18

Jungkook había faltado ese día a la escuela, su madre lo necesitaba ese día en casa y no quería dejarla sola el día de hoy, había decidido no ir pero si ir a la salida para poder irse con la rubia, apenas eran las diez de la mañana pero ya la extrañaba.

Nunca había estado así por una chica, normalmente al primer indicio de que le gustaba alguien comenzaba con coqueteo inusuales para conquistar pero con Lisa todo fue diferente, la manera en que se habían conocido había sido de locos y es que ¿Quién le pedía la clave del Wi-Fi a su vecino sin conocerlo? Solo a ella se le ocurría y le hacia gracia al pelinegro. Siempre negó las preguntas sobre si tenían una relación, eran amigos después de todo pero todo empezó a cambiar cuando ya no se comunicaban por medio de Seungmin, se sentía feliz al tenerla a su lado y quería hacerla feliz a su modo.

Jungkook nunca dudaba de sus sentimientos y está vez no fue la excepción, la misma semana donde habían entrado a clases, se había dado cuenta de sus sentimientos hacía la rubia y se mantuvo distante por recibir algún rechazo, no dejó que sus sentimientos se interpusieran en su amistad, no haría algo que Lisa no quisiera y si ella lo quería lejos, el lo haría con tal de no hacer sufrir a la rubia. Pero sabía que algo sentía ella, otra chica de hubiera alejado una vez supiera sus intenciones de besarla más ella no lo hizo y sus esperanzas subieron un poco.

— ¡Jungkook, ayúdame a bajar estas cosas del ático! — el grito de su madre lo hizo salir de sus pensamientos.

Rápidamente salió de su habitación para ir donde se encontraba su madre pudo ver las escaleras del ático y supo que su madre estaba ahí dentro, una vez ya estuvo adentro le cuestionó de que debía bajar.

— Por aquí hay cosas que quiero que le des a Lisa. — comentó sacando una caja llena de polvo.

Se la paso a Jungkook, este la abrió y pudo ver una cámara, pinceles y pinturas de todo tipo. Supo que eran de su mamá por sus iniciales en los pinceles, la miró curioso por las cosas que le daría.

— Pensé que le darías esto a Seungmin.

— De hecho, así era. Pero me di cuenta que a Seung no le gusta el arte, la última vez que hablé con Lalisa me comentó que le gustaba el arte y recordé que debía sacar estas cosas del ático, desde que tú padre se fue han estado aquí pero es hora de que salgan a luz. — le dijo pasándole otra caja, Jungkook no rechisto y bajó las cajas para poder limpiarlas.

El pelinegro iba a su habitación pero la voz de su madre lo hizo detenerse.

— Ah y Kook, no temas más y dile lo que sientes. — le guiño un ojo y subió una vez más al ático.

Jeon soltó una risa, debía hacerlo pero primero debía hacer algo más importante y lo haría en la fiesta de Hoseok.

(...)

Lisa iba saliendo de la escuela cuando vio a Jungkook frente a la escuela con una canasta con cosas dentro, se acercó a él e hizo que la mirara.

— Hey, ¿Qué haces aquí? — le preguntó sonriente.

— Vine para irnos juntos, te extrañaba estando en casa. — Lisa se sonrojo al escuchar aquello. — Adoro hacerte sonrojar, es como un don. — Jungkook rió al ver como la rubia le daba un golpe en el brazo.

— En fin, ¿Para quién es eso? — señaló la canasta curiosa, una cámara y pinturas junto con pinceles se encontraban ahí, todo tan bien acomodado.

— Para ti, de parte de mi mamá. — se la entrego y Lisa abrió sus ojos sorprendida.

La Señora Jeon le había dado tantas cosas que ahora se sentía avergonzada, no le había dado nada y no tenía el dinero para darle algo. Tomó la canasta con timidez, tocó las cosas con suma delicadeza y miró la cámara con curiosidad, le gustaba la fotografía y con aquella cámara, guardaría buenos momentos de seguro.

Lisa se encaminó junto con Jungkook hacía su vecindario, hablando de cualquier y bromeando, nunca faltaban los coqueteos por parte de Jungkook, una vez ya llegaron a la casa de la rubia se miraron sin decir nada.

— Te veo esta noche, ve lo más preciosa que puedas y te pasaré a buscar. — dejó un casto beso en su mejilla y corrió directo a su casa.

Dejando así a una Lalisa sonriente y sonrojada, entró a su casa y suspiro sabiendo que sus sentimientos hacía el pelinegro iban creciendo cada vez más.

Maratón 3/4

en la noche nuevo cap uwu

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