veinticinco
Curar
—No la toquéis —advirtió Harry. Permanecí detrás de él, en el vestíbulo del apartamento de Zayn. En su interior estaban Louis, Jo y Zayn. Harry les lanzó una mirada a cada uno, hasta que asintieron. Jo parecía estar más que molesta y Zayn a punto de meterle un puñetazo a Harry.
Harry me condujo hacia el interior, sintiendo como un espeso humo a cigarrillos se cernía sobre nosotros. Le eché un vistazo al grupo. El aura de Zayn era blanca, la de Jo azul marino y la de Louis de un color azul cielo. La que más me gustaba era la suya. En la boca de todos ellos descansaba un cigarrillo.
Zayn le ofreció uno a Harry con una pétrea mirada. Para mi sorpresa y decepción, Harry lo cogió. Zayn le lanzó un mechero pero el rizado se lo devolvió. Estaba segura de que se lo había encendido con su dedo.
—Tenemos que hablar —dijo Harry, dándole una calada al cigarro.
—Acerca de por qué no mataste a la pequeña...
—Sí —vociferó Harry interrumpiendo a Jo. Desvié la mirada a mis pies, aún permaneciendo detrás de Harry—. Ha sido marcada.
—Ambos habéis sido, pequeña pu...
—Cierra la maldita boca, Jo, o juro por Dios que acabaré contigo —gruñó Harry—. Ha sido marcada, y no por mí.
La habitación se quedó en silencio. Todos dieron una calada a sus respectivos cigarros. Me aclaré la garganta, sintiéndome un poco incómoda. Harry se dio la vuelta y clavó sus ojos en mí, echando una bocanada de humo en mi cara y frunciendo el ceño.
—¿Qué?
—No sabía que fumabas —balbuceé—. Eso es todo.
—¿Es acaso un problema? —espetó.
Lo miré ceñuda. Sus palabras me habían herido.
—A lo mejor ella también quiere uno —Jo sonrió con malicia. Mantuve la mirada fija en el suelo—. ¿Cuál es el problema, cariño? —Jo comenzó a reírse, cogiendo un cigarrillo del paquete para después ofrecérmelo.
—Jo —advirtió Louis en voz baja.
—¿Qué? Apuesto a que está molesta porque él no se lo ha contado todo. No lo sabe porque no lo probó cuando esta mañana él le metió la lengua al besarla mientras ella permanecía sentada en su regazo. Nunca lo olió en él —sonrió ella. Sus ojos eran idénticos al color de la piedra fría, escalofriantemente aterradores.
—Jo —la voz de Louis sonó más firme esta vez.
Jo no se inmutó, su mano seguía ofreciéndome aquel cigarrillo. Antes de que pudiese procesarlo, ya se lo había arrebatado. Durante unos segundos mi acción la tomó por sorpresa. Harry alzó ambas cejas y mantuve su atenta mirada a medida que él le daba la vuelta y lo colocaba suavemente sobre mis labios. Se inclinó y conectó su cigarro al mío, encendiéndolo.
—Inspira, amor —murmuró. Hice lo que me dijo, observando como de entre sus labios se escapaba un humo espeso, agrupándose alrededor de mi cara.
No podía volverme adicta a esto. Lo sabía. Al no ser humana, no podía crear una adicción al tabaco o al alcohol, o a algo de ese estilo. Y lo sabía sin que nadie me lo hubiese dicho. Claramente Harry no era adicto, aunque tampoco había sido esta su primera vez. Poseía una buena salud, entonces, ¿por qué yo no debería hacerlo?
Sin apenas darme cuenta, ya tenía la boca llena de humo. Dios, era horrible. Era como si te hubiesen metido un puñetazo en la cara dejándote con la mierda en la boca. Mis ojos se cristalizaron y comencé a toser humo, lanzándole una débil mirada a Harry justo antes de darle otra calada y volver a toser de nuevo.
Sabía mal, mucho. La garganta me ardía y sentía como mi boca me odiaba justo en estos momentos. Intenté no exteriorizarlo mucho, o eso pensaba, y con cada calada que daba se iba volviendo más tolerable. No sabía mejor, sino que era de esperar.
Después de que se recuperasen de su conmoción, los tres que estaban en el sofá sentados desviaron la mirada a Harry.
—Autumn ha sido marcada —dijo Harry, haciendo una breve pausa y rascándose la mandíbula. Llevó sus labios hasta la boquilla del cigarro y, segundos después, un manto de humo salió por éstos—, y no por mí.
Todos se quedaron estáticos.
—Piensas que es el año —dijo Louis lentamente.
—Sí —la voz de Harry era áspera y mucho más grave.
—Así que hay una gran posibilidad de que la tengamos nosotros, o nuestros Repasi —afirmó Zayn, maldiciendo y estrujando su cigarrillo en el cenicero que había en la mesita.
Harry asintió.
A continuación hubo una breve inspección corporal, donde se concluyó que Jo tenía la marca de un rayo en la parte trasera de su cuello, y Louis una concha marina en su hombro izquierdo. Lo que significaba que la chica que Zayn había matado poseía la marca.
—Será mejor que inspeccionemos su cuerpo —propuso Zayn con cautela. Harry volvió a rascarse la mandíbula, para después cerrar los ojos y asentir.
Me sentía enferma. Por culpa del cigarrillo, por todo el tema este de los “cuerpos”, por las otras tres personas que habían en esta habitación.
—Murió hace un par de días. Su cuerpo debería estar en el depósito de cadáveres —dijo Harry. Nicole vivía a dos ciudades más de la nuestra. Probablemente fuesen de noche y entrasen a la fuerza, quienquiera que fuese, lo que significaba que no importaba el momento de la ida.
—¿Quién va a ir? —pregunté, escuchando mi voz mucho más fuerte de lo que había pensado.
Harry descendió su mirada, mirándome.
—Nosotros —respondió.
—¿Nosotros? ¿Tú y yo? —inquirí.
Asintió.
—Zayn podría hacerle algo al cuerpo, Jo se lo follaría y no te voy a dejar aquí. Por lo que te vienes conmigo —sentenció.
—Yo no haría eso —dijeron al unísono Zayn y Jo.
—Eres una ninfómana —Harry señaló a Jo—, y tú tienes serios problemas. —Esta vez señaló a Zayn—. Se viene conmigo. Por cierto, Zayn, bien hecho. Mataste a uno de los nuestros que es más importante que cualquier otra cosa. Gracias.
Zayn clavó la mirada en él a medida que me guiaba hacia la salida.
Una vez que ya estábamos fuera, Harry me arrebató el cigarrillo de la boca y lo lanzó al montón de nieve, pisándolo y apagándolo. Dio una calada más al suyo, y después hizo lo mismo.
Me miró, con ambas cejas alzadas y el semblante serio.
—No vuelvas a hacer eso en tu vida —dijo.
—Fuiste tú quién lo encendió. —Me sentí dolida.
—Porque si no lo hubiese hecho, te habría molestado. No lo vuelvas a hacer.
—¿Por qué no? No puedo volverme adicta —suspiré—. No es malo para mí.
Frunció el ceño.
—Amor, si eso es lo que quieres, adelante. Pero pienso que no deberías.
Tenía razón.
—¿Y por qué tú sí?
—Me tranquiliza —masculló, guiándome hacia el Mustang. Asentí, metiéndome en el coche, cerrando la puerta antes de que él pudiera hacerlo.
••
—Bien, ¿cómo lo hacemos? —le pregunté.
Harry me lanzó una mirada, enarcando una ceja. Se acercó al hombre que había detrás del escritorio. Vi como su esbelto cuerpo se inclinaba sobre la superficie.
—Hola, señor. Necesito entrar en el depósito de cadáveres para ver el cuerpo de Nicole Martin —dijo. El hombre sonrió, parecía estar a punto de reírse de Harry, pero pronto su sonrisa desapareció. Como lo hizo con el señor Hollenbeck. El tipo asintió y se puso en pie, cogiendo una llave. Harry me sonrió y colocó su mano en mi espalda.
—Enséñame cómo hacer eso —susurré mientras el tipo nos guiaba por el pasillo. Harry se rió en silencio, guiñándome un ojo y dándome un codazo para que caminase más rápido.
El hombre nos abrió la puerta del depósito de cadáveres y asintió en dirección a Harry, cerrando la puerta tras nosotros.
—Me quedo aquí —dije.
Harry sacudió la cabeza, pero acabó suspirando y asintiendo.
Encontró su nombre y se colocó un par de guantes de látex. Di un respingón cuando le vi sacar el enorme cajón, con aspecto de cama, hacia fuera. Tuve que darme la vuelta a medida que él levantaba la sábana e inspeccionaba su cuerpo para poder encontrar la marca. Unos segundos más tarde, me pasó una carpeta con el nombre de la chica. Volvió a acercarse al cuerpo, diciéndome que comprobase los tatuajes. Tenía tres y Harry no sabía si había sido marcada.
—Uno en su muslo; la Betty Boop —dije—. Harry, dudo que Zayn la haya marcado con la Betty Boop.
—Sí, sí, ¿qué más? —cuestionó.
—Uno en su bícep; alguna cita china. Harry, ¿dónde está tu pregunta?
—Es un copo de nieve, Fall. Es uno de esos tatuajes que siempre se hacen las tías blancas. Y, está en su culo. Por lo que he oído, no era una chica buena. Tan sólo me estoy asegurando —dijo Harry, cubriéndole la espalda y colocándola de nuevo en su lugar.
—Entonces, ¿está marcada?
—Sí, y muerta. Vamos, Autumn. —Volvió a colocar su mano en la parte baja de mi espalda, guiándome hacia la salida.
••
Le pregunté si podía quedarse de nuevo esta noche. Si no nos peleábamos, sería algo alucinante, y unos cuantos besos tampoco harían daño alguno. Sentía que últimamente nos peleábamos constantemente. Ni siquiera estábamos juntos y seguíamos con nuestras disputas. Extraño.
—Amor, ven aquí —me llamó Harry desde la habitación.
Me sequé el rostro mojado y regresé a mi habitación. Grité cuando mis ojos se toparon con su figura, sentado en el suelo con un cubo de plástico entre sus piernas, mientras la sangre caída por su brazo hasta el objeto en cuestión.
—¿Qué cojon...
—Tranquila. Lo he hecho yo —se explicó, mostrándome un cuchillo de cocina. Fruncí el ceño—. Ven aquí —repitió—, antes de que me desmaye por la pérdida de sangre.
Cautelosamente me acerqué, sentándome a su lado, sin entender el por qué de la herida en su antebrazo. Era bastante profunda. Había cortado verticalmente la parte superior de su muñeca.
—Así que... ¿Por qué lo has...? —pregunté.
—Quiero que intentes curarlo —respondió.
—¿Intentarlo? ¡Harry! ¡No tengo ni idea de lo qué estoy haciendo! —exclamé.
—Voy a ayudarte, tonta —sonrió—. Ahora, date prisa. Ya me estoy mareando.
—Vale, vale. ¿Qué hago? —cuestioné, sintiéndome ya asustada.
Harry agarró mi mano con la suya buena, colocándola por encima de la herida para que así no me manchara de sangre.
—Piensa en algo caliente, piensa en el fuego —murmuró.
Lo intenté. Intenté visualizar el brazo de Harry envuelto en llamas. Pero no funcionó tan bien. Intenté utilizar mi aura para curarle, intenté limpiar la sangre con una toalla, intenté hacer todo lo que se me ocurriese sin llegar a hacer primeros auxilios.
—Harry, maldita sea. Vas a morirte, tío. Haz algo —imploré, sacudiendo su hombro.
Me lanzó una mirada cautelosa. Mierda. Mierda, no podía. Había mucha sangre, mierda, se veía agotado. Mierdamierdamierdamierdamierda.
—¿Puedo al menos coserte? —dije, frenéticamente.
—No, dolería —gimió mientras su rostro empalidecía.
—ENTONCES MORIRÁS, SOPLAPOLLAS —lloré, sacudiendo su hombro con más fuerza mientras su cuerpo se hacía para delante. Esto no era como Operación.
No respondía. Oh, oh mierda. Se había desmayado. Lo había perdido. Oh, oh no.
Concéntrate, tenía que concentrarme.
Me esforcé más, pero no lo suficiente. Un grito se escapó por mis labios cuando sentí mis dedos encenderse. Wow. Era alucinante. Mi mano estaba a-r-d-i-e-n-d-o. En llamas. Flameante. Ardía.
Me quedé perpleja cuando toqué la herida de Harry, viendo como la piel sanaba gracias a las llamas. No se despertó, aunque sabía que no llegaría a hacerlo. Así que le limpié el brazo, me deshice del cubo lleno de sangre y, por supuesto, me di cuenta de que no podía levantarlo y ponerlo sobre la cama. Le puse un par de almohadas y le eché una manta por encima.
Como era una buena persona, le quité los zapatos. No parecían cómodos. Los dejé en un rincón y me acurruqué a su lado, en el suelo.
Me figuré que dormiría esa noche. E intenté convencerme de que la única razón por la que iba a dormir era porque quería acostarme sobre el pecho de Harry y sentir los latidos de su corazón, sus profundas respiraciones y su cálida piel bajo mis dedos.
Pero mientras pasaba mis dedos por encima de la cicatriz en su brazo, esos pensamientos comenzaron a volverse menos verídicos. Iba a dormir porque así podía dormir con Harry. Sólo a su lado. Bueno, más bien encima de él; mis manos estaban enroscadas alrededor de su torso y mi cabeza yacía sobre su pecho. Se estaba bien. Y seguiré admitiéndolo.
También me había pillado por sorpresa que mi mano estuviese en llamas. Porque, joder, ¿cuántas veces al día acabas haciendo eso? ¿Ninguna? Sí, eso esperaba. En serio, wow, tío.
Estaba a rebosar con todo este tema. De todo, en realidad. Era alucinante. Habían más ventajas, muchas. Sin adicciones, haciendo que la gente haga lo que tú quieras, prendiéndote fuego y consiguiendo unos tatuajes increíbles.
Esto podría no ser tan horrible.
{ Heeeeeeeeey :) ¡Wicked volvió! Espero que os guste este capítulo ya que cada vez se van revelando más cosas jijijij :) También quiero avisaros que la fic se divide en dos partes, y que esta primera parte terminará en el capítulo 30. No preocuparos que sigue, eh.
Este capítulo va dedicado a @chopdixer, ¡muchas gracias por cada voto y comentario! Disfruta del capítulo cielo <3
No olvidéis votad y comentad :) ¡Y muchas gracias por todo!
Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. }
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