⳼♕- Cometido -♛⳹

Dan cantaba el coro de la canción creada con Jun-il mientras observaba los comentarios de la gente y sus reacciones a la fecha seleccionada para la misma siendo publicada, riendo de algunas otras, llevando a mi corazón a sentirse tranquilo con sólo mirarle estar bien.

Mi movimiento al acercarme mientras dejaba de lado la toalla secando mi cabello logró alertarlo, volteando a verme para sonreír de ese modo tan lindo, cerrando por completo los ojos y arrugando su nariz cual conejo. Bese sus labios reclinándome contra la cama, y el chico se volteo permitiéndome acorralarlo debajo de mi cuerpo. Fue con la pequeña risita saliendo de sus labios que nos separamos, él acariciando mis hombros y yo perdiéndome en sus mejillas sonrojadas y la calidez de su tacto.

—Te amo —expresé tan pronto como mi mente se llenó de los momentos que más me gustaban, y que, sin sorpresas, eran en los que él estaba a mi lado. Sus mejillas rojas me dejaron ver lo poco que parecía acostumbrado a mis palabras, y en ocasiones me hacía preguntarme si debería decírselo mucho más. Quizá no era algo que le dejara entrever demasiado. Suspiré, acariciando su mejilla y deleitándome por la pequeña sonrisa, una que deseaba mantener más de lo necesario, y no sólo servía en mi cabeza congelante—. ¿Te gustaría que te lo dijera más?

En ocasiones, recordaba las veces que había negado mis propias cualidades, como el retener tan fácilmente las imágenes, la información y todo, como si fuese tal una cámara tomando cada fotograma, grabando. Lo había detestado porque aquello me alejaba día con día de la normalidad que la sociedad existía, la misma a la que deseaba aferrarme sin aceptar que realmente mi vida no era algo que todos viviesen. Pero quizá, era mi modo de ignorar que dolía.

Había aprendido el idioma coreano dejando de lado mi acento, noches de esfuerzos donde lo único que hacía era forzarme a recitar libros en voz alta hasta olvidar mis raíces en China. Era un idioma al que muy pocas veces volvía, siendo con mi madre o cuando había comenzado a enseñarle el idioma a Yejoon. Qué sorpresa ver que nunca vería si había logrado conseguir que su voz dejara de trabarse con "El homenaje a Chen Guojian".

Siempre me había negado. Y era tan extraño ahora pensar en los días que deteste mis raíces, mi cuerpo, y a mi propia mente. Cuando por la misma encontré a alguien capaz de disipar la pesadilla, darme calma y hacerme sentir bien conmigo, así como disfrutar de sus sonrojos al hablarle al oído. Era "un cuadro" que adoraba tener recalcado en mente día con día. A mi lado.

—No hace falta... —Miré a sus labios, aquellas gritas pintadas en rosa y en distintos tonos. Texturas que ni por mil intentos harían justicia a la persona en vida, ni a mi propio tacto sentir orgulloso por recrearlos—. Tus ojos dicen suficiente.

Volví a besarlo al descubrir la sonrisa tímida e imité su gesto con nuestras bocas unidas. Sus manos gentiles separando la tela de la ropa que cubría mi cuello, creando rápidamente la elevación de la misma al erizarse. Yo adoraba que fuese el único con el poder suficiente para poder hacerme perder y ganar al mismo tiempo. Siendo su suspiro melodía suficiente y su cabello regado por el colchón película divina.

—De igual forma quiero hacerlo. ¿Por qué debería de callar lo que siento si con eso obtengo imágenes hermosas que rememoro todo el tiempo? —El calor en sus mejillas no bajaba, llevándome a sonreír cuál niño... como el niño que era, por verle ser feliz por mi causa—. Lo haré. Verás que iré dejando todo odio que sentí atrás, tú me quieres, y me aceptas- Es tiempo de que yo haga lo mismo.

Sus brazos rodeándome me hicieron sentir la suficiente fuerza que necesitaba, rodeándolo y cayendo de espaldas sobre la cama—. Me alegra mucho, Sunnie —su voz susurrante y tranquila, respire su fragancia escuchándole reír por las cosquillas del aire aspirado en su cuello—. Iré a arreglarme. Recuerdo que hubo un comienzo pautado a sus entrenamientos, señor.

Reí por sus palabras, soltándolo y viéndolo alejarse, teniendo una idea extraña recorriéndome con respecto a uno de los comentarios que había llegado a ver... Me llamarían celoso, o lo que gustasen, pero era incluso regocijante tener lo que la gente no podía, y que, de no ser porque él mismo me lo dijera, no dejaría.

Dan-ah, ¿podemos tomarnos una foto? —sonreí socarrón ante la mirada confundida que el chico me lanzó saliendo de la puerta, lavando ya por segunda vez sus dientes—. Podrías salir de espaldas si quiero publicarla —propusé, y los ojitos estrellados se entrecerraron acusadores.

Mi sonrisa se extendió cuando, tras pensarlo, mi novio accedió.

Dan se deshacía de su peluca rosada, siendo el segundo día en que preparaban las cosas para la colaboración a distancia con el chico de "The Haart". Yo lo miraba sentado en el escritorio tras toda esa tarde de preparativos y ambos salimos de la habitación con ropas más holgadas, siendo esto, lo único a lo que tuve que mencionar después de algo de insistencia, y advertencia de los chicos, tras la petición de mi "rosada pesadilla".

Dan tomo mi mano al descubrirme algo ansioso, destensándome por la simpleza de su tacto y sus ojos sobre los míos—. Todo estará bien —aseguró, y poco de la angustia que me taladraba se dejó ir.

—Temo ser insoportable... como mi padre —desvíe la mirada, encontrando a los chicos en la sala, sus murmullos resonando y mi corazón latiendo con más fuerza contra el pecho.

—No lo serás. Estoy contigo.

Con eso, reafirmé mi agarre en las manos ajenas, avanzando hacia los chicos, teniendo a Dan como la estrellita de ternura que era una vez los miedos se alejaban de su cabeza.

Chungae se estremeció siendo el primero en notar mi presencia—. Joder, sigo preguntando cómo no le tienes miedo, Dan.

—Está tenso, Chu. No lo molestes. —El chico se alzó de brazos, dejándome sonreír con levedad por la calma de mi pareja y el hecho de tenerlo a mi costado—. Sólo hay que dejarlo acomodarse, parece molesto, pero no es eso.

Miu alzó su mano como si estuviese en un salón de clase, y sin moverme, la miré fijamente. Me agradaba que, tras aquel día, la chica demostrase más fortaleza a mi actitud tosca natural de ser—. ¿Con qué empezamos?

—¿Habrá armas y sangre? —No evite atragantarme por el comentario de Aeris, sacándome de mi propia base.

Dan golpeo mi espalda ligeramente, y después ayudo a las burlas de Aeris. Yo negué ante el infantilismo mostrado, pero después, recordé, no estábamos en una base. Sólo sería apoyo, tal y como un curso, a su forma de ser.

—Si te enfrentas a alguien, seguramente lo haya. Un ladrón, por ejemplo. —No buscaba que mi voz fuese autoritaria ni seria, pero lo fue, y el chillido emocionado de Dan me hizo mirarlo de reojo. Carita sonrojada y ojos brillantes en mi dirección, recordándome cierto gusto culposo del chico—. Estiramientos. Sería lo primero con lo que empezaríamos. Calentamiento. Lo mismo que han llegado a hacer al momento de bailar, y ejercitar sus brazos y piernas. Cosa que se conseguirá con peso.

Haruki alzó su mano, llevándome a sorprenderme de nuevo por la idea de que todos accedieran a comenzar a entrenar a partir de que Miu se llenó de valor. Como si la iniciativa de uno, se llevase a todos de una—. ¿Por qué exactamente?

No exprese molestia alguna por su pregunta, pues sabía que lo entendía, pero al mismo tiempo, entendía que lo único que buscaban era que mi tensión se rebajara. Y parecían todos tomar la misma ruta que mi novio, con pláticas y preguntas sencillas para distracciones.

—Al igual que una presentación normal, necesitan preparar a su cuerpo para todo movimiento que, de otro modo, podría costarles a la mañana siguiente. El peso mismo, no, no será un gimnasio —negué al brazo alzado de Aestoria, que lo bajo tan pronto hablé, como si aquella hubiese sido su pregunta y continué—: será para reafirmar la fortaleza de sus músculos. Traerá dolor, pero el mismo forjará nuevos ligues, que manejaremos con el estiramiento y la resistencia. Misma que se forjará con carreras cortas, ejercicios de respiración y golpes.

—¿Golpes?

—Como el box. No habrá un saco todavía, pero sí aprenderán a cómo cerrar y concentrar la fuerza en los puños. Pero primero, se hará lo básico.

Todos me miraron atentos, regresando al silencio del lugar como si el ruido hubiese sido tragado prontamente. Kora se acomodó sobre sus patas al levantarse sobre el sillón como si ya adivinase lo que diría. Y tras él, Danique le siguió.

—Cardio. 30 minutos de trote, afuera. —Los quejidos no se hicieron a esperar, haciéndome reír—. Entre más rápido, mejor. Andando.

Los demás salieron, Chungae quejándose de haber dejado la escuela y clases de Educación Física por algo, llevándome a rodar los ojos puesto que el único emocionado era Kora, junto a Danique.

—¿En serio? —Los ojos de cachorro de Dan y su puchero me hicieron carcajear al encontrar la negativa en su mirada.

—Habrá pausas. Lo prometo —aseguré, acariciando su cabello y consiguiendo un pequeño berrinche de respuesta. Bese sus labios y mire a sus ojos tras unir nuestras frentes—. No hagas ver a nuestros hijos como los únicos emocionados, bebé. Verás que después 30 minutos de trote en la playa no serán nada.

El chico se apartó con un gimoteo lastimero, palmeando su muslo para que la hembra recostada en la sala se alzara y corriera afuera con él. Kora me esperaba sentado enfrente de la puerta, al lado del perchero que colgaba su correa y sin evitarlo, sonreí.

Pronto, sabía que esto serían memorias que me calmarían, antes de regresar de nueva cuenta a Corea.

Como si la idea misma lo llamase, mi teléfono vibró.

El mensaje de un juicio había llegado ya a Dak-ho.

𝒥ℯℴ𝓃 𝒮ℯℴ𝓃ℊ-𝓈𝓊

"丙等: Cardio"

Admito que yo era de los que menos gustaban de Ed. F. hasta que los entrenamientos de Defensa llegaron jaja El gusto por algo cambia tu percepción de las cosas.

Bueno, creo que este tiempo de entrenamientos ayudarán a nuestro capitán a saber mejor que no es su padre. ¿Qué opinan?

Es todo, como siempre, cosillas por todo el cap. ¡Les quiero, ciao, B! team!

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