CAPÍTULO DIECISÉIS
dos meses antes

Hae-e consiguió una nueva victoria ganando un caso que su padre le derivó, debía conseguir la libertad para una mujer acusada de asesinato por apuñalar a su esposo, quien en realidad, había intentado abusar de ella. Fue un proyecto que tardó casi un año en resolver, una vez conseguido, merecía festejar con sus más cercanos, así que en medio de su felicidad no pudo evitar llamar a JungKook para que los acompañe en la cena con un poco de vino y carne asada de la mejor calidad. Sin embargo, él no estaba nada feliz al llegar y notar a los demás, se sentía engañado. ¡Quería ser el único con su noona! Sin ocultar su enfado, no se molestó en dirigirle la palabra a los mayores, se mantenía encerrado en sí mismo como ha hecho durante toda su vida, con la única persona capaz de abrirse era ella, aunque… últimamente se alejaba más y más.

A medida que crecían personalmente, el castaño se sentía solo de verla partir. Necesitaba de su presencia para estar feliz.

Hae-e es una mujer hermosa, tan bella como bondadosa, nunca le dio la espalda. Ha sido su soporte en los peores momentos, por eso cuando ella estuvo pasando por una mala situación, se sintió abrumada de emociones negativas, tomaba su dolor como suyo. La antigua pareja de la mayor fue un completo idiota con ella, nunca volvería a verla sufrir. Debía protegerla del mundo que cruelmente la castiga.

—¿De qué quieres hablar con tanta urgencia? —un poco molesta por su actitud de toda la noche, siendo grosero con sus compañeros de trabajo, la mujer entró a la habitación viendo a su hermano menor sentado en su cama, llevaba una mirada lejana, casi oscura. Ante su silencio suspiró— Sí otra vez quieres convencerme para volver a casa no lo haré, soy una adulta y…

—¡Te amo, noona! —gritó de pie. El estómago de Hae-e se revolvió con una mala sensación.

—¿A-Ah? ¿Qué es eso tan de prisa? Yo también te amo, pero…

—¡No lo entiendes! Te amo como hombre, no como un hermano menor. Estoy enamorado de ti desde lo más profundo de mi alma, siempre lo he estado.

—¿Qué clase de broma es ésta, JungKook? —nerviosa rió sin ganas, queriendo retroceder. La mano del menor se lo impidió, su espalda chocó contra la puerta, lo tenía tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, ya no era su tierno hermano menor sobreprotector, no, era un hombre que no conocía. Muchas de sus ex parejas le decían lo extraño que era al verla, como la trataba, como la celaba en frente de ellos, siempre creyó que estaban locos, hasta esa noche— S-Suéltame. —le pidió, con ambas manos sobre su pecho— ¡JungKook suéltame ahora! ¡Detente no me toques!

Desesperado por detener los gritos, puso la palma de su mano en sus labios que no paraban de quejarse. Quería explicarle de su amor, rogarle por una oportunidad, tal vez huir juntos al campo donde podrían ser felices, tenía tantas ilusiones…

Hae-e lo mordió, maldiciendo en murmullos la vio intentar salir del cuarto, antes de eso atrapó su cuerpo. ¡¿Por qué no lo quiere escuchar?! Quiso retenerla, hasta que en medio de sus forcejeos, tomó la lámpara de su mesa de luz y lo golpeó en el pecho.

—¡Mierda, noona! —gruñó, el golpe le había dolido porque la lámpara era de cristal, así que los vidrios cayeron por toda el área. Vio sangre en su camisa, aunque no era suya— Noona, estás herida… —preocupado vio su brazo expuesto, con una larga herida abierta que aún tenía vidrios adentros, ella llorando lo vio.

—¡Aléjate! —exigió— ¡No me toques!

—¡Sólo intento que me escuches! —sus manos tomaron los hombros de su amada, ella le escupió en la mejilla— ¡Carajo! —y al empujarla, no se percató de su fuerza. Cayó contra el borde de la mesa, su cabeza se había dado un fuerte golpe que dejó una gran mancha de sangre escurriendo, alarmado su corazón se aceleró sin creerlo— ¡Noona, despierta! Oh, no, no mierda. ¡Hae-e abre los ojos! —suplicó, mientras con sus últimas fuerzas la mujer observaba a su querido hermano tratando de mantenerla lúcida.