Día 6 ❣
❣
Miles Edgeworth siempre se consideró débil, un cobarde que simulaba ser fuerte. Pese a su actitud fría, calculadora e indiferente, en el fondo tenía mucho miedo. Miedo al fracaso, miedo a no ser perfecto, miedo a lo desconocido.
Y cuando Phoenix Wrigth desenmascaró a Manfred Von Karma como asesino de su padre, Edgeworth se sintió como estar cayendo en un abismo. Un abismo oscuro, frío, dónde gritar no valía la pena.
Por primera vez en toda su vida, Edgeworth temió quedarse solo.
–¡Muchas felicidades, señor Edgeworth!–Exclama Gumshoe–¡Siempre creí en su inocencia!
–Gracias, inspector...
–¿Sucede algo?
–No, nada ¿podrías darme un momento a solas?
–Eh, claro, ¡por supuesto señor!–Gumshoe de inmediato se va, dejando solo a Edgeworth afuera del tribunal, sentado en un sofá con sus pensamientos.
El cansancio, la frustración, y el dolor de cabeza se apoderaban de su cuerpo. Seguía impactado todavía por la noticia ¿Manfred Von Karma asesinó a su padre? ¿Y todo por un historial perfecto? ¿Lo acogió bajo su tutela con la venganza en mente?
Edgeworth múltiples veces dijo que haría lo que fuera para que su historial se mantuviera perfecto. Que el fin justificara los hechos. ¿Acaso Edgeworth sería capaz de hacer algo como lo que hizo Von Karma?
–«No podría, por supuesto que no, es imposible»–Entre más lo repetía, más quería confiar en ese hecho. Él nunca se volvería como Von Karma. Miles podrá ser muchas cosas pero no un criminal.
¿Entonces porqué necesita recordarlo? ¿No confía ni en si mismo? Edgeworth se sentía en la deriva. A punto de caer sin que nadie pudiera siquiera notarlo.
–«Nunca me habían traicionado de esta manera»–Duele bastante. Von Karma fue su cobijo, gracias a él alcanzó semejante puesto. Pero su corazón albergaba odio, venganza, instintos asesinos. Manfred no veía a Miles como su aprendiz, o su fiscal estrella, sino como el hijo de Gregory Edgeworth, y por lo tanto, merecedor de un castigo.
Edgeworth intenta tranquilizarse. Sentado en el sofá, con el corazón palpitante, se recuerda así mismo que la vida sigue. Que ahora es inocente. No debe odiarse así mismo, sólo continuar como lo ha hecho hasta ahora.
–«Soy inocente, con eso basta».
Y entonces recuerda a su abogado defensor, Phoenix Wrigth. Es molesto, siempre que Edgeworth se auto-compadece la imagen de Wrigth invade su cabeza; quizás como un recordatorio de que no es una mala persona.
–Oh, aquí estás–Dice una voz en la lejanía, es Phoenix Wrigth–Todavía tienes que firmar unos papeles pero técnicamente ya eres libre.
Ahí está él. Siempre de buen humor, sonriendo como si todo estuviera bien. O peor aún, como si las cosas siguieran igual.
–Hey ¿pasa algo?–El abogado se sienta a su lado–Te estamos esperando, hay que celebrar.
Edgeworth sigue con la cabeza baja. Quiere ignorarlo como de costumbre, pero después de todo lo que ha hecho para conseguir el veredicto de inocencia ¿cómo podrá mirarlo a los ojos y agradecerle?
–Wrigth...–Su voz tiembla, pero logra seguir hablando–G-Gracias por ayudarme...
Phoenix sigue con esa sonrisa amplia, sabe que no fue fácil para el fiscal el mostrar agradecimiento.
–De nada.
–«¿Qué más debería decir?»–Piensa Miles pero Phoenix decide hablar.
–¿Estás bien? Nada de esto debió resultarte fácil.
–«Y encima te preocupas por mí, dame un respiro»–Edgeworth logra mirarlo directamente–Wrigth...no sé si podré...
–¿De qué hablas?
–No sé si podré seguir adelante, ni siquiera sé si seguir siendo fiscal, he fallado en todo, te fallé y me fallé a mi mismo.
Phoenix quiere decirle que eso no es cierto pero deja que Miles siga hablando. Quizás sea la primera en quince años que logra ser sincero frente a alguien.
–Me he culpado de la muerte de mi padre todo este tiempo, pero resultó que sólo era una pesadilla, pero Von Karma...me lo arrebató, me arrebató a mi padre, mis sueños, mi hogar, incluso mi identidad.
Phoenix no comprendía porque un día, Miles dejó de ir al escuela y dejó de saber de él. Ahora entiende que fue por la muerte de Gregory Edgeworth y la intervención de Manfred. De haberlo sabido hubiera ido a buscarlo mucho tiempo atrás.
–Pero no fue Von Karma quien me volvió así–Añade Edgeworth intentando no derrumbarse–Todo fue gracias a mí, decidí alejarme, ser un tramposo, en otras palabras, un fiscal corrupto.
–«Es cierto que usabas técnicas rastreras»–Piensa Phoenix–«Más no inlegales, Miles por favor, no te compares con Von Karma».
–Fuí yo quien decidió abandonar todo lo que le importaba, desde mi sueño de ser abogado hasta...
–¿Hasta?
Edgeworth no estaba seguro de decirlo, pero no puede reprimir más el sentimiento.
–Hasta abandonar a la persona que arruinó mi historial perfecto, y me ayudó–Dice mientras mira a los ojos marrones de Phoenix.
El abogado se quedó sin habla. Significa que es importante para Edgeworth.
–¿Porqué me proteges tanto?–Pregunta Edgeworth, ninguno de los dos a notado lo cercanos que están sus rostros.
–Miles...me convertí en abogado sólo para verte–Phoenix se acerca un poco más–Eso debería bastar para que sepas lo que siento por tí, lo que he sentido desde que éramos niños..
Phoenix besa a Edgeworth con calma, calidez y confort. Ambos cierran sus ojos y se dejan llevar. El abogado besa su mejilla, su cuello, su barbilla. Quería más de Edgeworth.
El fiscal por su parte, quería descubrir al 100% que está calidez en su pecho. Que hay más allá de unos besos. Siempre amó a Phoenix, lleva tanto tiempo enterrando ese amor que no se puede creer que finalmente se estén besando.
–Los demás nos están esperando–Dice Phoenix mientras se separa–Vamos, hay que celebrar tu inocencia.
–Yo sólo quiero continuar esto.
–Tenemos todo el tiempo del mundo, no me iré a ninguna parte–Phoenix vuelve a abalanzarse sobre sus labios.
–Esta bien, vamos.
Edgeworth no volvería a culparse de esa manera. Si bien su cabeza sigue siendo un lío, al menos algo es cierto: Phoenix nunca dejaría de estar ahí, sonriendo, minimizando sus problemas.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top