Capítulo 12
Min Yoongi se las había ingeniado para hacerles una encerrona a Jin y Hoseok.
Había ideado un plan perfecto para ello. Sólo que tardó un poco en llevarlo a cabo, ya que no conseguía que la situación del día a día lo acompañara. Eso fue así hasta que una mañana la casa se vació, llegando a quedarse ellos tres solos.
Fue en ese momento cuando fingió haber recibido una llamada telefónica.
Se levantó del sofá donde había estado sentado y comenzó a imaginarse e inventarse un intercambio de palabras inexistentes.
— Ahora mismo bajo. —dijo. Y la falsa llamada terminó.
Sin decir una palabra a sus compañeros, salió de allí y fue hasta la planta baja del edificio buscando aquello que lo ayudaría a realizar su plan.
En cuanto lo localizó, buscó el contacto de Jin para llamarlo y decirle que bajaran él y Hoseok para ayudarlo con algunas cajas que le habían enviado.
Al ser por una razón como esa, inconscientemente tomaron el ascensor.
Ambos entraron en silencio. Sin ser capaces de abrir la boca a la vez que evitaban el contacto visual.
Las puertas del elevador se cerraron y el numerito que indicaba, en cada planta del edificio, que el ascensor estaba bajando fue la señal para Suga de que debía cortar la luz de la comunidad.
Y así lo hizo. La máquina se detuvo en seco, provocando que ambos pares de ojos se mirasen aterrados.
«❦ ❦ ❦»
Después de un largo silencio incómodo, Jimin escupió sus palabras de forma hiriente a su compañero, quien miraba distraído cómo Jeongguk buscaba la fecha de caducidad en cada producto que alcanzaban sus manos.
— ¿Y qué te ha hecho querer venir, Taehyung? —preguntó aún sabiendo cuál era la respuesta— No es que suela apetecerte ir de compras...
El más alto lo miró inexpresivo.
Y aunque quiso decirle que la razón por la que estaba allí era por la misma que Jimin, se aguantó las ganas.
Sin embargo, otra cosa que había estado pensando hacía tan sólo unos segundos mientras observaba a Jeongguk, salió de sus labios en forma de pregunta.
— ¿Por qué Gguk tiene tantas fotos en las que apareces tú en su móvil?
Park Jimin casi se atragantó con su propia saliva al escuchar aquello.
Él quiso provocar al contrario y al final había resultado al revés. Ya que el hecho de saber que el alien había tenido el teléfono de Ggukie en sus manos significaba que en algún momento habían estado juntos. Y lo más importante, sin estar él delante.
El peli-naranja quiso gritarle que cómo diablos sabía eso y porqué tenía siempre que hacer lo contrario de lo que él le advertía.
Le dijo claramente que no se acercara al maknae. Pero claro, él tenía que desobedecer todo lo que le decía el mayor.
Intentó calmar su ira, mirando en dirección a Jeon Jeongguk, y sus brillantes ojos leyendo la lista de la compra a una distancia considerable de ellos, consiguieron serenarlo un poco.
— ¿Y tú cómo sabes eso? —Y tras decir aquello lo miró con seriedad— ¿Acaso invades la privacidad de Ggukie? Quizás tenga que decírselo. —dijo intentando asustarlo. Aun sabiendo que eso a Jeongguk no lo enfadaría. Creyó que, tal vez, Taehyung no era consciente de ello.
— No digas cosas absurdas —Frunció el ceño el menor de ambos—. Me prestó su móvil para jugar a un juego. Y por casualidad aparecí en su galería. No es que quisiera ver sus fotos. Le di sin querer. —Mintió.
Sí era verdad que él no pretendía meterse donde no lo llamaban. No era su estilo espiar el contenido de móviles ajenos. Pero lo de que había sido un descuido era completamente falso.
Él sintió la necesidad de ver fotos del menor.
Y que no lo hubiese hecho por la razón de controlarle el teléfono, no le quitaba la culpa.
— Ya... Qué coincidencia... —Era más que evidente que el tono en la voz de Jimin era irónico— No es que seas una persona muy lista —habló con maldad—, pero hasta el tonto más tonto notaría que estás mintiendo.
Kim Taehyung no pudo negarse a sí mismo que se sintió ofendido. Le dolió que lo llamara tonto.
Empezaba a hartarse de que mucha gente lo viera como tal. Que le gustara hacer el payaso en muchas ocasiones no le restaba inteligencia. Pero eso ya se encargaría él de demostrarlo.
— Hyungs... —Ambos se sobresaltaron al escuchar la dulce voz del maknae llamándolos— ¿Qué estáis haciendo? ¿Por qué no me ayudáis?
Sus mayores sintieron ternura por la obvia inocencia del pequeño. Casi se sintieron mal por estar compitiendo como idiotas mientras el menor se encargaba de buscar los alimentos necesarios que Jin les había apuntado en la lista.
— Perdónanos, pequeño —El peli-naranja se acercó al más joven acariciándole el cabello como muestra de afecto—. Estábamos hablando de nuestras cosas...
El de más edad cogió la pequeña libreta donde estaba apuntado todo lo que tenían que llevar a casa y se puso manos a la obra.
Taehyung se quedó quieto unos segundos mirando a Gguk, para acto seguido, regalarle una sonrisa y acariciar su mentón con suavidad.
El maknae se sintió incómodo.
Un leve cosquilleo había recorrido todo su cuerpo en cuanto sus dedos hicieron contacto con su piel.
Desde el momento en el que el mayor casi lo besó en los labios, cada toque o mirada insinuadora de éste lo hacía ponerse nervioso.
Después de eso, los mayores ayudaron al de cabellos oscuros y pronto salieron del supermercado con bolsas en cada mano, dispuestos a volver a casa.
«❦ ❦ ❦»
Habían pasado unos cuarenta minutos desde que Min Yoongi había dejado a sus amigos encerrados en el ascensor. No sabía aún cuánto tiempo debía dejarlos ahí, pero no debía ser mucho más. Ya que algún vecino podría darse cuenta de que no había luz una vez salían de sus hogares.
Afortunadamente, todavía era temprano y no era necesario recurrir a la luz artificial.
La línea maknae llegó a casa, y Suga rogó por que no preguntaran por el paradero de Hoseok y Jin. No sabía si la mentira podría salirle bien cuando ni siquiera había pensado en una.
Aunque claro, siempre podía desentenderse y decir que no lo sabía.
Por supuesto, como era de esperar de Suga, se había encargado de poner un cartel, en cada piso, en el que decía que el ascensor no funcionaba, pero que en menos de un día todo estaría solucionado.
Había impreso aquellos papeles incluso antes de decidir que el plan se llevaría a cabo.
Siempre iba tres veces por delante del resto.
Cuando los tres mocosos terminaron de sacar las cosas de las bolsas y guardarlas en sus respectivos lugares, se adentraron en la casa sin apenas notar la presencia del mayor. Lo cual Suga agradeció.
Éste se levantó del sofá, incómodo. Algo lo tenía nervioso, lo que era extraño en él.
No es que el simple hecho de haber encerrado a sus amigos en el ascensor lo estuviese torturando por la culpa. No.
Era algo más complicado que eso.
Su mente comenzaba a divagar, haciéndose preguntas como "¿Servirá de algo?" "¿Estaré haciendo esto en vano?"
Por mucho que Min Yoongi demostrara al resto del mundo que nada le importaba, no era así. Sus amigos eran sagrados para él, sobretodo Hoseok a quien siempre había tenido como mejor amigo.
Deseaba con todas sus fuerzas que él siempre fuese feliz. Por encima de todo.
«❦ ❦ ❦»
Kim Seokjin había vuelto a quedarse en silencio tras articular un par de palabras mientras que el chico moreno miraba al suelo sin saber qué debía hacer o decir en ese momento.
¿Por qué tenía que pasarle algo así a él?
¿De verdad tenía que haberse quedado encerrado con el peli-rosa?
¿Es que no podía ser con otra persona?
En una ocasión normal no le hubiese importado, pero ahora las cosas estaban raras entre ellos y resultaba bastante incómodo estar a solas con el mayor.
—¿Por qué no intentas darle otra vez al botón de la campana a ver si hace algo?
Jin suspiró intranquilo.
— No funciona, Hoseok —dijo—. No funcionó la primera vez, no va a funcionar la octava.
J-hope se sintió idiota.
Era cierto lo que su amigo le decía.
Pero, ¿qué más podían hacer? No es que hubiera algo diferente que pudieran llevar a cabo allí dentro. Menos aún si sus nervios por la incomodidad que sentía en ese momento no lo dejaba pensar con claridad.
Y lo peor era que como salieron de casa para subir unas cajas, ninguno vio necesario llevar su teléfono móvil.
De nuevo un suspiro del de cabellos teñidos se hizo oír.
— Y encima Yoongi estará esperándonos para que lo ayudemos. —El menor parecía más preocupado por su amigo que por la situación en la que se encontraban.
Fue justo en ese momento cuando la mente de Jin recordó unas palabras que oyó recientemente "Así que dime de una vez qué os ha pasado. Si no quieres que lo llame ahora mismo y lo hablemos con él delante"
— Yoongi... —repitió el nombre aún pensativo.
— Sí. Él estará buscan...
— No —lo interrumpió el mayor—. No lo entiendes —dijo dejando algo desconcertado al contrario—. Es Yoongi quien nos ha dejado aquí.
La sorpresa en el rostro del más delgado era evidente.
— ¿Cómo? —J-hope alzó ambas cejas, asombrado— ¿Crees que él...?
— No lo creo —dio por respuesta—. Estoy seguro de que así es.
El de más edad miraba a la nada mientras decía aquello. Todavía intentaba procesar lo que acababa de descubrir en cuestión de segundos.
— Hace unos días él estuvo hablando conmigo —Comenzó a contarle—. De nosotros —añadió algo avergonzado el peli-rosa, señalándose a sí mismo y a su amigo—. Me dijo seriamente que hablara contigo. Intenté hacerlo días después —Se desvió un poco de lo que principalmente quiso decir—, pero sólo fui capaz de sostener el pomo de la puerta de tu habitación unos segundos antes de rendirme.
Hoseok lo observaba en silencio.
No sabía que el mayor había estado queriendo hablar con él. Si lo hubiese sabido, hubiera sido él quien lo habría ido a buscar.
— La cuestión es que no lo hice y él lo sabe.
El de cabellos negros se quedó unos instantes en blanco, hasta que reunió el valor necesario para preguntar.
— Pero, ¿por qué tendría que haber hecho algo como esto?
— Porque está enfadado —respondió Jin—. O porque simplemente a nuestro amigo se le va la pinza a veces.
— Entonces... ¿ha sido él? —dijo más para concienciarse a sí mismo que para el contrario.
— Sí. Espero estar equivocado pero... —Sus ojos se clavaron de nuevo en los contrarios— no creo que así sea.
J-hope soltó un breve suspiro.
— Y supongo que es por...
El mayor asintió, sabiendo de sobra que su amigo había comprendido la razón por la que Yoongi pudo haberlos metido en aquella situación.
— En ese caso, deberíamos hablar para solucionar esto.
— Sí...
Ambos se quedaron en silencio durante un rato, hasta que se sintieron preparados para empezar. Les quedaba bastante tiempo allí metidos, así que fueron capaces de hablar las cosas tranquilamente y hacer que sus corazones se sintiesen más aliviados al volver a estar como de costumbre el uno con el otro.
Los dos chicos se abrazaron como si hubiesen estado necesitándolo desde hacía tiempo. Un abrazo fuerte y lleno de sentimientos.
Se querían demasiado y no podían soportar la idea de estar mal con el otro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top