⳼♛- Entorno -♕⳹

Nada más entrar al lugar, me fue avisado del nuevo proyecto, sabía sobre la información de lo que se haría (una especie de nuevo grupo que buscaría remodelar los tratos en cada industria), y no planeé ni por un segundo en dar tales datos a mi hermano que, tras meses de estar en el lugar, descubrí mi utilidad en mayoría: ser el guardaespaldas de quien me asignaran.

No queremos que sólo actúes bajo lo que decimos, deseo que descubras lo que desees. —Me había dicho Bang una vez, y muy probablemente por mi ligera confusión mostrada, expresó—: Lo ordeno.

Así que ahora, tras seis meses sirviendo y estando en el lugar, había encontrado una segunda vocación, una que, tal vez, habría sido lo que seguro seguiría junto a la actuación de no haber pasado toda la obra de tener dos padres militares tan estrictos. La fotografía había sido mi nueva forma de expresarme ante el mundo, así como también de poder ver con nuevos ojos cada lugar y musa que encontrase.

Y era un dicha, más no del todo la mía.

Mi musa seguía allá afuera, oculto entre cantos a pequeños animales y siendo una criatura tan buena que me aterraba el que le hiciesen daño mientras yo estaba tan lejos suyo.

Sí, me sentía por completo unido al chico, y no podía ocultarlo más tiempo, no cuando cinco meses más de estar en el lugar como fotógrafo de varias generaciones, eventos, y además, guardaespaldas, lo vi de nuevo.

Tan etéreo y descordinado al aspecto lúgubre y monótono de la calle fuera de la empresa. Me había mantenido como idiota observando a donde el chico se mantenía de pie mirando la estructura del lugar cada día, y no pude negar el revoltijo que sentía en el estómago viéndolo de arriba a abajo, emocionado.

—Es lindo. —La voz de Jeon Jungkook me hizo voltear a verle de inmediato, cortando todo hilo de pensamiento y tomando del vaso de café que hace poco había ido a llenar—. Un tanto parecido a Jimin...

—No es como él —le interrumpí, no deseando ser grosero muy por encima de mi tono brusco. La idea de que lo comparasen con uno de los maknaes en BTS me hacía sentir algo ansioso.

¿Qué nadie veía lo diferentes que eran?

—Tienes razón —lo vi asentir tras estar un rato en silencio, donde se había mantenido analizando a Black—. Nadie es como mi Jimin-ssi.

Rodé mis ojos sin quererlo. Para nadie era un secreto en la empresa sobre el amorío entre Park y Jeon, aunque, tampoco era como si lo ocultasen perfectamente.

—Entonces, quedamos en lo mismo. Mi chico no es igual al tuyo.

Me miró por un momento algo sorprendido, pero no me arrepentí de mis palabras. Éramos cercanos, y Jungkook era algo así como un hermano mayor, y bastante, por mucho que él creyera que sólo nos llevábamos tres años.

Algún día esperaba poder decirle mi edad real, porque en verdad lo quería.

No imaginaba lo mucho que aquello le impactaría.

—Jeon. —Ambos volteamos sin quererlo, porque, bueno, era obvio—. Ven aquí un momento —Bang señaló inmediatamente hacia mí y me despedí en una ligera reverencia de Jungkook.

Fue dando la vuelta y caminando hacia el hombre, que la risita traviesa de Jimin llegó a mis oídos, simplemente sonreí con levedad tras escuchar el choque de labios entre los dos jóvenes.

Y no quería mentir. Me hallaba algo celoso.

Podría decir que todo pasó muy rápido, o tal vez, demasiado lento cuando salimos del lugar con nuestros cafés en mano, y de ahí, el manager de uno de los grupos de la empresa se encontraba caminando hacia el chico que me robaba el sueño.

Me detuve en seco cuando noté el nerviosismo en él. Probablemente el hombre aún no entendía que Jimin y Jungkook iban a todos lados juntos, que Jimin jamás estaría sin él aunque sea a unos metros, pero enfurecí cuando buscaron ponerle una mano encima.

Bang aprisionó mi abdomen, empujándome un poco cuando, sin darme cuenta, había buscado avanzar en defensa del chico.

—¡No soy Park Jimin!

Sonreí sin evitarlo al notar la forma en que se había defendido, sentí orgullo. Una criatura tan bella con un límite captado.

¿Era raro decir que sentía ya adorarlo?

Se marchó tras un rato, en el que pareció captar a Bang, mas no a mí. De todas formas, no importó, adoré verlo a nueva cuenta tras tanto tiempo.

—¿Qué opinas? —escuché que me era dicho por Bang y voltee a verlo confundido.

—¿Qué?

—¿Qué opinas, sobre él? Creo que pensamos lo mismo, pero deseo tu aprobación.

—¿La mía? ¿Para qué? —La risita divertida del señor me dio a entender que algo más preguntaba, pero de todas formas, sacudí la cabeza y decidí contestar aún sin saber bien lo que quería—. Creo que es lindo, parece apto para defenderse y al mismo tiempo ocupa gracia dulce para tratar y ser tratado —me hundí de hombros, perdiéndome un poco en el recuerdo de la primera vez que lo vi—. Lo siento capaz de poder lograr muchas cosas, sólo necesita saber... —El recuerdo de mis propias situaciones, sus ojos, sus labios. Algo se removió de un modo incierto—, encontrarse.

La extraña sensación de estar más atado a él de lo que creí se estaba extendiendo.

Me sentía conectado, a su cuerpo, su mente. Como si hubiese...

Un reflejo. —Completó Bang por mí, despabilándome, sonriendo. Carraspeó su garganta y hablo a los otros tres de antes un poco lejos de nosotros—. Si vuelve a verme, ¿cómo piensas que reaccione?

Fruncí con levedad mi ceño y contesté lo primero que llegó a mi mente basándome un poco en experiencias pasadas—. Tanto puede estar confundido o alegre, como su mente puede jugarle una mala pasada confundiéndolo con el mismo hombre que viene hacia aquí, ¿por qué?

—Seong-su —Bang rio—, eres una caja llena de sorpresas. ¿Cómo lees tan fácilmente a alguien que no conoces?

La picardía en su voz logró colorearme el rostro enteramente, y me enderece, mirando a un punto fijo en cuanto Bang comenzó a charlar preguntando sobre lo sucedido con Black, ¿qué pasaba? Mi corazón estaba latiendo con rapidez, y era la primera vez que sentía que mi rostro había externado mi sentir. Aquello de inmediato me avergonzó al atinar que mis mejillas estarían rojizas, y que quizá había sido muy notorio mi nerviosismo.

De verme mi superior, me golpearía por ello.

Pero joder, ni yo mismo lo entendía.

No parecía ser sólo una atracción superficial, y lo que Bang planeaba me hacía pensar que quería comprobar algo que ya sabía. Y deseaba me lo explicara, porque las sensaciones en mi estómago no habían parado aún con el chico fuera de mi alcance.

La respuesta no llegó, y yo me sentí ansioso y nervioso por lo que vendría. ¿Qué planeaba?

—Tú. —La voz de mi hermano me hizo parar en cuanto bajaba de las escaleras con la caja llena de mis cosas en ella—. ¿A dónde crees que vas?

Lo miré algo obvio y contesté—. ¿A mudarme?

La respuesta lo llevó a girar los ojos y suspirar. Se acercó hacia mí y pellizcó mi mejilla, me quejé ante la acción. A veces sentía que me trataba como a un niño.

Yah, sé sincero. Algo te ha tenido entrando y saliendo de casa desde hace meses y ahora llegas con la idea de mudarte. —Me soltó como si quemara tras caer en cuenta de lo que decía y sus ojos comenzaron a cristalizarse—. ¿T-te irás de nuevo?

No supe qué decir si en parte lo haría. Además de que mi corazón se había comenzado a sentir pesado por la reacción de mi hermano ante tantas mentiras.

...—¿Lo harás, cierto? —infló su pecho con ligera molestia, y los ojitos oscuros inmediatamente se llenaron de enojo—. Fue él de nuevo, seguro que es así. ¡Mierda! ¿Quién le da el derecho a alejarte de nuestras vidas como si...? —lo tome de la cintura jalando de él hacia atrás ignorando el equilibrio extra que tenía que hacer ahora debido a ello.

Fresitas, espérame, ¿si? Es algo complicado de explicar —intenté que me mirara, pero él ya iba con toda la llama encendida en la idea de golpear a nuestro padre.

Y aunque la idea era encantadoramente divertida, no sería un buen panorama. Al menos hasta que enseñase a mis dos hermanos a poder huir y enfrentarse a un oponente como mi superior al mando.

—¡Por supuesto que es "difícil de explicar"! Te está alejando de nuevo de mí y de Jie, no lo permitiré. Ya viví yo sin ti, no dejaré qu-

El sonido de un pillido nos alertó a ambos, siendo suficiente para calmar a mi hermano, que en seguida corrió a tomarlo. Fruncí el ceño al detectar el aparato.

—¿Qué haces con eso? —mi voz había sido tosca si lo pensaba, pero realmente la duda no me había permitido expresar nada.

De hecho, era difícil que expresase más allá de la molestia.

—Es mi... —lo vi tartamudear y balancear el inhalador en sus manos de forma torpe—. Un inhalador.

—Es tuyo —señalé en cuanto se recompuso y lo vi tragar nervioso—, ¿lo saben?

—N-no... nadie más que yo, y ahora..., tú. —Me miró de reojo, y alcé una ceja, comenzando a molestarme—. Fui a hacerme un chequeo en la enfermería de la escuela cuando cumplí 11, por un problema, desde ahí lo supe. Yo- no quise decir nada, a nadie. Pero ahora lo sabes —frunció sus cejas, mirándome, como si me culpará de lo que había pasado y chasquee la lengua.

—¿Li Jie pasa por algo similar? —no me moví aún con sus ojos cristalinos enfrente mío—. Fresa, necesito que lo digas, ¿de acuerdo? Me mudaré, pero eso no quiere decir que no estaré para ustedes. Ahora no estaré incomunicado ni a kilómetros que no puedan, o pueda atravesar, ¿entiendes?

No iba a regañarlo por tener una condición no dicha a nuestros padres, yo mismo la tenía y ocultaba de él. Mi señora era la única que lo sabía, y tampoco la había visto con la necesidad de decirle algo al hombre aún con los años.

Asintió tras un momento de dudar y continuó al fin entendiendo que estaría para ellos dos—: Li Jie sólo ha tenido algunas llamadas de atención en la escuela, ya sabes, por su poca capacidad para hablar y porque es muy hiperactivo; incluso más que los otros niños. —Quedé en silencio, deseando preguntar cómo todo aquello lo sabía, y pareció entenderlo—. Contesto las llamadas, es como mi trabajo aquí en casa. Papá y mamá están demasiado ocupados con todo.

Asentí, no deseando comunicar nada más y tomé la caja que llevaría al carro que me fue regalado a modo de compensación para mudarme.

—Mándame cada cosa que ocupen. Y si tienes problemas con Jie sólo déjalo conmigo, cuidaré de él... Los cuidaré.

—Seonnie, no necesito-

—Sí, necesitas. Estás ocupado creando tu vida en redes, dándote un nombre, tienes escuela, llamadas que contestar y eres un adolescente. Vive.

Se cruzó de brazos y noté sus labios cuando deseaba decir algo. Me quedé esperando.

—Tú también eres un adolescente —refutó.

Me hundí de hombros haciendo una ligera mueca—. Creo que tal idea ya no es algo que me catalogue... Dejé de serlo hace tiempo.

O al menos, en lo que se refería a vivir lo que me correspondía.

Gracias... —lo escuché murmurar y asentí, alejándome finalmente del lugar para guardar lo último que faltaba.

Suspiré con cansancio al subir en el vehículo, mirando a la casa enfrente mío sin saber muy bien qué sentir.

Se hallaba llena de lujos, era enorme, y aún así, sentí que siempre había estado vacía, y era demasiado confuso estarme despidiendo de todo aquello para irme como tanto había planeado desde que aquel hombre regresó.

—Yo también debería vivir, ¿no? —pregunté a la nada y cerré mis ojos, encontrando rápidamente el recuerdo de unos lindos irises negros y similares a un cachorro.

Sonreí, volviendo a encarar la casa de mi "infancia" –de aquello que nunca fue–. Di vuelta a la llave y encendí el motor.

Sin mirar atrás, me alejé del lugar.

➠ 𝒥ℯℴ𝓃 𝒮ℯℴ𝓃ℊ-𝓈𝓊
🄀⒋
"天使: Ángel"

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