19
Las personas miraban a un chico entrar en los almacenes, este caminaba despacio y descalzo, su ropa se miraba sucia, los del personal no decían nada ya sabían a lo que iba por lo cual no lo molestaban y lo dejaban hacer lo suyo. Él miró todas las bolsas que empaquetaban, tomó una y estaba listo para irse hasta que un brazo lo detuvo.
—¿A dónde llevas eso pequeña sabandija? —dijo un hombre.
El chico no respondió solo se quería soltar del hombre, pero este lo tomó con fuerza y le dio un golpe. Las personas se acercaron rápidamente a ayudar al chico, el cual estaba en el suelo.
—¿Qué te pasa idiota? —preguntó uno de los hombres.
—Está sabandija se estaba robando parte de la droga. —miro al chico en el suelo. —ahora le daré una lección.
—Llévenselo a su habitación. —le ordenó a unas mujeres.
—Joven Park. —lo llamaron.
Este se levantó y los vio a cada uno, recogió la bolsa de drogas y vio a las personas que lo miraban.
—Que Agust no se entere. —hablo para irse.
—¿Por qué dejan que se vaya? —preguntó el hombre.
—Porque ese chico, estúpido. —se acercó y le dio un fuerte puñetazo en el estómago. —Es pareja del jefe.
El hombre le comenzó a dar fuertes golpes al otro tipo, el cual se quejó de dolor por los golpes qué recibía.
—Entiende muy bien esto y grábatelo en la cabeza. —lo tomó del cabello. —él puede tomar todo lo que quiera de los almacenes y nadie le puede decir nada y nunca le vuelvas a poner un dedo encima si aprecias tu vida.
—Es solo un mocoso. —dijo adolorido.
—Ese mocoso como tú le llamas tiene poder aquí y más te vale tenerle respeto. —hablo el hombre. —Es pareja de tu jefe por ende no se ve ni se toca, si te habla le respondes únicamente lo que te pregunte, solo el jefe y yo entablamos conversación con él.
El hombre lo dejó ahí y ordenó que lo encerraran sin derecho a cena y se fue a ver al chico; Jimin se encontraba en la sala de pruebas dormido. El hombre cargó al chico y salió con este para llevarlo a su habitación, pero en el camino se encontró con su jefe.
—Señor D. —le dijo.
—¿Está dormido? —se acercó.
—Sí. —respondió. —¿Lo llevó a su habitación o lo llevará usted?
—Dámelo. —dijo.
El hombre le entregó al chico a su jefe el cual lo cargo con cuidado y vio al hombre el cual le hizo una reverencia.
—Oh señor D. —hablo. —Ya encontramos a su padrastro y lo estamos vigilando para ver si nos lleva con la madre de Jimin.
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