy el Hombre Araña. 

Alina levantó la mano—. Alina. 

—La nave corrige su curso —dijo Tony—. Está en piloto automático. 

—¿Podemos controlarla? ¿Que nos lleve a casa? —preguntó Strange, siendo ignorado—. ¿Stark? 

—¿Sí? 

—¿Puedes llevarnos a casa? 

—Sí, te escuché —respondió Tony—. Estoy pensando que no estoy tan seguro de que debamos hacerlo.

—Bajo ninguna circunstancia podemos darle la Gema del Tiempo a Thanos —respondió Strange—. No entiendes lo que está en juego.

—¿Qué? No —dijo Tony—. Tú no entiendes que tuve a Thanos en la cabeza por seis años, desde que envió un ejército a Nueva York, ¡y ahora regresó! Y no sé qué hacer. No sé si es mejor pelear en nuestro territorio o en el suyo, pero viste lo que hicieron; lo que pueden hacer. Al menos no lo espera en su territorio. Así que digo que llevemos la pelea a él, Doctor. ¿Estás de acuerdo?

—Está bien, Stark —dijo Strange, y Alina estaba un poco decepcionada de que cediera tan fácilmente—. Vamos a él. Pero tienes que entender, que entre salvarte a ti, a los chicos o a la Gema del Tiempo, no voy a dudar en dejarlos morir. No puedo, porque el universo depende de eso. 

—Excelente. Bien —dijo Tony, palmeando el brazo de Strange—. Un modelo de conducta. Estamos de acuerdo.

—¿Eso es todo? —preguntó Alina—. ¿Nada de gritos?

Tony se acercó tanto a Peter como a Alina—. Muy bien, chicos —pretendió nombrarlos como caballeros—. Ahora son Vengadores.

Peter parecía que acababa de recibir el mayor honor de su vida, pero Alina hizo una mueca y levantó la mano—. Uh, yo no trabajo en equipo. 

Tony se volvió hacia ella—. Qué mal, polizón, este es tu castigo. 

—Hacerme parte de tu pequeña "boyband" no es... 

—Shh —dijo Tony, haciendo un movimiento rápido—. Eres parte del equipo y tienes que vivir con ello. 

Alina hizo una mueca—. Trabajo en equipo. Puaj.

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