once || rojo
*SEGUNDA PARTE*
Sí. La sinestesia se producía cuando la gente asociaba colores con sonidos, y a veces olores y sabores. Por lo que si escuchabas algún sonido, éste podía tener su propia textura, color, olor, sabor. O tal vez sólo algunos.
Asentí con la cabeza. Harry sonrió.
—Dios, ¿hay algo que no sepas?
—Cualquier cosa sobre ti —respondí.
—Sabes mi nombre y mi apellido. ¿Qué más necesitas saber?
—También sé cuál es tu color favorito —añadí. Harry mantuvo su sonrisa y me pellizco la barbilla.
—Eso es mucho más de lo que podría contarte la gente. Mira, hay una cosa más que puedes aprender de mí: soy sinestésico. —Y así Harry Styles se convirtió en cien veces más interesante.
Intenté no mostrar mi curiosidad, pero ya me conocéis.
—¿En serio? ¿Ahora mismo mi voz tiene color propio? —le pregunté, intentando ocultar una sonrisilla.
Asintió, sonriente, acercándome a su regazo. No me opuse, simplemente porque quería que me contestara a la multitud de preguntas que quería hacerle.
—Tu voz es el rojo. No el rojo cereza, que es el rojo más exacto que hay. Es como un abanico de colores que se desplaza desde tonalidades de carmesí a cereza. Como un pedazo ondulante de seda roja. Así es cómo es tu voz —contestó.
Permanecí unos segundos en silencio asimilando aquella información.
—Vaya —fue lo único que dije.
Harry volvió a asentir.
—También tiene olor y sabor —me dijo. Enarqué una ceja a la expectativa de que continuara hablando—. Huele como el árbol de secuoya, Fall. Bueno, en realidad no huele, pero cuando hablas sí que soy capaz de sentirlo. Se intensifica cuando dices mi nombre —me dedicó una pícara sonrisa.
—Qué raro. Eres... raro —repetí las mismas palabras que antes.
—Y sabe a vainilla. Siempre a vainilla —continuó hablando—. Dios, eres tan atractiva, Autumn. Incluso mis locas alucinaciones sobre ti lo son. ¿Lo sabías? ¿Puedes hacerte una idea? —dijo Harry mientras apartaba algunos mechones de cabello de mi rostro. Tenía la cara ardiendo, y seguramente él se había dado cuenta de ello.
Me acordé de que seguramente tenía el pelo hecho un desastre pues no me lo había peinado desde que me lo había lavado. Aunque a Harry no parecía importarle. Por un segundo pensé, «porque es un hombre, porque tienes tetas y vagina, así que da igual». Pero no era verdad, ni siquiera podía pensar así de Harry porque él no era así.
Como si hubiese leído mis pensamientos, se inclinó hacia delante y susurró:
—Me gusta más así, desordenado. —Permanecí quieta cuando presionó su frente contra la mía, totalmente aturdida—. Di algo, amor.
—Yo no... y-yo... —tartamudeé. Harry sonrió con malicia ante mi tartamudeo. Sentí su aliento chocar con mi rostro. Casi confortable.
—No te puedes imaginar las ganas que tengo de besarte —susurró. Mi interior comenzó a revolucionarse. Empecé a sentir cierta presión en la parte baja de mi estómago mientras el corazón me latía con desesperación. ¿Quería que Harry me besara? No, no, no quería. Y si él lo hiciese, me desmadraría, y sería demasiado.
No me beses, por favor, no me beses.
Harry sintió mi incomodidad ya que no me besó. Aunque sí que se aproximó más, hasta tal punto que mi nariz rozaba su rostro y la suya el mío.
—Me encanta lo que soy capaz de hacerte, Autumn —murmuró.
—¿Qué es lo que yo te hago a ti, Harry? —pregunté con el corazón a mil.
Me sonrió tiernamente.
—Cierra los ojos —me indicó. Hice lo que me pidió—. Visualiza un campo vacío, sin hierba. Sólo suciedad. —Vale—. Ahora imagínate a ti misma allí, de pie. Comienza a oscurecer y se han formado muchas, muchas nubes. —Vale—. Bien, ahora imagínate a un montón de cuervos. Todos sobrevolándote. Ni siquiera puedes verte la piel. Están por todas partes. —Me estremecí—. Sí, así. Pero luego comienzas a sentir una agradable y cálida brisa, y todos se han ido. Y ahora estás a salvo en un sitio, feliz y entusiasmada, donde nada parece preocuparte. Nada.
Comencé a sentirme más relajada al terminar su relato; una satisfacción arrolladora. Era un sentimiento agradable.
—Así es cómo me haces sentir, amor —murmuró.
Mi corazón comenzó a hincharse, hasta tal punto de empezar a doler. Sentí las manos de Harry sobre mi rostro y ahí me di cuenta de que los cuervos eran su estrés y su ansiedad, los que iban consumiéndolo poco a poco, y yo era la brisa, el alivio, la comodidad y la satisfacción. Donde nada parece preocuparle.
Señor, este chico era demasiado para mí.
Acaricié su mejilla con mis dedos.
—¿De verdad te hago sentir así? —cuestioné. Observé cómo disfrutaba con mi tacto, cómo sus párpados se iban cerrando, totalmente relajado.
Harry colocó su mano sobre la mía, sobre su mejilla.
—Nunca te mentiría. ¿Qué razón tendría que tener para decirte que me haces sentir tan bien?
Me sonrojé, encogiéndome de hombros.
—Tal vez tengas miedo —dije, más como pregunta que como respuesta.
Harry se rió.
—¿Yo? ¿Asustado? Qué gracioso —sonrió, mostrando su brillante sonrisa.
Puse los ojos en blanco. Después, le sorprendí cuando me acerqué a su rostro para plantar un beso en su mejilla. La mano de Harry se deslizó hacia la parte trasera de mi cabeza, sujetándome, mientras mis labios seguían conectados con su piel. No pude evitar sonrojarme, era algo natural. Tampoco era un sonrojo perceptible, sino más bien algo de color en mis mejillas. Darle a Harry Styles un largo, prolongado beso en la mejilla no era nada malo.
Él me había besado en la mejilla, en el cuello. Por lo tanto, esto no debería sorprendernos, porque me gustaba. Me gustaba la forma en la que su piel se avivaba ante mis gestos y cómo sus músculos se relajaban. Me gustaba la forma en la que su cuerpo se acurrucaba junto al mío y sus ojos se cerraban.
Harry fue el primero en separarse, manteniendo su frente apoyada sobre mi hombro mientras sus brazos se enredaban alrededor de mi espalda.
—Mierda, Fall. No puedo dejar de pensar en ti. Y no es sano, pero tampoco quiero parar. No quiero hacerlo, joder —murmuró. Aproveché para desordenarle el pelo con mis dedos.
—Cuida tu vocabulario, Bola de Pelo —sonreí. Sus labios formaron una sonrisa lasciva.
—Siento corromper tus inocentes oídos —dijo.
Sentí su aliento descender por el cuello de mi camiseta y me estremecí, sonrojándome a medida que... se iba topando con ciertas partes de mi pecho. Aunque pareció volver a leerme la mente y paró. Se puso en pie y besó mi frente tan delicadamente como si temiese hacerme daño. Sus labios se veían asombrosamente curados, como si en realidad hubiesen pasado tres semanas después de lo ocurrido. Aunque sólo había pasado un día y medio.
—Tengo que irme, amor —me lanzó una sonrisa torcida y caminó hacia mi ventana. Me despedí de él mientras lo veía desaparecer a través del marco de la ventana. Aun así, me puse en pie y me aproximé a ésta para asegurarme de que se encontraba bien tras el salto que había dado.
Pero se me cayó el alma a los pies cuando mis ojos se toparon con la siguiente escena: Harry sonreía con malicia a mi padre, mientras éste le agarraba de la camiseta, sus manos formando dos puños. Mi padre alzó la mirada hasta toparse conmigo, parecía de todo menos contento.
| ¡Nuevo capítulo al fiiiiiiiiiiiin! la verdad es que no sé por qué cuesta tanto llegar al número de comentarios que pido ._. no estoy diciendo que me escribáis biblias, porque la fic no es mía. Pero sí que me gustaría un "siguiente" o algo así, como hacen las que comentan...os prometo que sí conseguimos llegar —y no tardar— a los comentarios/votos que pido, la siguiente actualización será un maratón de cuatros capítulos, ¿os parece? Porque os tengo que agradecer por haber superado las 20k visitas, ¡muchas gracias!
bueno, pues serán: 120 votos y 50 comentarios.
de vosotras dependerá el maratón :)x
Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. |
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