xxvi. una resolución costosa


CRISTALINO,
capitulo veintiséis: una resolución costosa!



          MARKUS NO QUERÍA SENTIRSE SOFOCADO POR EL CALOR DE WAKANDA, pero sería inútil. Ni siquiera el aire acondicionado podía mantener su calor corporal bajo, hasta incluso maldijo a sus poderes por formar parte de su cuerpo. Sin embargo, había algo que mantenía a sus nervios de punta, sus cabellos parados ante la inminente señal de peligro; de un peligro que conocían más y más conforme avanzaban las horas. Un peligro que se anunciaría en cualquier momento, mientras ellos menos lo esperasen. Era un desastre que nadie podía evitar, que nadie podía adelantarse sin saber qué haría el enemigo, con qué jugaría en su contra. Se trataba de un constante juego donde el enemigo tira de una soga, una soga que podría cortarse o desbalancear el otro lado para provocar destrucción. Ese era el dilema en el que todos se encontraban en ese momento: nadie sabía nada.

          Y el no saber nada, muchas veces, llegaba a ser la cosa más peligrosa del mundo.

          Markus intentó quitar ese pensamiento intrusivo de su cabeza.

          Sin embargo, era más sencillo disparar una bala que quitar un pensamiento. Ninguna de las dos los hacía avanzar en el momento, si no que los detenía en este, atrapándolos en ese oscuro lugar donde nadie podría ser capaz de ayudar o ver hacia donde moverse. En cuanto lograron comunicarse con el nuevo rey de Wakanda, T'Challa Udaku, se encargaron de tomar las precauciones necesarias para viajar y mantener a Visión oculto hasta llegar al laboratorio de Shuri. El equipo buscó en el cuarto donde estaban sus trajes las últimas pertenencias que tenían y Markus no dudó al sentir nostalgia al ver el compartimento de Clint sin abrirse. Natasha alzó su mano, pasándola por encima de su brazo a forma de una caricia. Todos deberían estar allí, el equipo completo.

          ¿Pero por qué Markus sentía que la brecha seguía estando tan ancha?

          Porque estaban tan separados de ellos mismos que la herida continuaba sangrando.

          Y sangrando.

          Una y otra vez.

          Había muchos que cayeron en el camino, muchos que perdieron su rumbo a través de los años, muchos que ya no estaban entre ellos. Eso, en otras palabras, era el dolor acumulado que provocaba un espiral alrededor de Markus como en sus compañeros. Un agujero negro que no terminaba jamás, que seguía y seguía. Él agradeció el gesto que tenía su mujer, lo cual calmó sus nervios por los siguientes minutos. Sin embargo, el castaño tampoco debía adivinar qué era lo que pasaba por la mente de su mujer: sus pensamientos eran casi similares, pero ella simplemente se esforzaba para mantener la cordura entre los dos. Siempre se dijo que Natasha Romanoff, infame asesina de la KGB, era el pegamento que mantenía a un equipo unido. Nunca lo dudó, como nunca dudó que ella también tenía el alma de ser líder. Ella podía evitar una guerra si hacía falta.

          Si alguien más lo escuchaba decir tales cosas, lo tacharían como un hombre blando.

          No obstante, esos tiempos habían cambiado.

          (Markus agradeció a Dios por ello.)

          En cuanto terminó por conseguir sus efectos personales, él abandonó aquella habitación, sin saber si algún día podría volver. Caminó en solitario por los pasillos, sujetándose a lo que parecía ser su memoria fotográfica, intuitiva, emocional. Se consideró un idiota y un hombre débil por recurrir a esa fantasía de que todo estaba bien — pero ni siquiera él podía engañarse con el destino que debería enfrentar dentro de unas horas. Por casualidad, no enteramente causalidad, se detuvo frente a una puerta de vidrio y frunció el ceño al ver que tenía una cadena. Bloqueada con rastros plateados y un candado dorado, Markus se extrañó ver que la única cosa que le impedía la entrada a dicha habitación era una insignificante cadena. Sabiendo que se metería en problemas, él no dudó en poner su mano en la cadena. Parpadeó un poco, sus orbes cambiando de color a un anaranjado furioso.

          Sus manos cometieron el delito de derretir las cadenas.

          ¿Y el candado? Un sonido seco contra el suelo.

          Markus respiró hondo, posando ambas manos contra las puertas de vidrio y las puertas cedieron ante su fuerza. Al otro lado, muy silenciosamente, Belova fue recibido con una habitación blanca iluminada por los rayos del sol que entraban por los ventanales. La sala estaba fría, como si ninguna presencia humana hubiese puesto un pie allí en años. El silencio parecía ser la única persona física que lo acompañaba entre el fuego cruzado y la posible tragedia frente a ellos. Markus se adentró más en la habitación, donde unas estatuas llamaron su total atención.

          Estatuas.

          —¿Pero qué diablos es esto?—preguntó él en un murmullo.

          No le sorprendió en nada el no recibir respuesta a esa pregunta.

          Dio un paso hacia adelante, dispuesto a observar con tal detenimiento las estatuas que se alzaban a lo largo de la habitación. Todas ellas, en mármol, estaban paradas como trofeos mostrando las facciones de cada miembro del equipo — hasta el más mínimo detalle. Un trabajo fino de un escultor que simplemente ejecutaba y no hacía preguntas. Markus estaba frente a una obra de arte, un simple recuerdo plasmado en piedra divina de sus compañeros: los que estaban de pie y los que ya no estaban. Se detuvo en las piezas de Sasha Zaitsev y Nicholai Orlov, sus facciones trayéndole mucha nostalgia que ni siquiera él sabía que tenía contenida. Definitivamente, él no se había olvidado de ellos, nunca lo haría. Eran compañeros, hermanos, fueron las personas que pelearon a su lado durante años.

          Personas que él perdió de manera injusta.

          La nostalgia siempre fue inevitable.

          (El dolor, también.)

          Sin embargo, ellos estaban ahí, como un constante recordatorio. Markus sabía que ellos dejaron ese mundo en una lucha donde había fuego, balas y sangre; esas estatuas eran el recordatorio de la cosa por la cual luchaban en ese momento. Supervivencia, protección, por venganza, por lo que ellos creían que era lo correcto. El pecho de Markus se infló con orgullo al ver que su lucha no había sido en vano, por nada en el mundo. Ellos seguían luchando.

          —¿Te gustan?—espetó alguien a sus espaldas.

          Markus se tensó por un momento, girando su cabeza hacia la izquierda para toparse con el androide.

          —Deberías estar descansando—lo reprendió él con sarcasmo.

          —Yo no necesito descansar como lo hacen los humanos—señaló Visión rodando los ojos, caminando lentamente hacia él. Su mano permanecía pegada a su herida—. Pero necesito que me quiten esta gema.

          Markus sonrió de lado.

          —Tony terminó con las estatuas en octubre del 2016—dijo el androide admirando la habitación—. Era un pequeño proyecto que él tenía para ustedes, pero...

          —Ocurrieron los Acuerdos, nos separamos, blah blah blah.

          Fue el turno de Visión para reír—Sí, eso.

          —¿Puedo saber el por qué?—inquirió el castaño.

          —Digamos que la nostalgia de la imagen resultaba ser un poco anticuada para él—agregó Visión apoyándose al lado del castaño, antes de mirarlo—. Al menos lo vio así cuando la tecnología de unos lentes diseñados por la compañía demostró la calidad vívida de sus recuerdos.

          Markus alzó una ceja—¿Un mal recuerdo?

          —Definitivamente, un muy mal recuerdo—asintió él, chasqueando su lengua—. El último momento antes de que sus padres fuesen a ese viaje donde el Soldado del Invierno les quitó la vida.

          El mayor de los Belova apretó los labios, una línea muy fina se formó, causando que Visión abriese la boca por un segundo antes de volverla a cerrar.

          (Markus sabía que Visión se había dado cuenta.)

          —Tú lo sabías—balbuceó este.

          —No suenas tan sorprendido, colega.

          —¿Cuándo...?

           —En 2014, durante el entrenamiento de SHIELD—respondió el castaño asintiendo, sin sentir culpa por su curiosidad idónea—. Los archivos mostraban los hechos, pero por cómo ocurrieron...algo ya no cuadraba en absoluto. Dominica, Mikhail, incluso Nicholai se dieron cuenta. Steve ya lo sabía, por eso rompió su amistad con Tony. Barnes no tuvo la culpa.

          —Estoy de acuerdo con eso, el control mental nunca fue bueno para nadie.

          —¿Por qué a forma de estatuas?

          Visión ladeó hacia el frente, su mirada fija en las estatuas.

          Tal vez, había un poco de sentimentalismo en ello.

          —Porque nosotros fuimos lo más cercano a una familia para él. Durante años, él estuvo solo, siendo acompañado por las peores influencias, queriendo ser mejor que su padre—respondió finalmente el androide—. En realidad, él es mejor que Howard, pero su crianza y relación con él siempre fue fría. No digo que Howard Stark sea un hombre sin corazón, pero intentó proteger a Tony a su manera, mucho antes de que él muriera. Después de eso, se abrió paso en la universidad, conoció chicas, hizo armas y luego todo cambió para él cuando se convirtió en Iron-Man. Cuando los conoció a ustedes, también eso cambió.

          Markus alzó una ceja—De toda esa cursilería que dijiste, ¿la conclusión es...?

          —Algunas veces te comportas como un idiota, Markus—replicó Visión rodando los ojos—. Lo que quiero decir aquí es que a Tony le importas, le importas lo suficiente como para tener una maldita estatua en tu honor, siendo en vida o no—se giró lo suficiente para enfrentarlo—. Todos aquí le importan, los Acuerdos de Sokovia fueron la única cosa que evitó que esto saliese a la luz y a pesar de que él no lo exprese, te quiere. Nos quiere a todos como una familia y...

          Se detuvo.

          Se detuvo justo allí.

          Nos necesita, nos necesita y no estamos ahí para él, pensó el castaño con tristeza.

          Tony Stark había hecho todo eso por ellos, para ellos, como un recuerdo de lo que su corazón no podía decir con palabras. Era una carta de amor, de un amor que ellos no creían merecer, ni siquiera el propio Tony, pero allí estaba la prueba de todo lo contrario. Allí estaba un árbol que floreció con pétalos de oro y plata. Markus temió con su vida que este se marchitase, como lo hizo la separación hace casi dos años; el impediría que este se marchitase.

          Nada se marchitaría.

          (Pero nada duraba para siempre.)

          —Lo sé, lo sé—respondió el castaño asintiendo, mirando al androide—. Haremos lo que sea para encontrarlo.

          —Solo espero que él no esté haciendo algo estúpido para volver.

          Markus sofocó una carcajada—Recordó a cada uno de nosotros, incluso a Sasha y Nicholai.

          —Porque ellos también fueron parte, aunque se fueron muy rápido, a pesar de que fuese algo pasajero—dijo Visión al tiempo que levantaba el mentón—. Tony no es de las personas que se olvidan de otras. Su recuerdo parece ser su única maldición.

          —Como todos.

          Visión soltó una carcajada entre dientes.

          —Es un hombre noble y un idiota al mismo tiempo—murmuró el castaño y el androide asintió con él—. Le patearé el trasero cuando vuelva por hacerse el héroe.

          —En eso coincidimos.

          —También te lo patearé a ti por dejarte vencer por una simple espada—sentenció entonces el castaño antes de pasar el brazo de él por sus hombros, cargando parte de su peso—. Quitaremos esa gema y te juraré por el dios que controla este puto universo que la destruiremos.

          —Wanda no estará de acuerdo con esto.

          —Si no queda más opción, no dudaré en hacerlo. La destruiré si Wanda no quiere—dijo Markus de manera sincera, su mirada seria—. Vamos, deben estar esperándonos. No me gustaría hacer enojar a mi mujer.

          Visión volvió a soltar una pequeña risita entre dientes, su voz gastada por el esfuerzo y dejó que Markus lo asistiese en moverlo por los pasillos hasta el quinjet, así abandonando la habitación donde Tony Stark había convertido en un santuario donde los héroes existían y los traidores ya no estaban de pie. El corazón de Markus se encontraba lleno ante el gesto, sabiendo que, a pesar de todo lo ocurrido, Tony seguía pensando en ellos. Los dos Vengadores prosiguieron por los pasillos, decidiendo tomar las escaleras para dirigirse hacia la azotea donde el quinjet estaba aparcado. Sus compañeros los esperaron pacientemente, mientras que Markus tragaba saliva antes de dirigirse hacia una guerra donde no había fin.




━━━━━━━━




Wakanda, África — tres horas después.

          Eva Black mantenía un fuerte agarre en los mandos del quinjet, su mirada era atenta en el cielo, siempre alerta a tomar medidas drásticas en el caso de que algo u alguien intentase atacarlos o simplemente obstaculizar su camino. Eso fue algo que le agradó a Markus de ella, su mentalidad rápida, su respuesta fugaz, el pensar rápido antes de ejecutar un ataque que podía desorbitar al enemigo en segundos. Por esa misma razón, y otra lista de razones que él no compartiría con el resto, él y Steve consideraron en buscarla para que ella volviese al equipo. Ambos miraron al frente, donde la bruma que provocaban las nubes en las montañas era suficiente para nublar su vista, permitiéndoles entrar en un espacio donde todo era impredecible. Eva, ante eso, tensó un poco sus hombros y respiró hondo. Markus, siendo el caballero que es (palabras de Mikhail, no de él), posó una mano en su hombro.

          Black le miró de reojo.

          Él sabía que llegarían a salvo a destino.

          —Ajusten sus cinturones—dijo ella con la mirada al frente, una sonrisa formándose en sus labios—. Cruzaremos la barrera para entrar a Wakanda.

          —¿Barrera?—preguntó Bruce confundido.

          —Ya verás, Bruce—añadió Natasha sonriendo de lado—. Ya verás.

          —Eva, desciende a 2600—ordenó Steve apoyándose contra la ventana—. Pon rumbo 0-3-0. Cuida la velocidad de los motores.

          La mujer morena asintió—Hecho, capitán.

          —Solo espero que no aterricemos mucho más rápido de lo que quisiéramos—dijo Sam atrás y soltó una carcajada entre dientes cuando Eva le enseñó su dedo medio.

          —My blizko, Vis (Estamos cerca, Vis)—murmuró Wanda en ruso, tocando su hombro—. My blizko (Estamos cerca).

          En cuanto la altura se fijó, Eva aceleró en dirección a unas montañas con árboles cubriéndolas como una manta, para traspasar un muro invisible que dejaba ver una costa donde el agua cristalina reflejó luces contra la cabina del piloto. Frente a ellos, se alzaba la ciudad de Wakanda en su máximo esplendor y Markus intentó no reírse de la cara que llevaba Bruce Banner en ese momento al verlo tan fascinado. Natasha, en cambio, le envió una mirada de advertencia al castaño por burlarse de su buen amigo el científico. Ambos espías se sostuvieron la mirada al ver que pronto verían a su hijo, una pequeña persona que extrañaban desde el minuto en que partieron para buscar a Wanda y Visión. Los integrantes que estaban de pie procedieron a sentarse, mientras que Eva se concentraba en ejecutar las maniobras necesarias para poder aterrizar.

          Las compuertas se abrieron.

          T'Challa, junto con Okoye, estaba esperándolos junto a un escuadrón de mujeres pertenecientes al Dora Milaje.

          Darren Lore luchaba por mantener a Damian Belova bajo control.

          (No lo consiguió, para nada.)

          —¿Debemos inclinarnos?—preguntó Bruce en un murmullo a Rhodes.

          —Sí, es un rey—replicó el moreno.

          —Chicos, no hagan estupideces—dijo Dominica delante de ellos.

          —¡Otets!¡Mama!—exclamó Damian antes de correr hacia ellos.

          La sonrisa que se plantó en el rostro de Natasha era más que genuina, Bruce nunca la vio sonreír de esa manera, como también responder al llamado de "madre" en ruso como el niño de casi dos años exclamó hace unos dos segundos. Lo que más le sorprendió fue que Markus también se uniese a su abrazo y por un minuto, un minuto completo, se dio cuenta de que el espacio era una mierda y que la cantidad de cosas que se perdió lo abrumaban demasiado. Natasha le envió una mirada al científico, la cual decía que después tendría una explicación para decirle todo lo necesario del niño que tenía en sus brazos y luego procedió a mirar a T'Challa. Steve le estrechó la mano en un fuerte agarre.

          —Siempre te estoy agradeciendo algo—dijo el capitán.

          Bruce estaba a punto de inclinarse, Mikhail parpadeó ante la confusión.

          —¿Qué estás haciendo, Bruce?—masculló él en voz baja.

          —Me inclino ante el rey.

          T'Challa alzó ambas manos a modo de persuasión—Huh, aquí no nos inclinamos.

          Rhodes pasó a su lado, intentando no reírse en voz alta ante la estupidez y chocó los cinco con Mikhail para poder seguir al equipo — el cual ya estaba avanzando junto al rey de Wakanda. Bruce rodó los ojos ante la broma y apresuró su paso.

          —¿Qué tan grande va a ser el ataque?—preguntó el rey.

         —Señor, uh, su alteza—empezó Bruce moviéndose rápidamente hacia el líder—. Deberían esperar un ataque bastante grande.

          —¿Cómo se ve la cosa?—inquirió Dominica a T'Challa.

          —Contarán con mi Guardia Real, la Tribu Fronteriza, las Dora Milaje y...—señaló a un hombre con cabello largo y barba acercándose con un arma.

          Bucky Barnes sonrió de manera cálida, topándose con los ex asesinos rusos y el capitán—Un hombre de 100 años semiestable.

          —Ni u kogo zdes' net stabil'noy psikhiki, Dzheyms (Nadie aquí tiene la psiquis estable, James)—dijo Mikhail lanzándole una mirada divertida.

          —YA uzhe videl sebya so vsey vozmozhnoy nadezhdoy (Ya me veía yo con toda la esperanza posible)—añadió el soldado negando lentamente con la cabeza.

          Steve, quien parecía no verlo hacía mucho tiempo, lo abrazó con fuerza, palmeando su espalda varias veces. Sam Wilson se mostró serio al ver de nuevo al soldado, luego de su larga estadía en el reino, sabiendo que él continuaba sin caerle bien. Markus le estrechó la mano al hombre de cabellos largos, un mensaje silencioso entre ellos.

          —Kak ty sebya chuvstvuyesh', priyatel'? (¿Qué tal te sientes, colega?)—le preguntó Viktor con una sonrisa socarrona.

          Bucky se encogió de hombros—Neplokho, chtoby byt' kontsom sveta (Nada mal, para ser el fin del mundo).

          —Al menos conserva su sentido del humor—murmuró Eva pasando a su lado.

          —¿Lograste entablar comunicación con Tony?—inquirió Natasha a Darren, mientras acomodaba al niño en sus brazos.

          Lore negó con la cabeza—Intenté todo lo que pude, incluso con los satélites de largo alcance. Hay mucho silencio de radio. Lo que sugiero es que no perdamos más el tiempo—señaló el transporte—. Shuri nos está esperando en el laboratorio con su equipo listo.

          Y Darren no mentía.

          El equipo fue llevado hacia la torre donde estaba el laboratorio de la princesa, a las afueras de la ciudad, donde un equipo terminó por escoltarlos para llevar a Visión a una camilla. Wanda sostuvo su mano todo el tiempo, mientras que Markus se encargaba de mantener un firme agarre en su mujer y su hijo, siguiendo al androide por los pasillos. Shuri les dio la bienvenida con una sonrisa, una sonrisa que duró muy poco para su gusto al ver que el rostro de los héroes era serio para la situación. T'Challa asintió, así permitiéndoles la entrada al laboratorio central donde ella se encargaría de examinar a Visión. Al ver a Wanda, chasqueó sus dedos para llamar a uno de sus asistentes.

          —Que alguien cure el rostro de Wanda—ordenó ella suavemente—. No quiero ver rastros de cicatrices.

          Wanda, con un poco de pelea, se sentó forzosamente a un lado mientras la atendían y Shuri se acercó a Visión.

          —Vaya, esto es increíble—murmuró ella maravillada.

          —Me siento como una rata de laboratorio—dijo Visión mirando al resto.

          —Dobro pozhalovat' na korabl', priyatel' (Bienvenido al barco, colega)—bramó Markus sin estar impresionado.

          —Oh, no sabía que era grosero—añadió la princesa.

          Bruce aclaró su garganta—¿Tú eres la que conoce todas estas máquinas?

          —Ajá—respondió la morena—. Esa soy yo. Ustedes dijeron que querían sacar esto, ¿verdad?

          La princesa tocó dos veces la gema y Visión hizo una mueca ante el movimiento brusco.

          —Necesitamos tu ayuda, Shuri, y rápido—añadió Eva con urgencia.

          —De acuerdo, está bien, está bien—replicó la princesa tocando su muñequera para empezar a trazar un camino con un escáner—. Solo tendré que ver toda tu forma...vaya, esto es genial.

          En cuanto logró escanear todo su cuerpo, miró maravillada el holograma que salía de la gema. Bruce se había acercado lo suficiente para poder observar las conexiones neuronales que provocaba la gema con las neuronas de Visión. Ambos estaban maravillados ante el espectáculo, mientras que la sala se veía más inquieta que antes.

          —Vaya, vaya...la estructura es polimórfica—concluyó Shuri maravillada.

          —Tuvimos que unir cada neurona en forma no secuencial—explicó el científico a la muchacha, acomodándose sus anteojos para ver la expresión jovial de ella—. ¿Qué?

          —¿Por qué no reprogramaron la sinapsis para trabajar en conjunto?

          Visión, quien entendió el concepto, lanzó una mirada fulminante al científico. Él sonrió a modo de disculpa, sabiendo que había otra manera de programar neuronas.

           —Porque no pensamos en...¿eso?—dijo Bruce.

          Shuri sonrió a modo de disculpa—Lo hiciste lo mejor posible.

          —¿Puedes hacerlo?—interrumpió Wanda de manera seria—. ¿Puedes quitarle la gema y que ya no dependa de ella?

          —Sí, por supuesto que puedo hacerlo—respondió la princesa con seguridad, pero al mismo tiempo con un poco de incertidumbre— Pero hay más de dos billones de neuronas aquí. Un paso en falso, un desajuste, eso causaría un fallo en cascada de los circuitos. Llevará tiempo, hermanito.

          —¿Cuánto tiempo?—preguntó Markus.

          Shuri ladeó la cabeza a él—Tanto como puedan darme, chicos.

          Repentinamente, una alarma empezó a sonar, alertando a todos los de la sala y Okoye fue la primera en mirar su brazalete. Su rostro se mantuvo serio al ver que un punto rojo estaba cerca de la tierra, Markus tragó con fuerza.

          —Algo entró en la atmósfera.

          —Oh, diablos—masculló Dominica.

          Algo se estrelló contra el domo, el campo de fuerza que protegía a Wakanda, haciéndolo explotar justo encima de sus cabezas. El estruendo fue suficiente para atraer la atención, los escombros pulverizándose ante el ataque junto con seis objetos que caían del cielo para colocarse por fuera del domo. Markus se encaminó hacia la ventana, observando como el infierno empezaba a desatarse en el exterior; como este estaba preparado para atacar y como él estaba preparado para poder destrozarlos a todos. Steve miró en dirección a T'Challa, quien ya tenía la decisión hecha en su cabeza para empezar a mover sus masas, y su resolución fue costosa: Wakanda iría a la guerra.

          —Es muy tarde—dijo Visión levantándose de la mesa—. Debemos destruir la gema, ahora mismo.

          El tono de Natasha fue aterrador—Visión, pon tu trasero de nuevo en la mesa.

          —No lo entienden—imploró el androide—. Ya no queda tiempo, debemos destruir la gema. Así Thanos no podrá ganar.

          —No, los retendremos—ordenó T'Challa antes de mirar a su hermana—. Ponte a trabajar.

          Shuri asintió—Hecho, hermanito.

          —Bien, Wanda y Dominica se quedarán custodiando a Visión—declaró Steve mirando a su equipo—. Son la barrera que estará entre ellos y Visión. Protegerán a Shuri también, dejarán que haga su trabajo. Sugiero que Damian se quede aquí también, es muy peligroso evacuarlo con el resto.

          La princesa asintió—El niño estará a salvo aquí, no se preocupen por él.

          Markus hizo una mueca—Estaba a punto de decir que Nat podría agarrar el jet y llevárselo a Nueva York...

          —Dazhe ne dumay ob etom, Markus (Ni se te ocurra, Markus)—bramó la rubia con el ceño fruncido—. YA tozhe budu drat'sya zdes' (Voy a pelear aquí también).

          —Yesli ya kogda-nibud' umru na pole boya, po krayney mere u Damiana budet yego mat' (Si yo llego a estirar la pata en el campo de batalla, al menos Damian tendrá a su madre)—sentenció entonces el castaño posando ambas manos en las mejillas de la rubia—. Vy smozhete podarit' yemu spokoynuyu i mirnuyu zhizn'. Yesli ya vyzhivu, ya naydu ikh, kak vsegda (Tú podrás darle una vida tranquila y pacífica. Si llego a sobrevivir, los encontraré, siempre lo hago).

          Ella podría darle una vida normal a su hijo, alejada de todo esto.

          Markus, siendo el maldito mártir en su cabeza, le estaba dando una última oportunidad para que ella se retirase del campo de batalla. Ambos velaban por la seguridad y felicidad de su hijo, ambos lo protegerían sin importar qué y la clara promesa que hacía el castaño fue suficiente para quitarle el aliento a la rubia — como haciendo que su corazón se hinchase de manera dolorosa, retorciéndose como un puño. Natasha Romanoff quería una vida en paz, sin estar en peligro, sin estar avergonzada de su pasado.

          Sin embargo, ella quería tener esa vida junto a Markus.

          —Otvet po-prezhnemu net, Markus (La respuesta sigue siendo que no, Markus)—respondió ella de manera definitiva.

          —Nat...

          —My sdelayem eto vmeste (Esto lo haremos juntos)—masculló la espía, la Viuda Negra, con tal ferocidad que Markus temió por su vida en ese momento—. YA uzhe govoril tebe, chto ty i Damian - vse, chto u menya ostalos', yesli vse poydet ne tak. YA ne sobirayus' idti. ya sobirayus' ostat'sya (Ya te dije que tú y Damian son todo lo que me queda si esto se va de rumbo. No voy a irme. Voy a quedarme).

          Él alzó ambas manos, finalmente rindiéndose frente a la mujer. Steve, orgulloso por la decisión de su compañera, miró en dirección a Wanda.

           —Tan pronto como esa gema esté fuera de su cabeza...—ordenó el rubio a la bruja—. La destruyes.

          Wanda asintió—Lo haré sin dudarlo. Tengan cuidado.

          Markus le envió una última mirada a Wanda, quien le sonrió antes de que las trompetas de la destrucción se desencadenasen.



━━━━━━━━

sin editar

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top