diez || extraño
*PRIMERA PARTE*
Lo siguiente que supe fue que estaba en el hospital. Después de acostumbrarme a la luz cegadora, pestañeando varias veces, fui consciente de las múltiples máquinas que emitían sonidos a mí alrededor; la voz de mi padre, baja y apenas coherente; y la de Harry diciéndole a alguien que no sabía la razón de algo. Los estuve escuchando discutir durante un buen rato hasta que una enfermera apareció desde detrás de las cortinas. Me sonrió con unos dientes excesivamente blancos.
—Está despierta —dijo—. ¿Cómo te encuentras?
—Me he caído del tejado de una casa de dos plantas —suspiré. Mi padre continuaba en el pasillo, con su móvil. Pero al escucharme entró, asintió con la cabeza y continuó con su conversación telefónica—. Aunque no es para tanto —murmuré.
—El chico que te ha salvado te ha evitado lesiones bastante graves. ¿Cómo te caíste? —preguntó. Le eché un vistazo a su apariencia: el pelo tintado, aunque ya se le veían las raíces grises, los ojos irritados y los labios pelados.
—Por la gravedad —contesté. Odiaba los hospitales. Eran desagradables, un lugar frío e infectado de enfermos y moribundos.
—Señorita Yurich, lo más detallado posible, por favor —la enfermera suspiró, frunciendo los labios.
Asentí, lentamente.
—Cuando las cosas ascienden, existe esa fuerza dentro de la Tierra que las empuja hacia abajo. Esto es aplicable incluso en una adolescente que se deslizó por el tejado en mitad de la noche. —Escuché la risa de Harry, y la enfermera pareció estar dispuesta a estrangularnos a los dos—. Estaba en el tejado y había hielo, y me resbalé —dije. No había nada más. Tampoco era tan complicado de entender. Ni siquiera recordaba cómo me había caído, tan sólo que me dolió bastante. Apenas recordaba cómo Harry me había agarrado antes de impactar contra el suelo, y que esa caída debería de haberle hecho bastante daño. También recordaba cómo se había puesto en pie y había comenzado a gritar, tal vez a mí o a mi padre o a nadie. Todo era muy confuso.
—No tienes síntomas de amnesia, ni contusiones, ni lesiones en la columna vertebral. Sólo un brazo roto y el peroné fracturado.
—Qué. Brazo. —Comenzó a dolerme la cabeza a medida que descendía la mirada. Mi corazón empezó a hundirse en un infinito océano. Mi brazo izquierdo. El brazo con el que sujetaba el arco. Ahora no podría disparar con la escayola.
—Te colocaremos una escayola permanente para tu pierna y para tu brazo. Ahí están los resultados de los rayos X —la mujer señaló en dirección a la pared. Seguí su dedo y me estremecí. Parecía doloroso—. Tuviste mucha suerte. —Mm.
Antes de irse, me dijo que iría a avisar a mi padre. Volví a descender la mirada a mi brazo vendado. No podía disparar. No podía disparar. Ni iría a Kentucky para la competición nacional. No sería su capitana. No iría. No podía disparar. No sería su capitana.
—Hey —dijo mi padre, guardándose el móvil en el bolsillo. Le saludé con un débil movimiento de mano con el otro brazo—. Dios, Autumn Renee, te tengo que dicho que no subas al tejado —suspiró.
—Sí, Autumn Renee —me regañó una voz británica desde detrás de las cortinas.
—Cállate, Harry —siseé. El resultado fue una risilla de su parte.
Mi padre enarcó una ceja en mi dirección.
—¿Harry? —Justo en ese momento la cortina se desplazó hacia un lado, dejando a la vista a un sonriente y ensangrentado Harry. La sonrisa en su rostro, bordeada por un labio hinchado, suturado y ensangrentado, disminuyó a medida que sus ojos se encontraban con los de mi padre. Hubo como una especie de silencio entre ambos, un ambiente de tensión y enfado, como si estuviesen teniendo una conversación mental.
Fingí toser. Mi padre parpadeó.
—Cierto. ¿Ibas a salir con él mañana por la noche?
Fruncí las cejas.
—Sí, ¿por qué?
—Porque deberías decírmelo antes, cuando empiezas a salir con algún chico —me miró ceñudo.
—¡No estamos saliendo! —exclamé. Los ojos de Harry se conectaron con los míos durante una milésima de segundo, lanzándome un guiño y una sonrisa descarada. Mi padre estaba demasiado concentrado en mí como para darse cuenta.
—Ibas a irte a hacer algo con él por la noche —dijo, explícitamente. Harry asintió, moviendo un dedo en mi dirección. Era capaz de ver esa amplia sonrisa escondida tras su falsa y severa expresión. Mi padre pareció darse cuenta esta vez por lo que se rascó un lado de la nariz. Siempre lo hacía cuando estaba estresado.
—Siempre salgo con Niall —argumenté. Harry volvió a asentir, alzando sus cejas a mi padre.
—Niall es gay. Eso es diferente.
—¡No es gay! Es bisexual, pero se inclina más hacia las chicas, papá —suspiré.
Mi padre también suspiró.
—¿Alguna vez te ha besado Niall?
—En realidad, sí —dije de manera casual. Eso pareció sorprenderlo.
—Con doce años no cuenta —interrumpió Harry. Le lancé una mirada. En realidad, tenía catorce años, no doce. Niall decidió ser gay dos semanas después de lo sucedido. Después, estuvo experimentando durante un tiempo y acabó admitiendo que era bisexual. Tanto Shay como yo le estuvimos apoyando en todo.
Mi padre se pasó una mano por el pelo.
—Te darán el alta mañana al mediodía. ¿Quieres que me quede o vuelvo por la mañana?
Me encogí de hombros.
—Vete a casa y duerme. Estaré bien —dije. Un buen padre ni siquiera preguntaría, se quedaría. Estaba en el hospital, por el amor de Dios. Pero él tan sólo asintió, me besó en la frente, y se marchó lanzándole una mirada cautelosa a Harry.
Harry se me quedó mirando durante un buen rato. Todavía estaba destrozada por no poder disparar. Francamente, había puesto todo mi esfuerzo y dedicación en esa actividad. La competición iba a ser dentro de un mes. Y ni de coña conseguiría deshacerme de las escayolas. Destrozada. Estaba destrozada.
—¿Estás bien, amor? —la voz de Harry era lenta y dulce. Negué con la cabeza, alzando la mirada y dando palmaditas al hueco existente al lado de mí en la pequeña cama del hospital. Harry sonrió y aceptó mi petición, subiéndose a la cama. Al instante sentí mis hombros relajarse a medida que sus brazos me rodeaban. Un suspiró se deslizó por mis labios al recostarme sobre su pecho.
—Ni siquiera recuerdo lo que pasó, Harry. Es extraño. Recuerdo llamarte y que subieras conmigo al tejado, después recuerdo estar en el suelo y acabar desmayándome —dije.
—¿Recuerdas que me besaste? —sonrió ampliamente. Mis ojos se abrieron de golpe y me sonrojé—. Justo en la boca.
—No, no lo recuerdo —admití con la cara a punto de estallarme. Comenzó a reírse de mí.
—Chica lista. Pero ambos ya lo sabíamos, ¿mm? —Harry colocó algunos mechones de pelo enmarañado detrás de mi oreja. Estaba completamente segura de que mi aspecto era horrible, sudorosa y con el maquillaje todo corrido.
Apretó mi hombro, el del brazo ileso.
—No puedo disparar.
Su rostro se descompuso.
—Oh, amor. Eso es horrible. Ni siquiera sé qué decir, Autumn —dijo. Apenas reconocía su voz, su mirada; ambos eran tan amables y sinceros. Tan diferentes a su típico tono.
Harry recorrió la superficie de mi mejilla con su pulgar, descendiendo por la línea de mi mandíbula.
—Las prácticas de tiro con arco significan mucho para ti. Lo sé, y lo siento, Autumn.
Negué con la cabeza.
—No es tu culpa, Bola de Pelo. Sólo que... es mi último año de competición, y ahora ya no puedo. —Se me hundió el corazón tras decir aquellas palabras.
—¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor? —preguntó.
Suspiré.
—¿Tienes tacos?
Harry sonrió. Su aspecto era penoso, con ese corte profundo en su labio y los puntos de sutura. Parecía como si al haberse golpeado contra el suelo se hubiese mordido el labio con fuerza. Ouch. También me asombraba que no tuviera otras heridas más graves.
—No conmigo. Lo siento, amor. ¿Y eso de Bola de Pelo?
—Sí. Porque tienes muchísimo pelo —le conté, estirando de uno de sus rizos.
Volvió a deleitarme con su sonrisa.
—Está bien. Bola de Pelo y Fall sembrando el pánico en los corazones de los niños de todo el mundo —bromeó. Le devolví la sonrisa, lo que hizo que la suya se ampliara aún más—. Mira, ahí está esa hermosa sonrisa. Empezaba a echarla de menos.
—¿Estás bien? —le pregunté, mirándolo con detenimiento.
Asintió.
—Me mordí el labio con fuerza, y me torcí el tobillo. He dominado el arte de caer con el ángulo correcto. Estoy bien, pero un beso no me lastimaría. Al contrario, me sentiría mejor —dijo, sobresaliendo su labio inferior. Dios, era tan guapo. Tan adorable. Me sorprendí cuando me incliné y planté un beso en su mejilla.
Mis mejillas ardían con fiereza cuando me separé de él. Enarcó una ceja, como si me estuviese preguntando por qué había hecho eso.
—Y-yo... um —tartamudeé.
Él tan sólo sacudió la cabeza.
—Eres una caja de sorpresas, ¿no, Fall? —Sus labios se curvaron en una maliciosa sonrisa. El sonrojo se hizo más visible.
—Me siento mal. Estabas borracho y no te habrías hecho daño si no te hubiera llamado —murmuré. Su maliciosa sonrisa se esfumó.
—Cariño, no estaba borracho. Ni siquiera me he hecho daño, ¿vale? Estoy bien. Y, cálmate. Tú sí que estás muchísimo peor que yo.
—La enfermera dijo que tuve suerte. ¿Podría haber sido peor? —pregunté. Harry asintió, como si tuviese un tumulto de emociones arremolinadas en la cabeza, incluidos el enfado y el orgullo.
—Te he salvado de una buena —sonrió, rozando suave y rápidamente su nariz con la mía. Me sonrojé ante su gesto. Harry deslizó una de sus manos a través de mi pelo enredado. Dios, esto no podía ser atractivo. Considerando que siempre estaba guapo, sin esforzarse en parecer sexy y perfecto, de una manera que era incapaz de explicar.
—Creo que podría gustarme más la Autumn con el pelo enredado, el maquillaje corrido, que se ha caído desde un tejado, que la Autumn siempre impecable que se parece a una abogada —confesó Harry, sorprendiéndome—. Dios, estás tan sexy —murmuró, sorprendiéndome aún más.
No sabía qué hacer. Su mano aún continuaba en mi pelo. No era asmática, pero estaba completamente segura de que en cualquier momento sufriría un ataque de asma. Con él todo era así.
Su pulgar rozó un lado de mi rostro lentamente, sin prisa. Sus labios formaban una débil y campante sonrisa, casi como si estuviese cansado. Yo permanecía allí sentada, observándolo, sin moverme. Mi corazón comenzó a incrementar sus latidos a medida que un embriagador calor recorría mi rostro entero, siguiendo el camino que trazaba su pulgar. Algunos de sus rizos se le habían pegado a la frente debido al sudor. Pasé rápidamente mis dedos por esa zona para retirárselos, ganándome una amplia y brillante sonrisa de su parte.
—Piensas que mi tacto te hace sentir cosas, pero no tienes ni idea de lo que tú puedes llegar a hacerme, amor —dijo. El tono de sus palabras me estremeció, sintiendo cómo mi cuerpo era sacudido por millones de escalofríos.
No me podía imaginar que mi tacto le trasmitiera algo, fuese lo que fuese. Aun así coloqué mi mano en su cuello mientras mi pulgar recorría la línea de su mandíbula, esperando su reacción. La relajación, el débil suspiro que se escapó de sus labios, la manera en la que recostaba su cabeza sobre mi mano y cómo sus ojos se cerraron durante unos segundos me decían que sí que sentía algo ante mi tacto. Y eso comenzaba a incrementar la temperatura de mi cuerpo.
Retiré la mano y pareció desilusionarse. Harry retiró su mano de mi cabello y con un suspiro se puso en pie. Se acercó y conectó sus labios con la piel de mi frente, dejando un cálido beso antes de alejarse.
—Tienes que descansar, amor. Buenas noches. Y no te preocupes, yo seguiré aquí, ya sabes —me aseguró, caminando hacia su cama que se encontraba detrás de la cortina. Asentí, viendo cómo se conectaba el monitor, ese que controlaba los latidos de su corazón, sonriéndome. Mis labios le ofrecieron una débil sonrisa para después darme la vuelta.
—Buenas noches, Bola de Pelo —murmuré, cerrando los ojos y dejando que los sonidos de las máquinas me guiasen hasta la tierra de los sueños.
| ¿A que me habéis echado de menos? No, siendo realistas habéis echado de menos un poco a Wicked, ¿cierto? x') No podía dejaros sin un nuevo capítulo durante mucho tiempo, así que aquí estoy. Todavía sigo metida en traducir y las actualizaciones de Wicked seguirán siendo un poco lentas. Pero os prometo que en cuanto me ponga al día todo será mucho mejor.
No olvidéis comentad y votad, por favor. Si alguna tiene alguna pregunta que quiera que le haga a la autora original (ya que yo solamente la traduzco), que me lo diga por un comentario o por inbox.
¡Nos leemos pronto! <3
Todos los créditos para WhoaLarry, escritora de la novela. |
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