Capítulo 34:
- Tienes que contármelo todo. Lo habéis hecho, ¿verdad? Ya verás cuando se entere Jaime.
- Baja la voz - la regañé sin poder ocultar mi sonrisa.
- Suponía que estabais juntos cuando ha empezado el revuelo por la falta de Nathaniel. Pero pillines, no esperaba esto.
- ¿Tanto se ha notado? Mierda. Espero que no este en problemas.
- Todo el mundo quiere hablar con él. Y llegar tarde a la inauguración del baile tampoco ha ayudado.
- Ahora me siento mal - dije escondiéndome tras mis manos.
- Lo hecho, hecho está. No te martirices. Ahora cuéntame todo. Al detalle.
Mientras caminamos a la sala donde el baile ya había comenzado, le conté todo. Desde la charla en el balcón, hasta la preciosa sala del piano. Al entrar a la gran salón, muchas miradas se giraron hacia nosotras apesar de que Nathaniel bailaba en el centro de la pista con Velvet. Noté las miradas clavándose en mí y traté de apartarme a un rincón.
- Digamos que ha sido muy obvio que justo vosotros dos no estuvierais - me susurró Mika.
- ¿Sería demasido pedir que todos pensaran que es una coincidencia?
- ¡Ha! ¿Y qué más? Por cierto, ¿por qué tiene el pelo recogido? Le siente muy bien - dijo con tono lascivo mientras me daba un ligero codazo en las costillas.
- Sí, ¿verdad?
Varios periodistas y cámaras se acercaron a nosotras.
- Lady Calíope. Todos hablan de vuestra escapada con su alteza el príncipe Nathaniel. ¿Qué nos podéis contar?
Que ambos hubiéramos escapdo no nos dejaba en buen lugar y menos a él. Tal vez aún estaríamos a tiempo de solucionarlo. Pero no sabía si mentir ayudaría y tampcoo tenía claro que se lo fueran a creer.
- Desconocía que su alteza hubiera abandonado el baile. Tan solo me había retirado a mis aposentos para cambiarme de ropa.
Me miraron poco convencidos.
- ¿Desean algo más? - les pregunté.
- ¿Entonces no estaban juntos?
- No. Lamento decepcionarles.
- Calíope - me llamó una voz aguda.
Anica se acercó a mí.
- Gracias por lo de antes - dijo bajando el tono.
- ¿Está solucionado?
- Creo que sí. Gracias por tu consejo.
- Lady Anica. Tampoco estábais en el baile. ¿Os encontrásteis con Lady Calíope y su alteza?
- Sí. Lady Calíope y la princesa Ariana vinieron a buscarme. Me había retirado un momento a mi habitación.
- ¿Lady Ariana? ¿No estaba el príncipe Nathaniel?
- No. Solo las vi a ellas.
Suspiré aliviada. Tal vez aquello serviría para reforzar la mentira. Ahora solo faltaba comunicárselo a Nathaniel para que no dijera nada.
- Si nos disculpan. Me gustaría sacar a bailar a mi amiga - dije a los periodistas mientras le tendía una mano a Mika.
- Antes de iros, Lady Mika, Lady Calíope. ¿Realmente se consideran amigas a pesar de que son rivales en la competición?
- Por supuesto - contestó Mika con total seguridad.
- No creo que sea incompatible. Es más sencillo si tienes gente a tu lado.
- Al fin y al cabo no es nuestra la decisión. Me alegro de poder contar con ella - dijo apretando ligeramente mi mano.
La sonreí de vuelta y nos dirigimos a la pista. No era la primera vez que bailabamos juntas en uno de estos eventos.
- Necesito que me hagas un favor - le pedí.
- Lo que necesites.
- Ahora mismo sería más sencillo para ti hablar con Nathaniel. Necesito que le digas...
- ...lo de tu mentirijilla. Está bien. Lo intentaré.
- Gracias.
Continuamos bailando aunque mi torpeza era algo evidente y le pisé un par de veces. Ahora que no llevaba tacones notaba más que nunca la diferencia de altura con Mika. Varios bailes después, Velvet soltó a Nathaniel y este pudo apartarse. Le vi mirar en nuestra dirección pero sospechaba que vendría a por mí. Por lo que dejé que Mika se acercara mientras yo me retiraba a por algo de comer. Bailaron un par de canciones y les miré en la distancia mientras recuperaba fuerzas con los aperitivos. Traté de buscar a Jaime pero no le veía. ¿También se habría escabullido? No sería raro dado que Siden tenía el día libre. Que mejor momento para pasar tiempo juntos. Mika no tardó mucho en volver conmigo pero muy a mi pesar Nathaniel permaneció en la pista.
- Hecho - me informó en cuanto llegó a mi lado.
- Gracias - contesté bebiéndome una copa casi de golpe.
- Oh, dios. ¿Ya estás otra vez ventilándote el alcohol?
- ¿Cuánto queda de fiesta? He vuelto hace nada y quiero volver a irme.
- Una hora sin quejarte. Debe ser un nuevo record - se burló -. A mí me gustan.
- Supongo que depende de la compañía.
Jugamos un buen rato a inventarnos que conversaciones estarían teniendo algunos de los invitados. La luz en el exterior se fue atenuando hasta que cayó la noche. Apenas noté cuando Nathaniel se acercó a nosotras. Le saludamos con una reverencia.
- Mi padre se ha asegurado de que no tuviera un solo segundo para ti - gruñó.
- ¿Está muy enfadado?
- Aún no ha podido echarme la bronca. No sé si contenerse y esperar hará que sea peor o más leve.
- Lo siento. Tal vez no deberíamos habernos ido.
Me giré para mirar a Mika pero había desaparecido.
- Mereció la pena - dijo con una ligera sonrisa.
- No he podido preguntártelo pero... espero que no te moleste que mintiera a la prensa. Pensé que sería lo mejor para todos.
- Supongo que así es. Aunque hubiese preferido que no hiciera falta ocultar estas cosas.
Sus dedos se deslizaron junto a los míos de forma disimulada aunque no llegó a tomar mi mano. Un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo y sentí que me ardía la piel.
- Nathaniel. Es hora - dijo su padre a su espalda.
Se alejó lentamente e hizo una reverencia que correspondí. Realmente se estaba esforzando en que no tuviéramos un solo segundo.
NATHANIEL:
Tras despedirnos de los invitados y dar por finalizado el baila, mi padre me indicó que le siguiera con un gesto de la cabeza. Había retrasado aquello todo lo posible pero sabía que tendría que cargar con las consecuencias tarde o temprano. Llegamos a su despacho y aunque cerró la puerta con calma, notaba que contenía su rabia. Se sentó con lentitud en la silla y colocó su barbilla sobre los puños.
- ¿En qué estabas pensando? Puede que la prensa se haya tragado vuestras mentiras pero sé que estuviste con ella.
No contesté.
- No sé que más tengo que hacer para que dejes de una vez a esa maldita 6. ¡No vas a casarte con ella! No lo permitiré. Y a estas alturas no pienso permitir que permanezca aquí. Podrías haber aceptado mi oferta. Casarte con Velvet y mantenerla como tu estúpida amante. Pero no. Tenías que insistir. ¡Tenías que humillarnos por ella! Desde el día en que llegó solo te ha arrastrado a problemas. Ha ensuciado tu imagen. Te ha hecho tomar decisiones estúpidas. ¡No te eduqué para perder la cabeza por una puta barata!
- ¡No te atrevas a hablar así de ella! He tomado mis propias decisiones si quieres regañarme adelante, pero no la metas a ella en esto.
- Está claro que hablar contigo no servirá de nada. Si así es como lo quieres, tendré que hacer esto por las malas.
- No puedes expulsarla de la Selección. Si haces que se vaya, yo mismo iré a buscarla para traerla de vuelta. ¿Quieres eso?
- No necesito devolverla a su casa para manteneros separados. Pasarás unos días con tu tía. La familia de Velvet ha sido tan amable de invitarla unos días a su finca en las afueras.
- Eso es favoritismo. Debo permanecer aquí para que la competición sea justa.
- Esta no es una competición justa. Velvet ya ha ganado. Partirás ahora. Tu carruaje te espera. Dejaré que Velvet vaya a visitarte.
- ¡No puedes hacer eso!
- Ya lo he hecho.
Apreté los puños con rabia. Realmente no había mucho que pudiera hacer. Mi mente trataba de buscar una solución pero no se me ocurría nada.
- ¿Cuántos días?
- Hasta el baile de invierno. Después no tengo más remedio que dejar que te quedes.
Las citas no empezaban hasta después del baile que inauguraba el inicio del invierno.
- Necesito que vuelvas con la cabeza centrada. Aún no tenemos noticias de los espías que enviamos a Hjünder. Si se avecina una guerra, no puedo permitir que una estúpida y vulgar 6 lo eche todo a perder. Ahora vete. Te están esperando.
No tuve tiempo de cambiarme, de coger mis cosas o de despedirme. Dos guardias me llevaron directamente al carruaje que esperaba en la entrada del castillo. Me senté aún con los puños cerrados con fuerza y di un fuerte golpe al asiento.
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