32

Yoongi estaba sentado en una silla junto a la cama, su cuerpo inclinado hacia adelante mientras observaba a Jimin dormir. La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la tenue luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas. El silencio era casi absoluto, roto únicamente por la suave respiración de Jimin, que parecía más tranquila ahora, después del caos de la tarde.

Había sido un día largo y agotador y aunque Yoongi había logrado evitar que Jimin se hiciera daño, la preocupación seguía anidada en su pecho. Había tantas preguntas sin respuesta, tanto dolor en el aire que casi podía tocarse. Yoongi no podía evitar preguntarse qué había llevado a Jimin a ese punto, qué clase de tormento estaba viviendo por dentro.

Los ojos de Yoongi recorrieron el rostro de Jimin, notando lo joven y vulnerable que se veía en ese momento. Su expresión, relajada en el sueño, contrastaba con el terror y la desesperación que había mostrado antes. Yoongi sintió una punzada en el pecho, una mezcla de compasión y una creciente necesidad de protegerlo aún más. No sabía por qué, pero había algo en Jimin que despertaba en él una fuerte sensación de responsabilidad.

De repente, Jimin comenzó a moverse ligeramente, su cuerpo tensándose mientras sus párpados parpadeaban. Yoongi enderezó su postura, observando cómo el joven lentamente abría los ojos. Por un instante, Jimin pareció desorientado, sus ojos vagando por la habitación hasta que finalmente se encontraron con los de Yoongi.

Hubo un largo silencio mientras ambos se miraban. Jimin no dijo nada al principio, solo lo observó con esos ojos oscuros que ahora estaban llenos de una mezcla de confusión y una leve tristeza. Yoongi se mantuvo quieto, dándole espacio para que procesara lo que estaba sucediendo.

—¿Por qué está aquí? —fue lo primero que dijo Jimin, su voz apenas un susurro, pero cargada de una vulnerabilidad que hizo que Yoongi quisiera acercarse más.

—Te traje aquí después de lo que pasó. —respondió Yoongi suavemente. —Quería asegurarme de que estuvieras bien.

—No deberías haberlo hecho. —Jimin apartó la mirada, sus ojos bajando hacia la colcha de la cama. —No deberías preocuparte por alguien como yo.

La dureza en sus palabras no coincidía con la suavidad de su voz y Yoongi sintió que estaba escuchando a alguien que había sido herido muchas veces antes. Se inclinó un poco hacia adelante, intentando encontrar la manera correcta de responder.

—¿Alguien como tú? —repitió Yoongi, tratando de captar lo que realmente quería decir. —Jimin, todos necesitamos ayuda en algún momento, no hay nada de malo en eso.

—No entiende, señor Min. —Jimin soltó una risa amarga, aunque sin mucha fuerza, como si incluso eso fuera un esfuerzo. —No sabes lo que soy.

—Entonces, explícame. —Yoongi lo miró fijamente, sus ojos buscando los de Jimin. —Déjame entender.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top