treinta y cinco
Caza.
Cuando me desperté, Autumn no estaba entre mis brazos. Yo estaba entre los suyos. Sus labios pegados a mi cuello, y sus piernas apretadas contra la parte trasera de las mías, mientras sus dedos se movían lentamente por mi cabello.
—Buenos días —murmuré, con los ojos aún cerrados.
—¿Estás bien? —preguntó, besando mi cuello de nuevo.
—Sí, ¿por qué? ¿Tú estás bien? —respondí, frunciendo el ceño.
—Anoche te pusiste como un loco. Algún mal sueño, quizá. Fue terrible. —La miré ceñudo, y busqué su mano. Comencé a dibujarle círculos en la parte superior con mi pulgar mientras ésta se acurrucaba más junto a mí. Anoche me consoló. La había despertado y ni siquiera estaba enfadada, sino que solamente cambió los papeles y me consoló entre sus brazos.
—¿Me consolaste? —pregunté. Asintió, lentamente—. ¡Vaya! —musité. Solía tener pesadillas cuando era un niño, en cuanto me dormía. Nada podía calmarme en esos momentos.
—Eres bastante bonito cuando lloras, H —murmuró. Me avergoncé—. Sí, no pasa nada. Yo soy peor —respondió Autumn, cuando le pregunté si estaba llorando. Suspiré.
—Tú eres hermosa cuando lloras. Y cuando no lo haces, y todo el tiempo. Eres hermosa.
—Tú también —susurró, apretándome la mano y depositando un casto beso en mi mandíbula. Sacudí la cabeza, y le apreté la mano. Autumn tenía mejor aspecto que hace unos días. Pero seguía sin ser la misma.
Abrí los ojos, y me di la vuelta. Ella me miró ceñuda.
—Ew, no, no tu aliento mañanero —se estremeció, tapándose la boca. Sonreí y besé su frente, para después agarrarla por las caderas y darle la vuelta suavemente. Ahora era yo quien tenía las rodillas pegadas a la parte trasera de las suyas y rodeé su torso con mis brazos.
—Eres tan bonita —murmuré.
—Acabas de besarme la cabeza, acurrucarte junto a mí y llamarme bonita.
—No soy bonito.
—¡Los cumplidos no tienen por qué especificar el género! —razonó Autumn. Sonreí. Era tan asombrosa.
—Vuelve a dormirte —susurré—. No quiero irme a casa, y te echo de menos.
—¿Me echas de menos? —No había querido decir eso—. Estoy aquí.
—Echo de menos que estés feliz y seas mimosa. Dios, Autumn —sonreí, besando la parte trasera de su cabeza.
—Eres perfecto —volvió a decirme y negué con la cabeza, antes de que ésta me diese un apretón en la mano y suspirara—. Eres perfecto para mí. No para mí, así tal cual; eres perfecto ante mis ojos, aunque también eres perfecto para mí, me tratas perfectamente —ideó Autumn.
La miré ceñudo.
—Provoco peleas y tengo mal genio y soy grosero. Contigo. No debería serlo, lo estoy intentando. Lo siento. Lo siento, cariño —balbuceé.
—Para. ¿Por qué no te quieres, H? Eres precioso, incluso físicamente —murmuró. Incluso físicamente. Ella lo primero que hacía era fijarse en el interior, no le importaba cuál era tu aspecto.
—A algunas personas no les gusta quiénes son, pero de todos modos están bien con su vida —resoplé.
Autumn frunció el ceño. Podía sentirlo, aunque no le viese la cara.
—A menos que no se gusten a sí mismos y acaben quitándose la vida.
También fruncí el ceño.
—¿A eso es a lo que le tienes miedo?
—¡Dios! Si fuese cierto, ¿te acabarías enfadando conmigo, Harry? ¿Por tener miedo a perderte?
—No soy ningún suicida —gruñí. Autumn suspiró y se dio la vuelta, después se incorporó y se bajó de la cama—. ¿Dónde vas?
—Estoy cansada de tener esta pelea contigo, cariño. No puedes ver lo maravilloso que eres y yo no puedo hacértelo ver, así que me rindo, H —respondió. Eso dolió.
—Hey, no te rindas conmigo, amor. Lo estoy intentando. Todavía no tires la toalla —supliqué, cogiéndola de la mano. Pasó su pulgar por la mía y me relajé un poco, sonriéndole débilmente—. ¿Acabas de llamarme cariño? —sonreí con malicia.
—No —se sonrojó, apretándome la mano—. Voy a lavarme la cara.
—Bésame primero —sonreí ampliamente.
—Aliento mañanero —me recordó, y se zambulló dentro del cuarto de baño del hotel. Mi única respuesta fue sonreírle y acomodarme entre las gorditas almohadas del hotel y las sábanas de felpa.
••
Liam estaba haciéndose con las páginas. Con cada una de ellas. No sabía para qué las quería. Pero era al único que perseguíamos. Hayley quería colarse en su casa y robárselas, pero todos sabíamos que si alguno de nosotros iba por su propia cuenta, moriríamos.
—Es corrupto. Todo. Las cosas no hacen más que empeorar y empeorar a lo largo de los años. Tiene algo que ver con nosotros —dijo Zayn, deshaciéndose de las cenizas de su cigarrillo en una bandeja que había sobre su mesa baja.
—Probablemente. ¿Pero qué hay en el libro que él pueda querer? —razonó Max, cruzándose de brazos.
—No lo sé —me estresé. Intuía que tendría que hablar con él. Y como no, tendría que organizar otra quedada secreta. Genial.
—Quiero irme a casa —lloriqueó Peyton. Max bufó y puso los ojos en blanco y estuve a punto de golpearle esa puta cara suya, pero eso sólo me rebajaría a su nivel.
—Por supuesto que sí —murmuró Jo, pegándole una calada a su cigarrillo—. ¿Quieres uno? —dijo con una malévola sonrisa, tendiéndole el paquete a Autumn.
—Lanzaré otro y no fallaré —advirtió Hayley.
—Cómete una polla —espetó Autumn. En cuanto Jo clavó su mirada en mí, Hayley giró rápidamente la muñeca mientras el cuchillo se deslizaba por su palma.
—¿Me dais a elegir cuáles? —ronroneó Jo, sin apartar sus ojos de mí, sin mover su mano. Entonces el paquete salió disparado de su mano hasta clavarse en la pared, con el cuchillo en su centro. Un fino rastro de sangre le goteaba por los dedos; dos de ellos. Ésta no movió su cabeza para mirar a Hayley.
—Tranquila, encanto. Si querías hacerme daño, un filo no ha sido tu mejor apuesta —habló Jo. Arañó y cortó su piel una y otra vez para después curarse a sí misma. De esa forma nadie sospecharía y ella podía continuar haciéndolo.
—¿Cómo lo hiciste? —Preguntó Hayley—. El matarle. A tu Repas.
—Soy una asesina sexual —Jo sonrió con malicia.
—¿Le pegaste el VIH?
—Electrocución —se burló Jo. Hayley frunció el ceño y en mi cabeza pronto comenzaron a cuadrar las cosas. Así que empecé a pensar.
Espera.
Espera.
Él era Erktanae, el Erktanae de las tormentas, al igual que ella, y ella era inmune al choque o sacudida de un relámpago. Así que, eso quería decir que él también lo era. Lo que significaba que electrocutarle no lo habría matado.
Jo se puso en tensión. Sabía que íbamos tras ella. Todo el mundo en la habitación parecía que lo había descubierto, excepto Brock y Peyton y Max. Peyton era lista, pero desinformada. Y Autumn, Zayn, Louis y Hayley también eran listos, muy listos. Jo, en ese asunto, no lo era. Comencé a sentirme estúpido por no haber caído antes.
O Jo nos había mentido acerca de cómo lo mató, o su Repas seguía vivo.
| Heeeeeeeeeeeeey.
Al fin capítulo después de tanto tiempo. Lo siento, pero he tenido que pasar tiempo con la familia (como mucho de vosotros). Pero lo bueno es que en este capítulo se ha descubierto una cosa sobre LA ZORRA DE JO. ¿Qué pensáis? ¿Lo ha matado o sigue vivo? Venga, cometad en el capítulo qué pensáis. A ver qué se os ocurre lol.
Preguntas:
@Loveanama: ¿Por qué se supone que la que tiene que morir es Autumn y no Harry?
A ver, se supone que Harry es quien tiene que matarla porque eso es lo que le han estado diciendo durante toda su vida; si él no la mata, ella lo matará a él. Eso es lo que los Breesaem le dijeron. (Esto está citado textualmente de lo que me dijo la autora original de la novela).
@xxNeverBedxx: ¿Crees que Jo realmente pueda tener su lado bueno?
No. Clarísimamente, no. Pienso igual que Harry; es la personificación en persona del mal. No tiene corazón. Es una vívora, agh.
¿Por qué crees que Zayn ayudó a Jo a matar a los pasajeros (por que no fue solo a Shay) del avión?
Yo creo que fue por vengaza. Zayn quería vengarse de Harry o del simple hecho de que éste no hubiese matado a Autumn y él sí a su Repas. Está como resentido, no sé.
Este capítulo va dedicado a @ MaraRobin, espero que lo disfrutes :)
Por favor, no impacientaos con lo del grupo de WhatsApp. Sois muchas las que queréis estar y no puedo añadiros de un golpe. Cada día añado a 5 personas nuevas. Así que no os alarméis si todavía no estáis, lo estaréis. Os lo prometo.
Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. |
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