Prefacio.
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Su voz era como
una dulce melodía,
cómo los pétalos de rosa
al caer al césped.
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A pesar de la temible tempestad que azotaba el bosque aquella noche, donde las gotas gruesas y pesadas caían con ímpetu sobre su blanco pelaje, aquel que se mecía junto al fuerte viento que arrasaba al bosque.
Estornudó en cuanto su nariz picó por tantos aromas que percibía en el ambiente. Sacudiendo su cabeza para deshacerse de la pesadez que su cuero sentía, se dispuso a continuar su camino, yendo hacia ningún lugar en concreto, más que uno donde pudiese descansar permanentemente.
Claro, fue su plan en un inicio hasta que se topó con la existencia de otro lobo, uno de pelaje negro y visiblemente más grande que él mismo. Su corpulencia se hacía notar con cada respiro que la criatura daba, su hocico yacía abierto en su dirección, gruñendo en defensa propia hacia él; sus brillantes ojos rojos brillaron en cuanto capturaron la escénica de Seokjin, la cual sólo se hacía más fuerte. Seokjin no se dejaría intimidar por un Alfa de un porte similar al de un caballo belga, no, de eso nada, antes muerto que rebajarse al nivel de un Alfa tan insolente como lo era el lobo frente suyo.
El de pelaje negro movió sus orejas en su dirección, prestándole toda la atención posible, pues su olfato había captado la esencia del lobo blanco, una dulce esencia que no denotaba sumisión, ni nerviosismo o siquiera un poco de incomodidad; muy al contrario, era marcado, seguro y potente, no dejándose intimidar por su presencia.
Curioso de ello, el lobo negro se sentó sin dejar de mirarlo, pues ahora se sentía más calmado, más tranquilo y era evidente que aquel lobo blanco no presentaba una amenaza para él. Incluso se atrevió a llenar ligeramente la cola cual felino, dejando en evidencia su creciente curiosidad. El lobo blanco, no confiado de aquel acto tan desinteresado, se acercó con muchísima cautela al de mayor tamaño, tomando todos sus instintos por si aquel lobo daba aunque sea una mínima señal de moverse en su contra; olfateó el aire en busca del aroma ajeno, y la encontró. Y lo calmó. El aroma a canela se notaba en el ambiente, incluso sobresalió entre el aroma a tierra mojada y lluvia que reinaba en el bosque, pero no captó más.
Un Alfa de sangre pura.
Inconscientemente gruño en su dirección, sorprendido de la reacción de aquel Alfa. El lobo negro agachó las orejas, pegándolas a su cabeza, y se dispuso a acostarse en el césped, apegándose al mismo suelo como si de eso dependiera su vida. El más pequeño, con su pelaje blanco, se acercó decidido a olfatear el cuello del Alfa, comprobando que efectivamente era uno de sangre pura. Desde lo más profundo de su pecho, dejó salir un gruñid que hizo al Alfa girar sobre sí y mostrar su estómago, dejándolo a completo merced del lobo blanco, demostrando sumisión.
Su lobo se sintió satisfecho de haber hecho ceder al imponente Alfa.
Bufó antes de irse lejos, ignorando que el Alfa ahora lo seguía como un cachorro a su madre, o bien, como un licántropo... imprimado.
Frenó sus pasos abruptamente, mirando con detenimiento al lobo negro, teniendo que levantar ligeramente la cabeza para poder encararlo.
¿Cómo te llamas?. Cuestionó curioso.
Juró ver brillar los orbes rojos del otro lobo, incluso ver un atisbo de sonrisa en su enorme hocico; eso antes de que se dignara en responderle.
Kim Namjoon, mi luna.
Como una melodía sin par, una suave nota que caló justo en su sistema, una nota tan precisa que su lobo demostró sumisión, suavizando su expresión, igual que su penetrante mirada, le dio una lamida a la mejilla del lobo, dejándola húmeda brevemente y ante esto, el más alto no demostró objeción alguna, incluso olfateó el aroma a canela que desprendía el más alto, contraatacó con su propio aroma a vainilla, haciendo notar su pureza como Omega.
Ambos se impregnaron con sus aromas a pesar de la lluvia, se conocieron en forma lobuna y corrieron juntos sin ir a ningún lugar en concreto, correteándose, mordiéndose y algunas veces lamiéndose.
Fueron felices aquella noche a pesar de la tempestad que arrasaba el bosque. Y lo disfrutaron mientras duró.
༺【❄︎Ω❄︎】༻
Y de ésta forma, es como la leyenda del lobo blanco, inicia.
Como una leyenda más del montón que deseaba ser olvidada,
a ella y su gran lección.
¿Estás list@ para este viaje?
¿Para ver a través de los ojos de nuestro lobo blanco?
Pues bienvenidos sean a:
W H I T E W O L F.
Una historia que pretende enseñar,
que los animales también sienten,
también aman, sufren y lloran por ello.
Qué ellos también pueden ser seres conscientes.
No como los ignorantes que posean una de sus cabezas en su estudio.
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