veintiséis

Diversión.

En esta ocasión Harry se despertó antes que yo. Mis manos continuaban alrededor de su torso, pero ahora una de las suyas estaba en mi espalda. Alcé la mirada y me sonrió adormilado. Nuestras auras estaban en calma, a pesar de que la de Harry lo había estado aún más anoche.

Harry inhaló una profunda bocanada de aire y estiró sus largas piernas.

—Buenos días —dijo, sonriéndome. Su voz era mucho más grave y áspera debido al sueño.

—Buenos días —susurré, cerrando los ojos y acurrucándome más en él. Comenzó a reírse y sentí como plantaba un beso en mi cabeza.

—Me duele la espalda —murmuró en mi cabello.

—Te he salvado el pellejo, déjame dormir.

—A propósito, buen trabajo —dijo examinando la cicatriz. Se veía muchísimo mejor que anoche.

—Cállate —murmuré, intentando dormir de nuevo.

—En serio, no me sorprendería si pronto comienzan a aparecerte tatuajes en la espalda —sonrió. Asentí, pero no dije nada. Sentí como fruncía el ceño contra mi cabeza—. ¿Qué pasa? ¿Por qué estás enfadada conmigo, Autumn?

—No lo estoy —musité, poniéndome en tensión.

—Mentirosa.

—¿Cómo sabía Jo lo que pasó ayer? —pregunté.

—¿Acerca de que te besé? —Sentí mi pecho avivarse ante tal pensamiento. Asentí—. Lee a las personas como una posesa. Nosotros nos hacemos una idea de lo que los otros están pensando. Ella sabe perfectamente en lo que pensamos.

—No estaba pensando en eso —lo miré ceñuda. Oh. Espera—. ¿Por qué tú sí?

—Bueno..., joder, ¿no se me permite ser feliz? —Sentí su sonrisa. Y pronto mi rostro comenzó a arder—. Aw, mírate, te estás sonrojando —dijo Harry, sonriendo ampliamente contra mi mejilla.

—Cierra. La. Boca —le di un codazo en el pecho.

Harry comenzó a hacerme cosquillas y le volví a golpear pero esta vez con más fuerza, mientras sentía su risa en mi oído y cómo su cuerpo se apartaba para agarrar mis manos. Sostuvo mi brazo escayolado sobre el bueno, sentándose a horcajadas sobre mí.

—Entonces —habló, haciéndome cosquillas una vez  más antes de inclinarse y besar mi mandíbula—, ¿por qué más cosas estás enfadada conmigo?

—¿Por qué no me dijiste que fumabas? —pregunté con el corazón latiéndome desesperado.

Harry se quedó mirando como mi aura se arremolinaba alrededor de mi cuerpo, girándola con su mano libre.

—No lo hacía, desde hacía varios meses —contestó—. Ya casi lo había dejado.

—Oh —dije. Harry examinó mi rostro—. Eso es todo —respondí cuando me preguntó por más cosas. Entonces, me miró de soslayo y me llamó mentirosa—. Ayer fuiste muy mezquino —murmuré, moviendo mis piernas.

Suspiró y asintió. Después se inclinó y volvió a plantar un beso en mi mandíbula. Jadeé cuando sus besos descendieron por mi cuello y mi clavícula, después pasaron a mis hombros, para finalizar en mis mejillas, mi nariz y mi frente. Sentía los latidos de mi corazón por todas partes. Tenía la boca aguada con el sabor de la vainilla. El aire de nuestro alrededor era mayoritariamente de un rojo brillante.

—¿Puedo volver a besarte, ahora? —preguntó con una voz grave, lenta y jodidamente sexy.

Asentí ansiosamente, nuestras narices rozándose ante mi acción. Harry se rió y acercó su cuerpo al mío, liberando mis manos. Al segundo de que lo hiciese, las coloqué alrededor de su cuello y me incorporé, estampando mis labios contra los suyos. Eso lo pilló por sorpresa. De hecho, reaccionó al segundo o dos.

Se sentó contra mi cama y sentí sus manos rodear mi espalda. Dirigí mis dedos a su cabello, sorprendiéndonos a ambos hasta tal punto que dejamos de besarnos durante unos segundos. Entonces, fue él quien se hizo con el control; sus largos brazos sostenían mi cuerpo y sus manos acariciaban mis hombros.

—Pero, ¿a ti qué te ha dado? —murmuró, rompiendo el beso por un segundo, antes de volver a besar mis labios.

Había algo de preocupación en sus ojos cuando se alejó y esperó mi respuesta.

Me encogí de hombros.

—No lo sé. ¿Te estás quejando?

Harry sonrió y yo lo imité, besándolo otra vez. Aunque no lo sabía. A ver, nunca me habían besado así. Nunca había besado a alguien. No sabía lo que pasaba.

—En serio, ¿estás bien? —dijo Harry, apoyando su cabeza sobre la mía.

Asentí.

—Me asustaste —acaricié su brazo.

Se rió.

—Venga, no pensarías que lo haría y moriría delante de ti, ¿verdad?

—Pues sí, un poco —refunfuñé. Harry frunció el ceño—. ¿Qué? ¡Te cortaste la puta muñeca! Te desmayaste por la pérdida de sangre y, mierda, tu aura era... así de grande —gesticulé con mis manos—. Podrías haber muerto fácilmente en frente de mí.

—Por supuesto que no —espetó—. ¿Por qué haría algo así?

—Oh, no sé, tal vez porque perdiste MÁS DEL 40% DE LA SANGRE QUE HAY EN TU CUERPO. ¡HARRY! Pudiste haber estado cerca de... una hemorragia de clase IV —dije.

Me miró ceñudo.

—¿Qué?

—Pierdes una gran cantidad de sangre y te mueres. En la de clase IV no hay ninguna posibilidad de que vivas, en serio, a menos que consigas ayuda de inmediato. Puedes llegar a perder un 40% de sangre antes de que necesites ayuda de verdad —dije—. Sólo hay cuatro grados en el concepto de hemorragia, y lo más seguro es que tú estuvieses en el cuarto.

—Mm, me parece bien que seas la persona más formal que conozco —sonrió.

—¡No es ninguna broma! ¡Estuviste así —gesticulé con mis manos— de morir! —le di un empujón.

Harry comenzó a reírse y apartó mi mano.

—Pero sigues estando encerrada conmigo —murmuró con los ojos fijos en mis labios a medida que hablaba—. Lo siento, amor, no es tan fácil —Harry acarició mi mejilla y sonreí.

Lo miré boquiabierta. No sabía si sonreír, gritar, fruncir el ceño o comenzar a reír. Era extraño, además de su carácter cambiante, pero eso se veía venir. Toqué su pecho con mi mano. Los latidos de su corazón latían con regularidad, no más rápido de lo que deberían. Por lo que había remplazado toda la cantidad de sangre que había perdido.

Tenía razón; sanaba rápido.

—Hey, ¿las hemorragias están relacionadas con las hemorroides? Porque no quiero tener nada de eso —dijo Harry colocando ambas manos en los bajos de mi espalda.

Puse los ojos en blanco.

—Las hemorroides son enfermedades de transmisión sexual, Harry. Una hemorragia es un término empleado para referirse a la pérdida de sangre.

Asintió con la cabeza.

—Entonces, ¿cuáles son los otros grados en el concepto de hemorragia?

—El primero es cuando pierdes alrededor del 15%, luego entre el 15-30%, después está el 40% o más —respondí—. Y tú perdiste casi dos litros de sangre, Harry... incluso más. Fue repugnante.

—Lo siento —sonrió—. Me gusta cuando me hablas como una empollona. —Pegó su nariz a la mía y volvió a sonreír, haciéndome sonrojar antes de ponerse en pie.

—¿Qué? —respondí cuando me preguntó que qué había hecho con la sangre.

—¿Qué hiciste con ella?

—Um, la tiré por el fregadero de la cocina, ¿por qué? —pregunté.

Pero Harry no me respondió, salió de mi habitación. Escuché sus pisadas repiquetear sobre el parquet a medida que descendía la escalera, hasta que llegó a la moqueta. La casa entera tenía el suelo de parquet, excepto los tres cuartos de baño que eran de azulejos y el salón de moqueta.

Después de un minuto, lo escuché gritar:

—HEY, AMOR. ¿ES DE PORCELANA?

—NO, CREO QUE ES DE ESMALTE VITRIFICADO —le respondí gritando.

—¡MIERDA! ¿PODRÍAS TRAERME UN POCO DE TU CHAMPÚ? —vociferó.

Fruncí el ceño, aunque le grité que ahora se lo llevaría. Cojeé hacia el cuarto de baño en busca del champú.

—Ven a las escaleras —dije al final del pasillo. No tenía intención de bajar, así que dejé caer el envase. Estaba cansada y odiaba bajar las escaleras si no tenía las muletas a mano.

—No, ven aquí —dijo—. Quiero enseñarte cómo hacer esto.

—Nooo —me quejé.

Pude llegar a escuchar su frustrado suspiro desde aquí arriba, antes de que viniese directo hacia la escalera. Cuando llegó a la parte superior de ésta, me miró por encima de su hombro expectante, con ambas manos en forma de jarra.

Tosí.

—¿Puedes bajar algunos escalones? —pregunté en voz baja, con la cara ardiendo.

—Sube hostias —refunfuñó.

Me crucé de brazos. Harry esperó un par de segundos, suspiró, y comenzó a descender. Subí a su espalda, agarrándome a sus hombros para no caerme mientras él colocaba sus manos debajo de mis muslos.

Me llevó hacia la cocina y me colocó sobre la isla. Me gustaba mi cocina. El suelo de madera era más claro que el de los armarios o el de la encimera. El fregadero era antiguo, como el resto de la casa. Nuestra cocina y horno eran de acero inoxidable, como el frigorífico. Había una gran ventana detrás de los fogones de la cocina.  Aunque ahora no servía para nada ya que últimamente no dejaba de nevar.

Harry me miró a mí, después al fregadero, haciéndome desviar la mirada hacia aquella zona. Oh. Ew.  Había como una especie de anillo rojo alrededor del tapón. Se dio la vuelta y cogió la botella azul que había en mi mano, vertiendo un poco en una esponja y aplicándolo a lo largo del anillo que se había formado.

—¿Por qué champú? —pregunté cuando nos sentamos a esperar.

—Está hecho para acabar con los aceites humanos. Eso fue lo que dejó la mancha.

Después de un par de minutos lo quitó con agua, recordándome que ésta debía estar caliente, pero frunció el ceño cuando vio que aún estaba ahí.

Se volvió a dar la vuelta y me miró.

—¿Tienes fosfato trisódico? —preguntó.

Lo miré ceñuda.

—¿El compuesto químico? Claro, ¿quieres una taza o dos? —me crucé de brazos, rebuscando en mi bolsillo. Después, fingí aparentar confusión—. Oh, ¡espera! ¡Soy normal! NO, NO TENGO NADA DE ESO, ERES UN...

—¿Soplapollas? —me interrumpió, enarcando una ceja y abriendo el armario de debajo del fregadero. Se agachó para poder echar un vistazo. Me crucé de brazos. Al segundo volvió a ponerse en pie, y se dio la vuelta con una bolsa roja y blanca (que parecía un saco de harina), alzándola en frente de mí con una petulante mirada.

Mi rostro pronto adquirió un violento tono rojizo.

Fosfato Trisódico.

—Se buena chica y tráeme tres litros de agua y una cucharilla —sonrió dándome golpecitos en la mejilla. Después se dio la vuelta para continuar frotando la mancha de sangre con champú.

—Primero me besas y después te comportas como un completo gilipollas —refunfuñé, saltando de la encimera y manteniendo el peso de mi cuerpo sobre el pie bueno.

Harry se giró, sorprendido por el lenguaje que había utilizado. Me sonrojé cuando lo vi dejar la esponja y la botella de champú en el fregadero, para después inclinarse sobre la encimera con sus manos a ambos lados de mi cuerpo, acorralándome.

—¿Qué? —cuestionó. Su semblante reflejaba una mezcla entre diversión y enfado. Me agazapé, encogiéndome contra la isla—. ¿Otra vez estás diciendo palabrotas?

—No.

—¿Y mintiéndome? Por Dios, Autumn. Pensé que eras inocente y dulce —exhaló, haciéndome estremecer cuando sentí su aliento en mi cuello. No pude evitar dejar escapar un jadeo cuando sus labios atacaron esa zona en cuestión.

—Y-yo... Harry.  —dije en voz baja, esperando que parara de besarme el cuello.

—Ocupado —murmuró, succionando dulcemente mi piel. Y fue lo suficiente para descontrolar los latidos de mi corazón y entrecortar mi respiración—. ¿Puedo recibir algún mensaje?

Coloqué ambas manos en su pecho y lo aparté con un suave empujón. Harry me miró ceñudo, reflejando la decepción y la preocupación en su mirada.

—¿Me estás apartando?

Mis mejillas ardieron.

—N-no como... No de la forma... Yo... —tartamudeé.

—Utiliza tus palabras, dime que no. No quiero hacerte daño —frunció el ceño, colocándome un mechón de cabello detrás de la oreja. Con sus manos alzó mi barbilla—. ¿Vale?

—Sí —asentí, sintiendo mi cara entera arder—. Sí, vale.

Sonrió gratamente.

—Intentaré no ser un gilipollas, Autumn —aseguró.

Asentí, y me fui a buscar un cuenco grande para echar la cantidad de agua que me había pedido.

Cuando terminó de mezclar el fosfato trisódico con el agua, le puso el tapón al fregadero y vertió la mezcla en éste. Después, me llevó de vuelta a las escaleras. Ambos acordamos en pasar el rato en mi habitación porque estábamos casi seguros de que algo pasaría con Liam o con Miles o con Zayn o con Louis o con Jo. A partir de ahora, a estos tres últimos, los llamaría la Pandilla.

Harry dibujó conmigo, tumbado sobre el suelo de madera con lápices esparcidos y hojas de papel por todos lados. No había ningún sonido salvo el que hacían nuestros lápices al deslizarse por la superficie de la hoja. Hasta que rompió el silencio.

—¿Ni siquiera me vas a preguntar cómo es que sé hacer saltar las manchas de sangre? —preguntó.

Me encogí de hombros, sombreando el pétalo del lirio que estaba dibujando.

—No quiero saberlo —dije. Parecía estar decepcionado ante mi respuesta. Y yo sabía el por qué—. No es porque te tenga miedo —añadí rápidamente—. Sólo intento salvar tu reputación para no pensar en ti como un psicópata.

Harry sonrió.

—No sé, Autumn. Poseo una importante reputación.

Le lancé un trozo de goma. Harry comenzó a reírse y me la devolvió, así que le tiré mi lápiz y él me tiró su goma. Entonces yo le lancé un zapato que había al lado mío y reaccionó de una manera tan dramática, acerca de cómo mi zapato le había dado en su bícep, que comenzó a pellizcarme la mejilla, por lo que le di un golpe rápido en la frente, apartándome de él. Ante eso comenzó a hacer pucheros afirmando que mis uñas se le habían clavado en la piel, por lo que rodé los ojos. Lo único que eso le provocó fue que cogiera un berrinche, diciéndome que no iba a respirar más y que se iría de la habitación a menos que le diera un beso en la frente.

Suspiré, riéndome de lo inmaduro que era, y fui a darle su ansiado beso. Como era de esperar, en el último segundo, se levantó para que mis labios conectasen con los suyos. En su lugar, le agarré la mano y le pegué un mordisco en el borde de su dedo meñique.

Harry me miró boquiabierto, sin color en el rostro. Después, cerró la boca y se cruzó de brazos.

—Voy a llamar a la policía.

—Eres tan inmaduro —puse los ojos en blanco, intentando no reírme.

Cogió su móvil que descansaba sobre el escritorio.

—¿Hola? ¿999? Sí, resulta que hay un caníbal aquí conmigo. También me pegó fuego anoche.

Le di un empujón.

—Es 911. Esto es América —dije, arrebatándole el móvil, lanzándolo sobre mi cama.

Harry actuó sorprendido, mientras miraba a su alrededor salvajemente.

—¡Tienes razón! ¡Mira! ¡Un árbol! No tenemos de esos en Inglaterra —señaló hacia mi ventana.

Me levanté del suelo.

—Lárgate con tu fish and chips —señalé la puerta. {n.a: se refiere al plato típico de UK, por si alguien no lo ha pillado}

 —Aw, no lo estás diciendo en serio —sonrió ampliamente, acercándose y agarrándome por la muñeca.

—Tally Ho, viejo amigo —forcé una sonrisa. {n.a: “Tally Ho” es una expresión peyorativa hacia los británicos, creo que no tiene traducción, pero si alguien lo sabe que me lo diga}

—Eso ni siquiera significa adiós —dijo juntando su frente con la mía—. ¿Y qué es eso, Mary Poppins? No soy un aristócrata.

Sofoqué una risilla.

—Pero me sorprende que sepas esa palabra —dije mientras enredaba mis dedos alrededor de su cuello.

—Sí, he dicho una palabra de cinco sílabas la misma mañana que me has llamado gilipollas. Esto es algo importante.

—Que alguien llame a Jesús —sonreí.

Harry comenzó a reírse por lo bajini y caminó hacia delante, dejándome que me apoyara en él en lugar de mantener todo el peso de mi cuerpo sobre la pierna mala. Me presionó contra la pared lentamente, rodeando la parte baja de mi espalda con sus brazos.

—¿Te parece bien que te coja así? —preguntó.

Asentí, inclinándome sobre él. Tal vez estaba acostumbrada a la calidez que desprendía, al olor femenino de su aura carmesí que pegaba tan bien con él, pero que no significaba que no quería más.

—Dios mío, Autumn —murmuró—. Eres tan jodidamente hermosa.

Me sonrojé.

—Cállate —me quejé.

Harry se rió y colocó otro mechón de cabello detrás de mi oreja. Durante un minuto no me dijo nada, tan sólo me miraba, al igual que yo a él.

—¿Interrumpo algo? —preguntó una voz masculina en alto.

Pegué un salto al reconocer al dueño de esa voz. No era Miles, ni Liam, ni Louis.

Era Niall.

Dios, va a matarme.

Harry miró por encima de su hombro.

—Sí —respondió. Le golpeé el pecho—. ¿Qué? Lo ha hecho.

Pasé por debajo de su brazo y crucé rápidamente la habitación hasta donde se encontraba Niall sin darle la oportunidad de decir algo; algo ingenioso o grosero, o que incluso llegara a darle un puñetazo a Niall.

—¿Perdonaaaaaaa? ¿Qué acabas de... —empezó a decir Niall, antes de que le empujara fuera de la habitación y cerrase la puerta tras de mí.

Me llevé las manos a la cara y me apoyé contra la pared. Ya que se trataba de Niall, y reaccionaba de forma exagerada por todo, me preparé mentalmente para lo peor.

—Voy a llamar a Shay.

—¡Tío! No —rogué, sintiendo como mis ojos se me abrían de par en par.

Shay odiaba cuando no le contaba las cosas. Pero muchísimo, con una pasión tan ardiente como mil soles. Por ejemplo, el año pasaso, cuando tuve que encargarme de una obra escolar y no se lo conté hasta dos semanas antes de la noche de apertura, os juro que parecía que se iba a tirar encima de mí y que en cualquier momento iba a comenzar a devorarme. Por lo que no quería saber lo que diría si se enterase de lo de Harry.

—Sí —asintió Niall, sacándose el móvil—. Macho, te tenía contra la pared. Y eso es algo tan ardiente. De verdad, creo que voy a morirme.

Rodé los ojos.

—En realidad lo hace muy a menudo —musité.

—¿PERO QUÉ, AUTUMN RENEE? JURO POR DIOS  QUE SI ME CUENTAS QUE LO HAS HECHO CON ÉL NO VOLVERÉ A HABLARTE EN LA VIDA —gritó Niall. Escuché la risa de Harry desde el otro lado—. Mierda, ¿estuviste tan mal? —frunció el ceño.

Lloriqueé, masajeándome las sienes.

—No lo he hecho con él —refunfuñé con las mejillas ardiendo.

—¡Yo sí! —alentó otra voz.

El alma se me cayó a los pies. Jo. ¿Por qué estaba aquí? ¿Qué hacía aquí?

—¿Qué? —Niall frunció el ceño—. Hey, ¿no eres la camarera de Buzz?

—Lo era. Ahora soy fotógrafa —dijo, mordiéndose el labio y pasando sus ojos por toda la figura de Niall—. Estoy segura de que puedo imaginarnos a los dos juntos.

Jo se apartó el pelo azul del hombro y le lanzó un guiño a mi amigo, quien estaba claramente deslumbrado.

—Pensaba que sólo podías entrar si yo quería —la miré ceñuda.

Puso los ojos en blanco, mientras fingía bailar un vals por todo el pasillo.

—Eso sólo funciona con Harry y los Breesaem.

—Pero... —me interrumpí a mí misma al acordarme de que Niall seguía con nosotras.

—Es humano, estúpida. Escucha lo que quiere escuchar. Tú y yo estamos hablando sobre la compra de sujetadores. Qué penosamente cliché es todo esto —llamó a la puerta de mi habitación—. ¿Harry? Ven aquí, te necesitamos. Louis se ha roto unas cuatro costillas y Liam está ahí fuera esperando para matarte personalmente.

 { Capítulo largo y con algo de retraso :)

Sé que soy una mala persona por tardar tanto en subir pero es que no dispongo de tanto tiempo libre y los capítulos son muy largos —los originales— y me tomo mi tiempo en traducirlos porque quiero que queden lo mejor posible. Y que todos lleguéis a entenderlo. Aunque tengo que aclarar que NO voy a pausar la novela, ¿vale? Así que muchas gracias por aquellas personas que esperan impacientes :')

En este capítulo he hecho un par de aclaraciones y espero que se entiendan todas. Éste va dedicado a @I_Am_Giovanna, ¡espero que te guste baby! <3

Y tengo dos preguntas que me hicieron en el capítulo anterior:

@harrysdimplxs: ¿Qué es eso de las marcas de Nicole y eso?

A ver, se supone que es "el año", ese del que se habló en capítulos anteriores. Entonces tienen que asegurarse de que todos los Erktanae (como sus Repasi) estén marcados. Y por eso van a ver el cuerpo de Nicole, como está muerta.

@LauuGreco: ¿Has estudiado inglés o cómo llegas a traducir tan perfectamente la fic?

Jajajajajaja. Primero, gracias :) Y respondiendo a tu pregunta... he estudiado inglés, de hecho llevodesde los 6 años estudiándolo(? (creo que como todo el mundo). Pero se me da muy bien y me encanta todo lo relacionado con este idioma. Además, me quiero dedicar a esto en un futuro, o sea, al tema de los idiomas y demás (sé más idiomas). Y también tengo que agradecer a una amiga que me ayuda a corregir los capítulos xd.

Bueno, éstas han sido las preguntas. Ya sabéis, si tenéis cualquier duda, decídmelo. Espero vuestros votos y comentarios, y awwwwwww... no sé cómo agradeceros por todo :'') En serio.

Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. }

 

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