cuarenta y nueve || entrenamiento

La primera semana de marzo probablemente había sido una de las peores para Autumn. Habíamos dejado de dormir, si bien nos encantaba despertarnos juntos y la sensación de cercanía de nuestros cuerpos. Habíamos dejado de cocinar juntos y de comer. Y ambos nos habíamos apuntado al gimnasio.

La hacía esforzarse al máximo, sin lugar a dudas, la presionaba, pero sabía lo que Autumn era capaz de soportar, sabía que era muchísimo más fuerte de lo que ella pensaba. Después de una semana, Autumn había comenzado a correr con más intensidad, sorprendiéndonos a ambos. Todo el tema ese de ser Erktanae nos garantizaba que nunca estábamos en baja forma, aunque no hubiésemos hecho una puta mierda; así que todos teníamos unos cuerpos bastante tonificados.

Apenas se quejaba, aunque sabía que le dolía el cuerpo. Cien sentadillas, zancadas, bíceps, flexiones, abdominales, jumping jacks y oh, planks. Estos últimos los odiaba. Pero hubo veces en las que me había tumbado en el suelo, había colocado la cabeza debajo de la suya, y le había besado la cara mientras ella hacía el ejercicio. Y eso había parecido ayudarle.

Lo hacía todo con ella, y al parecer a ella también le gustaba. Me ejercitaba hasta que no podía más. Nuestro día de descanso no era lo que se llamaba un día sin hacer nada, porque yo continuaba enseñándole cosas acerca de sus puntos fuertes y débiles; al igual que los de los Breesaem. En resumen, cualquier cosa que ella necesitaba saber para defenderse a sí misma.

Me estaba absteniendo de enseñarle cómo utilizar un arma. Porque eso me asustaba, un poco. Nunca quise que ella se viera en el apuro de tener que a matar a alguien, pero al menos necesitaba saber cómo utilizarla por si acaso.

Hayley también se estaba entrenando. Al igual que Brock. Ya le había preguntado si podría enseñarle a Autumn cómo lanzar cuchillos. Como era buena y firme a la hora de disparar con el arco, me había parecido correcto.

Durante la siguiente semana también estuvimos machacándonos. Y ahora disponíamos de un saco de boxeo.

Ella no había querido golpearme. Le había dicho que me pegara en el torso, pero se había negado, a pesar de que le había respondido diciéndole que yo podría curarme a mí mismo, pero no había servido de nada. Quiero decir, me golpeó una vez, pero después comenzó a sentirse mal hasta tal punto de arrodillarse, besarme el abdomen y disculparse un millón de veces.

Ni siquiera me había dolido.

Bueno, al menos no tanto.

Aún me dolía. Pero no me había puesto a llorar.

En un primer momento le había hecho utilizar guantes, aunque después Autumn había decido que ella era demasiado malota como para usarlos. Por lo que acabó golpeando el saco con los nudillos al descubierto. Al principio me había preocupado, un poco, cuando un día llegué a casa y la vi con un sujetador de deporte y un par de shorts míos, cubierta en sudor, con los nudillos ensangrentados y la mandíbula contraída.

Supe que si intentaba decirle que se calmara, se pondría furiosa. Por lo que opté por dejar las bolsas en el suelo, llenas de cosas que había comprado —incluyendo más papel, toallas y pasta de dientes. Me dirigí al cuarto de baño y cogí una toalla y una botella de agua para ella. Cuando caminé de nuevo hacia dónde estaba, ya se había detenido, pero sus músculos en ningún momento se relajaron. Su cuerpo se había tonificado bastante en estas últimas semanas.

—Me aburría —dijo, respirando con dificultad. Asentí, ofreciéndole la toalla. También se bebió el agua en un abrir y cerrar de ojos. Yo la veía dar tragos y quitarse el sudor del rostro, para después colocarse la toalla alrededor del cuello. Me miró ceñuda—. ¿Qué pasa?

Me encogí de hombros.

—Pareces... enfadada, nena —murmuré.

—Estoy enfadada. No he dejado de estar enfadada desde que te conocí —dijo, pero sonrió y me pellizcó la mejilla—. Sonríe para mí, H. Estoy bien. ¿Tú lo estás?

—Estoy bien —musité—. Autumn, necesito... —Te necesito. Te extraño. No eres la misma. Tranquila, no pasa nada, estoy aquí. Me ocuparé de cuidarte, puedes relajarte. Quiero que estés conmigo y quiero abrazarte. Solamente quiero a Autumn. A mí Autumn—, necesito que dejes de contraer la mandíbula de esa forma, vas a desmayarte. Dobla un poco más las rodillas —añadí.

Ella asintió un poco. Decepcionada.

—Y también —dije, intentando hacer desaparecer las líneas que se le había formado en la frente y sus labios fruncidos—, y también... No sé. No sé. Mierda, Autumn, todo está hecho una mierda —suspiré.

Todavía no le había hablado del plan que teníamos para recuperar el Libro. No es que no quisiera que ella lo supiera, sino que aún no se había presentado la ocasión. Ella formaba parte de él, así que tenía que saberlo, porque habíamos planeado robarlo este fin de semana.

—¿Todavía me quieres? —preguntó.

La miré ceñudo.

—Por supuesto —dije, cruzándome de brazos—. Por supuesto que te quiero. Te quiero muchísimo.

—¿Qué he hecho? Pareces... ausente.

—Te quiero, lo siento. En serio, Fall. Estoy preocupado. Nervioso.

—Oh. Estoy bien —dijo, de nuevo. Volví a asentir, colocando una mano en la parte trasera de su cuello sudoroso, conectando mis labios con la piel de su frente. En realidad no la había besado desde hace una semana.

—Lo sé. Eres fuerte. —Le di un apretón en el hombro. Después, hice una pausa—. ¿Sabes quién también es fuerte?

—¿Quién, H?

—Yo. Lo suficientemente fuerte como para que me golpees.

—Harry —se quejó, poniendo los ojos en blanco.

—Autumn —la imité—. Venga. Sólo unos pocos. En el torso o en el pecho, o dónde sea. Incluso me quitaré la camiseta —dije, alzando las cejas arriba y abajo.

Me pegó en el brazo.

—No. No voy a pegarte —dijo.

Suspiré.

—¿Por qué no? Si me haces daño, me curaré yo solo —dije. Ella sacudió la cabeza—. Autumn. Necesito saber que eres capaz de golpear a una persona de verdad, que esté viva.

—Puedo. Le pegué a Jo.

—Jo es una puta y la odias —dije.

—Sí.

—¡Necesito saber que si te ves forzada en una situación en la que tendrías que defenderte, serías capaz de hacerlo, sin importar con quién estés peleándote! —comencé a enfadarme cada vez más, con el rostro ardiendo.

Ella me puso los ojos en blanco, lanzando la toalla al suelo.

—Lo sería.

—Pero necesito saberlo —insistí.

—¿Por qué no puedes confiar en mí? —exigió saber.

—¡Porque me estoy volviendo paranoico con todo lo que tiene que ver contigo! —grité.

Confía. En. Mí —me contestó, gritando.

—¡Confío en ti, Autumn! ¡Confío más en ti que en mí! Me estás asustando con los enfados, los gritos, los nudillos ensangrentados, el hecho de no comunicarte con nadie y ocultar tus sentimientos. ¡Estoy preocupado!

—¡Pues entonces haz el favor de tranquilizarte y hablaremos! —me gritó en la cara, sin ocultarse.

Pero yo no quería tranquilizarme.

—¡Pégame! TIENES QUE SER CAPAZ DE GOLPEAR A UNA PERSONA DE VERDAD —rugí.

—BUENO, PUES RESULTA QUE TÚ NO ERES UNA PERSONA CUALQUIERA, HARRY —me contestó gritando, con los ojos cubiertos de lágrimas—. No para mí, maldita sea —sollozó.

Después, permanecimos en silencio. Me quedé mirando fijamente sus rodillas. Y ella mis pies. ¿Cómo podía ser tan valiosa? No me iba a pegar si se lo preguntaba, ni aún gritándoselo. No quería hacerme daño.

Acabé enjugando las lágrimas de sus mejillas con la yema de mis pulgares, y la cogí en brazos; mis manos bajo sus muslos, sus piernas alrededor de mi cintura, y su rostro escondido en mi cuello. Fui capaz de sentir la sangre de sus nudillos en mi espalda, pero no me importaba.

Autumn me abrazaba con fuerza, pegando su cuerpo al mío, haciéndome querer llorar junto a ella.

—No me voy a ningún sitio —le recordé.

—Lo sé —sollozó. Sentí sus lágrimas descender por mi cuello.

Caminamos hacia el cuarto de baño. La coloqué sobre el lavabo y fui a enchufar la ducha. Ella se deshizo de la ropa sudada y me ayudó a deshacerme de la mía; después nos sentamos en el plato de la ducha y permitimos que el agua descendiera por nuestras cabezas.

No volví a preguntarle que me golpeara. No dije nada. Tan sólo la sostuve entre mis brazos. Era algo bonito, tener a alguien con el que compartir momentos de silencio que no fuesen incómodos, con el que estar desnudo sin que fuese algo sexual, con el que terminar una pelea sin que hubiese tensión en el ambiente. La quería de todas esas formas, pero también amaba los momentos incómodos y los sexuales, incluso los de tensión, porque al final siempre acabábamos arreglándolos y era algo hermoso.

—Lo siento —murmuré, contra su cuello.

—No lo sientas —respondió, estirando el cuello para poder besar mi mandíbula. Cada vez que hacía eso, sentía mariposas en el estómago. Había extrañado tanto sus besos..., sus labios.

••

Después de la ducha nos secamos, nos vestimos y fuimos a sentarnos en su sillón.

—Me duele todo el cuerpo —murmuró.

—Lo sé. No tenías que haber entrenado hoy, ¿sabes? —murmuré. Ella asintió—. Mira, Autumn, aún te queda un enorme fin de semana por delante. A todos nosotros. Es muy importante, y por eso tienes que escucharme.

—Vale —dijo lentamente.

—Vamos a robar el Libro —le conté.

Autumn permaneció en silencio, con los labios fruncidos, mientras pensaba.

—Vale —me contestó—. ¿Qué tengo que hacer?

Aspiré una profunda bocanada de aire, y se lo conté todo.

Hayley y Louis lo seguirían hasta el bloque de oficinas que estaba abandonado en las afueras del pueblo; formado por tres plantas y un sótano. Habíamos deducido que contaríamos con la presencia de los Breesaem, por lo que íbamos a estar preparados. Hayley le estaba enseñando a Brock cómo pelear y yo iba a enseñarle a Autumn cómo utilizar un arma, a pesar de mis dudas.

Jo y Tyson se encargarían de quemar los cables de los accesos para que pudiéramos entrar, y después se dirigirían hacia el sótano junto a Max para asegurar las salidas. Liam no sería capaz de salir. Aún así, para cerciorarnos mejor, Zayn iría a congelar todas las ventanas y las puertas. De tal forma que Autumn y yo tendríamos que estar preparados para derretir el hielo en cualquier momento, en caso de que algo saliese mal y tuviéramos que salir pitando de allí.

Louis, Zayn y Brock se quedarían en la primera planta y buscarían pruebas de que se había realizado algún tipo de experimento. Zayn intentaría sacarles información a los Breesaem, a pesar de lo poco que me gustaba esa idea.

Después, ella, Hayley y yo nos dirigiríamos hacia la segunda planta para buscar a Liam, el Libro, y matar a algunos Breesaem si se nos presentara la ocasión. Aunque no me gustaba la idea de que ella tuviera que matar a alguien.

Cuando estuviéramos seguros de que todo estaba despejado en esa planta, yo dejaría a las chicas ahí para poder dirigirme a la tercera planta. Ellas se quedarían esperando hasta que aparecieran Louis y Jo, hasta que yo le dijera a Autumn que podían subir a la tercera, mentalmente. Debería funcionar a pesar de la distancia, considerando el hecho de que funcionaba cuando yo estaba en la ducha y ella en el salón.

Después, estos cuatro se reunirían conmigo y Zayn, Brock, Max y Tyson aguardarían en la planta baja, preparados para subir y ayudar o incluso para huir en cualquier momento. Luego, el resto era algo sencillo: encontrar el Libro, robarlo, salir pitando de allí.

Teníamos la esperanza de que Liam no se encontrara por allí, aunque probablemente lo estará, por lo que estábamos preparados para enfrentarnos a él. Yo no quería matar a Liam. Pero lo haré, si es necesario.

—Además, no vas a estar sola, ¿vale? —dije.

—Vale. Suena bien el plan, H —dijo—. ¿Me echarás una mano? ¿A mi lado?

—Por supuesto, sí —asentí.

—Vale. ¿Quién ha desarrollado el plan?

—Principalmente Hayley, y yo.

Autumn asintió y plantó un dulce beso en mi clavícula.

—Buen plan. Estoy orgullosa de ti, cariño —dijo. Os juro que el corazón me latía a más de mil por hora, y no pude ocultar mi sonrisa de idiota. Ella me sonrió y me besó la mejilla, diciéndome que era precioso y que le encantaba mi sonrisa.

—Quiero que te sientas más a menudo orgullosa de mí —admití en voz baja, besándole el hombro, escondiéndome en su cuello.

—Siempre estoy orgullosa de ti —respondió mientras yo le mordisqueaba la piel—. Lo has vencido.

Sus palabras me confundieron, pero continué besándola.

—¿A quién?

Ella se mantuvo en silencio durante un minuto, acariciando con sus dedos la parte trasera de mi cabello.

—A ti mismo, H. Ahora, enséñame cómo disparar un arma.

••

—Hayley, ¿estás comiendo? —le pregunté, dejando mi mochila en el césped junto a ella. Autumn sonrió y se sentó enfrente. Hayley asintió, cruzándose de piernas—. ¿Por qué has empezado a comer de nuevo?

Ella se encogió de hombros.

—Empecé a tener hambre, idiota.

—Bueno, ¿qué tienes ahí? —me reí.

—Es una barrita energética. La estoy mojando en pudin de chocolate.

—¿Acaso eso no anula el propósito?

—Yo sí que estoy a punto de anular tu propósito —respondió, sonriendo, mientras Autumn se reía.

Rodé los ojos y le di un empujoncito en el muslo con mi bota, sonriendo. Asentí cuando se nos unieron Tyson y Brock para practicar.

—¿Preparados? —pregunté.

—Bueno, ahora que he comido tengo ganas de acurrucarme junto a alguien. Malditos humanos —maldijo.

Brock sonrió.

—Aún puedes acurrucarte —dijo éste.

Hayley se mantuvo callada, pensando, y se ordenó el cabello rojizo con los dedos.

—Tienes razón. Ven aquí, Autumn, estás calentita, y siempre he tenido debilidad por las chicas —dijo, guiñándole un ojo a Autumn.

—Sí —susurró Tyson, pero apenas se escuchó.

Volví a poner los ojos en blanco y agarré las manos de las chicas para que se pusieran en pie. Hayley había colocado algunas latas y algunos papeles con blancos a lo largo de los postes de la cerca que se encontraba en medio de este campo vacío.

Vaciamos nuestras mochilas.

—¿Pistolas o cuchillos primero? —le pregunté al grupo.

—Pistolas —contestaron los chicos.

—A mí me gustaría acurrucarme —murmuró Autumn. Hayley sonrió, colocando un brazo alrededor de la cintura de Autumn.

Suspiré.

—Joder, chicas. Está dicho, utilizaremos primero las pistolas —dije.

Hayley me echó una mano a la hora de emparejar a cada novato con una pistola que fuese adecuada. Brock se molestó al ver que no le habíamos dado la escopeta.

Tyson y Autumn me sorprendieron. No porque Tyson fuese un coñazo y Autumn la mujer que amaba, sino porque en realidad eran bastantes buenos. Incluso cuando acabamos, seguía estando impresionado.

Nos tomamos un descanso y nos sentamos formando un círculo, mientras charrábamos y bebíamos cerveza. Tyson se aclaró la garganta y me preguntó, tímidamente, si podíamos hablar. Nos alejamos un poco del resto, y le pregunté qué pasaba.

—Tú saliste con Jo, ¿verdad? —me preguntó, nervioso.

—No. Sí, salí con ella, pero no, no, no. Escúchame, no empieces a sentir cosas por ella, nada de fetichismo, ¿entendido? No lo hagas. Es una psicópata. Te lo estoy diciendo en serio. Pero, ¿te has acostado ya con ella?

Él asintió.

Suspiré, pegándole otro sorbo a la botella.

—Vale. No lo vuelvas a hacer. Me gustaría poder decirte que en el fondo es una chica buena, pero no deberías meterte en eso, tío.

Tyson sonrió.

—Vaya, estoy teniendo un día estupendo. Un británico me acaba de llamar "tío" y estoy viendo cómo dos lindas muñecas se hacen mimos entre ellas —dijo, mientras su piel oscura adquiría un tono rojizo.

Fruncí el ceño, echando un vistazo por encima del hombro al resto.

Suspiré con pesadez y me quité la gorra, tirándola al suelo.

—¡Por el amor de Dios, Hayley! —grité.

—Tú, señor al que le acaban de robar la chica —me contestó gritando Hayley, mientras agarraba con más fuerza el cuerpo de Autumn.

Recogí la gorra y caminé con pesadez hacia ellos, pero me tropecé y me caí hacia atrás, maldiciendo.

—Uh oh, hipster al suelo —se mofó Hayley.

Autumn, Brock y Tyson comenzaron a reírse mientras Hayley sonreía, victoriosa.

Gruñí, respirando con fuerza, aún en el suelo, y me cubrí el rostro con las manos.

—Vayamos a practicar con los malditos cuchillos de una vez por todas.

| ¡¡Hola!!

Espero que hayáis disfrutado mucho del capítulo, sobre todo los momentos entre Fall y Harry :'') Son taaaaaaaaan monos. En fin, ¿qué os ha parecido el plan para recuperar el Libro? ¿A alguien se le ocurre algo de lo que podría pasar? Venga, dejadme en los comentarios vuestras opiniones acerca del plan y del Libro —yo ya sé lo que va a pasar muajajajajaja. Quiero ver quién da en el clavo.

Este capítulo va dedicado a xVicsterx ;)

Todos los créditospara WhoaLarry, escritora de la novela. |



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