Fragmentos V: Daeron Targaryen.
Capítulo situado entre el capítulo catorce y el capítulo quince, justo después del incendio.
»You make me wanna scream at the top of my lungs.
It hurts but,
I won't fight you
You suck, anyway
You make me want to die.«
Afraid. The Neighbourhood.
—Esto es su culpa —Daeron susurró.
El silencio fue una respuesta, pero no la que él quería.
"—Solo eres un peso para tus hermanos."
La nieve y las cenizas tapizaban en pasto. El aroma a humo aún se impreganaba en el aire. Una de sus manos ardía por las vendas, pero no se comparaba a las feas quemaduras que Aegon cubría con la ropa. Su casa era una estructura carbonizada, irreconocible y penosa.
Daeron no hablaba de Cole.
—Solo hay un responsable —Daemon dijo—. Y es Cole.
Daeron negó. Pensó en que solo necesitaba unos minutos. En que si Luke leyó su mensaje entonces iría, y si no, entonces caminaría.
"—Ni siquiera deberías llevarte una parte de las ganancias."
—Cinco años. . .—siseó, moviendo un escombro con su zapato. La rabia hacía burbujas en su garganta —. Cinco putos años. ¿Necesitó quemar la maldita casa para que se diesen cuenta? ¿Tuvo que casi matar a alguien? Se los dije, se los dije desde los catorce, desde el inicio, yo se los dije y no escucharon.
"—Eres más un estorbo que una ayuda."
—Daeron. . . —Aegon murmuró.
—¡Se los dije por cinco años! ¡¿Creen que es malditamente poco?!
Daemon fue el primero en negar.
Sus hermanos no lo miraban. Aemond tenía la mirada perdida entre el carbón y las cenizas; Aegon miraba la nieve como si fuese capaz de decifrar porqué era tan blanca cuando todo el lugar estaba sucio.
"—Solo te quedas en casa escondido."
—¡Esto es su culpa! ¡Esto! ¡Todo esto es su maldita culpa! —Daeron señaló la casa, su casa, quemada—. ¡Miren lo que provocaron, hijos de perra! ¡Mírenlo!
Su tráquea quemaba como si hubiese tenido que tragar uno de esos carbones cuando aún eran brasas. Le dolía, se sentía ronco y agitado. Su corazón iba demasiado rápido. Aegon dijo algo más, y la ira ardió en su sistema como la estructura delante de él.
—Todos tenemos la culpa —pronunció.
Todos. . .
"—Eres una desgracia para tu familia."
—¿Quién es todos, hermano? —curoseó—. ¿Yo? ¿Daemon? ¿Helaena?
—No me–. . .
—¡Cállate! —Aegon apretó los labios—. ¡Si alguien tiene la culpa eres tú! —Daeron gritó, avanzando un pasó hasta que sus manos golpearon el pecho de su hermano—. ¿Quién fue a prisión por ti? ¿Quién aceptó la responsabilidad por ti? ¡¿Quién te cuidó cuándo no eras capaz de moverte por el alcohol?! ¡Yo te encontré cuando te dio una sobredosis, hijo de puta mal agradecido! ¡Yo llamé a la ambulancia! ¡Aemond ni siquiera es capaz de verse al espejo por tu culpa! ¡Él aguantó tu mierda homofóbica, mintió por ti, te defendió!
—¡Yo nunca les pedí nada de eso!
—¡Aegon!
Se adelantó un paso veloz disponiéndose a golpearlo; Daemon alcanzó a sostenerlo, y requirió bastante fuerza porque Daeron estaba dispuesto a romperle la cara. Rompería cada nudillo de sus dos manos, y junto a ellos todos los huesos de su cara hasta drenar la última gota de coraje que rugía en sus oídos como un animal salvaje.
Se sacudió entre los brazos de su tío y pateó nieve que no alcanzó ni siquiera a rozarlos.
—¡No te atrevas! —vociferó, peleando con Daemon—. ¡Vuelve a poner la culpa de esto sobre mí y te asesino, Aegon! ¿Lo escuchas? ¡Te mato! ¡No tienes derecho a decir más que disculpas!
—¡Daeron!
—¡Discúlpate, maldito hipócrita! —gritó, retorciéndose entre los brazos de su tío. Cuando su codo golpeó su vientre fue capaz de escucharlo prefiriendo un insulto—. ¡Dos meses sobrio no van a curar cinco años limpiando tú mierda!
"—Mejor vete a Alemania con tu mami."
—¡¿Esto fue suficiente para ti?! —Aegon apartó la mirada— ¡¿Qué más vas a quitarme?! ¡Díme! ¡Escúchame, Aegon, porque la próxima vez que te estés ahogando con tu propio vómito, no habrá jodidamente nadie para salvarte!
—Daeron —Aemond masculló—. Suficiente.
Se preguntó, ¿por qué debería parar? Sus hermanos jamás lo hicieron. Ni cuando Cole lo molestaba, ni cuando Aemond lo ignoraba.
"—Eres tan estúpido que si no fuera por tu apellido me cuestionaría tu relación con los Targaryen."
Daemon lo soltó y Daeron retrocedió. El aire helado enfriaba sus pulmones, pero no hacía nada con la rabia caliente que ardía en su sangre.
—¿Por qué iba a ser jodidamente suficiente? —encuestó, buscando la mirada de Aemond—. Tú ni siquiera sabes el significado de esa palabra. Mírame a los ojos y dime una sola vez que te hayas detenido cuando te lo pidieron.
—Daeron. . .
—¡Dímelo!
Aemond no pudo.
—Fuiste un bastardo abusivo —siseó—. Fuiste un maldito cobarde que le hizo la vida infeliz a un sujeto inocente. Te pedí que dejaras de molestar a mi amigo. Te dije que Cole estaba sobrepasándose. Te dije que Helaena–. . .
Su voz se cortó. De golpe y sin previo aviso. Fue humillante, y solo sirvió para acrecentar su ira porque encima el dolor lo volvía sensible.
—Helaena se fue por tu culpa —susurró—. Preferí quedarme contigo que ir a Alemania, y todo lo que hiciste fue apuñalarme por la espalda una y otra vez. Preferiste las palabras bonitas de Cole que la verdad, le perdonaste todo una y otra vez y a mí me juzgaste por querer tener un maldito amigo.
—Estoy arreglándolo. . .
—¡¿Y qué?! —gritó—. ¡Lo podrías haber matado! ¡Cole abusó de él y tú no me lo dijiste, me hiciste llevarlo conmigo! ¡¿Qué hubieras hecho si moría, pedirle ayuda a Daemon otra vez?! ¡Dime algo, imbécil!
—No sé qué esperas que te diga —Aemond masculló.
—¡Qué tenía razón! ¡Siempre tuve razón! ¡Tuve razón y tú preferiste escuchar a un imbécil porque–. . . ¡¿Por qué?! ¿Porque te chupaba bien la polla? ¡Vete a la mierda!
Su mano formó un gesto de pleno desdén.
—Te estás pasando —Daemon pronunció de forma plana.
—¿Tú crees?
Algo peligroso brilló en los ojos de su tío cuando Daeron rompió la distancia y lo encaró. Daemon era perfectamente una cabeza y algo más alto que él, debía bajar la mirada para verlo a los ojos. Sus cejas pálidas se arquearon.
—Tú no tienes derecho a defenderlos —siseó, señalándolo. Daemon frunció apenas el ceño, una arruga sutil que apareció y desapareció—. Yo fui el imbécil que te buscó apenas saliste, porque esos dos estaban demasiado asustados. ¿Recuerdas lo que me dijiste?
Él apartó la mirada.
"—Fuiste donde Daemon y ni él te quiso."
—Yo lo recuerdo —su índice tocó su propia frente, Daeron estaba seguro de que una sonrisa desquiciada ensombrecía su rostro—. Lo tengo acá. Ellos te abandonaron a ti, y tú me abandonaste a mí. No eres diferente a nadie. Solo tienes una buena excusa, pero eso no te respalda. Sabías cómo son, sabías cómo estaban, y lo primero que hiciste fue irte. Te dieron la libertad y me abandonaste sin pensártelo, ¿crees que no puedas perdonarlos por lo que te hicieron? Porque yo no pienso perdonarte a ti.
—Estaba–. . .
—¡Me importa una mierda! ¡¿Qué culpa tenía yo?! ¡Tenía trece! ¡Trece, Daemon! ¡Te esperé cinco años! ¡Aguanté a Cole porque creí que volverías, y lo primero que haces es darme la puta espalda! ¡¿Que ya no soy tu familia?! ¡¿Que no te busque?! ¡¿Para qué te haces pasar por mi puto padre si a la primera pelea te irás a la mierda?!
Y eso lo atormentaba aún en sus pesadillas. Más que el fuego. Más que Cole.
—Mi madre, mi padre. Todo lo que tuve fue a mis hermanos. . . —su voz se volvió algo tan fácil de quebrar como una delgada ramita—, y ninguno de ellos fue capaz de dar un paso y defenderme. Pero lo soporté, porque sabía que tú saldrías y todo estaría bien. Todo estaba bien porque tú saldrías y Cole ya no volvería. Todo lo que quería era que estuvieses feliz por ser el único imbécil que no cayó en sus juegos, que me felicitaras por haber hecho un gran robo.
No necesitaba ser un genio para saber que Cole lo odiaba porque era el único de los tres que no confiaba en él. Helaena apenas le prestaba atención, y ella se había alejado de los robos desde que Daemon se fue a prisión.
"—Eres un inútil."
—Cole hizo esto por su culpa —sentenció, frotando sus ojos antes de que cualquier cosa salvo rabia pudiese notarse—. ¿Lo entienden? Hicieron lo que jodidamente quisieron y ahora no tenemos nada.
El silencio volvió más ruidosa su propia respiración. El corazón dentro de su pecho latía y dolía, y se comprimía y lo apuñalaban una y otra vez.
—¡Digan algo, no son malditamente sordos!
—Luke. . . —Daemon murmuró.
—¿Qué?
Él señaló a alguien a sus espaldas.
Su corazón se detuvo, y cuando volteó, la silueta de Luke estacionado al borde de la calle lo saludó. Llevaba un casco blanco entre sus manos y el visor abajo. Él hizo un gesto sutil.
Su labio inferior tembló. Sus ojos ardieron. Una bola ardiendo se estancó en su garganta y de pronto sus pulmones no recibían el suficiente oxígeno.
—Puedo volver después. . .—Luke dijo, agitando sus pies con incomodidad. Daeron negó.
—No —musitó, recibiendo el casco que Luke le tendió—. Vámonos.
—¿Necesitan que pase por ustedes? —él preguntó de nuevo, esta vez mirando a Daemon.
—No —Daeron dijo, interrumpiendo cualquier cosa que su tío fuese a decir—. Déjalos, que se vayan a la mierda.
Luke no volvió a preguntar nada, y Daeron lo agradeció.
Lo último que alcanzó a ver entre su visión obstruida por la nebulosa de lágrimas que escondió con el casco, fueron las raíces albinas demasiado crecidas.
Odiaba el cabello albino.
D
La diferencia de este fragmento con los anteriores, es que este está situado en la actualidad, ya que los problemas/traumas de Daeron no se basan en alguien muerto, sino en alguien vivo (sus hermanos y Cole).
Con mi beta nos dimos cuenta de que estaba todo demasiado tranquilo considerando los sucesos y pues, acá la explicación de por qué conviven tan bien en casa de Daemon.
Dato curioso:
Se muestra a Daeron como alguien muy hablador, porque al no ser casi nunca escuchado, aprovecha los momentos de atención para decir todo lo que piensa.
Lloremos.
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