T W E L V E
- ¿Qué es esto Yoonie?
Jimin se encontraba en casa de Min Yoongi, no había mucho que hacer, habían regresado de la escuela sin ninguna tarea en particular, simplemente puras indicaciones para que se preparasen para los próximos exámenes que venían en camino.
El pelinegro observo lo que Jimin tenía en sus manos, era un frasco pequeño de color naranja que tenía puesto su nombre.
- Son mis medicamentos.
- ¿Medicamentos? Pensé que no tenías alguna cura.
El pelirosa dejo el pequeño frasco en su lugar y se acerco a Yoongi.
- No tengo un remedio que me ayude, esa cosa -señalo el frasco-, solo lo controla, ya sabes, para que no se propague.
- Es un alivio, vivirás un poco más.
Para Yoongi no era ningún alivio, no mientras él pensaba que desapareciendo sería la mejor opción de todas, pero sabía también que no podía hacerlo, y menos echar a perder la buena amistad que había encontrado al lado de Park Jimin.
- No lo consideraría un alivio, pero me alegra el poder estar aquí unos días más.
Jimin le sonrió, por su mente pasaban muchas cosas, pero sobre todo personales, en especial lo de su madre, que aún no sabía que su amigo nuevo era Min Yoongi el chico que tenía el virus de inmunodeficiencia humana, y es que su madre el día que se entero que en su salón de clases estaba aquel chico, no pudo evitar decirle a él que se apartara de aquel chico enfermo.
Pero a pesar de que Jimin le dijo que no le hablaba, sabía que era una gran mentira de su parte, su madre tenía mucho miedo a esas personas, y que se diga de su padre, odiaba todo lo que tuviera que ver con aquella enfermedad propagada por los homosexuales, y eso ocasionaba que Jimin se molestase, pues su padre no tenía la información necesaria.
- ¿Sucede algo? -pregunto Yoongi al verlo tan pensativo.
- No nada, es solo que...
- ¿Paso algo? Puedes decírmelo.
El pelirosa sabía que podía confiar plenamente en aquel chico de tez pálida.
- Bueno, mí madre se ha enterado de ti, como dices, los rumores corren rápido, y ha llegado a sus oídos que en mi clase hay un chico con el virus, me ha pedido que ni por la locura más grande que tenga, me acerque a ti..
- Comprendo, ¿lo harás?
- Ni por un millón de dolares.
Yoongi le sonrió en respuesta.
- Aún así hay que estar precavidos, sí tú madre se entera de que soy yo, no quiero saber como va a reaccionar, y lo comprendo, esté mundo a pesar de ser tan civilizado, aún tiene mentes cerradas y con poca información.
- Yoonie..
- No creo que sea buena idea que se lo digas, será mejor mantenerlo así.
Pero Jimin no quería eso, quería decirle a su madre quien era en realidad su nuevo amigo, aunque claro eso signifique que se encuentre en problemas, pero sabía que a veces se deben de tomar ciertos riesgos por personas que en verdad valen la pena, y Min Yoongi era una de esas personas.
- Jiminie -el mencionado lo miro-, no estarás pensando en decirles ¿verdad?
- No, tranquilo no lo haré.
Otra mentira blanca, de muchas que ha dicho, pero ha llegado la hora de hacerlo, decir la verdad hacía sus padres, aunque claro el escándalo sería muy grande.
- Ya es tarde, ¿te quieres quedar a cenar?
- No gracias, volveré a casa, sino mis padres pensarán que estoy haciendo algo malo -dijo Jimin levantándose de la cama del pelinegro-, nos vemos mañana Yoonie.
- Nos vemos Jiminie.
El pelirosa salio de la habitación de Yoongi y fue directo hacía la salida de la casa, eran casi las cinco de la tarde, aproximadamente lograría llegar a la hora en punto, sí es que lograba apresurar el paso, y sí que lo haría.
Casi corriendo logro llegar a su casa, suponía y sus padres ya estarían allí dentro, así que abrió la puerta, efectivamente estaban allí, el olor a comida recién hecha llego hasta sus fosas nasales, en verdad que olía delicioso, ¿pollo, quizás?
Cerro la puerta detrás de sí y se dispuso a caminar por el pasillo pequeño hasta llegar a la estancia, ahora llego hasta él un olor diferente, tabaco, miro hacía los sillones y allí vio a su padre, con periódico en manos leyéndolo mientras que en sus labios reposaba un cigarrillo encendido, la televisión estaba encendida, estaban pasando un programa de comedia que Jimin no reconocía.
Camino dentro de la estancia.
- Al fin llegaste Jimin -su padre paso la pagina del periódico-, ¿qué tal la escuela?
- Normal, aún sigo trabajando en un proyecto.
- ¿Qué proyecto?
- El del diario.
Su padre dio un asentimiento.
- Iré a dejar mis cosas, regresaré para la cena.
Sin obtener respuesta y por supuesto sin esperarla subió las escaleras hasta llegar a su habitación, era frustrante no poder saludar a su madre, pues no quería ni verlo en pintura, había ocasionado una pequeña discusión hace tiempo y no han podido ni siquiera disculparse ambos, ¿qué había sido aquella discusión? Pues efectivamente la que tuvo sobre Min Yoongi, pues su madre había empezado a decir cosas muy desagradables de él, y eso lo enfureció, y sin evitar que las palabras salieran de su boca, las soltó.
Su padre seguía enojado por el echo de que él fuera gay, y también sabía sobre Min Yoongi, claro no sabía el nombre del chico, pero aún así se esforzaba un poco por darle un hola a su hijo, después de todo seguían siendo una familia, una ya no tan unida, pero seguían siendo una familia.
Reposaba en su cama hasta que escucho como su madre llamaba para la cena, se incorporo y se dirigió fuera de su habitación para ir al comedor.
Su olfato no le había fallado en lo absoluto, había pollo en aquella mesa, sin más los tres se sentaron a comer, el silencio era realmente incomodo, su madre se dedicaba a poner una mirada seria, mientras que su padre había colocado la caja de cigarros cerca de él para poder tomar uno después de la cena, y él solo observaba, los cubiertos se oían cuando chocaban con el plato a la hora de cortar la carne.
¿Esté sería acaso un buen momento para conversar acerca de Yoongi? Puede que sea una mala idea, pero Jimin quería decirlo.
- Recuerdan a Yoongi.
- Por supuesto, ¿qué con ese muchacho? -pregunto su madre sin mirarlo.
- Bueno, ¿recuerdas sobre el chico del VIH?
- No hables de ese chico aquí en la mesa Jimin -respondió su padre.
Jimin por unos momentos permaneció en silencio, pero no debía hacerlo más tiempo.
- Es Yoongi -lo había dicho en voz baja, pero el silencio era tal, que hacía como si solamente hubiera hablado normal.
Sus padres dejaron de comer y lo miraron, se veían muy asombrados, es más Jimin pudo percibir cierto enojo en los ojos de su padre, su madre en cambio se veía asustada.
- ¡Dios mío! Que espantoso -dijo su padre.
- No podías escoger otra hora para no arruinarme la cena Jimin -dijo su madre.
- Desde mañana no quiero escucharte decir que vas a ver a ese muchacho, no te acercarás a él, no quiero que otra desgracia suceda en está casa.
¿Desgracia?
- ¿A qué te refieres con eso? -pregunto Jimin apretando los cubiertos.
- Me refiero a que no quiero que te contagie, ¡Por Dios Jimin! Deberías habernos dicho desde un principio, ese chico no ha entrado aquí ¿verdad?
Jimin no respondió.
- Jimin solo recuerda, no volverle a hablar, esas personas no son dignas de está sociedad.
Y eso rompió por completo la total calma de Jimin.
- ¡¿Dignas dices?! ¡Yoongi no tiene ni la más mínima culpa de su enfermedad!
- ¡No le grites a tú madre Jimin! -lo reprendió su padre.
- Saben una cosa, ustedes no tienen ni la menor idea de lo que él esta sufriendo, solo se la pasan comentando cosas absurdas que ni van al caso, deberían informarse antes de hablar, ¿no creen?
- Mocoso de mierda -su padre lo tomo por el cuello de la camisa-, más te vale que no nos vuelvas a hablar de esa manera sino quieres sufrir las consecuencias..
- ¡Golpeame sí quieres! Pero ni creas que me alejaré de mi amigo, necesita apoyo y yo lo seré, y no me importa sí tengo que enfrentarlos a ustedes.
Jimin no creyó a su padre capaz, pero lo hizo, lo golpeo, en el rostro, muy cerca del ojo y en la mejilla, y para acabar con todo lo mando a su habitación, diciéndole que no volvería a comer nada de aquella casa.
Su madre no hizo nada, pues estaba en total acuerdo con su marido. Jimin sabía que tal vez su madre haga recapacitar a su padre, y claro volvería a comer, pero no con la misma tranquilidad que antes.
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