1 ; uno

Doce años antes

—Y... esa es la última.

Yoongi cerró la cajuela de la camioneta, a la par que JiaSun, la madre de Hoseok, salía por la puerta de la casa.

Soy la madre más orgullosa —Habló con las cejas caídas, tomando al menor de sus hijos por las mejillas apenas llegó a él —No nos olvides Hoseokie.

El castaño negó con la cabeza mientras sonreía —No exageres ma, regreso a visitarlos en invierno.

La pelinegra sonrió de nuevo y con los ojos acuosos le dio un fuerte abrazo.

Aunque Hoseok iba a extrañar a toda su familia, ya no había vuelta atrás. Se estaba independizando de una vez por todas.

—¿Esto es tuyo? —El señor Jung señaló una de las maletas y el castaño asintió —Bueno hijo, sabes que este siempre será de hogar. Cuídamelo, Yoongi.

—Hoseok es quien nos cuida, señor Jung —Respondió el peligris, metiendo la última de las maletas a su camioneta —Pero no se preocupen, estaremos bien.

—Lo cuidaremos bien, lo prometo —Agregó Jeongguk, saliendo de la casa con una caja entre sus brazos.

Cuando sus mejores amigos entraron a la camioneta y sus padres le desearon lo mejor -volviéndolo a abrazar-, Hoseok se tomó unos segundos para observar su ahora antigua casa.

Por fin iba a cumplir el sueño de vivir con sus dos mejores amigos. Y qué mejor que en verano, cuando la universidad no era una preocupación más. Apenas tenía veintitres años y se estaba yendo de Gwangju para comenzar de nuevo en Seúl, la amada y aterradora capital.

No podía esperar a vivir nuevas aventuras con Jeongguk y Yoongi, donde terminarían borrachos con un nuevo tatuaje o caminando por las calles mientras él yacía dormido en un carrito del supermercado. Estaba listo para hacer idioteces y vivir al máximo.

Subió a la parte de atrás y se asomó entre los dos asientos delanteros, donde sus amigos lo miraron con una sonrisa.

—¿Listo para siete horas de camino, Hopa?

Jeongguk abrió una de sus bolsas de papitas y suspiró, mientras que Hoseok levantó ambos brazos como pudo.

—¡Listo!

///

Lo primero que Hoseok conoció de su nuevo departamento fue el baño. Ni siquiera se tomó unos segundos para observar la sala, el comedor o su propia habitación. Corrió directamente al baño una vez que Yoongi le dijo dónde estaba exactamente. Aun así no se arrepentía de haberse aguantado unos treinta minutos antes de llegar, ni loco iba a los baños de las gasolineras. No se consideraba igual de valiente que Jeongguk o Yoongi.

Mientras orinaba, escuchaba los pasos de sus amigos, que ya se habían adelantado en bajar cajas y cajas que estaban en la camioneta. Hasta se hizo el gracioso y se quedó más tiempo en el baño para hacer menos.

—¿Acumulaste tanta?

Hoseok asintió, saliendo del baño y siguió a Jeongguk hasta su nueva habitación. Estaba emocionado y repentinamente nervioso.

—¿Qué?

Dijo inconscientemente con los ojos demasiado abiertos al ver la habitación. Se imaginaba lo normal: paredes blancas, una base para cama y un colchón cualquiera. Pero no. Su cuarto era de su tono de verde favorito. La cama estaba tendida y las paredes ya tenían los posters de sus bandas y dibujos favoritos. Ya estaba el tocadiscos que jamás podía faltar en su habitación y en todos los espacios vacíos ya habían cajas con sus cosas.

—Aquí está tu closet, te compré varios paquetes de ganchos, ahorita te los traigo. Te ayudo a doblar la ropa si así lo prefieres y la cama ya está lista por si la siesta en la camioneta no fue suficiente.

Yoongi habló a su lado, mientras Jeongguk frente a él ponía cosas en un escritorio y dejaba más cajas apiladas en una de las esquinas.

—¿Desde cuándo son así de lindos?

Los dos se giraron hacia el castaño, que miraba la pared tras la cama casi forrada con los dibujos de su flor favorita y lo que parecían miles de posters.

Yoongi elevó una de sus cejas —Haré como si nunca dijiste eso.

Jeongguk se paró a su lado, lo rodeó con uno de sus brazos y miró la habitación con él —Obviamente puedes cambiar lo que quieras, solo queríamos sorprenderte porque te amamos hyung.

La verdad estoy sin palabras. Muchas gracias. Los amo más.

Yoongi salió de la habitación con el rostro neutro, pero Hoseok lo tomó como un "te amo más y espero que te haya gustado".

Jeongguk lo llevó a la cocina, le mostró todo. Donde guardaban las cosas, donde dejaban los trastes húmedos, que trapo era el que usaban para secarlos, y toda esa clase de cosas. A pesar de que rentaron ese departamento para los tres, Yoongi y Jeongguk ya llevaban viviendo un mes ahí. Hoseok también lo hubiera hecho, pero por problemas de trámites de la universidad no tuvo más remedio que quedarse un mes más de lo esperado.

Le mostró la sala, y casi plantó un beso en la cabeza del menor de sus amigos porque gracias a que su familia estaba en una buena posición económica, una gran pantalla y por lo menos tres consolas de juego estaban al frente de los tres sofás.

—Compré controles extras —Dijo sonriendo como conejo y señalando las consolas.

—¡Quiero ver sus habitaciones!

Primero fueron a la de Yoongi. Cama matrimonial, al igual que las demás. Posters en blanco y negro de raperos, Las paredes, sábanas, edredón, escritorio, todo en la habitación era gris. Y hubiesen sido todas negras, pero después de que Jeongguk leyó algo del feng shui, no lo permitió. Así que Yoongi se conformó con su segundo color favorito. Tenía un mueble para sus discos de vinilo, y su teclado en una esquina.

Yoongi los miró, tirado en su cama con el celular en una de sus manos, tomándolo de esa forma extraña que solo él usaba.

—¡Sigue la mía!

A una puerta de distancia estaba la recamara de Jeongguk. Su cama era una litera, y usaba la parte de abajo como un escritorio. El color rojo predominaba y hasta tenía una salita en la habitación.

Y al igual que sus hyungs, también tenía posters en las paredes.

—Vamos a la sala.

Jeongguk se dejó caer en el sofá más grande, mientras Hoseok se paró en la alfombra, justo en medio.

—Arréglate. Porque hoy nos vamos a poner hasta atrás de borrachos para celebrar el comienzo de mi nueva vida —Miró hacia el techo con los ojos entrecerrados —Hoy estoy renaciendo y la noche será larga.

—Muy apenas aguantas cuatro cervezas, hyung. La noche será corta para ti.

—Respeta a tus mayores y métete a bañar —Respondió Hoseok sin quitar su pose o la mirada del techo —Y ponte guapo para nos regalen bebidas.

—Yoongi hyung está en el baño, cuando salga lo hago.

Hoseok bufó, renunciando a la pose. Después de acariciar el cabello de Jeongguk, caminó hacia su cuarto y se dejó caer en la cama.

No sabía cómo explicarlo, pero el aire de Seúl era diferente. Observó su habitación y cayó en cuenta sobre lo que estaba haciendo.

Estaba viviendo con sus mejores amigos en una ciudad que desconocía por completo. Estaba lejos de las comodidades que sus padres le daban, y aunque todo el verano lo iba a tomar como unas verdaderas vacaciones, no pudo evitar pensar en qué haría cuando tuviera que ir a la universidad y tener un trabajo de medio turno, al menos si quería tener dinero para cosas lejos de la universidad o el alquiler.

Suspiró y negó, casi al mismo tiempo. Ya se preocuparía de eso después. Hoy le tocaba salir a beber con sus amigos y tal vez conocer a más personas.

Se puso de pie y entre las bolsas negras, cajas y maletas, se puso a buscar algo bonito para usar esa noche. Sacando su toalla y otras cosas de higiene personal que ya tenía que sacar.

—Yoongi ya salió, hyung —Jeongguk se asomó a la alcoba de Hoseok —¿Te bañas tu primero o yo?

—Tú Ggukie. Me avisas cuando salgas.

El menor asintió y Hoseok regresó a lo que estaba haciendo.

—Ten —Yoongi entró con unos jeans rotos, sin camisa y con el cabello húmedo a la habitación del castaño, con ambas manos sosteniendo una gran cantidad de ganchos —¿Necesitas ayuda?

—Gracias. Y si puedes, no me vendría nada mal.

Ambos se pusieron en marcha, colgando la mayor ropa posible en el closet nuevo de Hoseok.

—Hoy quieres salir ¿cierto?

Hoseok sonrió —Ya me conoces hyung.

El peligris sonrió levemente —Conozco un lugar —Respondió —Podemos ir las nueve.

Hoseok sonrió al ver la cama ya sin ninguna prenda de ropa a excepción de lo que iba a poner esa noche.

—¡Vas hyung! —Gritó Jeongguk desde el baño.

—Iré a ducharme hyung. Compraré ramen, cenamos y luego nos vamos para ese lugar ¿Sí?

Yoongi asintió —No te tardes, tengo hambre.

///

—Este bar está excelente para que sea tu primera parada en Seúl.

Hoseok sonrió y caminó cuesta abajo en lo que caminaba como si de un supermodelo se tratase, modelando su chamarra de cuero y su camisa azul rey. Yoongi contuvo su risa como pudo, pero Jeongguk no.

—¡¿Qué clase de caminata es esa?!

Hoseok se dio media vuelta y lo miró casi con llamas en los ojos, observando como Yoongi se unía a las carcajadas.

—¡Déjenme!

Ambos lo alcanzaron rápidamente y después de darle unas palmadas en la espalda sin quitar las sonrisas de sus caras, se dirigieron a la puerta de aquel bar.

Habían unas cuantas personas afuera. Unos platicaban entre sí en pequeños grupos y otros hablaban con un hombre gigante junto a la entrada.

—¿Yoongi hyung?

El peligris se giró, encontrándose con un hombre alto de cabello liso y rubio. Llevaba una camisa blanca con el nombre de marca prestigiosa, un pantalón rasgado y una sonrisa enorme.

—¿Tae?

—¡El mismo!

Yoongi sonrió, mostrando sus rosadas encías y escondiendo sus ojos en lo que se daba un abrazo corto pero emocional con aquel chico.

—¿Cuándo llegaste?

—¡Ayer! Solo vinimos a arreglar algo con la disquera y a que se termine de grabar nuestro álbum. Estamos de pasada.

—¿Se la están pasando bien? —El pelirrojo rodeó los hombros de Yoongi y sonrió en dirección a Taehyung.

—¡Jeongguk-ah! —El rubio también abrazó al menor, dándole dos leves palmadas en la espalda —Casi no te reconocí por ese look.

—Oh, Taehyung-sshi —Yoongi tomó por la espalda a Hoseok, quien sonrió dulcemente —Él es Hoseok.

—¡Hola! —El chico soltó una linda sonrisa cuadrada —Soy Taehyung, amigo de la infancia de Yoongi hyung, desde que estábamos en Daegu. Lo he ido a visitar unas cuantas veces y así es como conozco a Gguk, pues es su roommie.

Hoseok le sonrió de vuelta —¡Un gusto!

—Él ahora es también nuestro roommie —Taehyung pronunció más su sonrisa —Hoy por fin se mudó de Gwangju y se atrevió a venirse con nosotros.

—¡Bienvenido! —Taehyung lo tomó por los hombros, con toda la confianza del mundo —Vengan a mi mesa ¿Si? Mis amigos y yo tenemos un lugar exclusivo.

Taehyung se alejó un poco de los chicos y habló por lo bajo con el hombre junto a la puerta. Después de unos segundos el hombre asintió y el rubio les pidió que los siguieran.

Yoongi caminó a su lado, en lo que Gguk elevó sus cejas en dirección a Hoseok, quien sonrió en respuesta.

Los dos siguieron al peligris y al rubio por todo el bar. El lugar definitivamente se veía bueno y popular. Se veían toda clase de personas y la música de fondo estaba más que perfecta.

Cuando Taehyung señaló la mesa, él y Jeongguk juntaron sus cabezas y miraron a los tres chicos que ya estaban sentados ahí.

Dos rubios y un pelinegro. Se les veía lo engreídos a kilómetros de distancia.

—No creo que la pasemos muy bien —Habló Hoseok con fastidio, poniendo una cara casi de asco.

—Al menos tenemos a Tae.

Los dos asintieron y cuando tomaron asiento, cada quien parecía estar en su mundo. Los tres chicos hablaban entre ellos, bebiendo y mirando al resto, Taehyung y Yoongi parecían ponerse al día y Jeongguk y Hoseok ya no hallaban de que hablar.

Hoseok levantó su vista y mientras bebía de su cerveza con un popote, se dispuso a observar el lugar. O al menos a la mesa.

Primero estaba un rubio, el chico sentado al lado de Jeongguk. Labios gruesos y un poco más pequeño que los dos chicos que estaban a su lado. Reía y tapaba su sonrisa en lo que golpeaba el hombro de uno de ellos. Junto a él estaba el pelinegro. También tenía labios gruesos y miraba a todo el bar con superioridad, en lo que el otro chico le platicaba algo.

Entre Taehyung y el pelinegro estaba el otro rubio. Tenía el cabello un poco más largo que los demás y la piel ligeramente más tostada. Sonreía y miraba su celular a ratos en lo que se terminaba el tarro de su cerveza.

—Me siento mal por sus cueros cabelludos.

Dijo Hoseok lo más cerca de Jeongguk posible, volviendo a tomar el popote entre sus labios.

—Same*

Taehyung rodeó a Yoongi por los hombros, y aunque el peligris hacia caras de asco y le decía que se detuviera, sabía que en el fondo también lo había extrañado mucho.

—Tete.

El rubio se giró hacia Namjoon, que acababa de dejar el tarro de cerveza vacío en la mesa.

—¿Qué pasa, Joonie?

El rubio se acercó más a Taehyung, hablándole al oído.

—Ten tu cel.

—Oh, gracias.

—Dime por favor que sabes cuál es nombre del castaño.

—Hoseok —Respondió —Hoy es su primera vez en Seúl.

Namjoon sonrió. Más cuando vio de reojo como se paraba y se dirigía a la barra. Más cuando el pelirrojo no fue con él.

—Gracias.

Taehyung, conociendo a la perfección a uno de sus mejores amigos, sonrió —Ve por él, tigre.

—Cállate.

Namjoon empujó la silla hacia atrás y se puso de pie con el tarro vacío en una de sus manos. Suspiró y sintiendo un ligero cosquilleo en su estómago por los nervios, caminó hacia la barra, en el asiento vacío junto al castaño.

Trató de verse casual y sexy al recargarse en la barra de espaldas y de pie, pero en lugar de eso, se veía tieso, forzado y torpe. Notó la mirada incómoda que le dio el barista y cuando miró al castaño no sabía si sentirse aliviado o mucho peor. Hoseok estaba con la mirada clavada en el celular y ni siquiera notó que un rubio hizo el ridículo junto a él.

Namjoon soltó un suspiro suave y con la cabeza gacha decidió que lo mejor era tomar asiento, aunque se sintiera derrotado al hacer eso. Puso su tarro frente a él y con una repentina confianza, levantó la voz.

—¿Vas a pedir una cerveza?

Hoseok bloqueó su celular y miró a su derecha, donde según él, le habían hablado. Reconoció al rubio más grande de la mesa y asintió.

—Sí. Veo que tú también —Señaló el tarro vacío frente a él.

—Yo invito esta ronda —Agregó el rubio como si nada, haciéndole una seña al barista que antes lo había visto raro.

Hoseok frunció levemente el ceño sorprendido, con una leve sonrisa —Oh, no es necesario.

—Escuché que es tu primera noche en Seúl, tómalo como un trago de bienvenida.

Hoseok soltó una risilla que hizo que Namjoon sonriera también—Bueno, si lo pones así no puedo decir que no. Gracias...

Y ahí estaba. Esa mirada que Namjoon tanto quería recibir. Esa que te pide que completes la frase, que te pregunta "¿cómo te llamas?"

—Namjoon —Completó con una amplia sonrisa.

—¡Oh! ¡Tus hoyuelos! —Namjoon asintió, girando un poco su rostro para que los observara mejor —Yo también tengo, mira —El castaño sonrió, pero no de forma amplia. Sino pequeña, como si frunciera su sonrisa —Se notan más cuando estoy comiendo.

—Son muy, muy lindos.

Namjoon cerró la boca de golpe y se golpeó internamente por no conectar la boca con el cerebro. Era lindo, extremadamente lindo cuando hacía esas caras pero no por eso se lo iba a decir tan abiertamente.

—Gracias, Nam —Hoseok sonrió, mostrando sus dientes grandes, bonitos y derechos —Por el cumplido y la cerveza.

—No es nada —Sonrió en que se esfumaba todo arrepentimiento en su mente —Y tú eres Hoseok, ¿cierto? —El castaño asintió, claramente extrañado —Tae habló de ti.

—Oh. Es lindo de su parte.

El barista llegó con dos tarros de cerveza y Namjoon fue el primero en tomarlo y levantarlo.

—Salud, Hoseok —Musitó.

Sintió algo en su interior al notar que cuando el castaño sonreía, en sus labios se formaba un lindo corazón.

—¡Salud!

///

Jeongguk entrecerró los ojos y miró hacia el frente de la mesa —¿Qué está pasando ahí?

Yoongi lo miró con el ceño fruncido y siguió la mirada del pelirrojo, que miraba a Hoseok reír mientras uno de los amigos de Tae decía algo frente a él. Namjoon, si no se equivocaba. Desde que llegaron a la mesa después de haberse encontrado en la barra no se habían despegado.

—Pues parece que se la está pasando bien.

—Nam es un buen chico —Taehyung se metió a la plática cuando vio hacia a donde estaban dirigidas las miradas de sus amigos —El mejor de los cuatro, no debes preocuparte.

—Okey —Hoseok bajó de golpe el tarro de cerveza vacío a la mesa —Tu sabes que no soy de aquí, merezco saber algo de ti.

—Lo considero justo —Namjoon imitó su acto y sonrió —Yo tampoco soy de Seúl, sino de Ilsan. ¿Tú de dónde?

—Gwangju.

—Oh, es muy bonito.

—¡Me alegro que hayas ido! No es común que se pasen turistas por ahí.

—Los chicos y yo viajamos mucho —Los señaló levemente con la mirada, pero Hoseok no quitó su mirada de esos ojos gatunos —Ya conocimos casi todo Sur Corea, y Gwangju y Busan son mis lugares favoritos.

—Dios, debe ser increíble —De solo imaginarse de conocer tantos lugares con Jeongguk y Yoongi a su lado no pudo evitar sonreír —¿Y viajan juntos? ¿Los cuatro?

El rubio asintió.

—Entonces supongo que no te quedaras aquí.

—Nop. Al menos no por mucho. Todavía no tenemos una siguiente parada, pero pronto la conseguiremos.

—Se escucha fascinante.

Cuando llegaron más cervezas, los dos chocaron sus tarros con una sonrisa, Hoseok dando un sorbo corto después, mientras Namjoon le daba un trago más extenso.

La noche siguió pasando, y de la nada la mesa se dividió en dos. Hoseok y Namjoon, hablando desde hace un buen rato, y todos los demás, que de la nada se metieron a la conversación.

—Pero sí nos van a ir a ver ¿verdad? — El pelinegro de hombros anchos que se presentó a sí mismo como Jin, habló con una sonrisa ladeada.

Yoongi y Jeongguk asintieron, este último después chocó los pequeños vasos de shots con los de Jimin, uno de los rubios, y con Taehyung, para después beber de golpe el vodka, sintiendo el ardor por toda la garganta.

Yoongi y Seokjin, los conductores designados y responsables miraron con una sonrisa a sus amigos hacer caras y hablar cada vez peor.

Cuando el teléfono de Seokjin vibró, el peligris aprovechó para hablar.

—¿Qué hora es, hyung?

—¿Cómo mierda no nos han corrido? Faltan veinte para las cuatro.

—Porque nadie me corre —Habló Taehyung con una sonrisa —Eso todos lo saben.

—Excelente, pero ya es hora de irnos, TaeTae.

—Digo lo mismo. ¡Ey! ¡Hopa!

El castaño no se había percatado de lo cerca que estaba del rostro de Namjoon hasta que se giró en dirección a Yoongi. Tomó su distancia con repentino bochorno y prestó toda su atención al peligris.

—Ya nos vamos —Musitó y todos en ese momento comenzaron a ponerse de pie.

—¿Qué? ¿Tan pronto?

—Ya casi son las cuatro.

Hoseok y Namjoon se miraron con los ojos muy abiertos. Hacía unos minutos según ellos calcularon que era la una de la mañana. La plática surgió tan natural que ni notaron todas las horas que habían pasado.

—Despídete, anda. Nos vamos a adelantar.

Hoseok asintió.

—¿No te puedes quedar un poco más? Puedo conseguir quien nos lleve.

—Lo siento Nam, tengo demasiadas cosas que terminar en casa. No he desempacado ni un cuarto de todas mis cosas y tal vez y hacemos otro viaje a Gwangju.

—Mierda —Contestó, sin esforzarse en ocultar su decepción —Me la estaba pasando muy bien.

—Yo tamb-

—Hoseokieeeee... —Gguk habló, asomándose desde la puerta del bar, que sin darse cuenta, ya estaba casi vacío. En otro de los extremos estaban los rubios y el pelinegro, al parecer esperando por el chico frente a él.

—Adiós Namjoon-ah.

No se quería despedir. Quería que lo besara o mínimo que le pidiera su número, pero solo sonrió levemente.

—Con cuidado, Hoseok-ah.

"Bésame, bésame, bésame" Pensó, caminado lento hacía la puerta y girándose varias veces, viendo al rubio agitar su mano hacía él.

Con los ánimos por el suelo, subió al asiento del copiloto y se puso el cinturón.

—¿Y? ¿Qué pasó con el rubio?

Jeongguk habló, aún acostado en la parte de atrás de la camioneta.

—Hablamos.

Contestó simple, sin tanto detalles como ya estaba acostumbrado a hablar.

—Creo que todos en la mesa, y prácticamente todos en el bar lo notamos.

—Es un bar —Respondió obvio —Todos hablan, Ggukie.

—¡Pero no como ustedes dos hablaban! —El pelirrojo se sentó y se cruzó de brazos, justo en medio de ambos asientos traseros—Parecía que estaban en su burbujita.

—Ya déjalo Jeongguk.

—Los amigos se cuentan las cosas.

—Eres un dramático —Hoseok se giró en el asiento para mirarlo directamente —¡Tu no me contaste de Dae hasta que fue tu novia!

—¡Porque ella me lo pidió!

—BROS BEFORE HOES, GGUK. RESPETA EL CÓDIGO.

—Dejen de levantar la voz —Yoongi habló con el tono de voz bajo que lo caracterizaba —Hoseok, lo de Jeongguk pasó en la secundaria, supéralo, y Jeongguk, Hoseok solo habló con Namjoon, no seas dramático.

Ninguno de los dos dijo nada. Hoseok se sentó adecuadamente en el asiento de copiloto y Jeongguk hizo lo mismo, mirando a la ventana. De repente todo se esfumó y se imaginó a sí mismo en un videoclip de una de sus canciones favoritas. Hasta hizo caras de concentración que hicieron reír a Hoseok que lo miraba por el espejo retrovisor.

—¿Mínimo tienes su número? —Preguntó Yoongi, sin despegar los ojos del frente, pero observando la sonrisa un poco triste de Hoseok de reojo.

—No. Sería demasiado bueno para ser verdad. En el peor de los casos es hetero.

—¿Y por qué tu no le pediste el número?

¿Qué podía responder? ¿Qué muy dentro de él esperaba que Namjoon fuera el que se lo pidiera, y que si no era así, no quería nada? Aunque por un lado eso era verdad, también había otra razón, una aún más grande que esa.

—No me atreví.

Yoongi soltó una risa nasal —Al parecer eres de los mios.

—No sé si sentirme peor y ligeramente mejor.

—Ninguna —Respondió —Mejor vamos a casa y mañana seguimos desempacando ¿Sí?

Hoseok sonrió sin ganas —Sí, hyung.

THIS TAEHYUNG

THIS JIMIN

THIS SEOKJIN


SI. DENADA

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