Capítulo 6

-"¡Mai!"-Gritaba la chica de cabellos plateados persiguiendo a la joven de cabello plata.

Mai estuvo corriendo por un tiempo hasta que se cansó de gritar y por no mirar bien se resbaló y cayó al suelo, estampando su rostro contra la madera, se levantó en cuanto pudo y siguió corriendo detrás de su gemela.

Pasó por muchos caminos y no se dio en qué momento había dejado a sus amigos atrás.

-"Mai..."- Se sentía cansada, su corazón estaba palpitando desenfrenadamente y no podía alcanzar a su gemela por más que lo intentaba.

Cuando verificó en dónde se encontraba, estaba en frente de una puerta semi-abierta, entró y la puerta se cerró de golpe asustando a la albina.

La chica intentó abrir sin éxito alguno y cuando volteó atrás... allí estaba.

Su hermana gemela o al menos su espíritu y eso solamente significaba una sola cosa.

Su hermana estaba muerta....

-"¿Mai? ¿Eres tú?"-Se quedó helada tras ver su acompañante acercarse, la miró y su rostro estaba cubierto de una venda, quedando ciega y con una cicatriz en el cuello, su cabello despeinado en una coleta y su ropa rasgada hasta la altura de su rodilla.

Pidió su hermana a la mayor, a pesar que era solo su alma, de alguna manera en su conciencia estaba en paz, aunque sabía que eso no duraría por mucho, pues, ella fue asesinada por alguien más pero debido a que le quitaron sus ojos, no sabe con quién podría estar específicamente, ahora solo sabe que la voz le pertenecía a su hermana pero... ¿Cuánto tiempo le quedaba para tener su conciencia estable?

-"¿Mai? ¿Qué te han hecho?"- Se acercó a su gemela, estaba preocupada por ella, sabía que era su culpa por dejarla sola.

Posó su mano en su mejilla e intentó acariciarla en la mejilla pero no pudo, solamente su mano traspasó su cuerpo sintiendo una sensación fría y alarmante, pues no puede tocarla, es solo energía.

Decía el fantasma antes de desaparecer de la habitación.

-"¿Liberarlos? ¿A quiénes?"- preguntó pero ya era tarde, su gemela había desaparecido por completo y ahora se encontraba sola en aquél cuarto.

La joven albina se sentía desconcertada, no sabía a lo que se refería pero de algo estaba segura y es que no se encontraba sola, debía hallar a sus amigos y salir de allí.

(...)

Fede se encontraba ahora mismo frente a la puerta que decía: "Cuarto 1" que estaba escrito en una hoja de papel, éste se quedó mirando la puerta, podría ser que alguien más aparte de él estuviese perdido y solo.

Tomó la llave que había encontrado y decide intentar abrirlo con inseguridad, pues no sabía lo que podría estar del otro lado de la puerta, así que tragó saliva y empujó la puerta lo más despacio posible, alumbró con su linterna y...

-"¡Ahhhhhhhhhhh!-"Gritó Fede al ver a un chico de cabello rubio con ojos color grises, estando colgado con una soga en el cuello, su rostro estaba pálido, sus labios estaban resecos y tenía un desagradable olor a putrefacto, sus ojos estaban con la pupila hacia arriba, no tenía brillo, nada.

Solo se podía observar un líquido de sangre deslizarse desde su cuello hasta su pecho y otra línea líquida pasar por su brazo para recorrer sus manos y gotear en su pequeño charco de sangre donde se podía apreciar su sombra.

Las manos de Fede dejaron caer la linterna para dejarse caer al suelo y retroceder hacia atrás, ver esa imagen era de lo peor, estaba a punto de perder su cordura y salir huyendo si no fuera porque no quería morir por llamar la atención del espíritu que lo estaba cazando.

Las lágrimas del chico no dejaban salir de sus ojos, no podía creer que esto estaba pasándole, él solo quería volver a casa.

Se cubrió la boca al sentir una presencia andar por allí, cerró la puerta por temor y se alejó de allí, quiso buscar un lugar en donde esconderse y no había salida. Ya esperaba lo peor, no podía pensar bien y estar cerca del muerto no era una agradable opción, verlo pudrirse mientras es devorado por gusanos y ratas, le asqueaba y un fuerte dolor sentía en su pecho.

Miró alrededor y no había dónde esconderse, estaba literalmente vacío, podía escuchar los pasos de alguien viniendo hacia a él, estaba espantado y no podía moverse, su cuerpo no le respondía.

-"N-no quiero... morir"- Dijo asustado, estaba sollozando y su voz estaba entre-cortado, solo se lamentaba hasta más no poder.

Alguien estaba detrás de esa maldita puerta, alguien había oído ese grito desgarrador y estaba ahora mismo agarrando la cerradura y empujándolo poco a poco. Unos ojos brillantes miraban con curiosidad al chico que se encontraba tirado, estaba todo oscuro y apenas se lograba ver algo, el sonido de la puerta rechinó suavemente y la cara del chico menor se estaba llenando de lágrimas.

-"F...¿Fede?"- Murmulló en voz baja un chico de estatura alta, mirando con sorpresa al menor.

-"¿F-Félix...?- Susurró casi inaudiblemente, sus ojos se abrieron como platos al ver a su acompañante justo en frente de él, quien se limitaba a ver a su amigo con sorpresa y desconcierto.

Félix se quedó callado y al subir la mirada hacia arriba, se topó con un chico colgado y sin vida, su expresión cambió a uno de terror al verlo, sin embargo trató de calmarse, trataba de ser lo más comprensible al respecto y solo se acercó a su amigo Fede y lo jaló del brazo.

El menor se quedó en shock al sentir que su amigo le había agarrado del brazo para salir de aquella habitación, éste se lo estaba llevando a rastras lejos de allí.

-"Félix, sobre eso yo..."-Trató de hablar pero fue interrumpido enseguida por la mano de su acompañante.

-"Lo sé, confío en ti"-dijo su amigo, girando su vista hacia a él y manteniendo su mano en sus labios, se acercó un poco más a su oído-"Sea lo que haya pasado, tenemos que irnos ahora"-Decía mientras seguía caminando por lo extensos pasillos que lo llevaban por donde sea.

-"Espera Félix, ya intenté abrir la puerta y está atascada, no podemos salir por allí"-Dijo, Félix lo miró sorprendido pero no dijo nada, en cambio, siguió su camino buscando otra manera de salir.

Ambos jóvenes estaban en paso apresurado, uno de ellos no tardó en darse cuenta que había alguien aparte de ellos que los estaban persiguiendo y apresuró más el paso, arrastrando casi a Fede. Hace apenas un tiempo estaba buscando a su amigo y justo cuando lo encuentra, tiene que huir de aquellas cosas que quieren matarlos.

Sin embargo, Fede seguía estando traumático por la escena, aun no se lo podía quitar de la cabeza y pensar en ello le daba dolor de cabeza, algo que Félix notó con rapidez, al cabo de unos minutos llegaron a un muro, con dos caminos diferentes, uno que iba en dirección hacia arriba y el otro hacia abajo, alumbró hacia ambos lados y decidió agarrar el camino que su corazón le dictó, por lo que bajaron y siguieron el recorrido hasta llegar a otra puerta, a comparación de las demás, ésta se encontraba abierta y entraron sigilosamente.

Era una especie de bodega ya que habían un montón de cosas, entre ellos objetos de limpieza, revistas, muebles rotos y demás, todo estaba caído y al parecer no daba buena pinta pasar por allí, habían cajas regadas en todos lados e incluso había una escalera rota de madera.

-"¿Echamos un vistazo?"-Dijo Félix mirando a su amigo que, estaba todavía atemorizado por los hechos que le han pasado precisamente a él.

-"O-ok"-Dijo, le costaba estar tranquilo, se había hecho pipí en los pantalones y estaba junto con la persona que quería, era una vergüenza total como hombre y no sabía remediarlo y eso no es todo, ni si quiera tenía el valor de darle la cara a su amigo.

Félix ya se había dado cuenta que su amigo se sentía incómodo pero no sabía las razones por lo tanto, estaba confundido sobre su problema, quizá si Fede fuera un poco más abierto con él, estaba seguro que lo comprendería pero al parecer, él no era de confianza.

Fede se dio cuenta que Félix le seguía agarrando de su muñeca, eso de alguna manera le tranquilizaba y un ligero rubor estaba por aparecer en sus mejillas.

Él pudo haberla quitado pero eso sería hacerlo en contra de su voluntad por lo que la dejó, las manos de su amigo eran más largas que las suyas pero eran más suaves y fuertes, en cambio las de él, eran pequeñas y gorditas. ¿Por qué le cuesta demostrar lo que siente por él si es una buena oportunidad? Están solos, no hay nadie quien los interrumpa o al menos, aun no.

Por otro lado, el chico de cabellos rosados estaba concentrado en mirar con atención el lugar, estaba por mover las cajas para ver qué encontraba y de repente jala la mano que tenía agarrada con la de su amigo y es cuando se da cuenta que, aun tenían las manos unidas, esto le dejó una enorme sorpresa a Félix ya que su amigo nunca le dijo algo al respecto pero saber que no le incomodaba, le daba mucho gusto.

-"L-lo siento, no me había dado cuenta"- Dijo Félix un poco avergonzado, quitó su mano de la de Fede y desvió la vista hacia otro lado, impidiendo que su amigo le viera el sonrojo que le había provocado.

-"S-sí, no importa"-Dijo Fede, con un fuerte rubor en sus mejillas, el miedo que sentía estaba disminuyendo y ahora, un sentimiento de vergüenza y de felicidad estaba sintiendo el menor. –"Félix... ¿Cómo sabías que estaba aquí? Es decir, no te dije en dónde estaba"- Decía el más bajito, ocultando su sonrojo desviando la vista hacia otro lado.

-"Es sencillo, No importa donde estés, siempre te voy a encontrar, te voy a proteger con mi vida si es necesario Fefi"-Dijo el mayor, sonriéndole tiernamente a su amigo, aquella sonrisa que derretía el corazón de Fede, aquella sonrisa sincera y radiante que solo le pertenecía a él.

-"Félix..."-Susurró, puso su mano encima de la de su amigo y al darse cuenta de esto, ambos se ruborizaron por las palabras que se habían dedicado.

-"Uff, hace calor ¿Verdad? Jaja... será mejor apresurarnos, debemos salir lo antes posible de éste horrible lugar"-Dijo el mayor, cambiando de tema tímidamente, extrañamente se sentía avergonzado y bueno viniendo de él era sumamente raro ya que, siempre ha sido seguro consigo mismo y por alguna razón, cada vez que estaba con su Fede, se sentía nervioso a pesar que gozaba disfrutar de su presencia pero algo había, algo lo estaba molestando hace un tiempo y es que para la mala suerte de este chico es que aún no descubría "esa molestia" que no era nada más ni nada menos que sus propios sentimientos que tenía por el menor.

¿Y por qué no descubrir algo que no te habías dado cuenta en lugar oscuro y que posiblemente en cualquier momento te puedas morir?

Después de aquella "tierna" escena, ambos jóvenes buscaban entre los muebles y materiales rotos algún objeto o algo que les pueda ser útil, de un rato a otro encontraron algo interesante.

-"¿Una biblia? Esto debe ser una broma"- Dijo el joven de menor estatura al ver el libro que conservaba en sus manos que estaba muy empolvado y lleno de telarañas.

-"Bueno, esto es todavía más raro"-Contestó Félix al enseñarle un colgante de oro en forma de corazón, que al abrirlo contenía un mensaje.

"Poco a poco la locura me abraza y la luz se apaga"

Se quedaron viéndose entre ellos al terminar de leerlo, sus rostros mostraban cierto descortés al verlo una vez más.

Sin embargo, ligeramente más abajo de dicho mensaje se encontraba al parecer el nombre del dueño de aquél colgante pero que desgraciadamente no pudieron leer por el exceso de polvo y de mugre. 

"----"

Sin embargo, una idea le pasó por la cabeza de Félix que había olvidado averiguar.

-"Ahora que lo recuerdo, ¿Qué hora marca tu celular? Mi celular tiene poca batería"- Dijo el mayor pero su expresión cambió al notar que su reloj estaba posiblemente equivocado, es decir, ¿Por qué marcaría a las 3:00 p.m. si a esas horas todavía apenas salían de clases con Abby, eso ya había pasado tiempo y dudaban que fuera mera coincidencia, algo andaba mal.

-"¿Hum? El mío marca las 4:35 p.m."-Para igual sorpresa del otro chico, su reloj estaba equivocado y peor aún, había recordado que su mochila la había olvidado en la sala de la entrada y volver a estas alturas es... dirigirte a la boca de la muerte.

-"¿Qué hay de la señal? El mío me marca desviado"-Intentó marcarle a Abby para saber de ella pero no pudo hacerlo, sus llamadas eran desviadas o simplemente le marcaba que no tenía señal o que estaba fuera de servicio, algo muy extraño para ambos chicos.

-"Mi celular me dice lo mismo, ¿Será por el mal tiempo? Quizá afuera esté lloviendo, seguramente mi mamá debe estar muy preocupada..."- Dijo Fede muy triste, no le gustaba que su mamá se preocupara ya que ella estaba mal de la salud y dejarla así como así era angustiarla, sentía que sus ganas de irse fueran más inquietantes que al principio.

-"Sobre eso... le dije a tu mamá que estabas conmigo en mi casa así que, por ahora debe estar tranquila, pero si se va a preocupar si seguimos permaneciendo aquí hasta mañana"- Contestó el mayor tranquilizando a su amigo, éste al escuchar las palabras de su amigo fue inevitable abrazar a su querido amigo que le había salvado de las regañadas de su mamá, se sentía muy agradecido por él, tanto que lo abrazó sin pensarlo, cosa que provocó un desenfrenado ritmo cardíaco en Félix, quien se sentía asombrosamente feliz por el afecto del menor, aceptando y correspondiendo dicho abrazo con cariño.

-"Gracias Félix, no sé qué haría sin ti"-Dijo el menor apoyando su rostro en el pecho del mayor, notando un solo detalle, los latidos de su corazón agitarse.

Una sensación muy cálida y confortante.

-"Tranquilo, siempre te voy a proteger Fefi"-Contestó con una hermosa sonrisa, para después separarse y guardar sus celulares, no sin antes intentar contactar con Abby, mandándoles mensajes y enviándoles llamadas de voz.

Sin embargo, no todo lo bueno permanece, ellos se estaban relajando más de lo debido y eso lo sabía perfectamente un espíritu que lo estaba observando cada uno de sus movimientos y claro está que, miraba con una sonrisa escalofriante al chico de cabellos rosados que llevaba un colgante en su cuello, algo que le pertenecía y que ahora se sentía burlado por esta persona.

¿Es que acaso no puede haber un momento de paz para alguno de estos chicos?

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