XIV. ¿Por qué te acercas a Tom?



La partida de Tom al principio de la semana me había dejado con un vacío, verlo marcharse después de esa increíble semana juntos era en parte doloroso, pues no nada más sabía que me quedaría sin el, sino que también sabía que no tenía a Harrison y que seguía ignorándome, sin mencionar además el desorden hormonal y sentimental que me daba como obsequio mi periodo, el cual, afortunadamente, se había marchado ya, maldito hijo de la gran perra (el periodo).

Harrison llega hoy, y eso solo lo sé porque Tom me ha dicho. Ahora, después de un bastante largo y exhaustivo día de grabación, por fin llego a mi hogar, nuevo hogar por cierto. Mis padres no repararon en cuanto les dije me decisión de mudarme con "mis amigos" así que no hubo gran problema. Supongo que le daré la sorpresa a Harrison en cuanto llegue. Pero más bien el me la ha dado a mi. 

—Wow... —Digo al verlo, se levanta del sofá con una sonrisa, pero mi rostro seguramente está neutro. 

—Hola muñeca, ya he llegado —Contengo las ganas de lanzarme y besarlo y también golpearlo así que dejo escapar el aire retenido en mis pulmones y cierro la puerta detrás de mi. 

—Ya he visto... —Menciono a secas, me mira con duda. 

—¿Sucede algo? Pensé que te daría gusto verme —Responde dando un paso hacia mi, cruzo mis brazos. 

—Si, me da gusto ver que estás sano y salvo después de no saber nada sobre ti en poco más de una semana Harrison —Le digo de manera dura. Sus labios se forman en una línea de ligero disgusto. 

—Siento no haber contestado tus mensajes ni llamadas, es solo que... no lo sé —Levanto mis cejas, ya estoy molesta. 

—¿No lo sabes? ¿No lo sabes? Te llamé muchas veces, te dejé mensajes en todos lados y ni siquiera los leías, mucho menos me respondías...

—No tenía cabeza para responderte —Abro la boca impactada por lo que ha dicho. 

—Pero si tenías cabeza para responderle a Tom o comentar en publicaciones de tus amigos o tomarte mil fotos en la playa con tu hermana —Le reclamo, me hace una mueca. 

—¿Y tú como sabes que hablaba con Tom? —Ruedo los ojos. 

—Por qué yo estaba aquí con él... —Me interrumpe. 

—Espera, ¿estuviste aquí en la casa sola con él? ¿Después de que dijo que sentía algo por ti? —Pregunta ahora reclamándome. Pongo mala cara.

—¿Y ha que viene eso?

—¿Por qué te acercas a Tom? El dijo que le gustabas, no me parece bien que estés cerca de él cuando claramente se ve que le sigues gustando... —Mi cara es un gran signo de interrogación. 

—¿Y de dónde han salido estos celos absurdos? Te has desviado completamente del tema Harrison —Rueda los ojos y se aleja de nuevo hacia el sofá, camino detrás de él —No evadas el tema. 

—No lo evado —Responde cansino dejándose caer de nuevo en el sofá, con la vista en la pantalla. 

—Si lo haces, contesta —Me coloco frente a él bloqueando su vista a la televisión. Me mira hacia arriba, sigo con los brazos cruzados. 

—No quiero hablar... 

—Pues lo harás, ¿Qué hay de las cosas que me decías hace unas semanas? Pensé que me querías... —Pongo mi mano en mi pecho después de decir eso, el suspira. 

—Si, lo hago, te quiero, pero lo de mi padre me ha rebasado y no se si tenga cabeza para seguir con esto... —Levanto las cejas. 

—Con esto te refieres a... nosotros, ¿cierto? —De nuevo sus labios en línea como mueca. Una parte de mi corazón se rompe pues, después de pensar en él este tiempo y extrañarlo, que regrese y me diga esto simplemente me destroza. —Bien, ya está, lo que sea que teníamos ya no existe más. 

Me alejo de ahí en dirección a mi habitación, sin embargo lo veo ponerse de pie con mi vista periférica y a medio camino toma mi brazo, a este punto, mis ojos desbordan lágrimas. Me gira, veo sus preciosos ojos claros y su piel ligeramente bronceada. 

—No, no hemos terminado aquí, no porque tu lo digas significa que se acabó, yo también tengo voto y esto no termina —Entrecierro mis ojos. 

—Terminó desde el momento que dijiste que no tenías cabeza para esto Harrison, suéltame —Muevo mi brazo tratando se soltarme de su agarre pero no logro nada. 

—Bien, ¿es lo que quieres? —Pregunta, abro la boca. 

—¿Es en serio? Ahora me estás haciendo ver a mi como la culpable cuando tu has dicho que no puedes con esto —Quito mi brazo de golpe por lo que al fin me suelta. 

—No, más bien te estás haciendo la victima —Levanto las cejas. 

—¡¿YO?! ¿Víctima? —Me río. 

—Además, acabo de regresar y lo único que haces es discutir...

—¡Si! Porque me ignoraste todo el tiempo Harrison.

—Y tu estabas aquí sola con Tom —Me cruzo de brazos. 

—¿Y que estás insinuando? ¿Qué me lo he tirado? ¿Qué nos confesamos amor mutuo? —Da un paso acercándose a mi. 

—No lo sé, ¿lo hicieron? —Murmura. 

—¿Quieres saber la verdad? —Miro sus labios, maldita sea, que ganas de golpearlo y besarlo. 

—Lo único que quiero ahora es a ti —Demonios. 

Como si fuéramos imanes, nuestros cuerpos se pegan y nuestros labios se unen con fuerza, llevo mis brazos a sus hombros y mis manos a su cabello dorado y suave, me impulso y pongo mis piernas al rededor de sus caderas, su manos me cargan por el trasero y nuestros jadeos son evidentes en el lugar. Mi espalda choca con el muro que está al lado de las escaleras. 

—Sigo... molesta —Digo entre besos, me afirmo con toda la fuerza que tengo a su cuerpo mientras sube las escaleras con pasos torpes. 

—Yo igual —Murmura para después morder mi labio inferior. 

Tan pronto veo estamos en mi habitación, pues es la mas cercana a las escaleras. Harrison sobre mi y con unos besos que nunca antes había sentido de su parte, fuertes, con desesperación y por supuesto necesidad. Supongo que el enojo acumulado de la situación le da el plus extra que se necesita. Desvía sus besos a mi cuello succionando y yo me dedico a soltar suspiros y gemidos ahogados apretando mis piernas contra él. 

Alguna vez había escuchado del "sexo enojado" y jamás lo había experimentado, creo que esta es mi primera vez en el. Si, estoy demasiado furiosa con Harrison. 

Con mis manos me dedico a tirar se su camisa agresivamente por la desesperación de tenerlo en mi, la saca por su cabeza lanzándola por algún lugar que no me interesa, me concentro en besar y morder sus labios, no me importa si terminamos lastimados. Me giro quedando yo ahora sobre él, sus manos se meten en mi blusa y yo la saco, me quito el sostén sin perder más tiempo y sus calientes manos se posan sobre mis pechos jugando con ellos mientras muevo mis caderas en círculos y muerdo mis labios, lo miro con furia y deseo al mismo tiempo. 

Me tumba de nuevo contra las colchas y se pone de pie, comienza a bajar la bragueta de sus jeans y yo hago lo mismo con mis mallas deportivas, simplemente las bajo por completo junto con mi ropa interior, aquí no hay lugar para la delicadeza o amor, es simplemente sexo con prisa y furia. Tira de mis piernas llevándome al borde de la cama, abre mis piernas y entra en mi sin tan siquiera preguntar. Dios, este Harrison me gusta. 

Se mueve dentro de mi una y otra vez, sus manos hacen marcas rojizas en mi piel cada que me toca, el sonido de nuestros cuerpos chocar es bastante alto, lo puedo sentir tan dentro de mi que creo que incluso duele, pero no me importa. Verlo tan concentrado con su rostro serio y las mejillas rojas por el calor y el esfuerzo me es demasiado provocativo. Deslizo mis manos por sus brazos que sostienen mis muslos con fuerza y palpo con mis dedos las venas que se marcan en ellos, no perdemos contacto visual, es como si pudiera gritarle que lo odio en ese momento aunque me este haciendo suya. 

Deslizo mis manos desde mi cintura hasta mis pechos, observo como mira mis movimientos mientras él sigue entrando y saliendo de mi sin reparar, me acaricio a mi misma con la intención de excitarlo más, empuja mi pierna haciendo aún más profunda la penetración por lo que encorvo mi espalda y gimo con fuerza. Su mano libre baja hasta mi vulva donde comienza a tocarme con el pulgar en círculos, aprieto con fuerza las colchas bajo mi cuerpo pues la sensación es realmente deliciosa. 

No tardo mucho en comenzar a sentir el orgasmo acercarse, mi cuerpo reacciona y muevo mis piernas, el se mueve más rápido pues sabe que estoy por llegar, mis jadeos no paran y solo puedo sentir mi cuerpo contraerse por los intensos espasmos que me ocasiona el orgasmo, es totalmente diferente la sensación de sentirlo deslizarse dentro de mi cuando ya me he venido. Mi cuerpo está totalmente derrotado de cansancio, sin embargo, me incorporo con mis codos y lo miro con molestia. 

—Aún sigo... molesta —Se inclina en mi bajando la intensidad de sus caderas, me muero los labios. 

Me besa succionando mi labio inferior, desvía sus labios a mi cuello y baja por mis pechos lamiendo mis pezones, me estremezco y se incorpora de nuevo, entrando y saliendo en mi, me dejo caer de nuevo cerrando mis ojos, disfrutando sus movimientos que son cada vez más rápidos, probablemente esté por terminar.  Y si, no tarda mucho en hacerlo, sale de mi y lo miro viniéndose sobre mi abdomen, trata de recuperar el aliento mientras yo siento el cansancio apoderarse de mi. 

—No tienes... idea de como te extrañe —Dice entrecortado, me río. Es que es imposible no quererlo. Estiro mis manos, las toma y muevo mis piernas, hago que se tumbe a mi lado. 

—Yo también, pero sigo molesta —Sonríe. Acaricio su cabello. 

—Perdón, en serio, perdón —Suspiro asintiendo. 

—Está bien, aunque molestarnos de vez en cuando para terminar así no estaría mal. 

—Lo tendré en cuenta muñeca —Besa mis labios delicadamente. Me encanta, todo me encanta. 








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He regresado ❤️🙌🏼

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