Chapter 8
Tras aquella enorme sorpresa, por Makochi la noticia de que Sakura Haruka tendría dos cachorritas rodó muy rápido.
Los cuidados al joven subieron y sus limitaciones eran más ya que debía cuidarse el triple, era primerizo y de gemelas, podría tenerlas prematuras, algo que la verdad todos oraban que no pasará.
Haruka tenía ocho meses de gestación actualmente, se suponía que ya debía empezar a faltar a clases para no esforzarse de más con aquel vientre enorme.
Pero claro, el chico era más terco que una mula.
— El otro día, en la casa de Sakura había otro aroma.. apenas se notaba, pero era definitivamente de un Alfa —Anzai soltó de nada, haciendo que todos en el aula le mirasen sacando provecho que su líder no debería asistir a la escuela ese día.
— Bueno... El día de la revelación noté otro futón y una mochila, parece que alguien se quedaba allí —Suo soltó, todos se miraron.
— ¿Creen que sea el papá de las cachorras? —Preguntó Kiryuu.
— Puede ser... Pero seguimos acá con la incertidumbre de quien podría ser —Suspiró Nirei.
Todos suspiraron con desánimo y miraron a la entrada cuando está se abrió, parpadearon incrédulos cuando vieron a su capitán de grado pasar y suspirar con pesar.
— Malditas escaleras... —Este murmuró y vio a su salón acercarse rápido y ayudarle a sentarse— ¡No soy inválido!
— ¡Sakura-San!¡Debería estar en casa descansando! —Chilló Nirei, el bicolor bufó.
— Nirei-Kun tiene razón, no deberías estar acá —Hayato negó ante ello.
— Ya... Solo vendré hoy, debía entregar las últimas tareas, ya después se libran de mí —El puchero en los labios de Sakura era adorable, definitivamente— ¡Pero no será mucho tiempo eh!
— Lo que digas si —Negó uno de sus compañeros— Igual, no debería hacer tanto esfuerzo, debe tener más cuidado.
El muchacho heterocromatico solo asintió con pesar y miró al profesor de ese día entrar.
Las horas pasaron lentas y torturosas, la mitad del salón no prestaba atención más que la adorable pareja de Hayato y Akihito, Sakura a veces lo hacía y otras veces miraba al techo aburrido.
Y finalmente el timbre sonó, todos suspiraron aliviados al ver al viejo irse tras recibir las tareas de Haruka y desearle un feliz descanso.
— ¿Y bien?¿Vamos a caminar por allí? —Anzai propuso con emoción.
— Irás tu solo, yo ni loco, me duelen los pies horriblemente —Sakura negó apagando la pantalla de su celular, Suo alzó un ceja ante eso, el muchacho no era para nada de tecnología y se supone que solamente hablaba con ellos y algunos mayores de Furin.
— Entonces nos quedaremos acá con Sakura-Kun, no le vamos a dejar solo, no vaya a ser que quisiera dársela por hacer parkour de la nada —Hayato sonrió como siempre, con burla y diversión ignorando la mirada afilada del capitán.
— Ni siquiera puedo caminar, ¿Crees que podría saltar? —Bufó negando.
Aquella charla siguió más tranquila, algunos que trajeron almuerzo compartieron y la merienda igual, el lugar era ameno.
O al menos lo fue hasta que la puerta se abrió de golpe y todos vieron allí sobresaltados.
— ¡Ren!¡Déjalo! —Escucharon a Enomoto, como siempre, remarcando la "r", viendo al capitán de segundo año ir serio hacía el bicolor.
— E-eh... K-kaji-San, p-por favor, t-trate de no alterarlo... —Nirei tartamudeo, moría de nervios viendo la mirada filosa del chico sobre Sakura quien solo la mantenía con su ceño fruncido.
— Silencio —Ordenó, todos se callaron, Suo colocó a su Omega detrás y se colocó a la defensiva— Y tu cálmate, tuerto —Rodó los ojos y mordió fuerte rompiendo la paleta en su boca, todos temblaron, incluso los de segundo que estaban en la puerta viendo el chisme.
Hasta Sugishita se había despertado y estaba junto a sus compañeros a la defensiva listo para atacar al Alfa rubio de ser necesario, Umemiya le dió órdenes de cuidar de Haruka y sus cachorras a espaldas de todos y él cumpliría.
Todos vieron atentos como Ren solo bufó y saco de su suéter un jugo de manzana y una barra de granola para dejarlo frente al muchacho.
Todos soltaron el aire de sus pulmones y miraron aquello con sorpresa, Pero sin duda el más sorprendido era Sakura quien pestañeó y le miró con ojos grandes y brillosos al chico, algo que confundió a todos Pero hizo a Ren sonreír leve.
— Me dijiste que querían jugo de manzana, así que te traje uno —Soltó el rubio.
— También te dije que quería de banana —Haruka le miró, su ceño algo fruncido— Cargó a dos nenas, ¿Crees que esto me llena? —Bufó bajito, todos allí palidecieron.
— Tienes razón —Kaji asintió, todos le vieron como si le hubiesen salido tres cabeza. El capitán de segundo miró a su aula y señaló a dos al azar— Ustedes, dejen de andar de mirones y traigan un jugo de banana, después se los pago, ¡Pero ya! —Ordenó y ambos muchachos partieron despavoridos de allí— Ya te lo traen
Vio al Omega asentir y mirar alrededor, suspiró para verle nuevamente.
— ¿Porque has armado está escena...? —Soltó el de cabellos blancos y negros.
— ¿No puedo cumplir los caprichos de mi Omega y mis hijas? —Alzó una ceja, y ahora sí la mayoría exclamó con sorpresa menos Kusumi quien sonrió con emoción.
— ¡¿Él es el papá?! —Todos allí exclamaron con sorpresa, el par de muchachos les miraron feo y volvieron a verse.
— Dijiste que lo querían mantener en secreto y eso hice, se supone que para todos sería madre soltera —Haruka se cruzó de brazos, serio.
— Ya te pedí perdón como mil veces, Haruka —Ren soltó con pena, el Omega se sonrojó ante la mención de su nombre de pila y todos allí le miraron con sorpresa, Ren gruñó— ¡Fuera de aqui mirones!¡¿Acaso esto es un maldito circo?!
Y en menos de lo que canta un gallo, primer y segundo año había desaparecido del aula dejándolos solos.
— Al fin —Suspiró Ren y miró al Omega— Sabes que no fue por mal, Haruka..
— Igualmente, nos negaste y te avergonzaste de nosotros, además me llamaste puta, no creas que se me olvidará eso Ren —Bufó el menor.
— Haruka, por favor, ese día fui a rogarte que no fue enserio, solamente quería quitar las sospechas... —Suspiró— Y no me avergüenzo, estoy orgulloso de ti y de mis hijas, solamente no estaba listo para que todos supieran que sería papá junto a tí cuando se supone que nos odiabamos.
— Ah, ¿Pero yo si debía cargar con eso eh? —Negó el Omega— Suerte siguiendo rogando, imbécil, hoy volverás a dormir en la cocina.
— ¿Sabes que ya en unas semanas irás a vivir a mi casa no?
— ¡A la cocina dije, imbécil!
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