trece || gota

|4/4|

*SEGUNDA PARTE*

••

Cuando me desperté, Harry no estaba a mi lado. Rápidamente escaneé la habitación y lo encontré sentado en una silla, en la esquina de la habitación. Estaba mirando mi estantería de libros.

Sin darse la vuelta, dijo:

—Buenos días, amor. ¿Cómo has dormido?

—Bien —respondí—, ¿cuánto tiempo llevas despierto?

—¿A qué hora te fuiste a dormir?

—¿No has dormido? —enarqué una ceja. Harry se encogió de hombros.

—Hace una hora que tu padre se ha ido. El instituto se ha cancelado, tal y como predije. Hay como unos diez centímetros de nieve, y sigue nevando. Supongo que me tendré que quedar encerrado aquí contigo —sonrió.

—Ni de coña —bufé. Harry se rió y se acercó, sentándose a mi lado. Retiró algunos mechones de cabello que caían ante mis ojos y me miró fijamente.

—Eres hermosa —me dijo—. En serio. Es una especie de belleza que nadie tiene. Una que no puede ser escrita o descrita. Eres única, Autumn. Única.

El corazón me latía descontroladamente contra el pecho.

—¿Quién dice eso? ¿Lo leíste en algún sitio? —hablé, con el rostro ardiendo. Harry sonrió con malicia.

—Me siento ofendido, Fall. Lo acabo de decir, amor. Ahora. Si llegas a conocerme, descubrirás que soy todo un caballero —dijo—. ¿Has dibujado esto? —señaló el tumulto de papeles pegados en mi pared.

—¿Qué? Sí —murmuré, bostezando. Me dejé caer hacia atrás, sobre las almohadas—. ¿Qué hora es?

—Las diez —contestó.

—Despiértame a las once —susurré, y cerré los ojos. Escuché la risa de Harry antes de volver al estado de inconsciencia.

••

Cuando volví a despertarme, mi cabeza reposaba sobre su regazo y sus manos se hallaban en mi cabello.

—¿Qué estás haciendo? —murmuré, aún con los ojos cerrados. Harry dejó caer un mechón de pelo trenzado sobre mi hombro.

—Intentando enseñarme cómo hacer una trenza.

Dirigí mi mirada hacia mi reloj.

—Son las once y media —dije.

—Sí, me he distraído. Eres tan dulce mientras duermes —sonrió Harry. Negué con la cabeza aún en su regazo, mi frente rozando el material de sus pantalones.

—Mira, toma un pedazo de pelo —dije. Y así hizo—. Ahora sepáralo en tres partes. Bien. Ahora coge uno, y ponlo en el medio.

—¿Qué pasa si cojo el del medio?

—No seas así —le advertí. Harry sonrió—. Entonces, cruza el que está en uno de los lados con el que está en el medio, y sigue repitiendo el mismo proceso. Mira —dije, y cogí mi pelo de sus manos. Lo estuve trenzando durante un tiempo hasta que volví a dárselo. Lo observaba concentrado en trenzar mi cabello: sus ojos levemente entrecerrados y su lengua sobresaliendo de sus labios.

Cuando acabó, estaba realmente orgulloso de la trenza, con aspecto ligeramente destrozado, que había conseguido hacer.

—Es... preciosa —balbuceé. Sus labios se alzaron, sonriendo con alegría.

—Ahora tengo que enseñarte algo —dijo.

Fruncí el ceño.

—¿Qué podrías enseñarme?

Harry se encogió de hombros.

—Bueeeeno —dijo alargando la vocal—. ¿Qué quieres aprender?

—Bueeeeno —imité su acento británico. Harry sonrió—. No sé.

—Utiliza esa cabecita tuya para pensar en algo.

Puse los ojos en blanco.

—¿Cómo eres tan ligón? —pregunté.

—Oh, cariño. No estaba ligando —sonrió con arrogancia—. Si quisiera flirtear contigo, ya estarías sobre mí.

—¿Qué te hace pensar eso? —fruncí el ceño.

—Porque sí —murmuró en un tono seductor, con su voz más grave y ronca. Se desplazó, de modo que mi cabeza pasó a estar sobre la almohada, y después volvió a moverse. Ahora se encontraba a horcajadas sobre mí, mientras sus codos se posicionaban por encima de mis hombros. Su cara magullada se inclinó hacia abajo, sus ojos más oscuros y sus labios curvados en una débil sonrisa. Una de sus manos comenzó a acariciar un lado de mi rostro. Su dedo índice recorría la superficie de mi labio inferior.

Con su pulgar dio unos golpecitos sobre mi pómulo, y se aproximó aún más. Al instante sus labios rozaron la piel de mi cuello, mi mandíbula y mi mejilla, antes de detenerse al lado de mi oreja.

—Soy bastante bueno, amor —susurró—. Escúchate.  ¿Puedes sentir tu propia respiración? Se ha vuelto superficial.

No mentía. Mi respiración estaba entrecortada y mi corazón latía descontroladamente. Sentí sus dedos en la parte baja de mi camiseta, levantándola para poder revelar mi torso.

Me removí y él sonrió.

—Relájate —musitó—. Sabes lo bien que puedo hacerte sentir —dijo. Se movió, y su cara volvió a estar sobre la mía—. Mírame, Fall —exigió. Conecté mi mirada con la suya. Apretó mi cadera con su pulgar, fuerte, y comenzó a crear invisibles círculos sobre la piel. Solté un suspiro ante el placer que me brindaba.

Harry sonrió y desplazó su mano más arriba.

—Esto no es flirtear —susurré—. Es prácticamente una violación.

Comenzó a reírse en silencio.

—No exactamente, dulzura. Ni siquiera estás protestando —dijo con esa maliciosa sonrisa plantada en el rostro. No le contesté. El efecto que podía tener en mí era una locura. Ahora su mano se encontraba a la altura de mis costillas, mientras nuestras miradas seguían conectadas. Enarcó una ceja y volvió a desplazar su mano un poco más arriba. Rápidamente lo paré, colocando mi mano sobre la suya.

Harry captó el mensaje y detuvo el movimiento de su mano, pero sin quitarla. Yo tampoco quería que lo hiciera. Incluso mi aliento estaba templado, mis pulmones y mi pecho calientes ante las caricias de Harry sobre mi piel desnuda. Era magnífico. Demasiado.

Cerré los ojos y pronto comencé a sentir sus labios en mi tórax. Dejó tres besos entre mis costillas y la parte superior del hueso de mi cadera, por encima de la marca. Al momento, volví a tener su cara sobre la mía. Abrí los párpados, encontrándome con sus ojos, a la espera de su siguiente movimiento.

Humedeció sus labios hinchados.

—Dios, tengo tantas ganas de besarte —dijo—. Pero sobre todo que seas tú quien me bese.

Me sorprendí.

—Harry —murmuré cuando se quitó de encima de mí, cruzándose de piernas al lado mío en la cama.

—¿Sí? —sonrió satisfecho.

Ahora todos sus moratones habían adquirido un color más amarillento. Y había un poco de sangre seca en su ceja.

—Tu aspecto... es asqueroso —dije. Harry se rió.

—Gracias, Fall —sonrió. Después, se formó un silencio entre ambos. Estudié su rostro, sabiendo que él estaba haciendo lo mismo con el mío. Wow. Sí que le habían dado una paliza—. Eran los tuyos —confesó, apartando algunos mechones de cabello de mis ojos.

—¿Qué eran míos? —pregunté confundida. Volvió a sonreír.

—Los ojos que dibujé el otro día. Son los tuyos —se explicó. Creo que he dejado de respirar.

—¿Qué? —susurré.

—¿Nunca te has preguntando por qué te estoy constantemente mirando? ¿Por qué siempre estudio tu rostro, tus expresiones? —Dijo Harry—. Quiero dibujarte, Fall. Pero eres tan hermosa y complicada de dibujar con tan sólo un par de miradas. Aunque creo que casi los tengo memorizados.

—Oh —era todo lo que podía decir. Harry ladeó la cabeza volviendo a retirar algunos mechones. Necesitaba una ducha urgentemente. El pelo se me estaba poniendo grasoso—. ¿D-de verdad quieres que te b-bese? —dije con la cara ardiendo.

—No creo que puedas llegar a imaginártelo —sonrió ampliamente.

—Pero soy tan torpe —musité. De verdad, deseaba tener la confianza de Harry—. Tú puedes conseguir que cualquier chica te bese. La que tu desees. —El pecho me dolía, por alguna razón, ante el recuerdo de Harry besando a Claire ayer.

Harry enarcó una ceja.

—Claro que no —habló. Me encogí de hombros—. No quiero a ninguna chica, amor. Tú eres todo lo que deseo.

Mi estómago se contrajo. ¿Por qué hacía esto? Fruncí los labios, al igual que las cejas.

Él tan sólo se rió y dio unas cuantas palmaditas en su mejilla con su dedo índice. Suspiré y me incliné para besar su mejilla. En el último segundo, movió su cabeza haciendo que le besara en el cuello. Prácticamente pude sentir su sonrisa antes de retirarme. Me estaba sonriendo con picardía y pronto mi rostro enrojeció.

—Gracias, cariño. Está claro que sabes cómo hacer a un hombre feliz —dijo Harry.

Negué con la cabeza.

—Quiero salir a la calle.

••

Cuatro capas de ropa más tarde, ambos nos encontrábamos en mi jardín trasero.

—No puedes mojártelas —me advirtió, señalando las escayolas. Me encogí de hombros—. Vale, pero comenzarán a oler mal y luego no vayas a pagarla conmigo.

—Para de maldecir —fruncí el ceño.

—¿Por qué? —Ensanchó su sonrisa—. ¿Te molesta?

—Sí —admití, y le tiré una bola de nieve desde el lugar en el que estaba.

—Para, para —se rió Harry protegiéndose con sus grandes manos—. Odio la nieve. Si no estuvieses tan bonita jugando con ésta, volvería dentro —escupió al suelo—. Odio la nieve. —Estaba molesto. Era de esas personas que en seguida se cabreaban.

Luché por permanecer en pie, colocando una mano sobre su hombro.

—Pero si vuelves dentro, no tengo ninguna posibilidad de regresar por mí misma. Y entonces moriría de frío —hice un puchero. Su mandíbula se contrajo.

—Eres imposible —gruñó. Le sonreí. Y eso hizo que su mandíbula se relajara, sonriéndome débilmente—. Maldita seas, Autumn Yurich —dijo y enrolló sus brazos alrededor de mi cintura, aproximándome a su cuerpo. Los copos de nieve bailaban alrededor de nosotros, descendiendo lentamente hacia el suelo. Harry me sonrió y se rió dulcemente, su aliento calentando mi rostro.

—¿Podemos ir ahí? —pregunté moviendo la cabeza hacia mi ventana—. Tengo una caja con sombreros, gorros, guantes y bufandas.

Harry asintió y colocó un brazo por debajo de mis hombros, ayudándome a saltar para alcanzar la caja que había al lado de la ventana.

—¿Te escapas mucho? ¿Es por eso por lo que están ahí? —sonrió.

—Solamente al tejado —respondí. Mi sonrisa reflejaba la suya a medida que habría la caja.

Pero algo me llamó la atención antes de cogerla. Debajo de mi ventana, numerosas gotas de color rojizo manchaban la nieve.

Sangre. Sangre fresca por todo el suelo, fuera de mi habitación. 

| Heeeeeeeeeeeeeeeeey, ¿qué tal? Espero que felices de que os haya subido al fin el maratón. También espero que os haya gustado tanto como a mí traducirlo asdfg. Me gustaría saber vuestras opiniones acerca de Harry, de Fall... de la persona que atropellaron, de "esas gotas de sangre"..., para así ver si algunas coincidís o no lol.

Espero volver a hacer pronto otro maratón.

NO OLVIDÉIS COMENTAD Y VOTAD. ESTA VEZ NO PIDO UN NÚMERO ESPECÍFICO DE VOTOS Y COMENTARIOS, PERO HACEDLO.

OS QUIEROOOOOOOOO.

Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. |

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top