⳼♕- Lobo -♛⳹
🚫❗️ Advertencia de contenido extremista, homofobia y explotación infantil.
No había podido enfrentar a Yejoon. Toda idea de rabia fue capaz de dirigirse por completo a mi padre, y aún así, las dudas para expresarle me confundían.
Igual, no podía hacerlas.
En lugar de eso había pasado a cuestionar a mi madre.
—Jeon Yejoon... —comencé, tras convencer al mencionado de estar de pasada, que no iría a comer. La mujer me miró sonriendo algo confundida, quizá por la seriedad en mi voz atrapándola en la cocina—. 2 de agosto del 2020... —Ya no dudaba, ahora, temía—. La investigación fue cancelada...
—¿D-de dónde...?
—El mismo Jeon Dak-ho la finalizó —cerré los ojos al sentir algo parecido a la angustia recorrerme. Ninguno de mis hermanos estaba cerca, habían ido a jugar afuera; y aún así, me mantenía alerta para callar si detectaba sus presencias—. Catalogaron muerto al niño.
—Seong... hijo...
—¿Quién es él? —la miré, rogando por respuestas y reteniéndome al impulso de ir tras mi padre.
No buscaba advertir a mis hermanos...
—¿Quieres sentarte? Tengo algo de café que-
—Mamá, no quiero sentarme. ¿Quién es él? —había alzado un tanto la voz, acercándome a ella, viéndola asustarse, y el miedo en sus ojos recordándome al de Dan.
Pero a diferencia del honesto y confuso del chico, los de ella sólo mostraban miedo a la destrucción de una baraja. Una que sin duda había armado junto aquel al que nunca llame 'padre', sino, 'Superior'.
Quizá que le llamase 'mamá' ayudó a suavizar aquel cariño que hace tiempo creí perdido...
Suspiró, sentándose en las mesas del comedor, y señalándome con la mirada que hiciera lo mismo. No había querido obedecerle, y tras un rato donde notó que no me movería, volvió a exhalar, como si la situación le conmocionara y lastimara, como si aquello no fuese lo que yo debería de estar sintiendo.
En su lugar, me sentía confundido con respecto a la idea de pensar en aquel niño que conocí a mis 12, aquel que se perdió, aquel que probablemente...
No guste de pensar en su muerte.
—Hace cuatro años, tu padre decidió enviarte al servicio, a cumplir con las dictaduras del gobierno... —Asentí, sabiéndolo, yendo con cuidado ante ella—. En ese tiempo tu... Yejoon conoció a un chico, tenía 11 y tu hermano nueve; ellos se hicieron buenos amigos, hasta...
—¿Hasta que qué? —me erguí, aún con el miedo que me preocupaba toda acción de mi hermanito y la reacción de mi padre.
—Tu padre encontró a aquel chico besando a tu hermano cuando cumplió 10 —Evité tensarme, maquinando lo que sea que el mayor hubiese hecho y preparándome para toda actitud defensiva ante ideas homofobicas—. Él, tu padre, no sé bien lo que hizo... pero después de unos días, Yejoon desapareció.
—¿Y no hiciste nada? —cuestioné, pensando en las veces que había creído que cambió para mejor, para defendernos. Pero no—. ¿Permitiste que ocurriera?
—Lo supe dos meses después de que lo hiciera... cuando te visite por última vez —miró con duda a su alrededor, ordenando las palabras y suspirando con cansancio al encontrarse sin escapatoria—. Engañé a tu padre...
No pude ocultar mi sorpresa, quizá entre todos no había creído que ella lo haría. La veía temerosa a mi padre.
Después de eso, no busqué saber más. Li Yie llegó corriendo, jalando a Yejoon de las manos y con señas indicó que quería que jugara con ellos. Eche una última mirada a mi madre, que pareció temer de lo que hiciera.
Pero yo no trataría a mis hermanos tal cual lo había hecho mi padre; porque para mí eran aquello, incluido Yejoon... o quién fuese el chico que suplantaba la vida del niño en mis memorias.
• ☼ •
5 de mayo del 2024
Nicholas Maxen, el secretario del señor Kang, llamó mi atención para seguirle por los pasillos de la empresa 'NMA'.
Arreglé el saco oscuro que Christian había insistido que llevase y mire alrededores. Las ansias me consumían al pensar que el día había llegado y que, aún cuando yo lo había pedido, ya no era algo de lo que estuviese seguro.
Y era la misma persona quien me llevaba a caer ante el pensamiento de seguir o parar con lo que estaba haciendo: Dan.
Llevábamos cinco semanas sin hablar, o comunicarnos, más que por aquel collar que nos pertenecía a ambos. Y aún cuando existía aquella grieta, me sentía en sintonía cuando el brillo hacía vibrar mi pecho.
Y era por esa misma sintonía que recordaba que era parte de quienes deseaba proteger. Sólo por él mantenía la idea de continuar con todo.
Deseaba destruir a Bae In-su desde el núcleo.
—Lobo —la voz de Man-Shik me llevó a verificar que Nicholas no estuviese al tanto de nada.
Y no lo estaba, una mujer, tal vez argentina, había pasado a nuestro lado, llamando la atención del hombre que le había mirado de un modo que me llevó a querer estampar su cara contra la pared más cercana. Mirar no era pecado, pero la chica se había visto genuinamente hastiada con el tipo. Eso era suficiente para alertar toda alarma.
Presione el botón dentro de mi saco, aquel que conectaba con la grabadora de Salix. Tecnología que el hombre se había encargado de crear para que la utilizara—. Es bueno ver que estés dentro, lobo.
Podía ver la sonrisa socarrona en los labios del capitán de policía. Habían insistido en colocarme un sobrenombre además del que tendría mi personaje.
El caso parecía secreto incluso de los mismos compañeros de Salix, y lo entendía. Me habían sido comentadas las dudas hacia Bang y los demás representantes de cada empresa. No se quería, pero Christian abogaba por la seguridad de cualquiera, no por dinero o fama, y aquello, hacía mi respeto por él más grande.
—Señor Kang —miré fijo a Nicholas cuando habló—. Llegó.
Tragué saliva al darme paso de entrar, la ansiedad recorriéndome y mi cabeza eliminando cualquier cosa que fuese más una retención que un impulso de helar mi rostro.
Agradecía enfrentarme a gritos militares, armas falsas y reales y bromas desagradables que costaban mi vida dentro y fuera de la milicia, al menos me ayudaban a fingir bien mis sentimientos. Si lo pensaba, lo que había vivido era nada ante un pederasta.
—Jiāng Dak-ho. —Lo primero que obtuve fue el flash de la cámara en mi rostro, llevándome a parpadear recomponiendo mi mente.
Había querido sonreír por la mención del nombre de mi padre junto al apellido de mi madre en una situación que seguramente le avergonzaría.
Él era de la idea arcaica sobre la posición de una mujer aún en siglo XXI.
—Lamento aquello —rio el mayor sin hacer más que extender la molestia en mi cuerpo por tal "bienvenida".
Las luces fugaces no hacían más que estresarme.
El recuerdo de mi padre introduciéndome a cuartos por completo oscuros y luces inesperadas siendo lanzadas sin darme tiempo a reaccionar me recordaba el enojo que guardaba por el hombre...
—Señor Kang —reaccione, respondiendo tras notar a la chica enfrente de mí, pasando para salir y cerrar tras de sí—. Primera impresión deslumbrante.
El hombre rio, y lo miré luciendo sorprendentemente impecable con los canosos cabellos y el traje negro.
—Descuida. Mantenemos registro de los que entran y salen del lugar. —Tomé nota de ello—. Son archivos que permanecen en la empresa, fuera de donde se guarda a cada trabajador.
Asentí comprendiendo, y caminando a paso lento hacia el mayor, sentándome en la silla desocupada y escaneando aún si mi vista estaba fija en el hombre.
Sonrió de forma tranquila.
Eso no borró todo síntoma de alerta hacia él.
—Tu rostro me es conocido —Evité tensarme, y tan solo me mantuve en silencio, con una sola expresión en el rostro, cual muñeco—. ¿Cuántos años tienes?
Quería cuestionar, ser tosco y pedir que dejara de ser tan ameno, que demostrara quién realmente era. Pero hombres como él necesitaban una red que les llevase a la confianza, hasta hacerles retorcerse por la misma soga que tejerían al rededor del cuello debido a sus palabras.
—Veintitrés, señor —diecisiete. De algún modo, haber mentido con mi edad desde hace cinco años me ayudó a aparentar.
Y era extraño ver cuánto se había extendido aquel papel. Había empezado con veintiuno, y ya eran dos años más a esa mentira.
Me gustaba saber que Dan no tenía en cuenta aquello. Había hablado con él desde el primer momento.
Y era eso lo que quería. Ser sincero con él, no por miedo a no cuidarlo, sino, a ser libre. Dan me daba esa seguridad.
—Por favor, no me digas "señor" —la risa de Kang me erizo la piel—. Veras que soy joven, sigo divirtiéndome como todo un muchachito, ¿comprendes?
La milicia me enseñó bastante bien no expresar mi verdadero sentir, pero el cuerpo se hallaba retorciéndose entero tras sus palabras, y aquel "divirtiéndome" que tan oculto en su otro significado no estaba.
Me forcé a sonreír—. Sí, puedo imaginarlo. —Las clases en el club de Artes escénicas a mis cuatro ayudaron a poder relajarme, sentarme cómodamente a pesar de estar deseando irme. Algo en la mirada del hombre era extraña, aterradora. Recordaba el miedo que veía en Dan cada que encontraba a Bae In-su mirándole. Yo quería hundirme en mí mismo ahora—. Aunque, ¿de qué tipo de diversión hablamos?
Al hombre parecía agradarle el falso Jiāng Dak-ho, así que no me sorprendió cuando el mayor acomodó su saco, desabotonando algunos botones e imitando mi postura.
No quise alarmarme cuando pidió a Nicholas retirarse con solo una mirada.
—Bueno, Dak-ho, gusto de divertirme con... —el escrutinio de sus ojos encima mío me hizo sentir los músculos en mis mejillas endurecerse por mantener aquel aspecto tranquilo—, jovencitas.
—¿Jovencitas? —solté incrédulo.
La risa del hombro logró erizarme un poco, sin retener demostrarlo debido a vagar en mi cabeza la forma de hacerle hablar sin seguir sintiéndome acosado, y aquello pareció agradarle.
—Sabes, Dak-ho, no suelo soltar estas cosas a la primera, pero, me gustas —Sabía que aquello no se refería al "agradar" tras conocer a alguien—. En algún punto estuve con mujercitas, pero, adoro... No lo sé, una presencia más —su zapato rozando lentamente mi pierna me llevó a obligarme a demostrar sorpresa en lugar del impulso de golpearle que había sentido—, opuesta.
—¿Se refiere a un hombre? —dije incrédulo, deseando seguir sonriendo y no lanzarme a llamar a quienquiera para que fuese atrapado tras rejas.
Lo obtenido en la grabación no era suficiente.
Alguien confesando abiertamente su homosexualidad no era ningún delito. Y el que se acostase con jóvenes, era un dilema, puesto que no revelaba ninguna edad. Y gracias a yo decir la mía, y que me estuviese coqueteando, era una buena idea para pensar que no se refería a menores de edad.
Ignorando que yo era uno.
—¿Tú gustas de ellos?
Tome una de las mentas en su mesa, oliéndola antes de consumirla, siendo cuidadoso. Nunca se sabía con un hombre como el que tenía enfrente.
—¿Debería responder? —le mire, metiendo la menta a mi boca, sin ignorar que mi propia acción de supervivencia fue percibida como un coqueteo.
—Me gustaría que lo hicieras —dijo, exhalando lentamente y echándose hacia atrás.
—He de decir que sí —accedí, únicamente pensando en Dan, sin querer reaccionar en la situación en la que estaba—. Aunque soy algo selecto en eso, sabe... La gente odia lo que no entiende.
Imaginaba su rostro al decirle en lo que me estaba metiendo.
Rogaba porque dijera que me alejara. Aunque bien sabía mi propia respuesta.
—Puedo entenderlo... —tamborileó con sus dedos los pos abrazos del escritorio. Y creía que por cómo se movía, ocultaba una erección en sus pantalones—. ¿Qué tipo de chicos... u hombres?
No evite reír, más por el asco que me mantenía incrédulo hacia el hombre que por realmente hallar atractiva su cuestionario.
Pero al menos él tomó la segunda opción.
—¿Le gustaría que la respuesta fuese "usted"? —Alzó sus cejas, sonriendo nítidamente orgulloso. Y en mi cabeza solo rondó la única persona que había sido capaz de atravesar cada cosa en mi vida, cumpliendo expectativas—. Temo decir que también tardo en seleccionar aquello. No creo que esté usted entre eso.
Seok rio, intentando ocultar lo mal que le sentó aquello, y sonreí con suficiencia.
—¿Sabes? Me agradas, Jiāng —abrió un cajón de su escritorio sin dejar de mirarme—. Y puedo ver que eres algo difícil de convencer, pero, si lo deseas —extendió una tarjeta hacia mí, la misma que se había encontrado en la casa revisada por el escuadrón de Christian—, te estaré esperando para —guiñó un ojo, y alce una ceja— divertirnos.
Las palabras no me habían gustado ni un poco. Pero entendía que la conversación terminaba ahí cuando volvió a hablarle a Nicholas.
—¿Todo bien, señor Seok?
El mencionado rio—. De maravilla, Nick. Escolta al chico a la salida —soltó el comunicador y de inmediato mi cabeza se confundió, él pareció notar mi sorpresa—. Tranquilo, es sólo que he identificado que... te quiero allá afuera, no dentro.
Lo captaba. Deseaba quitarme toda especie de poder si algo que yo no quería ocurría. No poder comprobar que había sucedido.
Exhale lentamente—. ¿No tengo el trabajo?
—Oh, por supuesto que lo tienes, Dak-ie —Oculte mi risa ante el mote cariñoso en el nombre de mi padre—. Pero quiero que después de conocernos, vengas sólo cuando te lo pida.
Tragué saliva, intentando sonreír, asentir y levantarme justo en cuanto detecte los pasos de Nicholas cerca de la puerta.
Cuando el chico de cabellos rojizos la abrió, iba a irme. La mano de Kang atrapó la mía.
—Aptitudes como las tuyas me son requeridas —respiró cerca de mis nudillos, lo miré fijamente—. Sólo espero que lo entiendas. Quiero que nos conozcamos.
Sonreí cuando beso mi mano. Reprimiendo cerrarla y golpear su cara, me retiré cuando la soltó.
Había entendido perfectamente su invitación para follar y sentía un asco ante aquello. Nicholas me permitió salir, y avancé al auto donde Man-Shik me esperaba.
—¿Qué tal todo, Lobo? —dijo, e ignore la sonrisa forzada en su rostro.
Sabía que a él tampoco le había gustado escuchar al hombre indicar que quería acostarse conmigo.
Me removí incómodo mientras abrochaba el cinturón.
—El tipo es un asco.
—Y lo es, pero no sabe que eres un niño —suspiró cansado. Y recordé que él se había enterado de mi edad una vez que me invitó a tomar hace unas semanas. Dae se había molestado con ambos al vernos llegar a la empresa con resaca—. ¿Quieres seguir con esto? Podemos desaparecer a Jiāng del mapa...
Suspiré abatido, eso era lo que no deseaba. Estábamos cerca, lo presentía.
—Continuaré. Jiāng debe de ir, quizá ahí pueda encontrar a Jung-Seok.
Man-Shik no estuvo de acuerdo con mi respuesta, yo lo sabía. Sus ojos azules en desacuerdo me lo indicaban, negó con lentitud y accedió, poniendo en marcha el auto.
Y yo hubiese querido detener aquello, pero necesitaba encontrar a Bae In-su y retenerlo con mis propias manos. No sólo por Dan...
Tenía heridas que suturar. Su pena era el hilo que me faltaba.
Sólo tenía que continuar.
➠ 𝒥ℯℴ𝓃 𝒮ℯℴ𝓃ℊ-𝓈𝓊
⒉⒉
"挱挌: Cosquilleo"
En mi mente, Seong-su y Man-Shik son como los hijos de Christian jsjsjs
Mi trío de oro aquí son M-S (🐶), J-S (🐱) y Dae (🐹). En ese mítico trío de "BOLT".
¡Y por cierto! Fotitos que comprueban mi idea:
Inglés, O'Brien Man-Shik:
(27 años) 🦮🐯
Irlandesa, Zanoli Dae:
(25 años) 🐝🐈⬛
Chino-coreano, -Jiāng- Jeon Seong-su:
(17 años) 🐰🐺
Estamos cerca de terminar este segundo arco... ¿qué opinan hasta ahora, B! Team? Les quiero~ 💜
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top