05 | midtown

Alina odiaba admitirlo, pero amaba Midtown. 

Casi dos meses después de que le presentaran por primera vez a Peter Parker, parecía estar sobresaliendo en la escuela y había tomado las cosas con relativa rapidez. Peter la instruyó fuera de clase, repasando lo básico con ella para que no sonara estúpida en clase, y Alina aprendió más de él en dos meses de lo que había aprendido en toda su vida.

Ella y Peter se llevaban bastante bien, a pesar de sus marcadas diferencias de personalidad. Ella era obstinada y cerrada, mientras que Peter era callado y reservado, nunca hablaba realmente con nadie fuera de Ned y Alina.

Lo único en lo que Alina no destacaba era en hacer amigos. Nunca había sido del tipo que se hacía amiga de mucha gente, prefiriendo estar sola, pero dado que vivía con Peter y que Ned pasaba la mayor parte del tiempo en su departamento de todos modos, parecía natural que ella gravitara hacia ellos.

Se hizo amiga de una chica llamada Michelle Jones. Ella era exactamente el tipo de persona de Alina, y las dos se unieron muy rápidamente por su amor por todo lo relacionado con el terror. Peter no entendía su amistad, pero no la cuestionaba.

El mismo Peter estaba feliz de tener a Alina en su vida. Sentía que eso lo acercaba más a los Vengadores, pero también porque Alina era una chica muy bonita. Claro, ella le había pateado el trasero una noche cuando él le pidió que entrenaran juntos, pero además del daño a su ego que recibió, estaba encantado de que ella estuviera cerca.

Era genial, y cuanto más tiempo pasaban juntos, más se abría. Peter le mostró todas sus películas favoritas, desde Star Wars a Indiana Jones y todos los clásicos con los que había crecido, dándole a Alina una muestra de lo que se había perdido cuando era niña. Había decorado su habitación con la ayuda de Peter y estaba empezando a desarrollar su propia personalidad fuera de ser una asesina a sangre fría, lo que hizo muy felices tanto a May como a Peter.

De pie en el metro con Peter, Alina se agarró a la barandilla con una mano y vio cómo Peter le enviaba un mensaje a Happy Hogan, el jefe de seguridad de Tony Stark, por millonésima vez en los últimos dos meses. Sabía que él estaba desesperado por volver a la lucha, porque le había contado todo sobre Berlín, donde había luchado junto a los Vengadores, y a Alina no le sorprendió que estuviera ansioso por la emoción de nuevo.

Él le había dicho que él era el Hombre Araña, sabiendo que ella lo habría descubierto de todos modos. Ella juró que nunca se lo diría a nadie, y dado que era una ex asesina rusa, Peter no tuvo problemas para creerle. 

—Sabes —dijo Alina, señalando el teléfono—. Enviar más mensajes no hará que responda. Claramente te está ignorando. 

—Sí, gracias, Alina —murmuró Peter, apagando su teléfono—. Yo solo... ¿quizás está ocupado? 

—Sí, probablemente —respondió Alina secamente—. Algunas personas tienen mejores cosas que hacer que responder a los incesantes mensajes de un adolescente. 

—Está bien, no hay necesidad de eso —dijo Peter, frunciendo el ceño. 

—Solo digo la verdad —dijo Alina. 

—Bueno, no lo hagas —respondió Peter—. ¿Recuerdas lo que dijimos sobre las emociones? 

—Las emociones hacen que una persona sea más agradable —repitió Alina, era lo que Peter le había dicho en uno de sus primeros días en Midtown—. Pero tal vez no quiero ser simpática.

—Vamos, caminas como si quisieras matar a todos... 

—No a todos. 

—Lo menos que puedes hacer es... no lucir así. 

Alina le lanzó una sonrisa sarcástica—. ¿Mejor? 

—Mucho —respondió Peter, mientras el metro se detenía—. Nuestra parada.

Los dos se bajaron del metro y bajaron las escaleras. Tomaron la ruta habitual a la escuela, cruzaron el campo de fútbol antes de subir otro tramo de escaleras hacia la entrada principal. Mientras cruzaban la calle, sonó la bocina de un auto y Peter sacó a Alina del camino cuando Flash Thompson casi los atropella. 

Alina estaba segura de que lo hizo a propósito.

—¿Qué hay, pene Parker? —dijo Flash. 

Alina arrugó la nariz—. Un día voy a matarlo. 

—No, no —dijo Peter rápidamente, agarrando el brazo de Alina mientras se dirigían a la escuela—. No vale la pena. 

—No, no, creo que valdría mucho la pena —dijo Alina—. Tengo un buen golpe. 

—Lo sé —dijo Peter—. Lo experimenté un par de veces.

—No fue culpa mía —dijo Alina a la defensiva—. No es mi culpa que no sepas cuándo esquivar. 

—No, pero es tu culpa cuando me agarras con la guardia baja —respondió Peter.

—Siempre ten la guardia alta —dijo Alina—. Una de las primeras lecciones que te enseñan en la Habitación Roja. Anticípate a cualquier resultado y prepárate para todos ellos. 

Peter enarcó las cejas—. No estamos en la Habitación Roja. 

—No, no, esto es mucho peor —respondió Alina, agachándose cuando un dron a control remoto casi le arranca la cabeza—. Mira, amenazas por todas partes. La escuela secundaria es un lugar sin ley.

Peter se rió y sacudió la cabeza, deteniéndose en su casillero—. Eres rara. 

—Gracias —dijo Alina, sonando demasiado entusiasta—. Estaba tratando de ser como tú.

—Auch —dijo Peter—. Eso fue patético. 

—Sí, lo sé —respondió Alina, haciendo una mueca—. Lo intenté, no funcionó.

Vio a Ned acercándose mientras se apoyaba en los casilleros junto a los de Peter, observando cómo Ned sacaba una figura de Lego de su bolsillo y la sostenía contra el hombro de Peter—. Acompáñame —dijo en una imitación del personaje—. Y juntos... construiremos mi nueva Estrella de la Muerte de Lego. 

Peter se dio la vuelta, con los ojos muy abiertos—. ¿Qué? 

—Tan patético —murmuró una de las porristas a su lado.

Alina les lanzó una mirada y rápidamente siguieron adelante. 

—Eso es increíble —dijo Peter—. ¿Cuántas piezas? 

—383 —respondió Ned. 

—Eso es una locura —dijo Peter. 

—Lo sé —dijo Ned emocionado—. ¿Quieres construirla esta noche? 

—No puedo esta noche —respondió Peter—. Tengo la... 

—La pasantía Stark —dijo Ned.

—Sí, exacto.

—Siempre tienes la pasantía —dijo Ned. 

—Sí, bueno, espero conseguir un trabajo real con ellos —respondió Peter. 

Alina se burló—. Y espero que dejes de acosar a ese pobre hombre con un sinfín de mensajes.

—Eso sería genial —dijo Ned, refiriéndose al trabajo—. Sería como: "Buen trabajo con esas hojas de cálculo, Peter. Aquí tienes una moneda de oro" —cuando tanto Alina como Peter lo miraron confundidos, Ned se encogió de hombros—. No sé cómo funcionan los trabajos. 

—Exactamente así —respondió Peter.

—Ah —rió Ned—. Empezaré la Estrella de la Muerte en mi casa y luego iré a la tuya. Lo más difícil será hacer la base. La parte superior la podemos hacer en dos horas, como mucho. Al menos que Alina quiera ayudar.

Alina enarcó las cejas—. ¿A construir legos? 

—No pareces impresionada —dijo Ned. 

—No lo tomes como algo personal —respondió Peter—. Ella tiene el rango emocional de una cuchara. 

—Eso es grosero. 

—Eso es cierto —replicó Peter, burlándose de ella con una pobre imitación de su acento ruso.

Alina se cruzó de brazos y señaló el pasillo hacia donde acababa de irse Liz Allan—. ¿Quieres que finja que no estabas mirando a esa chica de nuevo? 

Peter se sonrojó—. No la estaba mirando —luego se volvió hacia Ned—. Eso sería genial. 

Ned se volvió hacia Alina—. ¿Quieres unirte a nosotros? 

—Claro —respondió ella—. No tengo nada más que hacer. 

—Entonces, si lo tuvieras, ¿seríamos tu segunda opción? —preguntó Peter. 

—Exactamente —respondió Alina—. Es una broma. Bueno, tengo que llegar a clase. Hasta luego, perdedores.

Se dirigió por el pasillo, se encontró con MJ en la esquina y desapareció de la vista. Peter y Ned la vieron irse, y solo una vez que desapareció por completo, Ned dijo—: Ella es genial. 

—Sí, es genial —respondió Peter en voz baja. 

—Quiere construir Legos con nosotros —dijo Ned—. ¿Cuántas otras chicas puedes decir que harían eso? 

—No muchas —dijo Peter, escuchando sólo a medias lo que decía Ned. 

—Así que, si Alina nos ayuda, deberíamos tardar menos de dos horas en construir la Estrella de la Muerte...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top