Capítulo 5 "Avatar"

SWORD ART ONLINE

FLASH OFF

Capítulo 5 "Avatar"

Su reflejo pálido en el agua, ondeaba con el movimiento, hasta extinguirse con el caer de una pequeña roca, tirada por su mano.

–No le hagas caso a Liz... por favor, regresa a la casa...

Cansada tras todo lo sucedido, apoyaba las manos, en el estoque, anclado en el suelo, mientras lo miraba, agachado en cuclillas frente al río, en el que no hace mucho, intentó pescar con solo sus manos.

–¿Por qué?... –la profundidad de la plata se perdía entre la tristeza y la incertidumbre, dejándose acompañar solo por aquella pregunta.

–¿Por qué, qué?... –lo miró sin comprender.

–Ella dijo que haces esto porque me parezco a él... Yo no quise rebatirla para no traerte más problemas pero... –guardó silencio, para de un suspiro, tomar impulso y pararse, aún de espaldas a ella. –Liz-san tiene razón...

–¡No, no es así! ¡Y menos ahora que hemos confirmado lo que creíamos! –apretó los puños, y bajó la mirada al sentir la impotencia de no poder retenerlo, sabiéndole la única manera de traer de vuelta a Kirito a su lado.

–Tu mirada... cambió... –escuchó sus duras palabras, por lo que tuvo que elevar de nuevo, sus ámbares hacia él, encontrándolo serio y decepcionado, una expresión completamente extraña en él.

–Kazu...to...

–No... –apretó los puños. –No es así... Yo mismo sé que todo esto es anormal... ¡Que mi memoria es posible que no haya sido borrada! ¡Sino que jamás haya existido! ¡Porque lo sentí! –se abrazó a si mismo con desesperación. –Él... Kirito-san... soy yo... –extendió los brazos hacia ella, mientras las lágrimas le circularon rápidas, al descontrolarse. –¿Qué soy yo entonces?... No puedes responder... porque tampoco lo sabes... lo único que quieres de mí es que te ayude a traerlo de vuelta...

Sus palabras, una a una eran más que ciertas, la manera en que lo miraba como la posible vía a la que aferrarse para volver con su amado, era notoria, por lo que enseguida, desvió la mirada.

–Si él regresa... ¿Qué pasará conmigo?... –dejó un espacio, esperando respuesta pero no la obtuvo, por lo que bajó sus brazos y miró sus manos con detenimiento para cerrarlas en puños. –No quiero irme... por favor... –terminó por ser consumido por el dolor de su propia partida próxima, doblegándole las fuerzas, obligándolo a caer arrodillado contra el suelo. –¡Por favor, Asuna-san!

¿Qué podía decirle, si ella misma no entendía?... Hace nada de tiempo, su amado se había contactado con ella a través de ese avatar que tenía en frente...

Avatar... –sus pensamientos eran duros, lo que la sorprendió. ¿En qué momento había dejado de verlo como una persona?... Aquel muchacho... ¿no era más que un recipiente?

–Una persona... para asegurar su existencia, debe contar con un nombre propio... –Dijo, como respuesta a la súplica del chico y desenterró su espada. –Y... nadie... tiene derecho a robarte nada... al existir...

¿Qué estaba haciendo?... su mente comprendía que sus palabras eran correctas, que nadie podía pasar por encima de la naturaleza... aunque en ese caso, un avatar no naciera de manera natural... era una vida... ¿Una inteligencia artificial, quizás?... era como su hija... sentía... reía... lloraba... aún llevando la carga de Kirito a cuestas...

–Shiro... –Levantó el estoque frente a él, con lo que el viento sopló en ventisca, moviendo los cabellos de ambos.

–¿Shiro?...

–Supongo que no puedes ser la Polilla para siempre... –le sonrió.

La sonrisa que se formó en los labios del chico, le pareció demasiado hermosa, una sonrisa que jamás había visto en su amado, podía jurarlo... ya que conocía sus gestos a la perfección. O quizás... lo que se expresaba en esa sonrisa, era un sentimiento que su amado nunca tuvo que pasar.

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Las alarmas se dispararon, a los alrededores de la unidad que había sido designada para el Kirigaya, en la tierra de la realidad.

La sensación de asfixia lo dominó, obligándolo a moverse en busca de liberación, abriendo los ojos bajo el agua de inmersión y golpeando la cabina con sus manos.

Estaba fuera del sistema...

No sabía que era lo peor, si los conectores de su espalda, abandonándolo en segundos sin poder prepararse para el impacto que eso le provocaba o la incredulidad de haber sido desconectado de su avatar provisional de esa manera, su única oportunidad de regresar...

El agua se absorbió a los alrededores, dejándolo, respirar al inicio con demasiada necesidad, a bocanadas, para al tranquilizarse, recoger sus cabellos al echarlos sobre su cabeza hacia atrás.

–¡Papá!

–¿Qué fue eso?... –preguntó, seguro que su pequeña podría explicarle.

–Fue sobreescrito papá...

–¿Qué?... ¿Pero cómo?... si el único dato removible era... –apretó los puños incrédulo. –El nombre... ¿Le dieron un nombre?... –sus grises temblaban ante la razón, ¿Por qué lo harían?... ¿Quién?... –¿Entonces se terminó?...No... ¡No! –pegó contra las orillas de la máquina con los puños.

No era posible que algo como eso, estuviera pasando, su plan era perfecto... aunque quizás era obvio... que si no recordaba sus andanzas en el otro lado al conectarse, es que el avatar había tomado control con una inteligencia artificial...

Ahora la pregunta era... Si aquel avatar había cobrado "Vida"... ¿Qué pretendía?... y más importante... qué podía hacer ahora para conectarse... Porque debía regresar... fuera como fuera...

Apretó los dientes molesto.

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Contemplarla, se había convertido en una de sus actividades predilectas y después de las palabras que expresó para él y en su defensa, aún más. ¿Qué tan fuerte podría llegar a ser esa mujer, de proponérselo?...

Asuna, se había empeñado en llevarlo de vuelta y ahí estaba. Nuevamente en esa cabaña que tantos recuerdos le traía, mañanas y tardes a su lado, parado como su escolta hasta que finalmente fue aceptado tal y como era... al punto de ser nombrado.

Él que no poseía habilidades poderosas con la espada... o que contrario a como se le recordaba al rostro real, los cabellos tan claros como la nieve le hacían parecer aún más frágil de lo que en verdad era.

Iba a desafiarlo todo... hasta a ella misma...

–Por favor pasa, siéntate, voy a preparar algo de comer... y... mm... también podemos beber –sonrió, sin más intención que brindarle comodidad, a lo que él asintió, ladeando la cabeza.

–Como usted diga, Asuna-san.

–Nada de eso... ¿ya lo habíamos hablado no, Shiro?

–Perdona... Asuna... –respondió un tanto dubitativo, recibiendo una sonrisa más de la vicecomandante.

Al verla caminar hacia la cocina, se llevó las manos a los bolsillos del pantalón y camino, atravesando la sala de estar, hasta pararse frente a la mecedora, la cual empujó a moverse con velocidad lenta, con una patada.

Asuna, al escuchar el sonido de chirrido que hacía al moverse el mueble, se asomó extrañada.

–Te comenté... que es somnífera... –frunció levemente el seño sin notarlo, no quería que se sentara, pero no sabía como decirlo.

–Correré el riesgo... –Pasó de su advertencia y se sentó, sintiendo la comodidad al instante.

–Sí... –bajó la mirada sorprendida que no hiciera caso de sus palabras pero... la relación de él con su amado era tan alta que de seguro era por eso... los mismos gustos... hábitos... suponía.

Aunque la duda se acrecentó al estar frente a los emparedados, le había escuchado perfectamente cuando antes le dijo que no le gustaba el picante.

–Asuna... él no es Kirito-kun... –se dijo a si misma, en una reafirmación. Tomó los emparedados y atravesó la puerta, quedando parada con la bandeja en manos. –Pero como si lo fuera...

El chico se había quedado dormido en la mecedora; su respiración tranquila, la relajaba. Aunque no supiera bien que es lo que depararía de ahí en más el futuro.

El evento le traía remembranzas, que le sacaron una sonrisa, al colocar la bandeja sobre la mesa, desvió la mirada de la misma hacia el chico sobre la mecedora, esperando tal vez, algún evento como el de aquella vez...

Ohhhh me pregunto qué será ese olorrr... –Era de los primeros días de su luna de miel, en Aincrad. Por lo que no perdía el nerviosismo de prácticamente todo lo que hacía, pero sabía que el resultado que diera, fuere lo que fuere, saldría lleno de sonrisas, solo esperaba que aquel pan no se desperdiciara. Pasó la bandeja bajo la nariz de aquel muchacho vestido de negro, que dormía plácidamente en la mecedora para dos personas que yacía en la parte externa de la cabaña.

Pero no obtuvo respuesta, por lo que inhaló profundamente y volvió a hacerlo.

¿Ohhh pero qué es ese olor?... –Pasó los emparedados bajo su nariz nuevamente, pero no obtuvo respuesta, entonces se dio por vencida, estaba realmente profundo.

Extra picante... –la voz del joven espadachín, salió de entre sus labios, pero sus ojos seguían cerrados, lo que la perturbó.

¿Dijiste algo?... –lo miró asustada, estaba segura que estaba dormido, ahora sabía que su esposo... hablaba dormido.

Mayonesa...

¿Qué estaba diciendo?... una risita se apoderó de los gestos de la vicecomandante, quien se quedó parada a su lado, expectante.

¿Qué más?... –se agachó a su lado, divertida.

¿Mm... soya?... –preguntó en el mismo tono.

Te estás haciendo el dormido... eres un tonto... –tomó la bandeja con una sola mano y con la otra empujó la mecedora, haciéndole abrir los ojos al instante, al sentirse mover de forma tan brusca.

¡Oye!

Ya se me hacía extraño que te quedaras dormido tan rápido. –lo miró aún molesta.

Nunca subestimes mi habilidad para dormir... –la corrigió orgulloso y seguro de su poder.

Baka... –sonrió, para luego sentarse a su lado, con la bandeja en manos. –Hoy los hice tal y como te gustan.

Igual que siempre... todo lo que cocinas me parece delicioso –estaba por tomar uno, mientras mencionaba tales palabra, pero fue reprendido por una mano de ella, que le pegó en el dorso de la mano.

Ouch...

Ni te dolió...

La verdad es que no...

Ambos sonrieron, sus conversaciones en ocasiones se pasaban de absurdas pero lo disfrutaban demasiado.

ADVERTENCIA: LEMMON

Se recostó en el hombro de su amado, que en un principio decepcionado vio alejarse la posibilidad de degustar aquel alimento, pero la compañía de su amada, a su lado, era igual... no... mucho más importante. Por lo que recostó su cabeza sobre la de ella.

En momentos como este es cuando deseo que la tranquilidad no termine jamás... –expresó como un suspiro al aire.

¿Por qué lo dices?... ¿Acaso no eras tú, quien quería que regresáramos al otro lado?... –movió levemente su cabeza, buscando la mirada gris.

Creo que mi forma de pensar no ha cambiado al respecto... es decir... todos queremos salir de este lugar... –suspiró. –Pero no hay duda que extrañaré esto también... nuestra cabaña... esta mecedora... el bosque... y compartirlo todo contigo... –bajó levemente la mirada hacia ella, al sentirla observándolo, encontrándola para entonces besarla, sintiendo al instante como se retrajo, pero no desertó. No podía dejar de sentirse nerviosa en su cercanía y eso lo tenía claro, por lo que trataba siempre de ser cuidadoso cuanto pudiera, porque entre los dos... nacía algo excepcional, aunque era inevitable que el temor no los abandonara por completo.

Pero aunque tratara de no sobresaltarse, no podía contenerse tanto como quisiera, al punto de siempre terminar buscándola, para depender de su olor y sus acercamientos, que aunque le encantaba la timidez con la que reaccionaba en un principio... empezaba a desenvolverse cual pétalos de rosa que caen, mostrándole su interior, dejándolo encantado.

Porque en realidad, jamás se hubiera puesto a pensar en cosas como tales... él, con un amor... era prácticamente como si la misma frase no tuviera sentido. Se sabía hombre, se sentía fuerte y era consciente de lo que tal vez... podría llegar a suceder con él. Pero por más que lo supiera en su mente, no se compararía nunca al momento de experimentarlo.

Asuna le había brindado la llave de entrada al conocimiento de su ser interior, aquel que deja su pensamiento calculador, tímido y a veces retraído, para convertirse en el joven que desea disfrutar y sentir, que la vida es en ese instante y que nadie puede ser el protagonista de su momento, más que él.

El beso se había prolongado más de lo pensado... al punto de llegar a posar sus manos sobre el suave rostro de su amada. Había supuesto que tras besarla suave y agradecido, finalmente comerían pero...

El sonido de la bandeja cayendo contra el suelo, los devolvió a la realidad por un segundo.

¡Oh no...! –Miró preocupada a los alimentos que desaparecieron en miles de cristales verdosos.

Demonios... –Agregó él, pero sin soltar las mejillas de su amada.

Creo que tendré que preparar más... –mencionó, mientras prisionera de las manos del espadachín, lo miraba cansada, después de todo, las habilidades como la cocina también gastaban valiosos ingredientes de su inventario y ocupaban puntaje de sus barras, por lo que el ver su trabajo perdido de esa manera no le hacía la menor gracia. Pero no podía culparlo a él... se había dejado llevar y había soltado la bandeja por si misma.

No... ahora no... –el sonido de sus palabras, más sonó como una súplica, sus sentimientos estaban despiertos y era algo que no podía ocultar.

Pero si no voy ahora... luego se nos hará tarde... y recuerda que no es bueno comer antes de irnos a dormir.

Se me ocurre otra cosa... podemos irnos a dormir y luego comer –le sonrió, seguro que su comentario, la sorprendería, incendiándola en sonrojos y lo consiguió.

Kirito-kun eres un tonto... tenemos que comer para tener energías...

¿Energías para la hora de dormir?... –volvió a preguntar con aquel mismo tono juguetón.

¿Nunca voy a ganarte, no?...

No...

Baka...

Un poco... –Ni él mismo podía creer la forma en la que estaba hablando, pero ella... Increíble, ella, era capaz de hacerle decir cosas sin que lo pensara, las palabras salían de su boca y tenía la oportunidad de analizarlas hasta que ya habían sido mencionadas.

El beso no se detuvo, volvió a unirlos, mientras las manos se ubicaban en el cuerpo del otro, él que de su rostro bajó hacia su cabello y cuello; y ella, a quien le encantaba sentir el pecho de su amado, abierto y dispuesto para ella, sus sus manos sobre este, hasta que se vio obligada a alejarlo un poco, al sentir como había abandonado sus labios, para empezar a recorrer su cuello, que antes tocaba con una de sus manos.

No...

¿Mm...? –Se separó y la observó extrañado, al sentirse alejar.

Te he dicho... que aquí afuera no...

Pero si no hay nadie Asuna... mira... –La invitó a despegarse de él, para que apreciara por si misma, como la noche poco a poco iba apoderándose del ambiente y el campo basto se movía con la brisa suave, sin un alma a los alrededores. –Además de haberlo, ya lo hubiera detectado. –Sonríe, haciendo alusión a su Skill. No le gustaba alardear de sus habilidades pero, ella debía recordar con quien se encontraba... mensaje que ella pareció comprender. Si bien, él le decía muchísimas veces lo encantado que estaba de estar con ella y no porque fuera la Vicecomandante de los Caballeros de la Hermandad de Sangre, así ella estaba encantada de estar con él... y no porque fuera el Espadachín negro...

Aunque eso le fascinara... muy en su interior.

Sentiremos frío... –continuó apelando

Jaja, creo que sentiremos de todo, menos frío, Vicecomandante.

¡Bakaa!... pero bueno... está bien, solo te quitarás el pantalón...

¡¿Qué?! –la miró sorprendido, colocando la espalda por completo contra el respaldo de la mecedora. –¿Así tan rápido?...

¡No! –cerró los ojos con fuerza, al verlo mirándola así. –A lo que me refiero... –abrió los ojos y bajó la mirada, aunque quisiera con el alma, encontrar sus grises para expresarle lo que sentía, era demasiado bochornoso.

Como tú digas... --pronunció con aquella voz dulce, que sacaba solamente para ella. Sabía que no refutaría estar con él, de la manera que fuera... pero para él, lo más importante es que se sintiera bien, plena y sobre todo feliz...

Desde aquella primera vez en la habitación de su amada, lo habían hecho muchas más, pero cada una contenía una historia, en la mayoría llena de sonrisas y locuras, pero había otras más... como esa... En la que el deseo de estar juntos simplemente nacía como una necesidad, superior a cualquier otra, y fue así que terminó recibiéndola sobre su regazo, abrazada con fuerza a su cuello.

Kayaba... debió ser mucho más que explícito al momento de programar todas aquellas sensaciones dentro del juego. Una vida normal... con la mezcla de los cien pisos y la muerte... aunque sonara a una gran travesía... si le daba la oportunidad de disfrutar momentos como aquel, podría asegurar que valía la pena haber participado en las pruebas Beta... y entrar el día del estreno a Sword Art Online.

Tras haber cancelado todas las alertas, que pudieran separarlos desde días atrás, los acercamientos se llevaban acabo sin ningún temor, sin embargo... habían algunos, que aún, sin el código, sabían que necesitaban la complacencia del otro para llevarlos acabo.

El caso del toque entre las piernas de la Vicecomandante. Que siempre tan altiva y poderosa...se doblegaba, aferrándose al cuello de su amado, que la sostenía contra su pecho, con el otro brazo.

Las respiraciones que se aceleraban en ella, junto a los dulces sonidos que emitía, despertaban en él la necesidad de sentirse igual, disfrutando a través de ella, de sus emociones y reacciones.

Asuna... Asuna... dime... ¿sigo?...

Kirito-kun... yo... –Que le hablara... era una tortura... porque sentía su lengua enmudecer cada vez que estaba así con él... ¿Y qué contestarle? Si ella misma no sabía lo que deseaba... por una parte, sentir que aquellos toques eran propiciados por él, la enloquecía... Y por otra... su deseo no era otro más que ser una con él, ambas opciones demasiado bochornosas para decirlas, esperaba que él lo supusiera...

Kirito sacó la mano, bajo de la falda y trató de tranquilizar su respiración, antes de seguir hablando, cerró los ojos y exhaló por la boca. Todo lo que estaba pasando entre los dos lo tenía listo para buscar su participación en la unión que tanto deseaban, pero no quería adelantarse, su impulsividad debía tener un límite o la lastimaría, más en aquella posición en la que estaban. Había empezado a sudar y el calor que le propiciaba la camisa, lo estaba sofocando, situación que la chica notó, al sentirse de la misma manera, su rostro tan junto al de su amado, los llevó a compartir las gotas de sudor entre rostros, pero aún así, buscó mirarlo, encontrado la plata, expectante por ella y lo besó.

Sabes que lo que más deseo eres tú... –respondió con la sinceridad expuesta. No podía guardarse los sentimientos en un momento como ese... y menos después de lo que él estaba haciéndole, quería que fuera él...quien ahora fuera suyo, en cuanto a lo que la palabra representaba. Bajó la mirada a la entrepierna de su amado, lo que lo llevó a retener la respiración.

¿No te duele?... –Preguntó preocupada, posando su mano sobre el centro de sus pantalones, encontrándolo escondido pero deseoso.

No... aún no pasó mucho tiempo desde que se puso así... Estoy bien

Su amado le había explicado, no hace mucho que el hecho de soportarlo o contenerse demasiado, podría causarle malestar, por lo que siempre preguntaba ese detalle, cosa que para ella era normal, pero para él... aunque dulce... le hacía sentir un tanto culpable, lo último que deseaba era preocuparla.

Entonces... –Lo miró con el bochorno estampado en el rostro, pero que gritaba internamente que lo sacara.

Su mirada, le causó gracia al espadachín, sacándole una pequeña risita.

Lo que usted diga...Vicecomandante...y... ¿Puedo quitarme también la camisa?...

No...

¡Pero si no hay nadie!

Es que...

¿Qué sucede?...

Siempre... que lo hacemos estamos desnudos...

A...já... –la miró sin comprender.

Quiero... ay... –bajó la mirada avergonzada.

Dime...

Quiero tomar la tela... y no la piel de Kirito-kun... siempre terminas lastimado...

Ah... no te preocupes por eso... me encanta sentir los rasguños mientras me baño. –sonrió en burla.

Idiota... eso no es cierto.

¿Bueno y entonces?... –la miró demostrando la urgencia en el rostro.

Ya sé... aunque... no sé como lo tomarás...

Dime y lo haré... –abrió su menú, y desactivo los pantalones, esperando por el siguiente comando.

La... gabardina...

¿Eh?... ¿Quieres que me ponga eso? Es decir que la Vicecomandante quiere hacerle cosas al Espadachín negro... –la miró juguetón.

¡No lo digas así! ¡Baka!

Bueno, bueno... –Desactivó su camisa actual y se colocó la gabardina negra, como el atuendo diario en la batalla, camisa negra, guantes. –¿Así?... –Inhaló, tratando de permanecer tranquilo, mientras la unión entre sus piernas ahora si empezaba a sentirse incomoda.

No.... Sin la camisa...

¿Solo la chaqueta?... –sin preguntar más, deslizó sus dedos por el menú y la desactivo.

Bueno... ahora sí... –Al mirarlo, no pudo evitar suspirar, sin notarlo, estaba completamente desnudo, cubierto por aquella gabardina negra que tan bien le quedaba, sus guantes ásperos por el uso, la sostenían de la cintura y las botas en el suelo, le daba la impresión de fuerte firmeza.

Movió su cuerpo en señal de acercamiento hacia él, pero quedó suspendida en el recorrido, por aquellas manos enguantadas que la detuvieron, al frenarla desde la cintura.

No tan rápido Vicecomandante...

¿Eh?... parpadeó sin entender.

Yo... –se le escapó un gemido, pero volvió a inhalar. –Yo también quiero ciertas partes de tu traje...

¿Qué?... –el bochorno se concentró en su nariz.

Quiero las medias y las mangas...

No juegues...

No lo hago...

Era justo... lo sabía, por lo que no replicó, buscó en el inventario y se colocó las piezas del traje, que él le solicitó.

Rieron por unos momentos al verse semidesnudos por todas sus peticiones, para luego volver a su cometido. El vínculo entre los dos, se estableció una vez más y la sostuvo abrazada contra él, unos instantes de adaptación.

¿Está todo bien?... –preguntó, esperando poder continuar, sabía que todo lo que estaban viviendo era nuevo y él mismo, se sentía demasiado entusiasmado.

Sí... –esperó unos segundos para poder contestar más. –Es solo que... –exhaló en su cuello, lo que lo llevó a hacer lo mismo, ya no podía contenerse más.

¿Qué?... –preguntó con un dejo de voz, debía moverse, lo deseaba demasiado, todo dentro de ella era tan atrapante y abrumador, que incluso apretó con fuerza su cintura sin pensarlo.

Es que... –se mordió el labio. –Está enorme... –le rebeló, sin tener tiempo a reaccionar al ser envestida una vez, por tales palabras.

¡Lo siento! Lo siento... –El espadachín la abrazó con gran fuerza, al punto de hacerla sentir apretada entre sus brazos.

No... vuelve... vuelve a hacerlo... –susurró en su oído, dándole las palabras que necesitaba escuchar.

Y esa noche, haló la gabardina de todas las maneras que quiso, se dio cuenta que le servía a la perfección para acercarlo a ella.

FIN DE LA ADVERTENCIA

–¿Asuna?... ¿Asuna... -san?...

La voz que la llamaba, la sacó de sus dulces recuerdos, trayéndola de vuelta a la terrible realidad, una vida en la que su amado ya no estaba... las lágrimas se le corrieron sin ser previstas siquiera.

–¿Estás bien?... –la miró preocupado Shiro.

–Sí... traía unos emparedados pero... estabas dormido. –Le acercó la bandeja, sin mirarlo, lo que lo llevó a fruncir el entrecejo.

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.

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En la realidad... la decepción era inaceptable... Kazuto había dejado aquella cámara de conexión y con el cabello cubierto por una toalla, yacía sentado en lo que parecían ser los vestidores del lugar.

Varios lockers a los alrededores y unas bancas simples lo rodeaban. No se había quitado siquiera aquel traje negro, protector.

Había creado ese mundo para ella...

Regresándole las ganas de vivir...

La oportunidad de ser ella nuevamente...

Que mirar su rostro no se tratara de un sufrimiento...

Que tomara mis manos sin sentir compasión por mí... al decirme que quitara la sonrisa falsa...

Las visitas al hospital eran interminables... trabajaba mientras pasaba el día esperando poder retirarse para ir a verla.

Aunque le había planteado la idea de renunciar a su proyecto para permanecer a su lado, la idea no le agradaba nada a su amada. No sería ella quien interferiría en su sueño, cuando lo que más ansiaba era que él se superara a si mismo.

No me hagas sentir como una carga... –soltó sus manos que estaban tomadas con las de él.

En ningún momento... –temblaron sus ojos de perla al escucharla. –No quise...

¡Kirito-kun! –lo detuvo con una mirada firme, que no pudo resistir. Había tratando tanto... buscado hospitales y doctores y los últimos tres años olían tanto a medicinas que ya no lo soportaba... se notaba en su fatigado rostro, que había desarrollado un par de líneas expresivas bajo sus ojos. Terminó por bajar la mirada ante ella, al no poder responder como ella deseaba. –¡Mírame! –pero el Kirigaya seguía sin poder verla. –¡Te estoy diciendo que me mires!

Solo entonces levantó su mirada perla hacia ella. ¿Qué estaba pasando?... ¿En qué momento los roles se voltearon?... ella... lucía fuerte y decidida... y él... se sentía un guiñapo... que lo único que podía era continuar con su maldita investigación de campos virtuales y no lograba tener éxito alguno.

Lo sabes... –tomó una de sus manos, mientras con la otra, tomó con fuerzas el moño de la mascada sobre su cabeza. –Vas a lograrlo...

No lo sé... –apretó delicadamente la mano que le brindó, sintiéndola suave y delgada entre sus rígidos dedos. –Pero no me cansaré de intentarlo... lo último... que diseñé... fue una conexión sensorial... que tal vez podría funcionar... basándome en el STL... pero de una manera más profunda... no sé como llamarlo... porque no es un mundo alejado de la realidad... es como... si una llamarada de fuego te engullera vivo...

Suena... peligroso... –lo miró sin comprender.

¿Si verdad?... –sonrió, al ver el gesto de preocupación que le ocasionó a su amada. –Pero...es más como... eh... –buscaba las palabras apropiadas para no sonar tan técnico, pero no encontraba ninguna, por lo que cerró los ojos ofuscado, para al volver a abrirlos, encontrarla con los de ella, igualmente ya lejos de su alcance. Se había quedado dormida escuchándolo, como siempre los últimos días...

Al notarlo, sus grises temblaron, sin poder evitar que las lágrimas se le corrieran, pero enseguida se limpió, no deseaba que lo viera así... ya que aunque no lo dijera... sabía lo preocupada que estaba por como él tomaría todo... no solo su enfermedad...contando también su apariencia... a pesar que cada paso del cambio en la misma lo habían llevado juntos... seguía siendo difícil para ella aceptarlo.

La pérdida de su cabello, el color opaco de su piel, las ojeras que parecían círculos rodeando sus ojos, dejaban como un recuerdo borroso a la preciosa mujer que alguna vez fue.

El Kirigaya se levantó y sentó a su lado en la cama, recostándola sobre su pecho, para permanecer un poco más a su lado.

Dentro de su mente... siempre daba vueltas la misma pregunta... ¿Y si hubiera sido así?... las cosas definitivamente serían diferentes... las palabras que ella mencionó en ese entonces... lo harían eternamente feliz ahora.

–"Kirito-kun... creo que estoy embarazada"...

Pero el embarazo resultó ser una masa en su cabeza... por lo que inmediatamente todo tratamiento médico en base a virtualidad quedó relegado a un imposible uso.

¿Qué debía hacer entonces?... ¿Solo verla empeorar cada vez más?...

Lo intentaremos... –se dijo a si mismo, mientras su convicción luchaba por desplazar el temor en su mirada.

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No me parece correcto... –se cruzó de brazos el médico, hemos seguido el tratamiento como es debido en estos casos... y lo que propone Kirigaya-san está fuera de nuestros límites, tendría que considerarse experimental... realizar algo así y nuestros protocolos no lo avalan.

¿Qué está diciendo?... ¡Pero si es parte de la cura! ¡Con este tipo de inmersión las personas no sufrirán más! ¡Más allá de lo que fue el MediCuboid, esto no reduce el mundo de los enfermos a juegos virtuales! ¡Esto es tener la posibilidad de vivir! ¡Una nueva realidad!

¡No! ¡No podemos permitir que juegue a ser dios con ninguno de nuestros pacientes!

¡Es mi esposa!

Por muy su esposa que sea, es algo que es contra la ley... incluso podría atentar contra usted mismo antes de realizarlo con alguien más, pero tal parece que eso no lo haría, ¿no es así?

Porque no lo había pensado... si quería que la propuesta fuera recibida debía tener pruebas de funcionamiento... ¿por qué no lo había pensado antes?... No era necesario hacer la inmersión en ese lugar...

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El choque entre corrientes era demasiado alto... justo como se lo describió a ella... sentía al conectarse que un llamarada lo engullía. Por lo que todo aquello debía ser contrarrestado con un elemento extra... que brindara protección a su cuerpo. Nada de eso ocurriría si la inmersión se realizara directamente en su cerebro como... con un rastreador del tamaño de un pequeño chip... tal vez... pero lo único que tenía a disposición ahora eran todos esos cables de conexión nerviosa.

Entonces lo intentaría... y si moría intentándolo... al menos sería por algo que valdría la pena...

La protección del agua no ionizada combinada con otros solventes debería darle soporte a su cuerpo y lugar a la respiración aún cuando esta entrara hacia los pulmones. Era inevitable, sentir temor a la sensación de ahogo...

Pero luego de aquella sensación de escozor en la espalda, al abrir los ojos... se encontraba ahí...en el nuevo mundo que había creado para ella... aunque él no era el mismo... ¿Qué estaba pasando?... Sus manos lucían más jóvenes, por lo que se llevó las mismas al rostro, sintiéndolo más terso.

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En un principio... el logro anhelado, se sentía tan bien... tan oportuno... que los días se le pasaban sin contar, en medio de la felicidad de verla nuevamente corriendo y saltando por las praderas... disfrutando juntos de su eterno amor... sin percatarse que poco a poco... aquel mundo empezaba a absorber lo que realmente eran...

Al punto que sus conciencias se redujeron a habitar esos cuerpos jóvenes y sanos que poseían. ¿Pero quién los culparía?... el deseo de dejar atrás una terrible enfermedad que los consumía de maneras diferentes, ¿no era suficiente para comprenderlo?

Entonces, no era posible que algo como eso, estuviera pasando, su plan era perfecto... aunque quizás era obvio... que si no recordaba sus andanzas en el otro lado al conectarse, es que el avatar había tomado control con una inteligencia artificial...

Ahora la pregunta era... Si aquel avatar había cobrado "Vida"... ¿Qué pretendía?... y más importante... qué podía hacer ahora para conectarse... Porque debía regresar... fuera como fuera...

Apretó los dientes molesto.

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Continuará...

OMG Bueno, aquí el capítulo, espero que te guste Gemelis de mi corazón!!! jajaja te dije que podrías llorar un poquito xDDD.

Aunque quien sabe y en lugar de llorar te haya gustado)?...

Lo que puedo decir es que amé escribir de nuevo de Aincrad... tenía muchísimo que no lo hacía y wow!!! como mi saga favorita de todo este argumento maravilloso, puedo decir que estoy satisfecha con el resultado xDD.

Y con lo de Shiro... aún no sé si es un IA completamente nuevo, o es un IA que se cree Kirito... qué opinan?

GRACIAS POR LEER

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