Capítulo 20

Los ojos oscuros de Jeon Jeongguk se abrieron con cierta dificultad visualizando a quien se encontraba a un lado de él.

Park Jimin seguía durmiendo, lo que extrañó al menor en demasía, ya que solía despertarse antes que él.

Su largo cuerpo de adulto se estiró a la vez que bostezaba, cansado aún por haberse acabado de despertar.

No fue mucho el tiempo que pasó hasta que el castaño recordó cómo poco a poco fue quedándose dormido en la cama de su hyung.

Todo su cuerpo se alarmó inmediatamente sintiéndose culpable de haber tenido que ser una molestia para el de unos años mayor que él.

Rápidamente se incorporó de la cama, cayendo en la cuenta de que Park Jimin había cambiado su prenda superior por una de uno de sus pijamas. Sus mejillas ardieron al momento, avergonzado al imaginarse la escena del peli-naranja cambiándolo de ropa.

Al pensar en aquello, apartó las sábanas de golpe notando cómo su cuerpo se relajaba notablemente al ver que llevaba la misma prenda inferior de esa noche.

Un largo suspiro de alivio salió de sus labios. Un gran peso desapareció de sus hombros en cuestión de segundos.

— ¿Estás bien, Ggukie? —preguntó el mayor para después bostezar.

— S-sí —respondió tímidamente—. Siento que anoche tuvieras que...

El chico desvió la mirada hacia su prenda de arriba queriendo dar a entender a qué se refería.

El más bajo no comprendió al principio, aún seguía sumido en el cansancio que tenía y su cabeza no procesaba las cosas con la velocidad que lo haría en cualquier otra situación.

— Oh —se avergonzó en cuanto las palabras del menor recobraron el sentido, y miles de recuerdos de esa noche impactaron en su mente todos al mismo tiempo—. N-no te preocupes por eso. No es nada, en serio.

Jeongguk asintió en silencio.

— Igualmente... Agradezco que sólo cambiases mi camiseta...

Park sonrió.

Si él supiera...

— ¿Y eso? —se hizo el tonto— ¿Llevas tus calzoncillos de Iron man y no quieres que te vea con ellos? —Bromeó a pesar de haber visto perfectamente que traía puestos unos simples de color negro.

— N-no es eso —contestó sintiendo que le dolían las mejillas—. S-son negros. Lo decía por...

— Ya sé la razón, Ggukie —Lo ayudó con sus nervios—. Sé que te da vergüenza, así que no tienes que explicarte.

El maknae agradeció no tener que dar explicación alguna a su mayor. Lo incomodaba sobremanera hablar sobre cosas que lo hacían sonrojar. Tenía una gran facilidad para avergonzarse y el pequeño no podía odiar más esa faceta suya.

— ¿Quieres desayunar algo, peque? —La pregunta y la manera de formularla del mayor había sorprendido ligeramente a Jeongguk, ya que se apreciaba la rebosante felicidad del contrario.

Gguk se encogió de hombros sin saber qué responderle mientras sonreía alegre por ver a su hyung de tan buen humor.

— ¿Por qué sonríes así? —El mayor observaba embobado al castaño— Venga, vamos. Hoy te invito a desayunar fuera.

— Es porque se te ve muy feliz hoy, hyung.

El peli-naranja se enterneció por lo reciente dicho por el menor al mismo tiempo que un leve ardor recorrían sus mejillas tras recordar ciertas cosas.

Se sentía un poco sucio al respecto.
Si su menor supiera de la desvergonzada tarea que llevó a cabo esa noche, de seguro no volvería a dirigirse a él. Había actuado como una mala persona. Como un aprovechado.

— Vale —El chico se levantó del colchón para dirigirse al baño. Necesitaba tomar una ducha urgente antes de salir a la calle—. Iré a ducharme a otro baño. Tú usa el nuestro.

Park se quedó sólo en la habitación antes de que pudiese responder nada.
Su mente lo había entretenido reviviendo lo sucedido esa noche, una y otra vez.

Sabía que no era momento de pensar en aquello. No cuando iba a tener la suerte de salir con el maknae a la calle y disfrutar juntos de la compañía del otro.

Al caer en esa idea, su cabeza lo dejó tranquilo unos instantes y comenzó él también a arreglarse.

«❦ ❦ ❦»

Jeon Jeongguk caminaba animadamente en dirección a un baño cualquiera. Habían tres más en la casa, quitando el que compartía con Jimin.

Iba tan inmerso en sus cosas que no se fijó en que sus pasos se dirigían al servicio que compartían Kim Namjoon y Kim Taehyung.

Sólo cuando vio la espalda del de cabellos castaño claro, mientras éste estaba orinando, fue consciente de dónde se encontraba.

— Oh, l-lo siento, T-Tae-Tae... Yo... debería haber llamado...

— No te preocupes —La voz grave del mayor se oyó antes de que el más joven se girase dispuesto a irse—. Puedes pasar. Yo ya he terminado.

Dicho eso pulsó el botón de la cisterna y volvió a meter su hombría bajo sus pantalones.

Se acercó a su amigo para pasar tras él e irse pero antes de que eso ocurriera, su boca se abrió de nuevo para dirigirse al contrario.

— ¿Vas a ducharte? —le preguntó el mayor con cierto interés.

Jeongguk asintió sin mirarlo de frente.

— ¡Oh! ¡Yo también tengo que ducharme! ¿Y si lo hacemos juntos? —dijo como si fuese lo más normal del mundo.

— ¡¿Qué?! ¡Ni hablar! ¡Deja de decir tonterías!

El de más edad frunció el ceño fingiendo molestia.

— ¡Pues entonces no dejaré que te duches!—Se acercó al maknae y le arrebató las prendas limpias que éste llevaba encima.

— Deja de hacer el tonto, Taehyung —Se cruzó de brazos mostrando estar enfadado. Eso al mayor le pareció adorable—. Además, puedo coger más ropa de mis cajones.

Kim soltó la ropa en una repisa y rodeó al pequeño con sus brazos. Impidiendo que escapara de allí.

— ¿Q-qué haces?

Jeon comenzó a ponerse nervioso hasta el punto de estar incómodo.

¿Por qué su mejor amigo le hacía pasar por ese tipo de situaciones bochornosas?

— No puedes irte hasta que te duches conmigo... —soltó a modo de berrinche.

— No voy a ducharme contigo, sucio pervertido~

Las palabras de Gguk fueron pronunciadas con total sinceridad, pero sin olvidar de añadir una pizca de diversión a ellas.

Ese alocado amigo suyo podría llegar a ser muy extraño en diversos casos.

— Pues te desnudo entonces.

Sus juguetonas manos pasaron rápidamente a agarrar el extremo inferior de su camiseta, tirando de ésta, consiguiendo quitársela sin apenas dificultad.

Fue ahí cuando Gguk se dio cuenta de que el mayor hablaba totalmente en serio y que realmente lo llevaría a cabo si no lo detenía.

— ¡Oye! —Golpeó sus manos— ¡Estate quieto, pervertido! ¡Y devuélveme mi camiseta!

El más pequeño de los Kim movió sus cejas insinuante y volvió a acercarse a Jeongguk con las manos abiertas en su dirección.

A Taehyung le encantaban esos momentos locos y divertidos junto al menor, aunque justo en esos instantes sus movimientos se viesen demandados por los sentimientos de su corazón y por culpa de ello estaba llevando la situación demasiado lejos.

— Ggukie~ No escapes...

El alien continuó avanzando hacia el maknae esperando poder atraparlo.

— Tae... Deja de hacer eso... Por favor...

La dulzura en la voz del nacido en 1997 hizo sonreír al contrario, quien no pudo resistirse a abalanzarse sobre él y rodear su torso desnudo con sus brazos.

— ¿Tae... Taehyung?

Jeongguk se quedó paralizado intentando analizar lo que estaba sucediendo.

Su amigo era alguien imprevisible, de eso no cabía duda pero, ¿aquello?

Eso era algo que sobrepasaba el límite de normalidad del de cabellos claros.
El nacido unos años antes rió bajo, llegando a rozar el cuello ajeno con sus labios.

— Hueles bien.

Jeon sintió escalofríos ante el contacto y por aquel comentario nada necesario en ese instante.

Por unos largos segundos, tal vez llegaron a un par de minutos, los dos permanecieron en silencio en la misma posición.

Después de ese breve periodo de tiempo, ambos se separaron lo suficiente para mirarse y quedar embobados en la mirada del otro.

Al de más edad le parecía que Jeon Jeongguk era el ser más hermoso del planeta con los ojos más bonitos y brillantes que había visto jamas, mientras que el más pequeño pensaba que su amigo era increíblemente guapo ahora que lo veía tan detalladamente.

Sus respiraciones comenzaron a aumentar el ritmo, al igual que los latidos de sus corazones que iban al compás del otro.

¿Qué era ese sentimiento?
¿Qué significaba esa presión que sentían en el pecho?

Kim Taehyung se sentía sofocado.

Todo su cuerpo parecía estar abrasándose en un fuego de llamas transparentes. Un fuego que tenía nombre propio: Jeongguk.

La necesidad de estar cerca del más joven era cada vez más intensa, tanto que su mente no hacía más que insistir en que lo tocara, abrazara, besara...

Que lo besara.

¿En serio su cabeza estaba pensando en eso?

Fue tras esa idea cuando sus ojos prestaron atención a los rosados y apetecibles labios, ligeramente separados, de Jeonggukie.

¿Debía hacerlo realmente?

Una de sus manos trepó por su espalda, deteniéndose para sujetar la nuca del maknae.

El mayor lo sintió temblar.

— ¿Por qué eres tan bonito, Jeonggukie? —preguntó en un tono de voz más ronco de lo habitual.

— ¿Q-qué?

Y entonces, el de más edad tiró de él con toda la intención de besarlo, y pudo ser posible si Park Jimin no hubiese aparecido en el momento justo.

— Jeonggukie, ¿estás por aquí? Llevo un rato buscan...

Sus pequeños ojos presenciaron la escena que estaba llevándose a cabo, pudiendo apreciar perfectamente lo que había estado a punto de suceder.

Jimin salió escopeteado hacia ellos, apartando a Taehyung bruscamente del menor.

— ¡¿Qué crees que estás haciendo, gilipollas?! —gritó violentamente colocándose entre los dos chicos de cabellos castaños— ¡Deja de acosarlo!

El menor pasó un poco de miedo.

Después de haber hablado con el peli-naranja sobre la nueva forma que Taehyung tenía de dirigirse a él se había sentido más calmado emocionalmente, pero ahora que recién había experimentado en primera persona algo tan extraño como eso, Jeongguk no estaba seguro de haber hecho lo correcto.

No quería crear ninguna clase de conflicto entre sus dos amigos, quería que hubiese buen rollo y que todo estuviese bien entre ellos.

— Déjame, Jimin. —habló con serenidad el menor del 95.

— ¿Que te deje? —Alzó ambas cejas reflejando su enfado en su rostro— ¿En serio eres capaz de pedirme eso?

Kim intentó darse la vuelta para irse, pero recibió un empujón por parte del mayor a cambio.

— ¿Adónde vas cobarde? ¡Ven aquí, ahora! —gritó furioso no alzando del todo la voz— A ver si te atreves a tocar de nuevo a Ggukie.

Ambos mayores estaban rabiosos por la presencia del otro.

— Jimin —lo nombró—. No quiero discutir.

— ¿Discutir? —rió divertido— Oh, no. Yo tampoco —admitió sincero—. Sólo quiero golpearte.

— Hyungs...

La voz del menor apenas se oyó tras el barullo que tenían montado, y al estar tan asustado, su voz ni siquiera salió con fuerza.

— Vamos, Taehyung... Discutamos.

— ¡Estás asustando a Ggukie! —gritó el mediano al ver que los ojos del más pequeño estaban vidriosos.

En ese momento el cuerpo de Park se giró preocupado esperando poder consolarlo.

— Oh, lo siento... —Se disculpó al ver la expresión de tristeza en el menor— ¿He provocado yo esto? —preguntó más para sí mismo acariciando el rostro de quien estaba frente a él.

— Estoy bien, hyung —contestó deteniendo el curso de la mano del de mayor edad y sosteniendo su agarre—. Pero no quiero que os peleéis.

Gracias a la cara de cachorrito del maknae, Taehyung y Jimin se tranquilizaron para no preocuparlo, lo cual en cierta parte estaba siendo algo forzado. Al menos por parte del más viejo, que echaba chispas por los ojos al imaginar que tan cerca habían estado sus bocas.

— No vamos a pelearnos —Se escuchó decir al mediano de los tres. Y Park notó cómo le hervía la sangre con sólo escuchar su voz—, ¿vale? No tienes de qué preocuparte ahora.

Fue a hacer el intento de acercarse a Gguk, pero Jimin se lo impidió apartándolo de ellos dos.

— Mejor vete —habló serio—. Ya hablaremos tú y yo. —dijo sin mirarlo a la cara.

Taehyung agachó la cabeza en silencio arrepentido por lo que había provocado.

— Lo siento, Jeonggukie...

Y salió de allí sin nada más que decir.

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