OO2
CAPÍTULO DOS
El reflejo muestra una figura femenina que se balancea en el mismo proceso visual, parpadea, suspira, y niega. El vapor de la ducha aún permanece en la habitación, empañando el cristal que la enfoca, había estado viéndose alrededor de unos veinte minutos ininterrumpidos donde le costaba creer que fuera ella así. Sus ojos opacos sin vida no expresaban nada más que agonía, y no comprendió por qué, si ella no sentía ningún tipo de dolor o tristeza, ¿Su cuerpo era diferente a su conciencia? Desde que despertó de la larga siesta a la cual se le debía su amnesia, ha tenido muchas preguntas. Tales como, ¿Por qué si JungKook es su esposo duerme en otra habitación?
La puerta del baño está cerrada, pero incluso sin ver del otro lado, sabe que ese hombre alto y de cabello marrón se encuentra esperando a que salga para llenarla de atención. Y es extraño, porque no ha visto ni una foto de ambos, se supone que los esposos comparten momentos juntos guardados en papel, ¿Dónde están los de ellos? No es que desconfíe… Oh, bueno, Hae-e si lo hace, ella desconfía de JungKook, de su expresión tranquila y de la cabaña donde la mantiene.
Ansiosa muerde su labio inferior. Hay un cosquilleo en su vientre bajo que la hace querer gritar alto, tan fuerte que movería las ramas de los árboles y despertaría a cualquier humano cerca de la zona.
Al no poder hacerlo, se conforma con llorar.
Llora viendo la cicatriz de su brazo mientras extiende el mismo para tomar un cepillo. Tener que desenredar cada nudo es irritante, porque perdía fuerza con cada deslizamiento. Su propio tacto hizo que cerrara los ojos, y con la última lágrima deslizándose por su mejilla, oyó desde lo más profundo de su cabeza la voz de JungKook hablándole.
' El tocador del cuarto era redondo, de una fina madera de roble pintada de blanco. Había sido costosa, más de lo que cualquier simple trabajador podría pagar en toda su vida, tallada por el mejor artista de Corea, y hecha a la medida para Hae-e, la mujer a quien Jeon más amaba en su vida. Viendo ambos reflejos, sonríe bajando el cepillo por la melena larga. Le gusta peinarla después de darse un baño, es un momento íntimo entre los dos, donde solo él y ella se ven bajo la cálida luz del candelabro.
—Ah, tu cabello es tan suave y lindo. —decía, deleitándose con la suave fragancia del shampoo. '
TOCK TOCK. La puerta es golpeada dos veces por un par de nudillos fuertes, volviendo a respirar Hae-e se apresura en vestirse con un camisón blanco que no mostraba más que sus tobillos. Levemente agitada abre. El joven se queda de pie, viéndola, como si no hubiera nada más hermoso en el mundo que la mujer frente a él, enamorado igual que siempre sonríe con sus ojos achicandose.
—¿Necesitas algo? —pregunta ella.
—N-No —niega—, venía a decirte que iré a la farmacia del pueblo. Estoy seguro que te dolerá la herida del brazo, y quiero comprar una pomada junto con unas pastillas.
—Bien, iré contigo. Tomar un poco de aire me…
—¡No! —se apresuró en decir— Debes descansar como el médico pidió, por favor quédate en la cama.
No le quedó más opción que aceptar su petición y quedarse en la cabaña hasta que volviera. JungKook pensó que ella no se percataria, pero pudo escuchar como cerraba con candado todas las puertas y ventanas del primer piso.
Fue extraño.
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