VI. Mentiras
Toco el timbre de la casa, supongo que soy la primera en llegar y está bien, quiero hablar con Harrison antes de que todos lleguen y además, se que Tom no ha llegado de una vuelta que tenía, lo sé porque estoy hablando con él por mensajes.
—Hola muñeca, pasa —Me saluda Hazz, sonrío. El cierra la puerta y sus manos me atraen de la cintura para girarme, estampa sus labios en los míos. —Que puntual...
—Si bueno, me estoy adaptando a las costumbres inglesas —Caminamos hasta la cocina, llevo en mi mano derecha un six pack de cerveza.
—Excelente querida —Saco las cervezas del contenedor de cartón y se las paso para que las guarde en el refrigerador.
—Pero, además de eso, quería hablar contigo —El me mira con duda.
—¿Vas a terminar conmigo?
—¿Qué? No, no, espera, ni siquiera somos novios —Me río nerviosa, se coloca frente a mi.
—Anda, dime qué sucede —Suspiro, sus lindos ojos me hipnotizan.
—Bueno... Tu sabes que Tom es mi amigo —El asiente —A lo que voy, es que, hace tiempo, Tom me había confesado sus sentimientos hacia mi.
—¿Les gustas a Tom? —Cambia un poco su rostro, se le ve inconforme.
—Tal parece, pero a lo que voy es que yo le dije que solamente lo quería como un amigo, pero me preocupo por el, no me gustaría que nos viera juntos tan pronto, puede que hiera sus sentimientos o algo parecido... —Ruego a todos los dioses del mundo para que esto resulte.
—Ya...ya, yo, creo que lo comprendo, es mi mejor amigo, mi hermano, me extraña mucho que no me lo haya dicho —Hace una mueca desviando la mirada, paso mis manos por su torso hasta su espalda, me mira.
—Podemos esperar un poco, ver que sale con nosotros y ya después tomar una decisión, se que sería incómodo para el que nos viera juntos cuando quizás siente aún algo por mi —Me dedica una bella sonrisa de lado.
—Me encanta que te preocupes por él, por no lastimar sus sentimientos —Acomoda mi cabello por detrás de mis hombros.
—Solo será una temporada, se que en cierto momento todo tiene que salir a la luz —El asiente.
—Esta bien, pero me será demasiado difícil no querer abrazarte o besarte frente a todos —Me río, recuesto mi mejilla en si pecho debajo de su barbilla, cierro los ojos disfrutando de él y de su olor.
—Solo resiste un poco, ¿vale?.
—Está bien hermosa —Sonrío.
Me dedico a recoger algunas cosas de la mesa de centro en frente al sofá para después traer algunas botanas en unos pequeños platos hondos. Para cuando nos damos cuenta, llega Nadia al mismo tiempo que los gemelos Holland, minutos más tarde llega Tom que me guiña el ojo sonriente y yo me sonrojo. Entre pláticas llega Tuwaine y Liam.
—Creo que fue lo más asqueroso que he visto en la vida, es decir, si había visto maquillajes impresionantes, pero acá incluían órganos de vaca y les juro, quería vomitar —Pongo cara de asco por lo que cuenta Tom.
—Pero a ver, yo entré con la mentalidad de que todo era falso y que en la guerra real es mucho peor —Comenta Harry, bebo un trago de mi cuarta cerveza.
—¿Y cuando sale? —Pregunta Nadia a Tom.
—No tengo idea, se supone que en este año pero todavía no se cuándo —Ella asiente. Me levanto de mi lugar para ir a la cocina.
—¿Irás por otra? —Pregunta Sam apuntando a mi mano, donde está el envase.
—Si, ¿Quieres una? —El asiente. —¿Alguien más quiere?
—Yo —Menciona Liam, también Nadia y Harrison.
—Vale, casi todos.
—Anda, te ayudo —Dice Tom levantándose. Miro a Harrison y me sonríe de lado, me muerdo los labios.
Caminamos al interior de la cocina que está justo detrás del muro que separa a la estancia, así que no nos verán. Dejo los envases en un rincón para tirarlos más tarde y unas manos calientes se posan en mi cintura, sonrío y me giro sobre el lugar.
—¿Sabes las ganas que tengo de comerte a besos Addy? —Murmura cerca de mi, paso mis manos por su cuello.
—Yo estoy igual Tom—Mira hacia mi boca y paso la punta de mi lengua por el labio inferior.
—Salgamos de aquí —Levanto las cejas. —Digamos que iremos a comprar más cerveza o algo para cenar y nos paramos en el camino.
—¿Y que quieres hacer cuando nos paremos a mitad de camino? —Pregunto burlona.
—Haré lo que tú me digas conejita —Junta sus labios a los míos, me aprieta contra él y jadeo un poco, dios, lo necesito.
—Vale, ahorita se lo proponemos a todos —Le digo agitada después del beso, asiente.
—¡HEY! ¡TENGO SED! —Se escucha un grito, me río.
Tom me suelta y abre la nevera, me pasa varias cervezas y el toma otras, salimos de la cocina y llegamos con los chicos. Me siento de nuevo al lado de Nadia y Tom se sienta de nuevo al lado de Hazza. Se las pasamos y las abren, me tienden una y doy una trago grande, me ha dado calor. Malditas hormonas. Maldito Tom, me pone demasiado.
—Se ha acabado la bebida —Menciona Tom.
—¡Buuuu! —Grita Sam, todos reímos.
—Bueno, podemos ir por más y aprovechar para comprar algo de cenar, ya me ha dado hambre —Comento para seguir la corriente.
—Anda si, ¿vamos? —Propone Tom, asiento.
—¿Pueden pasar por comida china? —Pregunta Tuwaine, tomo mi bolso y le guiño el ojo a Harrison quien me mira con una ceja arriba, creo que será más difícil con Hazz, quizás se ponga un poco celoso.
—Claro, iré encendiendo el auto —Me apunta Tom, asiento y camina a la puerta. Cuando veo que sale me acerco a Harrison.
—Te lo compenso por la noche —Susurro a su oído, se ríe.
—Anda, ve —Responde entre risas.
Salgo de la casa y el auto de Tom ya está fuera del garaje esperando por mi, entro y cierro la puerta. El arranca y yo por mi parte llevo mis manos hasta su entrepierna, se ríe.
—Alguien tiene muchas ganas —Me concentro en desabrochar sus pantalones.
Un par de minutos más se aparca detrás de un callejón que conecta al estacionamiento de un edificio de apartamentos, está bastante oscuro y se asegura de colocar los seguros del coche y apagarlo, muevo el asiento completamente hacia atrás para dejar espacio y el se mueve. Nos besamos, muerdo sus labios y tiro de su camisa.
—Baja tus pantalones —Dice entre besos, llevo mis manos a donde él me ordena y los desabrocho, los bajo un poco. Gracias a que he movido el asiento hasta atrás, el se arrodilla frente a mis piernas, deslizo mis pantalones hasta los muslos, el quita mis botines para poder sacar por completo mis pantalones. Los jadeos en el auto son lo único que se escucha.
—¿Qué harás? —Le pregunto en un hilo, besa la parte interna de mis muslos encaminándose hacia arriba, sus manos suben por mis caderas hasta mi cintura por debajo de mi blusa.
—Dije que haría lo que me pidieras —Murmura, sube más sus manos y estruja mis pechos con delicadeza y deseo al mismo tiempo, dejo salir un gemido.
—Pues... aprovecha ya que estas ahí —Respondo, sus manos bajan ahora hacia mi ropa interior, tira de ella y las saca deslizándolas por mis piernas. Deja la prenda en el asiento de al lado, o sea, en donde él antes estaba.
De nuevo besa mis muslos, abre más mis piernas, cierro los ojos cuando siento ahora como si boca hace de las suyas ahí abajo. Esos delicados lengüetazos hacen que suelte miles de suspiros y jadeos, abro los ojos y esa imagen queda desde ya grabada en mi memoria. Llevo mi mano a su cabello, dios, como me gusta. Sube su mano e introduce un dedo en mi, encorvo mi espalda por el placer que eso me produce, sus movimientos, todo, me encanta.
Acelera el ritmo de su lengua y yo me veo a punto de explotar en un orgasmo, gimo una y otra vez pero gracias a dios el no para, me sostengo de la manija que está arriba de la ventana y la explosión en mi interior me hace querer cerrar las piernas pero Tom lo impide.
—Ahora... tú —Digo tratando de recuperar el aliento —... bájate el maldito pantalón.
Pasa su lengua al rededor de sus labios, lleva sus manos al borde de sus pantalones ya desabrochados por mi previamente y los baja de una, lo miro con un hambre que ni yo me la creo. Me acerco más al borde del asiento, frota su miembro en mi entrada, maldición.
—¡HAZLO MALDICIÓN! —Grito por la desesperación, frota un par de veces más y entra en mi, suelto un quejido de satisfacción.
Sus manos suben mi blusa hasta dejarla debajo de mi cuello, estruja de nuevo mis pechos por sobre el sostén, mientras el entra y sale de mi con tanta agilidad, me enderezo para desabrochar mi sostén y liberar mis pechos. Cuando lo hago, Tom rápidamente se acerca y comienza a hacer lo suyo con su lengua, cierro los ojos disfrutando todo.
Tira de mis piernas para hundirse más en mi, escucho sus jadeos y su respiración acelerada, lo miro con deseo a los ojos y el también, me afirmo a su brazo donde las venas se le marcan por la fuerza que hace, dios, es tan excitante este hombre. Sus mejillas rojizas por el calor dentro del auto y su hermoso cabello rebotando en su frente por sus movimientos de cadera, demonios.
Sin darme cuenta de nuevo siento el orgasmo acercarse, me toco a mi misma de manera circular y pronto mis piernas comienzan a temblar, mi espalda se encorva y Tom acelera sus movimientos, doy un pequeño grito cuando la avalancha de sensaciones me consume para después sentirme débil y sin energía. Tom da unos cuantos empujones más para correrse dentro de mi. Coloca su rostro en mi abdomen tratando de recuperar el aliento.
—Mierda —Murmura.
Con el corazón casi queriendo salir de mi pecho, llevo mis manos a su cabello y lo peino hacia atrás, llevo la vista hacia la ventana y está completamente empañada por el calor, miro las demás y están iguales, me río. Dios, jamás podré subirme a este auto sin recordar esto.
—Te quiero Tom —Digo entrecortada, levanta la cabeza y me mira.
—Y yo a ti mi conejita —Sonrío.
Cinco minutos después estamos saliendo del lugar ahora en dirección a donde se supone deberíamos de ir, por la comida y las bebidas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top