treinta y tres || parte II

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—El Libro. Quizás los nuevos aún no sepan leer Erktanae, pero no lo necesitan. Les diremos lo que dice. Autumn encontró una página web y creo que bastantes nerds tienen también otras. Podemos hacernos con el verdadero libro, fácil. Éste aparece en las manos de un Erktanae si así desea, y dice las palabras con una mente pura —les conté al grupo, clavando mi mirada en cada uno de ellos—. Podemos conseguir el resto de páginas. En internet.

Cada uno me echó una mirada diferente. Louis estaba de acuerdo conmigo. Jo seguía queriendo matarme, tal vez acostarse conmigo, que era lo mismo. Max pensaba que estaba loco, Brock era demasiado estúpido como para entenderlo, Hayley quería encontrarlo por sí sola, Autumn continuaba confundida y deprimida por lo ocurrido anteriormente, Zayn también estaba muy confundido y Payton estaba aterrorizada. Pobre chica.

Así que era un plan. Encontrar el libro. Conseguir las páginas. Saber qué mierdas estaba pasando. Y yo estaba al mando. Estaba al mando de lo que bien podría ser una de las primeras misiones de Erktanae en la que ambos lados trabajaban juntos. Más o menos.

Cuando entré en la habitación, había un cuchillo en la pared sujetando un mechón azul de pelo. Hayley no había fallado. No iba a matarla, pero tampoco estaba diciendo que no lo haría.

Autumn fue la única que se quedó después de que todos se fuesen a casa o en busca de algún motel de mierda —que esta pequeña ciudad podía ofrecerles— antes de que desarrolláramos un plan definitivo, sacáramos algunos mapas y finalmente partiéramos.

Se mantuvo en silencio a medida que tomaba asiento en mi sofá. Yo me senté en su sillón. Autumn clavó su mirada en sus pies, con las manos en su regazo a medida que su aura se iba hundiendo con cada pensamiento oscuro que cruzaba por su cabeza. Me estaba matando verla en tal estado.

Vi cómo se llevaba la palma de la mano hasta la frente y se encogía mientras se golpeaba a sí misma con un gruñido de exasperación. Sentí un dolor agudo e hice una mueca.

—Hey, ow, para —dije, antes de poder procesarlo.

Ella permaneció estática y paró; permanecí estático y el dolor paró.

—¿Tú... tú has sentido eso? —me miró ceñuda.

Asentí, tan desconcertado como lo estaba ella. Autumn intensificó su ceño fruncido y extendió un brazo, pellizcándose a malas penas la piel.

Sin apenas dudarlo, sentí un estirón en mi correspondiente brazo en la misma zona. Asentí en su dirección.

—Harry, esto es cada vez más raro.

—Cuéntamelo, amor —suspiré. Autumn abrazó con sus brazos sus rodillas hasta acercarlas a su pecho, mientras estudiaba con atención la marca en su muñeca. Pasó su dedo índice sobre la piel ligeramente elevada.

Autumn se sentía mal. Sobre lo ocurrido anteriormente. Me había dado cuenta, conocía esa mirada. Y ella quería acercarse a mí. La había escuchado pensar en eso, pero se lo negaba a sí misma por miedo del rechazo.

—Ven aquí —dije, moviéndome un poco y abriendo mis brazos de par en par. Autumn me echó una mirada de inseguridad y vacilación, para después descender la mirada al suelo. El corazón se me hundió al verla negar con la cabeza.

Suspiré.

—Entonces iré a por ti —me puse en pie y caminé hacia el sofá. Ella frunció el ceño mientras me inclinaba y la cogía en brazos como a un niño, para después volver a sentarme en su sillón.

Sonreí al ver que ella se daba por vencida con un suspiro y se movía hasta que sus piernas se hallaban en mi regazo y sus brazos alrededor de mi torso y su nariz pegada a mi cuello. Sentí cómo sus labios se movían al respirar.

—Hey, escúchame, nena. Esto es importante —murmuré con mis labios pegados a su frente—. Si me quieres, ven a mí. ¿Me has escuchado?

—Sí —susurró—. Lo siento, Harry. Siento lo de esta mañana. No debería haber empezado una pelea como esa. Lo siento. Eres tan bueno, Harry. Eres un tío espectacular, mientras yo me sigo comportando como una cabrona. Todavía sigo sin saber por qué no te has largado. —Mis latidos cambiaron notablemente.

—Para de hacer eso. Haces que me duela la barriga —dije, sonriendo a malas penas contra su frente.

—Vuelve a decir barriga —insistió, insinuando una sonrisilla—. Es la cosa más bonita del mundo entero.

—¿Qué? No —fruncí el ceño, desviando la mirada.

—Oh, Dios. Lo retiro. Tu sonrojo es la cosa más bonita del mundo entero —sonrió. Clavé la mirada en el suelo.

—Para, para —gruñí.

Autumn comenzó a reírse y eso hizo que el pecho se me tensara, eufórico de verla feliz. Se inclinó hacia arriba y pegó sus labios a los míos, muy suavemente. Sus labios se encontraban unidos a los míos, propiciándonos un beso tan placentero. No se movían, y nuestras bocas estaban cerradas. Era lento y dulce y me estaba volviendo loco.

Una vez satisfecha de haberme torturado lo suficiente, recostó su cabeza en mi hombro para prolongar la agonía. ¿Alguna vez os habéis sentido tan atraídos a alguien que llega incluso a doler? Autumn era adorable. Y era feliz. Al menos un poco.

La marca, cualquiera que fuese su poder, la estaba ayudando con el dolor ante la pérdida de Shay. Me gustaría pensar que yo también lo hacía, pero lo dudaba. Tal vez un poquito, pero no mucho. Tan sólo era lo especial que era ella.

—¿A qué ha venido eso? —pregunté lentamente, acariciando su cadera con mi pulgar. Para alguien que no dormía, me encontraba bastante adormilado con Autumn en mis brazos y una sonrisa en su rostro. Y así era cómo me gusta.

—Haces que me duela la barriga —sonrió, besando mi cuello.

—Te odio —suspiré, plantando un beso en su frente—. Lamento mis palabras. Las retiro.

—Tú no me odias. Lo sé. Me quieres y lo sabes, soy maravillosa —sonrió. El corazón se me derritió.

—Eres maravillosa —le repetí—. Nena, eres maravillosa.

—Nene, no seas cursi —dijo. Aunque se estaba burlando de mí, con un acento horrible, el apodo cariñoso me hizo sonreír. Autumn me devolvió la sonrisa y me besó la mandíbula—. Me haces feliz.

Autumn y yo estuvimos hablando durante lo que quedaba de día. Sobre cada uno. Y creo que la sorprendí un par de veces.

Por ejemplo:

—¿Qué asignatura se te daba mejor en el instituto antes de que todo esto ocurriese?

—Literatura —respondí—. Soy listo. Obtuve matrícula de honor y dos importantes universidades estaban interesadas en mí. Y ni siquiera tenía diecisiete años. Era inteligente, Autumn.

—Lo sigues siendo. ¿Alguna vez escribiste algo?

—Solía hacerlo. No era bueno.

—Estoy segura de que sí que lo eras. Eres demasiado inseguro y eso te impide ver lo alucinante y perfecto que eres. —Me aseguró mientras pasaba sus dedos por la marca de mi brazo.

Me tragué el nudo que se me había formado en la garganta.

—No soy perfecto. Aceptaré que soy alucinante. Puede. Pero no perfecto.

—Bueno, pues yo pienso que sí que lo eres. —Para mí eso era jodidamente suficiente. Después, me preguntó si podíamos hablar sobre Shay.

—Por supuesto —fue mi respuesta inmediata. Así que asintió, me abrazó con fuerza y tomó una bocanada de aire. Amaba que ella se sintiera cómoda conmigo. No sabía por qué. Quería mantenerla a salvo del mundo exterior y de las pesadillas que podía proporcionarle su cabeza si ésta acababa derrumbándose.

—Conocí a Shay en esta guardería donde puedes ir si tus padres trabajan y donde te enseñan cosas antes de entrar a parvulitos, cuando tenía dos años, y fue porque me había metido una cera en la nariz y ella me ayudó a sacármelo. —Le sonreí con cariño y continué acariciándole la pierna con mi pulgar.

»Les pegaba a todos los críos malos en el patio hasta que al final se metió en graves problemas, en quinto de primaria. Conocimos a Niall en sexto de primaria, justo cuando éste se acababa de mudar de Irlanda. Y pronto comenzamos a pensar que era estúpido porque hablaba de una forma muy divertida. Y nunca dejábamos que nadie formara parte de nuestro grupo, al igual que estábamos seguros de que nunca echaríamos a ninguno de nosotros. Eran buenos tiempos, ¿sabes?

—Sí, estoy seguro.

—Ahora ya me siento mejor, pero sigo estando enfadada. Nunca voy a perdonarle a Jo lo que hizo, Harry, nunca —dijo. Aunque no sonaba enfadada. Más bien deprimida y cansada. Cansada de esta vida. Nena, era un mundo malo.

—No espero que lo hagas —le dije acariciando con mi rostro su cuello, intentando hacer que se sintiera mejor sobre todo esto.

—Me cae bien la chica con el pelo rojo. ¿Hayley?

—Sí. A mí también, Autumn. Es muy dulce.

—Es guapa. Al igual que Payton. Son todas guapísimas —confesó, sin manifestar envidia o melancolía alguna. Y eso me hizo sonreír y besar sus sienes.

—Las chicas Erktanae tienden a serlo. Creo que la chica Fiertant es la más hermosa de todas, ¿no? —cuestioné, acercándola más a mí. Sin ni siquiera mirar, sentí el sonrojo en sus mejillas.

—No, pero ese tal Henry, sí —sonrió con picardía.

—¿Cómo se llama? ¿Winter?

—Eres idiota —se rió y golpeó mi pecho. Agarré su mano y la comparé con la mía. Dios, la suya era tan pequeña. Vale. Era una chica alta y no estaba tan delgada como Jo, pero maldita sea, estaba muchísimo más buena, era muchísimo más guapa. Odiaba utilizar la palabra “buena” para describirla. Era muchísimo mejor que eso. A ver, técnicamente, lo estaba.

La belleza no la cubría. Ella no era sexy, como la típica modelo de lencería que ponía su piel al descubierto para parecerlo. Autumn lo era por naturaleza. Era perfecta y no podía describirlo.

—Lo digo en serio —murmuré—. Eres tan hermosa.

—Tú también, H —sonrió, pasando sus nudillos por mi mandíbula—. No me crees, pero es la verdad. Eres tan guapo.

—Soy guapo. Eso es algo nuevo —fruncí el ceño.

—¡Lo eres! Joder, ¿qué quieres? Te daría un ataque al corazón si te dijera que estás bueno, o (Dios no lo quiera) sexy, pero lo eres, y ups, no me arrepiento de haberlo dicho. Pienso que eres terriblemente atractivo. Aunque ni de cerca espantoso.

Suspiré. No me merecía la bondad de esta chica. Pero la aceptaré, porque le hacía sonreír.

—¿Quién fue tu primer beso? —me preguntó después de unos minutos de agradable silencio. Suspiré y pensé durante un segundo.

—Jennifer Langston —contesté—. En cuarto de primaria, en la casa de su abuela. Estuve saliendo con ella durante tres semanas y no volví a tener novia hasta seis años después —sonreí con superioridad—. ¿Y el tuyo?

—¿Conoces al chico que se sienta al lado tuyo en arte, que tiene el pelo a lo afro con gafas?

—¿Alex? Oh, Dios, no —se me esfumó la sonrisa.

—Sí. En sexto de primaria, en el baile —dejó escapar una risita.

—¡Oh Dios mío! ¿Saliste con Alex?

—Durante un mes —sonrió.

—¿Era al menos un poco más guapo? —me encogí.

—¿Por qué? ¿Estás interesado? —Me guiñó un ojo—. Haríais una bonita pareja, Rizos y Ricillos. Pero no, no era más guapo.

—Cállate —musité dándole un codazo suavemente. Autumn sonrió y besó mi mejilla. Me encantaban esos besos dulces, los que me pillaban de imprevisto.

—¿Quién fue tu primera vez? —preguntó, intentando con todas sus fuerzas no sonrojarse. Otra vez volví a sentir el pánico apoderarse de mi pecho.

—Uh —tartamudeé—, bueno —dije.

—No pasa nada, no tienes porque contármelo. Sólo... ¿lo recuerdas? —cuestionó y sentí los latidos de su corazón incrementarse. Estaba seguro de que ella también podía sentir los míos. Dios, Autumn pensaba que lo había olvidado porque había dormido con muchas chicas.

—Soy... soy virgen, Autumn —revelé con la cara ardiendo y el corazón martilleándome a toda velocidad. Sus ojos se abrieron de golpe.

—¡¿QUÉ?! —Chilló, moviéndose en el sillón y agarrando mi rostro—. ¿POR QUÉ NO HEMOS HABLADO NOSOTROS DE ESTO?

—Porque le tienes miedo al sexo y yo soy un aburrido —musité, desviando la mirada.

—No le tengo miedo. Tan sólo quiero esperar —frunció el ceño.

—Yo también —dije.

Estudió mi rostro.

—No eres aburrido. Lo respeto. Harry Styles, tú eres algo más —dijo. Sentía mis mejillas a punto de estallar. Dios, había pasado tiempo desde la última vez que me sonrojé. Era una cosa que tenía que ver sólo con Autumn. Había sido la única capaz de hacerme sonrojar.

—¿Qué te hace pensar que no lo soy?

—Porque eres tan espléndido. Y el día que Niall se acercó a Jo y ésta le dijo que había dormido contigo, intuí que esa fue una de las cosas que hiciste en lugar de dormir —murmuró, ahora siendo ella la que se había sonrojado.

Arqueé una ceja.

—¿Y creíste a Jo? —Me miró ceñuda y sonreí, plantando un beso en su frente.

—Eres menos torpe cuando estás conmigo, que cuando yo estoy contigo.

—Difícil lo veo —murmuré descendiendo mis labios por su rostro, dándole besitos, hasta llegar a su mandíbula, para después pasar a su cuello y detenerme en sus clavículas que podía ver gracias al cuello de su camiseta.

—Sí, ves, yo nunca te he hecho tal cosa y tú me lo haces todo el rato.

—¿Me estás haciendo un puchero?

—Puede —me regaló una tímida sonrisa.

—¿Sí? A por ello, nena —sonreí, colocándola sobre mi regazo y sentándola. Autumn frunció el ceño pero asintió, para después besar mis labios con suavidad. Me sorprendió. Pensé que haría lo mismo que yo; Autumn tenía poca experiencia en esto de los-besos-que-te-volvían-loco, excepto conmigo.

Sus besos pasaron hasta mi nariz, y comenzó a mover sus labios con delicadeza. No creo que nadie, a excepción de ella, me hubiera besado antes así la nariz. Era adorable. Joder, me estaba derritiendo. Era una masilla en las manos de esta mujer. Pero la cosa estaba en que no me importaba.

Besó mi mejilla y, cuando sonreí, besó el lugar donde estaba mi hoyuelo. Después, me volví a sorprender/quedar pasmado a medida que enredaba sus dedos en mi cabello hasta echar mi cabeza hacia atrás. Me encontraba mirando fijamente el techo, cuando preferiría estar mirándola a ella mientras sus labios acariciaban mi mandíbula.

—Me gusta tu mandíbula —murmuró distraídamente. ¿Otra vez esto?—. Y tu cuello, y tu garganta, y tu rostro, y todo lo demás.

—Calla, continúa haciéndolo —susurré mientras mis brazos se enroscaban alrededor de su espalda baja. Sentí su sonrisa contra mi piel mientras iba depositando cálidos besos. Sí que le gustaba mi mandíbula. Comenzó a besarla desde la parte inferior hasta el lóbulo de mi oreja, para después descender por todo mi cuello. La sorprendí al dejar escapar un gemido cuando besó una zona en particular debajo de mi oreja.

Después, fue ella la que me sorprendió cuando comenzó a succionar delicadamente en esa zona. Maldita sea, me estaba volviendo loco. No lo suficiente como para dejar una marca, pero sí como para querer arrancarme los pelos. Continuó su recorrido por mi cuello, mi nuez, las clavículas y el esternón.

Ya contenta con mi incredulidad, se acurrucó de nuevo bajo mi brazo y me dejó recuperar el aliento. Después de un minuto, soltó una carcajada.

—Y tú dices que vienes del Infierno.

No bromees con eso, princesa.

| Antes de ponerme a hablar de este capítulo quiero deciros MUCHÍSIMAS GRACIAS por todos vuestros comentarios en el capítulo anterior en los que me decíais que me comprendíais y que mi traducción era muy buena. En serio, mil gracias. No sabéis lo feliz que me hicieron. 

Y, bueno, ya hablando de este capítulo. Omg. Nenas, *voz de harry*, ¡que nuestro bebé es virgen! En serio, es la primera novela (no sé si os habrá pasado) en la que él es virgen y cuando lo traduje fue como *boom*. No supe cómo reaccionar. Ah, y eso era lo que dije por el grupo de que sería IMPAKTANTE. Porque para mí lo ha sido. Y... hablando del grupo; sé que dije que no metería a nadie más por todo lo que ha sucedido, ¿pero sabéis qué? Que la culpa de unas personas impida que otras que de verdad quieran estar es injusto. Y por eso digo que EL GRUPO DE WHATSAPP VUELVE A ESTAR ABIERTO. QUIEN QUIERA ENTRAR, QUE ME MANDE POR PRIVADO SU NOMBRE REAL, USER DE AQUÍ Y SU NÚMERO CON EL PREFIJO DE SU PAÍS.

Y ahora respondo algunas preguntas:

@Thea_Ban: Yo tengo una duda sobre el significado de esas palabritas en cursiva.


A ver, esas palabritas que están es cursiva se están refiriendo a lo que son ellos, es decir, Erktanae, Fiertant, Breesaem... Y a cada uno de ellos le corresponde una serie de carasterísticas que en el capítulo veintidós parte I se explican a la perfección.

@deceitfullies: ¿Por qué quien era la "madre" de Harry allá abajo le dijo que si quería morirse y el respondió que sería egoísta? ¿Acaso no le gusta la vida? ¿Vivió demasiado? ¿Dijo lo de Autumn solo porque quiere enseñarle a ser Erktanae y si no fuera por ella moriría?

1- No sé qué responderte a esta pregunta porque yo sé lo mismo que vosotras (leo y traduzco a la vez). Pero para mí (que también soy lectora, pero de la original) que si Harry dice que el morirse y abandonar a Autumn es un acto de egoísmo es porque algunas personas lo consideran así. No sé si me estoy explicando. Es como si al implorarle la muerte a Ashma no pensara en los demás y sólo en él mismo.

2- Creo que a Harry no le gusta la vida de la Tierra. No es que lo haya dicho literalmente, pero siempre manda muchas indirectas. 

3-No tengo ni idea. Pero por lo que le dijo Ashma de que el tiempo para ellos era diferentes... pues quizá sí que vivió demasiado. Pero no estoy segura.

4- Pues tampoco lo sé jaja. Pero no creo que lo dijera sólo por enseñarle, porque él la quiere.

Bueno, esas han sido las preguntas. Si tenéis más, hacédmelas. Este capítulo va dedicado a @simpleariana, ¡disfrútalo! ♥

Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela.

pd: Siento si las notas se hacen tan largas, pero tengo tanta cosas por decir jaja, lo siento. |

 

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