Fragmentos VIII: Aegon Targaryen.
TW: Mención a un intento de sui* *dio. Fragmento situado un par de horas después del anterior. Leer la nota al final si algo no les calza. ✨️
"Least I'll still have company
My inside, tiny poison tree
I'll seal my love in me
Tiny beautiful poison tree"
Poison Tree. Grouper.
—No quería hacerlo.
Daemon le había dado muchas, demasiadas, indicaciones. Le dijo qué decir, cómo actuar, cuando llorar, qué negar y por qué enojarse. Lavó sus manos repletas de sangre. Lo obligó a memorizar sus frases.
Aegon no quería hacerlo.
No quería testificar contra Daemon. No quería que lo enviaran a la cárcel. No quería que tomara ese peso.
No quería matar a nadie.
Pero sí quería.
Lo quiso en ese momento. ¿Cómo no iba a quererlo? Aemond estaba en el suelo, cubierto en su propia sangre con los brazos cortados y el ojo mutilado. Era una escena de pesadilla.
Era su pesadilla.
El fuego consumiendo a sus hermanos mientras él dormía. Él iniciando el incendio. Él viéndolos morir. Él siendo el culpable. Porque era culpable. Siempre culpable.
El único problema de estar sobrio era la constante e irreparable carga de vivir día a día con sus propios errores. No había persona en su familia o cercanos a la que no hubiese dañado, y se había disculpado, estaba reparando sus acciones paso por paso mientras intentaba no caer en la locura que era la falta de alcohol.
Su cuerpo hormigueaba. Dolía. Tomaba la menor cantidad de analgésicos posibles y eso implicaba convivir con las quemaduras. Eran feas. Ninguna tocó su cara, pero a cambio una parte importante de su espalda y brazos habían sido arañadas por el fuego de la explosión. A Aegon le molestaba más el dolor que vivir con cicatrices. No tenía intención de quejarse cuando Aemond llevaba las suyas sin alegar.
Pero dolían, y en noches donde el dolor era demasiado, se escapaba a la azotea. A veces llegaba y descubría a Luke, Luke solo lo miraba, le daba un saludo breve y se retiraba.
Luke parecía entender mejor que nadie que todos merecían su momento a solas cuando lo precisaban. Y Aegon se lo agradecía.
Luke aún era un poco reacio a su presencia, pero Aegon lo podía ver esforzándose por convivir, y eso le daba puntos. También el hecho de que gustase de su hermano; Aemond era más feliz desde que Luke comenzó a relacionarse con él, Aegon estaba feliz por ambos.
Aegon dudaba algún día tener algo así. Una pareja. No era lo suyo. Tenía veintisiete, tomaba desde los catorce, intentó acabar con su vida más de una vez. Estaba jodido y agotado, marcado física y mentalmente. Era un alcohólico, siempre sería un alcohólico aún si lograba mantenerse a raya lo que restaba de su vida. El deseo vivía dentro de él como una bestia hambrienta, esperando un paso en falso para arrastrarlo otra vez.
El amor implicaba más cosas de las que Aegon poseía. Le cansaba la sola idea.
A veces teorizaba que, en realidad, su capacidad de generar amor hacia alguien más simplemente se apagó cuando le dieron un par de choques para reanimarlo. Volvió a la vida, pero no volvió completo.
Amaba a su familia, pero no sentía mucho hacia el resto.
Entonces decidió que no estaba hecho para el romance, y dudaba que fuese algo malo. ¿Por qué lo sería? Era inestable, inmaduro y, por encima de todo, un ladrón buscado internacionalmente, le evitaba el mal rato a mucha gente manteniéndose soltero.
Y el exceso de sustancias definitivamente le había dejado frito su sistema interno. Aegon ni siquiera se había percatado de su poco deseo hasta el momento en que pilló a Luke y Aemond besándose y cayó en la cuenta de la cantidad de tiempo que él llevaba sin relacionarse con nadie.
Alguien más ansioso se preocuparía. Aegon ya tenía una lista de preocupaciones a la que solo le había tachado menos de la mitad.
Cuando llegó a la azotea, a primera vista estaba vacía.
El viento helado enfrió sus pulmones y sacudió su cabello, las luces nocturnas fueron un panorama alentador que mermaron ligeramente los palpitos dolorosos en su cuerpo.
Aegon avanzó tres pasos, cerró a sus espaldas y solo entonces se percató de la figura encogida sentada junto a la caseta.
Reconoció el cabello negro lustroso y raíces albinas. Carraspeó.
—Creí que estarías con Luke.
—También yo —Daeron dijo. Su voz era rasposa, Aegon frunció ligeramente el ceño—. Pero él quería estar con Aemond, no quise incomodar.
Había algo demoledoramente triste en su postura. Era una derrota absoluta y angustiante. Daeron lucía tan desolado que ni siquiera parecía tener la intención de llorar. Aegon encontró un espacio a su lado, chocando sus hombros con cuidado. Recibió tirones y pinchazos por las heridas, pero fueron soportables.
—Perdón por haberte dicho todo eso hoy. . .—murmuró—. Me superó la situación.
—Está bien. . . —Daeron no lo miró, aún así—. Creo que lo necesitaba.
Pero no esa manera. Lo último que quería era retroceder en la enclenque relación que estaba logrando recuperar con ese niño. A veces era difícil dimensionar la diferencia de edades. Aegon estaba cerca de los treinta mientras Daeron ni siquiera tenía veinte.
Mientras Aegon perdía la consciencia por el alcohol Daeron todavía iba en la escuela.
La vergüenza era una cosa corrosiva y desagradable que lo carcomía cada vez que lo miraba. Más que a Aemond. Más que a Helaena.
—Pero no de esa forma.
—Deberíamos hablar. . . —él sugirió—. Antes de que Helaena se vaya. Los cuatro.
—¿De qué? —Aegon curoseó.
Daeron se alzó de hombros.
—De todo —dijo. Era ambiguo pero acertado—. Creo que sería bueno. . . Ya sabes, ser sinceros de vez en cuando.
Lo consideró una buena idea en lo teórico. Ponerla en práctica considerando las malas experiencias de los cuatro respecto a los mismos cuatro podría lograr que todo resultara en algo incluso peor. Pero Aegon decidió que no sería por su culpa, y asintió a su sugerencia.
—Después del cumpleaños de Jace —Aegon sugirió—, sería un buen momento.
Daeron asintió sin decir nada. Aegon decidió que tampoco tenía muchas ganas de hablar. Le dolía el cuerpo y su piel hormigueaba ante la sola idea de un trago.
Lo vio encogerse un poco más alrededor de sus rodillas y suspirar.
—Todos sabían menos yo.
Su mueca fue involuntaria y breve, esperó que Daeron no la hubiese visto.
—Si no los hubiéramos visto en su momento, habrías sido el primero en enterarte —dijo.
Daeron no pareció sentirse mejor.
—Pensé que ibas a enojarte. Te lo conté para que estuvieras preparado, no quería que pelearan —admitió—. Supongo que no fue necesario, a los dos les preocupaba como te lo fueras a tomar. Creo que tu opinión es la que más les importa.
Recibió un sonidito bajo y burlón como respuesta.
—No es como que pueda reprocharles algo —él murmuró—. Quizás que mintieran y dijeran que se odiaban.
—Definitivamente lo hacían —Daeron no pudo negarle eso, solo pestañeó hacia la ciudad iluminada—. Pero creo que uno no escoge de quien se enamora.
Silencio. Quizás no fuese del todo cierto. Aegon estaba seguro de que lo de esos dos no había sido solo aleatorio.
—¿Lo crees? —él cuestionó, volteándose en su dirección—. Que se amen.
—Creo que si no lo hacen ahora lo harán pronto —Aegon no era un sabio en ese tema—. Los dos comparten miedos, han vivido muchas cosas, algunas que ni tú ni yo sabemos.
Silencio.
Daeron se acomodó y asintió sin ganas.
—Sería bonito que pudiésemos escoger —Daeron musitó.
Sus ojos reflejaban las luces de los edificios, brillaban de una forma particular, muy particular.
Lo consideró. Si cada uno pudiese elegir de quién se enamoraba, no habrían corazones rotos, porque eligerirían a alguien que los correspondiera y entonces serían felices con esa persona. Sonaba demasiado utópico para no tener fallas o letras pequeñas.
—¿Tú crees? —preguntó.
—Entonces él me habría escogido a mí.
Más silencio. Mucho silencio. Una línea tensa y muerta que se extendía mientras Aegon repasaba sus palabras sin moverse.
Un único y austero pensamiento recorrió su mente al recaer en lo que se refería:
Mierda. . .
Aegon solo pudo apreciar la extrema velocidad con la que los ojos claros de su hermano se llenaban de lágrimas.
Fue tan rápido como sus manos volando a su cara para cubrirse mientras presionaba sus ojos con los dedos. Él escondió su rostro, pero el dolor en el silencioso llanto que lo acompañó fue evidente.
Recogió sus piernas, encogiéndose más, y negó cuando Aegon quiso tocarlo.
—Dime algo más patético —él sollozó.
—De. . .
Daeron negó.
—No puede ser. . . No puede ser. . . ¿Por qué? ¿Por qué yo no? ¿No soy suficiente?
A Aegon le gustaría saberlo solo para poder responderle y acabar con un poco de esa tristeza. Ni siquiera había sospechado que a Daeron podría llegar a gustarle Lucerys. Pero, siendo honesto, Daeron era la persona menos trasparente que existía. Él podría sonreírle a alguien mientras daba felicitaciones e internamente pensar la mejor manera de asesinarlo.
Su cabeza iba a otro nivel, a otra frecuencia. Solo Daeron podía entender su mente distorsionada.
Y Luke. De una manera curiosamente torcida y completamente opuesta, él definitivamente lograba entender lo que quería aún si Daeron no lo decía en voz alta.
—No sé qué hacer —Daeron soltó, todo lo que podía ver de él eran sus hombros sacudiéndose—, me duele. . . Me duele cada día. . .
—¿Por qué no le dices?
—Porque Luke es bueno, y amable, y si le digo la culpa se lo comería vivo. Y lo amo, y Aemond. . . Aemond lo dejaría, dejaría a la única persona con la que es capaz de dormir tranquilo para no hacerme daño, y también lo amo. Los amo. . .
Aegon rodeó su cuerpo, y enredó los dedos en su cabello cuando Daeron se escondió en su ropa. Nada detuvo su llanto. Dudaba que algo pudiese hacerlo.
Dijo:
—Puedo regalarle mi corazón sabiendo que daría su vida por cuidarlo, pero él nunca me regalaría el suyo.
Dijo:
—Ni siquiera tuve la oportunidad. . .
Dijo:
—Si le digo. . . —negó—. Perdería a mi mejor amigo por algo que nunca sucederá. . . Amo más nuestra amistad. . .
Lloró hasta hartarse, hasta que su voz se fracturó y su cuerpo se estremeció por los sollozos inconsolables. Aegon no se movió, simplemente acarició su cabello negro y apoyó su propia cabeza contra la suya, regalando un consuelo silencioso.
—Solo confundí sentimientos —él murmuró—. Lo superaré.
—Lo harás.
—Ni siquiera funcionaríamos como pareja —sollozó—. Soy un idiota. . .
Aegon negó cuando Daeron volvió a llorar.
—¿Cómo los voy a ver ahora? —él murmuró, su voz era un sonido ronco y vibrante, doloroso—. Sabrán que estuve llorando. . . ¿Y si sospechan?
—Eso tiene arreglo.
Aegon llevó ambas manos hasta su propia cara y frotó sus ojos con fuerza. También arañó la piel sensible de su nariz, causándose un lagrimeo instintivo. Estuvo unos minutos en ese proceso hasta que sus ojos se sintieron lo suficientemente irritados y húmedos. Sorbió por la nariz y esbozó una sonrisita amistosa a la expresión confundida de su hermano.
—Ahora yo también estuve llorando —dijo—. Diremos que fue un momento de hermanos, tú sabes. Y todos saben que eres un llorón.
Una sonrisa sutil y entristecida cubrió su boca.
Aegon no sufriría por una pareja, pero definitivamente el amor le hacía el mismo daño. Saber Daeron prefería llorar solo que buscarlo o a Daemon solo evidenciaba la poca cercanía que habían creado. Debía arreglar eso. Debía arreglarlo todo.
Respecto a los sentimientos de Daeron, estaban implícito desde los primeros capítulos que Daeron podría desarrollar un apego romántico hacia Luke, la cosa es que como él no tiene un punto de vista propio, solo puede saberse por lo que se ve desde las otras perspectivas.
Luke no es muy confiable para notar esas cosas y Aemond nunca pensaría que Daeron siente algo por Luke ya que Daeron siempre se mostró como alguien desinteresado en el ámbito romántico, y generalmente libertino. Además de que tiene una inclinación por las mujeres.
Pero esa emoción que se muestra en el capítulo de Daeron cuando Luke lo mira o le habla es la base de su enamoramiento. Mientras intentaba ganarse el perdón de Luke y comenzó a conocer sus facetas, es que empezó a desarrollar sentimientos más complejos. Daeron es un personaje acostumbrado a que le fallen y le mientan. Desde el punto de vista de Daeron, Luke jamás le ha fallado, y solo le mintió respecto a lo de Aemond porque ni él tenía claros sus sentimientos.
Además de que, como él dice, confundió sentimientos. Daeron atesora su amistad más que nada, y por eso jamas le diría. Prefiere a Luke como mejor amigo, aunque para eso deba superar su enamoramiento.
La cosa es dejar claro que lo que Daeron siente no es algo sin planear, al contrario, Daeron enamorándose de Luke es una de las cosas que están desde el primer borrador ya que era necesario para su crecimiento personal. En otras palabras: evolución de personaje.
Creo que lo explicaré más a fondo en un post en Facebook, pero será otro día.
De paso también era necesario para conocer un poco más a Aegon de este fic, que, no les miento, es de mis favoritos y complejos.
Lxs dejo ahora, les mando besitoss, cualquier duda déjenla acá, responderé todo aprovechando las vacaciones.
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