17 | el hueco del ascensor

Alina todavía no se sentía muy bien en el desayuno, y el Sr. Harrington notó su tez pálida y cómo se veía un poco enferma. Ella mintió y lo atribuyó a los nervios, por lo que el señor Harrington la dejó en paz. Ned y MJ no estaban convencidos, y aunque Ned no sabía nada de su pesadilla, estaba muy consciente de que Alina no se veía bien.

Aún así, asistieron al Decatlón y se desempeñaron excepcionalmente bien. Antes de entrar, Alina llamó a Peter, y cuando dio con su buzón de voz, le dejó un mensaje.

—Oye, Peter —dijo Alina—. Llámame, ¿sí? Estoy preocupada por ti. Por favor, llámame cuando recibas esto.

Sentada en la mesa con sus compañeros de equipo, Alina estuvo increíblemente distraída durante toda la competencia, respondiendo una pregunta y dejando el resto al equipo. Respondiendo correctamente la mayoría de las preguntas, llegaron a la final y MJ ganó el campeonato al responder correctamente.

Alina vio cómo todos abrazaban a MJ, pero no se atrevió a celebrar como sus amigos. Todavía estaba preocupada por Peter, y su pesadilla no ayudaba a sus nervios. Cuando Ned se acercó a ella y colocó su mano sobre su hombro, su sonrisa borró temporalmente la preocupación de Alina.

—Lo hiciste bien —dijo Ned.

—¿Qué?

—Sé que no te gusta ser parte de un equipo —dijo Ned—. Pero lo hiciste bien.

Alina se encogió de hombros, mirando a sus compañeros de equipo—. No son tan malos.

—¿Estás bien? —preguntó Ned.

—Estaré bien —respondió Alina.

Después del Decatlón, fueron al Monumento a Washington, planeando llegar hasta la cima. La idea de subirse a un ascensor hizo que Alina sintiera aún más náuseas de los que ya sentía, pero pensó que si iba a seguir actuando como si estuviera bien, tenía que esforzarse y disfrutar el día.

Al pasar por el escáner de seguridad, Alina esperó al otro lado a sus amigos, de pie en el ascensor. Vio a Ned al teléfono, y cuando entró y se unió a ellos en el ascensor, Alina se volvió hacia él.

—¿Era Peter? —preguntó Alina.

—Sí.

—Gracias a Dios.

—Está bien —dijo Ned, colocando una mano en el hombro de Alina.

—Oiga, Sr. Harrington —habló Flash—. ¿Puedo ser yo quien le diga a Peter que está expulsado?

—No.

Cuando las puertas del ascensor se cerraron, Alina tragó saliva. Sintió como si las paredes se estuvieran cerrando, y el hecho de que estuviera atrapada dentro del ascensor con media docena de personas no estaba haciendo nada para ayudarla a relajarse. Girando su anillo alrededor de su dedo, intentó no pensar en el hecho de que estaba atrapada en una pequeña caja de metal mientras la mujer que los acompañaba empezaba a hablar.

—El Monumento a Washington mide 169 metros de altura —dijo la mujer, su voz monótona no era nada interesante de escuchar—. Miren cómo el mármol y el granito están cortados alrededor de la piedra.

Mientras la mujer continuaba hablando, la mochila de Ned estalló repentinamente en un estallido de luz y el ascensor se detuvo abruptamente. Alina cerró los ojos con fuerza cuando todos comenzaron a preguntar qué pasó, y cuando vio que la mochila de Ned brillaba, sus ojos se agrandaron.

—Por favor, dime que no trajiste la cosa brillante —susurró Alina.

—Peter dijo que la mantuviéramos a salvo —respondió Ned, sacando su mochila y arrojándola al piso del ascensor.

Flash miró hacia el techo—. Dios mío, miren el techo.

Alian miró hacia arriba y vio un circulo naranja brillante en el techo del ascensor. En cualquier momento podría caerse, y todos los cables conectados al elevador se romperían. El ascensor caería en picada y todos morirían. Alina se sintió incluso peor que antes, algo que no creía posible.

—Mantengan la calma —dijo Liz.

—Vamos a morir —dijo Abraham.

—Esto es el fin —añadió Charles, mirando hacia arriba.

La mujer de seguridad dijo—: Sé que da miedo, pero los sistemas de seguridad funcionan. Estamos a salvo.

Alina miró hacia arriba y vio una escotilla de emergencia en el techo—. Saldremos por ahí.

Al abrir la escotilla, Alina vio cómo sus compañeros de clase salían y otras personas los ponían a salvo en la parte superior del Monumento. Llovió vidrio sobre ellos desde donde las puertas se habían hecho añicos, y Alina levantó el brazo por encima de su cabeza para protegerse la cara.

—Bien —dijo el señor Harrington—. ¿Quién sigue?

—Yo —respondió Flash, empujando su camino hacia adelante—. Me toca a mí.

—Flash, ¿en serio? —preguntó Ned—. ¿Qué estás haciendo?

Los movimientos de Flash hicieron que el ascensor crujiera siniestramente, y Alian observó cómo el Sr. Harrington empujaba a Flash a través de la escotilla.

—¡Olvídate del trofeo! —gritó Liz.

Cuando Flash intentó salir, el ascensor se movió y Alina sintió que se movía hacia abajo—. ¡No! ¡Despacio!

—¡Toma mi trofeo! —gritó Flash, entregándole su trofeo a los guardias de seguridad antes de que lo sacaran del hueco del ascensor.

Mientras Flash luchaba para ponerse a salvo, el techo se desprendió y el ascensor se desplomó hacia abajo. Alina sintió que se le revolvía el estómago mientras intentaba no gritar, pensando que esa no sería una muy buena forma de morir.

Entonces, de repente, ya no caían.

Al mirar hacia arriba cuando el ascensor llegó a la cima, vio una cuerda de telaraña unida a cada esquina del ascensor y sus ojos se abrieron con sorpresa. Era Peter. De alguna manera, milagrosamente, había logrado atraparlos.

Tan aliviada como estaba, no pasó mucho tiempo antes de que las puertas que Peter estaba usando para sujetarse cedieran y él cayera por el hueco del ascensor. El ascensor estaba alojado en una viga de acero, pero cuando Peter cayó al suelo a sus pies, la viga cedió y el ascensor volvió a caer. Alina cerró los ojos, sin mirar cuando Peter disparó una telaraña por el agujero en el techo y logró atraparlos una vez más.

—Hola, ¿cómo están? —preguntó Peter, con mal acento—. No se preocupen, los tengo.

—¡Sí! ¡Sí! —vitoreó Ned, y su movimiento hizo que el ascensor se moviera.

—¡Oye! Oye, grandote, deja de moverte —dijo Peter.

—Lo siento, señor —se disculpó Ned—. Lo siento mucho.

Peter comenzó a empujarlos hacia la parte superior del hueco del ascensor, y cuando finalmente lo lograron, las puertas se abrieron y salieron en fila. Ned, luego el señor Harrington, y luego Liz mientras Peter les indicaba que salieran.

—Muy bien, esta es su parada —dijo Peter—. Todo el mundo fuera. Vamos, ¡rápido! ¡Rápido! —se volvió para mirar a Alina—. Ve.

Alina dio un paso hacia las puertas del ascensor cuando el señor Harrington y Ned se acercaron a ella, pero cuando lo hizo, el resto del techo cedió bajo los pies de Peter y el ascensor volvió a caer. Alina gritó, saltando para tratar de atrapar la mano de Peter, pero las yemas de sus dedos rozaron las de él y cayó.

Peter la vio caer, dejando escapar un—: ¡No! —antes de lanzarse tras ella. La habría atrapado con una telaraña, pero tenía miedo de fallar, así que se zambulló por el pozo, enderezándose para caer más rápido, deseando alcanzar a Alina mientras caía.

No la dejaría morir. No cuando se prometió a sí mismo que la mantendría a salvo.

Cuando logró agarrarla, asegurando un brazo alrededor de su cuerpo, disparó una telaraña hasta la parte superior del hueco del ascensor y los atrapó a ambos, suspendiéndolos en el aire. Sus brazos estaban envueltos con fuerza alrededor de sus hombros, su cara presionada contra su cuello mientras Peter la sostenía con un brazo e intentaba no pensar en el hecho de que casi la había perdido.

—Estás bien, estás bien —susurró Peter, mientras colgaban en el hueco del ascensor—. Estás bien. Te tengo.

—Gracias —susurró Alina, su rostro aún escondido en el cuello de Peter. Su corazón latía tan rápido que Peter podía sentirlo contra su pecho, y por un segundo sintió un gran alivio al saber que la había atrapado.

—Estás bien —dijo Peter suavemente, más para él mismo que para Alina—. Te tengo.

Alina levantó la cabeza del hombro de Peter—. Puedes pensar que esto hace que todo esté bien, pero no es así.

—¿Qué tal si me dejas salvar tu vida? —preguntó Peter.

—¿Qué tal si me explicas por qué me dejaste atrás? —replicó Alina.

—Tal vez más tarde —respondió Peter—. Escucha, ¿puedes aferrarte a mí? Tengo que volver a levantarnos, pero no puedo con una mano.

Alina asintió, envolviendo sus piernas alrededor de la cintura de Peter y sus brazos alrededor de sus hombros—. No me dejes caer.

—Nunca —respondió Peter en voz baja, comenzando a empujarlos a ambos hacia donde sus amigos gritaban el nombre de Alina.

Casi no quería dejarlo ir. Junto con cómo ya se sentía antes de poner un pie en el ascensor, Alina no quería volver a dejar ir a Peter nunca más. Mientras se aferraba a él, con los ojos cerrados, se preguntó si sería posible quedarse en sus brazos para siempre. De alguna manera, la hacían sentir segura.

Cuando dejaron de moverse, Alina abrió los ojos y volvió a sentir la mano de Peter en su cintura. Levantó la cabeza y se giró para ver a todos sus amigos mirándola, el alivio evidente en sus rostros. El Sr. Harrington tomó la mano de Alina y, mientras Peter la ayudaba con cuidado a ponerse a salvo, la miró directamente cuando ella se volvió hacia él.

—¿Estás bien?

Alina asintió, todavía ligeramente sin aliento. Antes de que Peter pudiera hacer mucho más, la telaraña se rompió y él cayó, desapareciendo por el hueco del ascensor cuando los ojos de Alina se abrieron con sorpresa.

Flash se inclinó sobre el borde y miró hacia abajo—. ¿De verdad eres amigo de Peter Parker?

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