x. el exilio


CICATRICES DE BATALLA,
capitulo diez: el exilio!



          VISIÓN FUE LA PERSONA QUE MARCÓ UNA LÍNEA DIVISORA JUSTO DELANTE DEL EQUIPO QUE SE ABRÍA PASO HACIA EL HANGAR, deteniendo abruptamente a los Vengadores en su carrera y tensionando mucho más las cosas. Markus alzó su mirada, topándose con la figura del androide de piel roja en el aire, su capa ondeando con la ligera brisa que había en el lugar. Damian soltó una risita antes de señalar al androide desde su lugar en el pecho de Markus, buscando a su padre con la mirada. La postura de Visión era amenazante, al igual que firme y eso intuía que él estaba a punto de hacer una declaración final que podría terminar para bien, como podía terminar para mal. Markus se mostró expectante con las decisiones que tenían a mano, pero ya sabía que ocurriría lo inevitable.

          El conflicto empezaría.

          Pero, ¿acaso podrían detenerlo justo a tiempo?

          El sol generó un gran contraste contra la figura del androide, quien no había cambiado su posición en ningún momento. El humo que salía de las cosas que ellos habían destruido rondaba en el aire de manera libre, alertando posiblemente a las autoridades que una gran pelea se iba a desatar en un aeropuerto. Stark fue bastante listo en haber evacuado a todo el personal y Markus ni siquiera lo juzgó por ello, era un movimiento más que estratégico si las cosas se ponían feas. ¿Para qué arriesgar la vida de ciudadanos en un conflicto en el que ellos no estaban metidos? Era coherente, incluso. No se necesitaba derramar sangre inocente, incluso si eso se trataba de daños colaterales — cosa que siempre lo había.

          Las palabras de Tony, en ese momento, retumbaron en la mente de Markus.

          Estoy tratando de evitar que tú hagas pedazos a los Vengadores.

          (Markus sabía que eran ambos lados los que estaban haciendo pedazos a los Vengadores.)

          —¡Capitán Rogers!—bramó Visión desde el aire—. Sé que cree que está haciendo lo correcto. Pero por el bien común...debe rendirse ahora.

          Frente a ellos, a una distancia bastante prudente al parecer del castaño y su equipo de asesinos, el equipo contrario se ponía de pie para poder enfrentarlos con la misma ferocidad que el grupo de Markus. En ese preciso instante, él ya se daba cuenta de que las cosas podrían terminarse de dos maneras: venciendo o perdiendo. Visión aterrizó detrás de Natasha, mientras que el resto del grupo de Tony se alineaba para poder estar a la misma altura donde estaba el hombre de metal. Un silencio muy incómodo se hizo entre ambos equipos, cubierto por tantas emociones que parecieron abrumar a Damian Belova, quien miraba sin comprender lo que posiblemente pasaría.

          Markus miró en dirección a Natasha, quien, juzgando por su expresión, podía estar queriendo decirle muchas cosas al mismo tiempo.

          Él quería ser capaz de leer su mente.

          Pero su semblante frente a él, la idea estaba clara.

          Por favor, detén esto.

          (Markus no podía, a pesar de que él quisiese.)

          Lo siento.

          Natasha apretó sus labios y Damian podía percibir la tensión que había entre ambos. Markus ejerció presión en sus puños, dispuesto sentir cómo esa misma tensión recorría su cuerpo entero. Algunos miembros del equipo se sintieron de la misma manera, pero permanecieron expectantes ante el silencio que estaba generado en el exterior, esperando a que alguien diga algo para simplemente avanzar en un espacio tan estancado. El equipo de Tony no se detendría en arrestarlos, pero el equipo de Steve no se detendría en intentar de hacer lo correcto.

          —¿Qué hacemos, Cap?—preguntó Sam.

          —Luchamos.

          Su voz era firme.

          Y ellos finalmente avanzaron, el equipo de Tony también empezó a avanzar. Cada paso que daba aumentaba la velocidad, cada paso que se daba achicaba la distancia que ellos mismos habían puesto frente a ellos, cada paso adelantaba lo inevitable y Markus se pudo ver corriendo en dirección hacia el grupo contrario — decidido a tomar vuelo para abrirse paso y tomar el quinjet para evitar otro gran conflicto mundial con más super soldados. El equipo de Tony corrió con más rapidez sobre ellos, justo a tiempo para hacer colisión contra ellos y Markus fue el primero en atacar lanzando una gran bola de energía contra Rhodes, la cual se estrelló a un costado, generando una explosión. Una telaraña intentó detener su movimiento y él la quemó con un toque de su mano.

          Había disparos que dirigían balas hacia todos lados.

          Los casquillos de las mismas caían directamente en el suelo.

          Darren, por su parte, buscaba una manera de escabullirse por entre los autobuses y dirigirse al quinjet sin ser detectado. Él soltó un chillido cuando Visión disparó el rayo proveniente de la Gema de la Mente y corrió a un lado para ponerse a cubierto. Dominica decidió entablar una batalla contra el muchacho arácnido y Mikhail ayudaba a Bucky con el nuevo rey de Wakanda. Wanda y Scott se encargaban de Rhodes, quien alternaba su método de pelea entre tierra y aire. Lo que dejaba a Clint y a Markus (quien continuaba cargando a Damian) contra Natasha Romanoff. El castaño fue el primero en atacar a la pelirroja, su maniobra siendo más defensiva que ofensiva pero el puñetazo que le atestó ella en el rostro y la patada que lo hizo caer de espaldas — terminó inmovilizándolo contra uno de los bastones eléctricos de su mujer.

          Damian estaba fascinado por los colores.

          Clint apuntó una flecha hacia ella.

          Natasha alzó su mirada—Todavía somos amigos, ¿no?

          —Depende de cuan duro me pegues a mi o a él—replicó Clint con su arco bien tensado.

          —A ti, no te pegaré tan duro—señaló la pelirroja mirando a Barton y bajó su mirada a Markus—. No ty, ty poteryayesh' vse svoi zuby (Pero tú, perderás todos tus dientes).

          —Da, ya opredelenno nemnogo skuchal po tvoyey kompanii (Sí, definitivamente extrañé un poco tu compañía)—replicó el castaño sonriendo de manera socarrona—. No... (Pero...).

          En un movimiento rápido, él enredó ambas piernas en ella y utilizó su fuerza para rodar a un lado (sin siquiera lastimar a Damian), poniéndose de pie de manera casi instantánea para tomar una instancia de pelea y disparar un disco taser a su dirección para inmovilizarla por un momento. Pero, tal vez era peor cuestionar las habilidades de su mujer de manera tan vivaz que ni siquiera él lo pensó con claridad en ese momento y actuó por simple instinto. La pelirroja lo esquivó antes de utilizar sus manos para deslizarse e intentar lanzarle una patada a las piernas de Markus, quien fue rápido en alejarse de la tierra, manteniéndose suspendido en el aire.

          —Markus, esto puede terminar de una manera—sentenció la pelirroja alzando su mirada hacia él y parecía estar asustada de decirle cómo podrían terminar las cosas—. No quiero que termine así.

          —Nat, no nos han dejado otra opción—declaró el castaño aún en el aire, Damian intentó alzar sus brazos en dirección a ella—. Si permitimos que Zemo y Black activen a esos soldados...

          —¿Cómo puedes probarlo?—inquirió la ex asesina mirándolo a él y alternando su mirada hacia Clint—. ¿Y si es una trampa?

          —Pues ya hemos caído en ella, Nat—dijo Clint con su arco aún tensado—. No podemos permitir que tú caigas también. Déjanos terminar esta misión.

          —Si lo permito, un escuadrón comandado por Ross los matará—señaló Romanoff antes de agarrar su bastón—. No quiero nada de eso. No quiero que un político idiota se meta con personas que van más allá de sus capacidades.

          —Ese será nuestro problema, Romanoff—bramó Markus aterrizando frente a ella—. No queremos que te entrometas. Incluso si eso llega a matarnos.

          Rápidamente, ella disparó un disco taser en dirección al hombro de Markus, pero este lo esquivó y fue dirigido hacia Barton. La pelirroja iba a lanzar un bastón junto con una patada, pero esta se vio detenida por un fulgor color escarlata, la cual terminó lanzando a la Viuda Negra a un lado; terminando por estrellarla contra un camión. Los dos Vengadores miraron en dirección a Wanda, quien estaba a un lado y ambos le fulminaron con la mirada — la gemela Maximoff los miró de forma muy inexpresiva, cosa que a cualquiera le haría temblar de miedo si no la conociesen.

          —Qué sutil eres, Wanda—declaró Markus.

          —Estuviste midiendo tus golpes—sentenció la muchacha de traje rojo oscuro—. Tenía que hacer algo.

          Tony entró en escena para poder disparar contra ellos y los dos agentes se pusieron a cubierto. Markus sacó sus armas para dispararle a Tony, mientras que Clint lanzaba sus flechas para poder distraerlo de manera rápida. Scott Lang apareció a su lado, sacándole un respingo a Markus y Damian al mismo tiempo. El hombre que podía encogerse como una hormiga saludó de manera amistosa al bebé, colocándose contra la pared soltando un pequeño grito para evitar que Tony le disparase a él. Markus se volvió a mirar al traje que seguía en el aire y luego miró en dirección al niño.

          —Tengo que llegar hasta él, pequeño—dijo el castaño al niño—. Por eso, te quedarás con el tío Clint.

          —Huh, ¿qué?—declaró el arquero antes de recibir el portabebés—. ¿Y tú qué diablos vas a hacer?

          —Intentaré de derribar a Tony, de alguna manera u otra—añadió el castaño ajustándole las correas—. Tenemos que deshabilitar uno de los trajes.

          —Creo que puedo ayudar con eso—intervino Scott Lang a su lado—. Puedo encogerme y así entrar al mecanismo interno del traje.

          Markus lo miró por un momento, meditando su respuesta, y si eso podía darles más tiempo para que Steve y Bucky junto con algún miembro más del equipo — él tomaría esa propuesta con los mejores ánimos. El castaño asintió, permitiendo que Scott se encogiese una vez más para poder pararse en su hombro, y luego le regaló un guiño de su ojo derecho al arquero antes de salir volando en dirección a Tony para pegarle un puñetazo. Rápidamente, él se decidió por retomar su ataque agarrando el traje para arrastrarlo un poco por el suelo antes de que Tony disparara directo en su cara; provocando que pequeños fragmentos del tejido se saliesen, pero volviesen a su lugar en cuestión de segundos.

          —Sea lo que estés haciendo, Belova, recomiendo que lo reconsideres—le advirtió Tony en el aire—. Yo no soy el enemigo aquí.

          —Sé que no lo eres, Tony—respondió el castaño a una distancia prudente, a la misma altura que Stark—. Tú no serás mi enemigo, pero eres una persona que se interpone en el camino, en el camino de un objetivo que debemos lograr.

          —Sea lo que estés haciendo, Markus—dijo Mikhail por los comunicadores antes de soltar un gruñido—. No te detengas, estamos ganando tiempo.

          —¿Cómo puedes estar tan seguro?—le reprochó Tony—. ¿Cómo puedes creerle a él, mensajero de la muerte?

          —Barnes sufrió lo mismo que mis compañeros y yo—añadió el mayor de los Belova, buscando hacer entrar a Tony en aquel círculo de empatía—. Lo utilizaron como un juguete, lo doblegaron hasta el punto de romperse. Barnes no tiene nada que ver con esto, pero sabe quién está detrás y es nuestra misión detenerlo.

          Tony levantó su mano en dirección a él—Entonces realmente lamento hacer esto, Markus.

          —Yo también.

          Markus voló hacia él, volviendo a repetir su movimiento antes de que el hombre metal empezase a disparar en su dirección e hizo que el castaño esquivase cada oportunidad, acercándose rápidamente hacia él para permitir que Scott haga su trabajo deshabilitando cosas primarias en el traje. Belova estuvo a punto de atacar otra vez, pero Visión fue rápido en apartarlo con su rayo de la gema y el castaño salió disparado hacia un autobús que terminó siendo partido a la mitad por el calor irradiado por Markus. Un par de explosiones se escucharon a lo lejos, siendo seguidas por un pitido que zumbaba en los oídos del castaño. Todo a su alrededor se quemaba, se destruía, se hacía añicos.

          Estoy tratando de evitar que tú hagas pedazos a los Vengadores.

          El mayor de los Belova lamentó tal tragedia.

          ¿Por qué? Simplemente porque él ya no veía una vuelta atrás para las decisiones que él y su equipo habían hecho. El camino por el que vinieron desapareció entre la niebla blanca, el cual, si se miraba lo suficiente, le hacía recordar a ese bosque iluminado con luna roja — ya no podía verse, ya no era factible volver por allí. La única alternativa era seguir adelante y tantear el terreno que se venía de manera futura frente a ellos. Markus levantó vuelo y volvió a unirse a la lucha otra vez, donde todos divididos caerían uno a uno.




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Berlín, Alemania — 2 horas después.

          Natasha todavía intentaba con todo su esfuerzo el poder comprender cómo todo pudo irse ligeramente al sur en cuestión de horas, cómo todo podía haber cambiado tan drásticamente que terminaron por destrozarle la columna a James Rhodes, arrestando a parte del equipo de Steve, Mikhail y Dominica escapando en el proceso para poder esconderse en otro lado e incluso la propia Romanoff permitiéndole el escape a Steve, a Bucky y Darren. La mujer de cabellos pelirrojos largos apretó sus labios antes de acomodar su agarre en Damian, quien estaba recostado contra su hombro de manera relajada y sus ojos cerrados debido al cansancio. El niño acababa de presenciar una colisión de dioses, de personas que tienen el poder de hacer el bien, pero estaban enredados en muchas diferencias.

          Ella no quería nada de eso.

          ¿Pero qué otra opción quedaba?

          —YA sozhaleyu o tom, chto ty videl segodnya, malysh (Lamento lo que viste hoy, pequeño)—murmuró la mujer en ruso—. Vy ne zasluzhili uvidet' takoy konflikt (Tú no merecías ver tal conflicto).

          Damian ni siquiera se inmutó en su siesta, sus pequeñas manos agarrando la chaqueta de cuero negra que tenía su madre puesta.

          Natasha caminó por los pasillos en el hospital, repletos de enfermeras entrando y saliendo por las puertas de diferentes habitaciones. Sin embargo, ella se encaminó directamente a la sala donde Tony y Visión estaban presenciando una resonancia magnética del cuerpo de James Rhodes, quien estaba recostado al mismo tiempo que entraba a la máquina para poder ser escaneado magnéticamente. Al posarse en el umbral de la puerta, ella logró ver a Visión mirando de manera muy escéptica la situación, ya que gracias a él su rayo proveniente de la gema provocó que el reactor ARC del traje de Rhodes fallase. Tony, quien tenía un soporte en su brazo izquierdo, ladeó su cabeza hacia la pelirroja y ella le devolvió la misma mirada, la cual no prometía buen augurio.

          Sin embargo, ella sabía que ambos tenían que hablar seriamente.

          Algunas cosas no quedaron resueltas y otras...simplemente empeoraron.

          Tony la siguió hacia un balcón descubierto, justo en el exterior y Natasha volvió a acomodar a Damian. Su mirada hacia el horizonte de árboles, el silencio algo tenso entre ambos Vengadores.

          —Los doctores dicen que tiene vértebras destrozadas desde la L4 a la S1—recalcó Stark a su lado—. Laceración máxima de la médula espinal. Probablemente quede con parálisis—miró discretamente al niño que ella cargaba—. ¿Tu niño está bien?

          —Mi hijo está en perfectas condiciones—respondió ella con la mirada frente, su agarre en el niño haciéndose más fuerte de manera casi instintiva—. Solo estuvo en un mal lugar, en un mal momento.

          —Yo no puedo creer que tu hombre haya decidido traerlo.

          Tal vez, él tenía sus propias razones.

          Natasha simplemente se permitió pensar en eso.

          —Steve no se va a detener—sentenció la pelirroja antes de ladear su cabeza hacia él—. Si tú tampoco, Rhodey va a ser el caso menos grave.

          —Los dejaste ir, Nat—le recriminó Tony antes de mirarla—. Permitiste que tres personas lograsen escapar en un quinjet, que dos Vengadores que fueron asesinos de la KGB también estén en la fuga y que tu marido esté recluido en una habitación aquí con veinte guardias custodiándolo.

          —Nosotros lo manejamos mal—replicó Natasha mirándolo de forma enfadada, su vista tan implacable como la de él.

          —"¿Nosotros?"—se burló el millonario enfadado—. Debe ser difícil sacarse de encima todo eso de ser doble agente. Se pega en tu ADN. Dudo que tu hijo no aprenda eso de sus padres.

          Natasha parpadeó dos veces, sintiéndose súbitamente atacada por la ingeniosa observación (que era sinceramente grosera de su parte) que hizo Tony a su persona, y ella podía jurar que si las miradas podían matar: Tony Stark ya estaría enterrado veinte metros bajo tierra hacía mucho tiempo. Su semblante se mostró casi asesino, revelando la mera injusticia de toda la situación y sus ganas reprimidas de partirle la cara con una bofetada — pero la propia Natasha sabía que ella tenía más diplomacia con eso, hasta que su paciencia se acabase, claro.

          —¿Eres incapaz de dejar de lado tu estúpido ego por un maldito segundo?—le preguntó ella con voz amenazadora—. Porque puedo dejarte ese brazo peor de lo que ya lo tienes.

          Tony apretó sus labios, conscientemente aprendiendo de su error.

          (Él sabía que no era lo indicado meterse con una ex asesina que ahora era madre.)

          —T'Challa le dijo a Ross lo que hiciste—sentenció Tony antes de bajar la mirada—. Ellos vendrán por ti, por Markus y por tu hijo.

          Natasha mantuvo su mirada fija en el rostro de Tony, su ceño fruncido y su agarre en su hijo tan inclemente que parecía que lo aplastaría contra ella. Si eso era una amenaza, ella podía jurar que estaba dispuesta a quebrar cuellos de las personas que intentasen lastimarla a ella y a su familia — lo cual no sería nada bueno para nadie, siendo un gran gasto de energía y recursos al enfrentarse a una Viuda Negra entrenada como Natasha Romanoff. Las opciones que le dio Tony en ese momento eran más que escasas, más que inconclusas y más que peligrosas. ¿Qué era lo que tenía que suceder ahora?

          (La marea era alta: las únicas opciones eran hundirse o nadar.)

          Quedarse y pagar por las consecuencias o simplemente retirarse del campo.

          ¿Y qué hay de retirarse?¿Cuándo ya es suficiente?

          Romanoff no se dejaría intimidar por una amenaza que no valía nada.

          —Yo no soy la que necesita cuidarse la espalda, Stark.

          La pelirroja se alejó de él junto a Damian entre sus brazos, dispuesta a buscar a su pareja y salir de ese lugar a toda velocidad para tomar el primer auto que los alejaría de allí, sumiéndolos en el exilio de ser fugitivos. Ella movió sus pies a gran velocidad, al tiempo que preparaba sus muñequeras con sus discos taser activándolos para generar descargas que fuesen poco letales pero suficientes para dejar inconsciente a unos veinte guardias que custodiaban a Markus. Buscó rápidamente una habitación vacía donde podía dejar a su hijo para no tener incomodidades de por medio y salió rápidamente para encontrarse con los diez guardias que custodiaban el pasillo; calculando que los otros diez estaban dentro. El primer guardia se le acercó, con un vago acento alemán en su tono al hablar el mismo idioma que ella.

          —Disculpe, señorita Romanoff, no puede estar aquí.

          Ella no dejó lugar a dudas—Vengo a buscar a mi pareja, si no es molestia.

          —El comandante nos pidió que no dejásemos a nadie entrar—añadió el guardia.

          Sí, definitivamente habían acabado con su paciencia.

          —Khorosho skazhi svoyemu komandiru, chto on mozhet potselovat' menya v zadnitsu (Pues dígale a su comandante que puede besarme el trasero)—declaró la ex asesina en ruso antes de lanzarle un puñetazo en la cara.

          Markus, de manera repentina, empezó a escuchar gruñidos y golpes al otro lado y vio como su mujer entraba en escena pateando traseros de guardias alemanes — indicándole un mensaje oculto a todo eso: ella vino a sacarlo. El castaño, rápidamente, sacó el arma que tenía el guardia y disparó a tres de ellos, golpeó con su codo al guardia que tenía atrás antes de levantarse y sus esposas se derritieron en sus muñecas. Belova lanzó una patada hacia otro guardia, disparó dos veces más y utilizó la camilla en la que estaba sentado para enredar sus piernas en el torso del último guardia de manera lateral para lanzarlo contra la misma camilla. Logró discernir que alguien había entrado y se giró, apuntando con su pistola a Natasha, quien también le apuntaba con una.

          Luego de lo que parecía una maldita eternidad, ella habló.

          —¿Estás bien?—reclamó la pelirroja—. ¿Te han hecho algo?

          —Se han burlado de mí, pero no me han hecho nada—respondió el castaño poniéndose de pie—. ¿Tú estás bien?¿Dónde está Damian?

          —Estoy bien, Markus. Damian está dos habitaciones al este, durmiendo—añadió ella encogiéndose de hombros, súbitamente tensa—. No podía traerlo a este pequeño conflicto.

          —¿Viniste a matarme?

          —¿De que mierda me estás hablando, Markus?—dijo Natasha enfadada—. No he venido a matarte, he venido a buscarte y a sacarte de aquí. Nos vamos.

          —Algo me dice que este es un escape furtivo.

          —No es que Tony me haya dejado tanta opción...

          ¿Cuándo ya es suficiente?

          Markus frunció el ceño—¿Qué...?

          —T'Challa le dijo a Ross que los ayudé, que estuve como doble agente—declaró la pelirroja con absoluta solemnidad y él podía ver aquella decepción—. Eso viola directamente a los acuerdos, ambos estamos en la misma posición ahora.

           Ambos eran fugitivos.

          Ambos debían sumirse al exilio.

          —¿Ahora me crees?—recalcó el castaño mirándola fijamente.

          —Te creo, a pesar de que sea demasiado tarde—sentenció ella buscando no sentirse más culpable de lo que ya se sentía—. Busquemos a Damian y salgamos de aquí.

          Markus asintió antes de agarrar otra arma y salir junto a su mujer para poder buscar a Damian en las habitaciones contiguas, encontrándolo despierto y sentado en su cama, alargando sus brazos para estar con su madre. El trío se digirió rápidamente a la salida por el ascensor más cercano, Markus robándole una llave a un hombre que se hallaba esperando a un lado en la recepción y la escondió dentro de su bolsillo antes de salir. Se subieron al auto indicado, Natasha apretó el acelerador y Markus ya podía ver que se alejaban del hospital en silencio. Damian rebotó en el regazo de su padre, intentando ponerse de pie para poder mirar el paisaje, pero Markus tuvo un fuerte agarre en su cintura para que se quede quieto y él protestó en voz alta.

          —Tranquilízate, colega—lo reprendió Markus—. Ni siquiera yo sé cuándo nos bajaremos de aquí.

          —Dominica y Mikhail—declaró Natasha al volante—. ¿Dónde están?

          —Posiblemente saliendo de Alemania mientras hablamos—dijo él con la mirada al frente—. ¿Rhodey está bien?

          —Los doctores le dijeron a Tony que tiene vértebras destrozadas desde la L4 a la S1. Probablemente quede con parálisis—añadió ella con la mirada al frente—. Sigue con vida, de manera milagrosa.

          Markus asintió antes de mirar al frente, varios autos estaban en la autopista, algunos cruzándose de carril para llegar más rápido a un lugar, un lugar que Markus no sabía de qué se trataba. Él no estaba seguro de a dónde los llevaría Natasha en ese preciso instante, ni siquiera ella lo sabía, pero las palabras que le dijo Tony permanecían en su cabeza como una quemadura: "T'Challa le dijo a Ross lo que hiciste. Ellos vendrán por ti, por Markus y por tu hijo". La pelirroja negó rápidamente con la cabeza, apretando su agarre en el volante y al mismo tiempo que aceleraba entre los autos. Instintivamente, Markus le colocó una mano sobre la de ella, a forma de tranquilizar esa tensión y Damian intentó hacer lo mismo, estirando su corto brazo en dirección a ella. La pelirroja miró a ambos, su semblante parecía estar desconcertado, pero ellos la miraron como si ella fuese la única persona que podría comprenderlos. Natasha desaceleró un poco, buscando su teléfono para tendérselo a Markus.

          —¿Qué quieres que haga con esto?—inquirió el castaño.

          —Hay un contacto llamado 000—declaró la pelirroja—. Su nombre es Mason, un conocido que es gran amigo mío y que salvé su trasero en varias oportunidades como agente de SHIELD. Él nos ayudará a escapar y mantenernos por debajo del radar un tiempo.

          —De acuerdo...

          —¿Confías en mí, Markus?

          Markus le miró algo desconcertado.

          ¿Qué clase de pregunta era esa?

          —Por supuesto que confío en ti, Nat.

          Natasha asintió con decisión—Envíale un mensaje a Mason pidiéndole ayuda y déjame el resto a mí.

          Markus tocó el contacto y escribió dos simples palabras: "Necesito ayuda", enviándolo enseguida antes de guardar el teléfono en su bolsillo. Natasha Romanoff nunca se detuvo, el trío saliendo rápidamente por entre la pista transitada de Berlín, sin saber qué rumbo tomarían.



FIN DEL ACTO UNO!



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sin editar

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