O6: Broken
Ansioso.
Eso describía a MinHo a la perfección, mientras jugaba con el anillo en su índice y la voz de Rihanna acariciaba sus oídos.
También tenía una bolsa en sus manos, que precisamente contenía una gorra negra Supreme, para su hermoso novio Peter.
Sentía que le debía algo luego de aquel regalo tan significativo.
Y aunque en el interior creía que le incitaba a ocultarse dándole algo así, saber que va por otro lado su admiración por esas prendas, lo calmaba.
En su reloj ya marcaba las nueve y media de la noche, se le hacía un poco raro.
A tres horas de aquel mensaje.
Las voces que venían desde la sala hacían que no vuelva a caer dormido.
MinHo restregó sus ojos, y tomó asiento sobre su cama, pasando su mano alrededor del “lugar” que había tomado Peter la vez que...
Lo extrañaba demasiado; sabía bien que lo dejó plantado anoche, pero las ganas de verlo y abrazarlo antes de decir cualquier queja, le ganaba por completo.
Caminó fuera de su habitación, encontrándose con Felix y Chan en la barra, aparentemente desayunando.
—Hey, buenos días— su hermano lo vió—. ¿Cómo te fue con Peter ayer? Estaba durmiendo y aún no volvías.
Ante ese nombre, el australiano mayor se concentró en el MinHo.
—Eh... Estuvimos juntos un rato, nada más— le restó importancia, y acercó a la cafetera.
—Qué bien— sonrió, tomando un abrigo—. Iré hasta casa, Honnie, debo pasar por algunas cosas.
—¿Sí? Saluda a mamá y papá.
—Claro.
—Son horas de viaje, ¿quieres que vaya contigo?— preguntó Chan.
—No, estaré bien. Iré con ChangBin— se acercó a besarlo—. Nos vemos en la noche, adiós.
El australiano menor finalmente dejó el cuarto, y como dijo, no volvería en un buen tiempo.
Chan miraba a MinHo; quedarse sólo con él no era lo que quería lograr, teniendo en cuenta todo lo que sabía.
Pero su humanidad le ganó.
—Honnie, ¿en serio estuviste con Peter ayer?
—... Sí, ¿por qué?— bebió un poco de su taza.
El rubio inclinó su cabeza hacia un lado, queriéndole decir que sabía muy bien que no fue así.
Y que era imposible mentirle.
—¿Me lees la mente?— suspiró—. No, me dejó plantado.
—... ¿En serio?
—Sí— tomó asiento frente suyo—. Y no puedo creer que lo haya hecho, luego de que la otra noche nosotros- Lo siento.
—Es normal— rió—. Y entiendo que le pase lo que le pase, pero, habla con él, ¿sí?
—Lo haré, y espero que se cuide. Pero, ya que tú estás aquí y él no— apoyó su brazos en la mesada—. ¿Puedes hablarme de “Han JiSung”? ¿Le diste mi mensaje?
El pecho del contrario se comprimió.
Terminó su taza de café, y suspiró.
—MinHo, cuando alguien te confía un secreto íntimo, es por una razón; lo siento. Sabe tu mensaje, ¿sí? Déjalo.
Asintió, entendió perfectamente el tema.
Ya él lo entendía gracias a Peter; además, saber que recibió su mensaje, le daba una especie de alivio.
—Debo irme— Chan se levantó, para lavar su taza—. Cualquier cosa que necesites, me dices, ¿está bien?
—Sí— asintió—. Y si ves a... ¿JiSung? Hoy, saluda.
—... De acuerdo— salió del lugar.
Chris comenzó a caminar, intentando acomodar sus ideas.
Tal vez no debía preocuparse en lo absoluto; al fin y al cabo, era un problema de JiSung, o “Peter”.
Pero el hecho de que MinHo ahora estaba interesado en el tema, lo hacía creer que hablar, sólo alimentaba aquella mentira.
—¿Qué tenía en mente? ¿Sabe las cosas que pudieron haber pasado? Espere, mejor dicho, ¿se da una idea de las cosas que pueden estar pasando ahora mismo, por la mente de JiSung?— NaYeon apoyó una de sus manos en el escritorio del director, provocando un notorio ruido—. ¡Esa mujer no se le puede acercar! Tiene una maldita orden de restricción, ¿cómo ingresó? ¿Cuánto le pagó? Es una verdadera vergüenza.
—Lo sabemos, señorita Im, y nos discul-
—Sus disculpas no sirven de una mierda, y tampoco pienso hablar con cortesía frente suyo. JiSung estaba haciendo un avance asombroso, ¡tenía años sin verla! ¿Y la llamaron por un diploma? ¿Es en serio? ¡Tiene cientos!
—Por favor, doctora, cálmese-
—No, le diré lo que vamos a hacer— se acercó al hombre—. Usted no dejará que esa mujer ponga un pie sobre este lugar mientras JiSung esté aquí y no haré la denuncia. Espero le sirva de lección, director Park. Soy su tutora, a la que debe avisarle la próxima vez, ¿entendido?— el mismo, asintió—. Ahora deme el diploma.
Tomando el nuevo certificado de JiSung, NaYeon salió de la oficina, no sin antes sentenciar al director con su mirada.
El chico aguardaba afuera; le daba ternura el hecho de que se arregló para recibirlo, aunque sea en privado.
—Te ves bien así— acomodó su corbata.
—Escuché gritos— rió.
—Sí, puse a ese bastardo en su lugar— me acercó su diploma—. ¿Cómo estás?
—Bien. Tú me haces sentir seguro.
—Ven aquí— lo abrazó—. Estaré siempre, JiSung. Y sabes bien que nada de lo que diga esa zorra tiene que afectarte.
—Lo sé— pudo ver a MinHo junto a YeJi a lo lejos.
—Te diría que te defiendas, pero sé cómo la muy perra-
—Puedes parar con los insultos— bajó su mascarilla para besar su frente—. Tengo algo que hacer, nos vemos luego.
—¿Y cuando me presentas a tú novio?— cruzó sus brazos en alguna parte de sí.
JiSung suspiró, y volteó a verla—. No voy a permitir que me llames Peter, NaYeon... Así que sólo espera, ¿ok?
La mujer asintió—. Tengo que irme, nos vemos luego.
Cada quien tomó su camino; JiSung tenía los nervios demasiado altos, jamás había desatendido a su novio, y ahora no tenía idea de qué iba a decirle.
Podría ir con la verdad pero, odiaba poner sus problemas de por medio; sentía a los mismos como si fuesen una escusa, una razón para que MinHo lo perdone, pues sería mala persona sino. Y eso le partía el corazón.
De todas formas le llegó un mensaje, un mensaje que esperaba no recibir.
¿Y qué podía hacer él con su madre?
NaYeon ya no estaba, la universidad se haría cargo sólo si la mujer entraba... ¿Qué pasaría si la decía que no?
Tuvo que dar la media vuelta, y encaminarse a la salida; el pensamiento de poner en peligro a MinHo estaba tocando su mente, y no le agradaba mucho.
Tenía que luchar.
—¡Hola a todos!— saludó Felix, ingresando a su habitación, sabiendo de más que la mayoría de sus amigos estarían ahí.
—¡Hey! ¿Qué tal Gimpo?— Chan lo recibió.
—Precioso, como siempre. ¿Y MinHo? Tengo un par de cosas para él.
—En su cuarto... Eh, no sé si querrá que entres— rascó su nuca.
—¿Por qué?... Chan— sujetó su hombro—. ¿Pasó algo?
—Sí... Es Peter, él- Ah, no debería ser yo el que te hablé de esto.
—Bien... Bien— se quitó el abrigo—. Iré a hablar con él, espera.
Felix le sonrió al resto de sus amigos, que discutían sobre HyunJin y JeongIn —otra vez— y se dirigió hasta la habitación de su hermano menor.
Tocó dos veces, antes de entrar y cerrar detrás suyo.
MinHo estaba en su escritorio, con algunos apuntes; volteó hacia él luego del sonido.
—¡Hyung! ¿Cómo te fue?
—Bien— rió—. ¿Y a ti?
—Um... ¿Bien? Fue un día normal.
—¿Y Peter?
—... ¿Chan te contó?
—No mucho, prefiero escucharlo de ti— tomó asiento en la cama—. ¿Tengo que advertirle? He sido muy bueno estos meses.
—No lo sé, no me responde ni nada— suspiró—. ¿Qué se supone que tengo que hacer, si todavía lo extraño?
—Está bien que lo extrañes, pero no te dejes pisotear por tus sentimientos— ladeó su mirada—. Él no tiene derecho a tratarte como muñeco, y tú no tienes obligación de entender todo lo que le pasa; es una relación, una relación se lleva de a dos, y si eso no funciona...
—Ya entendí. Seré directo cuando lo vea— asintió—. No quiero que se termine por esto, pero, nos debemos una charla, creo.
—Así me gusta— sonrió—. Por cierto... ¿Qué te hizo?
—Tu padre estará tan feliz— Han JiKwan limaba sus uñas, dentro del vehículo que iban.
JiSung pasó todo el día junto a su madre, y cuando quiso decirle que sus clases ya iniciarían, por poco comienza a gritarle, diciendo que sólo quería liberarse de ella, haciendo presión con la palabra otra vez.
JiKwan aseguraba ser una mujer dolida, a quien separaron de su hijo y le prohibieron verle. Mientras el chico la miraba inexpresivo, lo decía como si en serio creía que ella era la buena, y NaYeon —“la perra que le robó a su hijo”— era mala.
Donde no quería llegar, era hablar del negocio, herencia y todas esas cosas que daban vuelta en su cabeza; no estudiaba marketing ni contaduría, y eso gracias a que ya no vivía con ellos, pero harían todo lo posible para que él vuelva a ese entorno.
—¿Te llevo a cenar?— volteó a él, tomando su mano.
—No, gracias. ¿Puedes llevarme al campus?
—... Como sea, no entiendo qué le ves a ese lugar.
—Es mí universidad, mamá.
—¿Y de qué sirve? No es una verdadera universidad, JiSung.
—¿Y por qué? ¿Porque es de artes? No... No comparto tu pensamiento— quitó su mano, en verdad tenía que pensar todo lo que decía y no provocar una tormenta.
—Lo que sea— bufó—. Esa doctora te lavó el cerebro.
—NaYeon es asombrosa.
Sus palabras quedaron en el viento, ya que fue lo único que sintió en su rostro, cuando la puerta de su lado se abrió, con el vehículo aún en movimiento y salió despedido del mismo.
Su cuerpo rodó, como cualquiera; y el hecho de tener una camisa de una tela fina, hacía que duela cada segundo aún más.
Finalmente sintió el diploma caerle encima; pues de dónde más vendrían los vidrios rotos.
—Piensa mejor, Sung— la voz de su madre se escuchaba muy a lo lejos, estaba mareado—. Vendré por ti mañana, iremos a una universidad de verdad.
Pudo escuchar el auto avanzar muy cerca suyo, estremeciéndose del miedo.
No tenía fuerzas para levantarse, pero lo hizo; estaba consciente que cualquiera que lo vea, notaría la sangre brotando de su sien, su ropa manchada y con algunas partes rotas. O los moretones en su cara, el diploma quebrado, sus manos rojas.
Y nada más le preocupaba. Siendo que no tenía mascarilla, su madre se la quemó en su cara básicamente.
Necesitaba darse un baño, y ojalá dormir abrazado a MinHo; y eso iba a hacer.
O intentar.
Sacó sus llaves, cerrando los ojos ante el dolor de los cristales metidos allí.
—¡Ahí estabas! Sólo quiero hablar bien, Pet-
Volteó, y la luz de la luna dejó en evidencia su estado.
Jamás se olvidaría del terror en el rostro de Felix.
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