once || rojo

*PRIMERA PARTE*

—¿¡Cómo!?

Me alejé el móvil de la oreja al escuchar el grito de Niall.

—Me caí del tejado, y me he roto la pierna y el brazo —volví a decirle, pero esta vez más despacio. Escuché un largo y exasperado suspiro desde el otro lado de la línea.

—¿¡Y cómo coño pasó eso!? —exclamó Niall.

—Pregúntaselo al señor Isaac Newton —suspiré. Niall permaneció en silencio—. Estaba en el tejado, y después vino Harry. Estuvimos hablando durante un rato pero como hacía frío me caí, él también se cayó, y tuvieron que darle puntos mientras que yo...

—Espera, ¿Harry estaba allí? ¿Por qué no me lo has dicho antes? —cuestionó. No pude evitar sonrojarme. No había tenido intención de decírselo.

—No es nada. Somos compañeros de trabajo —dije.

—Cierto. De todas formas, ¿qué brazo ha sido?

—El izquierdo.

—Todavía puedes dibujar y escribir —afirmó—. Pero no puedes...

—Disparar. Lo sé —suspiré.

Niall volvió a permanecer en silencio. Sabía que cuando estaba decaída no me gustaba hablar con nadie. Excepto con mi padre, que ahora mismo estaba encerrado en su estudio, bebiéndose más de un millón de bebidas energéticas y trabajando.

—Voy a llamar a Shay —le dije. Intercambiamos un par de vales y un adiós, antes de llamarla.

Fue el mismo proceso. Me gritó, yo suspiré, ella suspiró, después hubo un momento de tensión, a continuación me contó un par de chistes para intentar animarme y finalmente llamé a Greyson.

—Pues eso, que estaba en el tejado y acabé resbalándome —le dije.

—¡Oh, Dios! ¿¡Estás bien!? —gritó Greyson.

Suspiré.

—Me he roto el brazo que uso para sujetar las cosas. No puedo coger ni el arco —dije. Le escuché espirar lentamente.

—¿Pero estás bien?

—No estoy muerta —me encogí de hombros, aunque sabía que él no podía verme. Dejó escapar una risa lastimera, y volvió a suspirar.

—Entonces, ¿ahora qué?

—Deberías ser el capitán —comenté. Al decirlo sentí una especie de opresión en el pecho, como si me resultara extremadamente difícil decirlo. Y lo era.

 —¿Qué? ¿Yo? No, ni de coña. Nadie se lo merece más que tú, Autumn —aseguró Greyson. Estaba segura de que ahora mismo se estaba tocando el pelo. Lo hacía siempre que estaba estresado.

—Pero no puedo disparar —le recordé.

—Aun así puedes dirigirnos —dijo.

—El lunes se lo preguntaremos al entrenador —cedí, finalmente. Hubo un silencio. Apostaría a que había asentido.

—Mira, sé lo importante que es para ti todo esto, Autumn. Eres la mejor tiradora que tenemos. Y ésta podría haber sido tu quinta vez en las nacionales, ¿verdad?

—Sí —murmuré.

—Tienes que venir a Kentucky, aunque sea para acompañarnos. También tienes que practicar —me dijo Greyson. Suspiré—. Sé lo mucho que significa para ti. Y lo siento.

—Estaré bien —le aseguré.

—Perfecto. Ahora te tengo que dejar —se despidió. Yo también me despedí y colgué.

Después, para mi sorpresa, acabé llamando a Harry.

—¿Estás bien? —fue la primera cosa que dijo. Sonreí por inercia y me rasqué el cuello con el brazo. La escayola me servía de utilidad para poder rascarme. Aunque me pondrán la definitiva mañana.

—Sí. Sólo que... el trabajo se debe entregar el martes. Y estaba pensando si podrías venir mañana para terminarlo —dije. Le escuché suspirar, tal vez de alivio o de fastidio. No estaba segura.

—Me parece bien. Puedo colarme por tu ventana al mediodía —rió. Después, hubo un pequeño silencio.

—Vale, pero no te hagas daño.

—No, tranquila —me prometió—. Tú sí que tienes que llevar cuidado, ¿vale, amor?

—Mm hmm. Adiós, Harry —me despedí.

—Hasta luego, Fall —se rió alegremente.

Esa misma noche hice los deberes porque sabía que no iba a poder hacerlos mañana, limpié mi habitación y mi armario, me organicé el escritorio y finalmente me fui a dormir sobre las 12:34 a.m.

••

—Despierta, amor. Se te han pegado las sábanas. —La voz de Harry me despertó de golpe. Se encontraba recostado sobre mi cama con una amplia sonrisa, con las piernas elevadas y los brazos cruzados detrás del cuello.

Me había asustado tanto que pegué un chillido y salté fuera de la cama haciendo una mueca por haberme caído de culo.

—¡Te dije al mediodía! —exclamé—. ¿¡Cuánto tiempo llevas aquí!?

—Calla, tu padre nos oirá y te recuerdo que me odia —sonrió, mientras tiraba de mí para que regresara a la cama. Fruncí el entrecejo—.  Es la una menos cuarto —me dijo.

Mi mandíbula tocó el suelo.

—¿He estado durmiendo doce horas seguidas? —Estaba aturdida.

—Lo necesitabas, Autumn. Después de lo ocurrido el viernes —afirmó.

Suspiré y asentí.

Las pesadillas habían aumentado y se habían vuelto más espantosas, pero no habían llegado a despertarme. Harry recorrió el perfil de mi cara con su pulgar y tuve que cerrar los ojos, disfrutando del calor que me brindaba su tacto.

Esto no me gustaba. No me gustaba el hecho de sentirme atraída a él. La manera en la que me tocaba y cómo sus ojos examinaban mi rostro durante largos períodos de tiempo, como si nunca tuviese intención de hacerme daño. Pero lo hacía, me gustaban todos y cada uno de sus gestos. Aunque nunca lo admitiría delante de él.

Me acordé de la manera en la que hace un par de días había reaccionado ante mi tacto. ¿Qué había sido eso? ¿Volvería a hacerlo? Intentaba mantener escondida mi curiosidad, pero era demasiado difícil. Todos sabían lo curiosa que podía llegar a ser. Por lo que al final volví a abrir los ojos y alcé una mano para acariciar la mejilla de Harry.

Su barba de tres días, como si no se hubiese afeitado, me hacía cosquillas. Su piel se hallaba caliente ante mi tacto, y parecía seguir aumentando de temperatura después de varios segundos. Harry me sonrió, mostrando unos dientes perfectos antes de volver a esa pequeña sonrisa de antes. Y eso me sorprendió.

Coloqué mi otra mano sobre su cuello con mi pulgar recorriendo la línea de su mandíbula, simplemente para ver su reacción. Su sonrisa desapareció a medida que cerraba los ojos, humedecía sus labios, y permanecía en un silencio sepulcral. Mientras yo continuaba totalmente aturdida. ¿Qué le hacía? ¿Qué sentía Harry?

Retiré ambas manos después de varios segundos. Harry suspiró y abrió de nuevo los ojos, mirándome ahora ceñudo.

—¿Por qué las has quitado? —gimoteó. Me sonrojé y le di un leve empujón con el hombro. Harry volvió a mostrarme esa amplia sonrisa suya, como si dos adolescentes tocándose la cara el uno al otro fuese algo normal.

—Eres raro —le dije. Harry simplemente me guiñó el ojo, y después se puso en pie.

—¿Y el trabajo? —preguntó.

Suspiré y me levanté, estirando los músculos doloridos. Después, cogí las muletas. Harry no me quitaba el ojo de encima, ni cuando caminé hacia donde estaba mi mochila para sacar mi libreta. Se la enseñé, y echó una ojeada.

—Te toca escuchar —dijo.

—¿Por qué yo? —fruncí el ceño.

—Porque si fuese yo, estaría demasiado distraído al ser testigo de ese maldito cuerpo tuyo que me impide tener un pulso estable —dijo Harry con normalidad. Después, volvió a guiñarme el ojo y al instante me sonrojé—. Me encanta hacerte sonrojar —sonrió ampliamente, acariciando mi mejilla.

—Cállate —refunfuñé y lancé la libreta a mi escritorio—. Te toca escuchar a ti.

—No —se negó.

—Sí —insistí.

—¿Por qué yo? —se cruzó de brazos.

—Porque fue mi idea, es mi música y soy yo la que tiene el estetoscopio —dije, intentando cruzarme de brazos, pero estuve a punto de caerme, por lo que apreté con fuerza las muletas lanzándole una malvada mirada.

Y eso, por supuesto, le divirtió aún más. Pero al final suspiró y asintió.

—Para que lo sepas... eso de vendarme los ojos no funcionará. Todavía puedo imaginarme esos bonitos labios, esas dulces curvas, ese magnífico cu...

—Vale —le interrumpí bruscamente mientras mi sonrojo iba aumentando—. Es suficiente.

Harry me sonrió con malicia y se recostó sobre el colchón. Cruzó sus manos a la altura de sus costillas, mientras me miraba expectante.

—Tienes que permanecer inmóvil y tranquilo durante cinco minutos —le dije. Harry suspiró, pero asintió, cerrando los ojos. Mientras yo observaba cómo su cuerpo entero se iba relajando. Él nunca estaba relajado, así que era extraño verlo así.

—Intenta no tocarme con tu piel, sino el pulso se me disparará —habló. Me sonrojé, de nuevo, pero asentí al comprenderlo.

Después de esos cinco minutos, cogí el estetoscopio—cortesía del señor Hollenbeck— y me aproximé a su cuerpo. Ni siquiera se inmutó cuando presioné el estetoscopio contra su pecho. Su ritmo cardíaco era el normal, ochenta y cuatro pulsaciones por minuto. En realidad me había pasado un minuto, hipnotizada por los latidos de su corazón. Y él parecía saberlo, pero no dijo nada.

—No te puedes mover ni hablar. Tienes que estar completamente inmóvil y tranquilo —volví a recordarle. Pero no recibí ninguna respuesta suya.

Le di al botón de reproducir, empezando con la primera canción: Scary Monsters and Nice Sprites de Skrillex. Su pulso comenzó a acelerarse, a noventa pulsaciones por minuto aproximadamente. Pero volvió a la normalidad, un poco más relajado que la vez anterior, con Claro de Luna de Beethoven. Después, volvió a acelerarse con Dance, Dance de Fall Out Boy, y casi no cambió con Radioactive de Marine and the Diamonds. Y, para terminar, volvió a relajarse ante la voz de Birdy en Skinny Love.

Todo según lo esperado.

—Puedes abrir los ojos, Harry —dije. Cuando sus párpados se abrieron, me encontré siendo contemplada por dos oscuros orbes verdes que hicieron que mi estómago se contrajera. Tiró de mí para que me recostase a su lado.

—¿Sabes lo que es la sinestesia, Fall?

| Wow, wow, antes que nada debo daros las GRACIAS por todos y cada uno de los votos y comentarios. ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! También dar las gracias a todas esas personas que han comenzado a leer la fic, de verdad. Y siento ser pesada recordando que: la fic NO es mía, yo soy quién la traduce al español solamente :)

Espero ser testigo de vuestros votos y comentarios :) necesitamos llegar como la otra vez a 100 votos y 40 comentarios para que suba el siguiente. Y... puede ser, dentro de nada os llevéis una sorpresa x')

¡Qué paséis una buen día/tarde/noche! adiós<3

p.d: se me olvidaba decir que os pasaseis por la fic que ha comenzado a traducir una amiga mía. Es esta: http://www.wattpad.com/story/20450926-extinction-h-s-%C2%B7spanish%C2%B7 Todos hemos sido nuevos alguna vez en estas cosas y queremos que se valore nuestro trabajo. Así que no perdáis el tiempo y, por favor, pasar y echarle un vistazo. ¡A la gente que se pase comenzaré a dedicarle capítulos!

Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. |

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