Capítulo Final "Star King Kirito, Star Queen Asuna" Parte 3
A veces... las adversidades con que se presentan los embates de la vida, aparecen de manera brusca, sorprendiendo y atropellando los sueños... quebrando lo que pensamos, lo que tenemos... lo que somos... en cientos de pedazos, llegándonos a sentir destruidos y sin rumbo; perdidos en medio de la nada que queda después de la catástrofe. Sin embargo... cuando nos damos cuenta que las piezas dispersan no han caído demasiado lejos... que pueden recogerse y reconstruir el monumento principal, se llega a entender que si bien no será el mismo... los vínculos del ser con cada una de sus partes habrán sido reforzados, llegando a conocerse mejor... sabiendo sus virtudes y sus defectos, alcanzando finalmente la armonía que pensaba perdida.
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Capítulo Final "Star King Kirito, Star Queen Asuna" Parte 3
El crujir del hielo llamó entonces su atención, sin darse cuenta lo había alcanzado. Sus ojos se abrieron grandes y preocupados en el instante, tendido a unos cuantos pasos de ella, el espadachín blanco... el mismo que hace años se había cruzado en un encuentro triste y abrumador para ella.
-¿Kirito-kun?... –lo miró abrumada, sus hombros decayeron y sus labios se separaron temblorosos. No quería verlo así...
Los párpados de largas pestañas oscuras que yacían cerrados por la escarcha, se abrieron al escucharla, delatando los ojos dorados que lo caracterizaban en esa forma.
-...Asuna
Al escuchar que la llamó por su nombre se vio reconocida, por lo que volteó hacia su hija, para compartir con ella el momento, pero no la encontró en ninguna dirección. -¿Yui-chan? –Sin embargo no pudo seguir su búsqueda al percibir movimiento desde el frente. Kirito se estaba poniendo en pie, hasta que finalmente pudo erguirse frente a ella y mirarla con la profundidad de aquellos ojos dorados que habían despertado en él.
Una confusión de energías brotaba entre los dos y se dispersaba por todo el oscuro lugar, la frialdad del poder oculto del Starlight, con la calidez de los poderes de la diosa Stacia, chocando una y otra vez, provocando leves estruendos en los alrededores.
No podía dejar de temblar al sentirse dominado por su propio yo dormido. Lo había experimentado antes, el virus de la corrupción arrancaría toda razón de sus pensamientos y buscaría la satisfacción de sus necesidades de la manera más primitiva, por el sólo instinto de supervivencia, sin noción de su propio comportamiento y actitud o la capacidad de discernir entre el bien y el mal. Convirtiéndolo en el Game Breaker.
-Asuna... -se llevó las manos a las rodillas mientras echaba la mitad de su cuerpo hacia adelante, apretando fuertemente los ojos, los cuales al abrirlos sus iris se amalgamaban entre el oro y la plata, como si tratara de mantener su conciencia estable, sin mucho éxito.
-¡Kirito-kun! –dio un paso preocupada.
-¡NO! –fue lo único que pudo articular, no estaba seguro de poder controlarse a él o su lengua de tenerla aún más cerca. -¡NO VENGAS! –No quiero hacerte daño...
Aquel pensamiento llegó a ella, al ser percibido dentro de su corazón, después de todo aquella región oscura según la había descrito Yui "Se sentía como papá" La prueba para lograr el título del Star King, entonces debía ver con eso... con superarse a sí mismo, a los miedos y los males que dominaban el corazón del aspirante.
-No vas a lastimarme... -dio un paso más, contemplándolo, admirando cual presa asechada la miró asustado con aquellos ojos grises que tanto amaba, los ojos grises del chico tierno y a veces asustadizo que sólo ella conocía.
-¡VETEE! –Le gritó nuevamente, adoptando la posición inicial, obligándose a mantener los ojos cerrados con fuerza. -¡Asuna por favor!
La joven con la cuenta creada a partir de los poderes de la diosa, terminó por pararse sólo a un par de pasos de él y extendiendo los brazos le sonrió, tratando de controlarse a sí misma, es verdad que toda esa situación le despertaba sus propios temores acarreados por los recuerdos ruines, pero ella misma había decidido superarlo desde hace ya bastante tiempo y lo único que le importaba en ese instante era...
Con el último paso lo alcanzó... lo que hizo abrir los ojos dorados al espadachín blanco, que aún encorvado sobre sí mismo, sintió como los delicados brazos de su amada lo rodearon y juntaron su cabeza contra su pecho.
-¿Qué hiciste?... ¿Por qué?... –la abrazó con gran intensidad por la cintura, colocándole las manos en la espalda baja.
-Sólo tengo una razón para eso... -le acarició los claros cabellos de brillo plateado con una mano. –Es porque te amo... te dije que jamás estarías solo... -bajó su rostro hasta la cabeza del joven y le dio un pequeño beso.
Los ojos dorados que hace un segundo parecían conmovidos, se alargaron y entrecerraron en medio de un recién despertado sentimiento de amargura.
-Eso no es verdad...
-¿Kirito-kun?... –detuvo la mano que le acariciaba la cabeza, para escucharlo, mientras el espadachín se reincorporaba poco a poco entre sus brazos, hasta levantarse a su altura, sobrepasando la de ella, para terminar mirándola hacia abajo.
Lo reconoció entonces, aquel que estaba ahora entre sus brazos era el mismo de aquella vez... Pero apretando los dientes con fuerza y sin desviarle la mirada, afianzó el agarre que había perdido, tomándolo de los brazos. A pesar que lo sintiera perdido, Kirito, su Kirito-kun estaba ahí... en alguna parte.
-¿Qué no es verdad? –lo confrontó. Esperaba cualquier palabrería barata, sin embargo se encontró solamente con una sonrisa escondida bajo la sombra del flequillo que ahora cubría su mirada dorada.
-Solo... soledad... me pregunto si realmente conoces el significado de esas palabras... lo dices... tan suelta y sin pensarlo siquiera que puedo dudarlo fácilmente. –le replicó entre dientes.
-Por supuesto... -le respondió extrañada, sin quitarle la mirada temblorosa de encima.
-No... -la apartó de su lado soltando su cintura y subiendo sus manos hasta sus hombros la hizo hacia atrás. Levantó entonces la mirada hacia ella, mostrándose totalmente serio y sin emociones, aún y cuando sus palabras sonaran como cuchillos afilados dirigidos hacia el alma de la chica. –Yo mismo pensaba que había conocido la soledad... -sonríe en burla de sí mismo. –El espadachín negro... solitario... sin gremio... No quería asociarme con nadie por temor... a verlos desaparecer frente a mí... a que me dejaran atrás... tenía la idea de preferir morir con alguien a perderlo frente a mis ojos... Era solamente una tontería... nada comparado a sentir el verdadero dolor... la soledad que se apodera de ti como una onda fría y atrofiante que sube sobre tu columna hasta tu cerebro... -una lágrima se rueda sobre su mejilla. -Aunque te dije que no lo hicieras... -apretó fuerte los párpados. -¡Aunque te rogué que no te fueras! –le gritó furioso entonces, sorprendiéndola.
Asuna abrió grandes los ojos al escuchar sus palabras. ¿De qué estaba hablando?...
-¡Te dije que encontraríamos una forma! ¡Que era demasiado peligroso! Y si... fui un maldito egoísta al pensarlo... pero si hubiera tenido la opción... -sonrió de lado. –Los hubiera dejado a todos morirse si eso te dejaba permanecer a mi lado... todos quieren ser salvados... pero a mí solo me importabas tú...
-...Kirito-kun... no puede ser verdad... -dio dos pasos hacia el frente para volver a tomarlo de los brazos. -¡No puedes estar diciendo eso!
-¡¿Y por qué no?! ¡¿Quién demonios me lo impide?! ¡¿Tú?!
Se abalanzó sobre su pecho y junto su rostro al mismo.
-No eres tú... ¡No eres tú el que está diciendo eso! ¡Es el virus! ¡No puedes hacerte más daño pensándolo!
-Lo hice... lo he hecho... durante todos estos años... -un par de lágrimas más se deslizan a los lados de sus mejillas. –Quería que todos se murieran... -confiesa apenas con aliento para hablar.
-No... -cierra con fuerza los párpados la castaña al escucharlo.
-Yo... quería morirme...
-¡Kirito-kun! –le reclamó con un grito ahogado, mientras le pegó con el puño cerrado en el pecho al escucharlo, al sentir la impotencia y el dolor apoderándose de ella. –Tonto... fuiste un grandísimo tonto... guardándote todo ese sufrimiento para ti... cuando pudiste compartirlo conmigo... y darte cuenta que todo era una mentira... ¡Si solamente hubieras abierto ese maldito ataúd!...
Sus palabras calaron en el punto fijo de su propio remordimiento, regresándole la tonalidad gris a sus ojos por unos segundos.
-Yo también... me sentí sola... abandonada... sin ningún sentido para vivir... ¡Porque la que estaba viviendo no era mi vida! ¡Me había perdido a mi misma! ¡A ti! ¡A mis hijas! ¡Mi mundo!
-¡Asunaa! –la abrazó con todas sus fuerzas entonces. ¿Qué tenía él que reclamarle? Cuando la que más había sufrido era ella... eso lo comprendía.
Las manos de ella se posaron sobre la espalda del joven, sintiendo su complexión bajo su ropa, cada toque reconocedor le llevaba a la misma sensación, no querer más nada que permanecer ahí entre sus brazos.
-No importa... -le susurró con voz dulce entre jadeos al oído. –Todo lo que haya pasado hasta ahora... podemos tomar nuestro futuro en nuestras manos y reconstruir lo que teníamos...
-Sí... ¡Sí!... –le respondió él sin soltarla y con eso las lágrimas de ambos se compartieron entre los dos rostros prácticamente juntados entre mejías.
Tras unos minutos de permanecer abrazados, se separaron levemente para mirarse y sonreírse, la sonrisa de Asuna parecía alegre y aliviada. –Kirito-kun... -llevó una mano a su mejilla derecha, con la que las puntas de sus dedos se pasaban entre el final de los mechones negros que caían de lado, había recuperado su apariencia natural.
-Te amo... -le dijo entonces, tratando de controlar sus propias lágrimas al ver que lo que tanto anhelaba estaba al fin realizándose, volver a sentirse con él, como se sintió siempre que estuvo a su lado, segura, sin ocultar sentimientos ni pensamientos... acogida, fuerte. –Amo lo que somos... juntos... -se le derramaron un par de lágrimas, mismas que no alcanzaron a brillar camino abajo sobre su piel de seda, al ser retenidas entre los dedos del Kirigaya, que casi al instante la envolvió de ambas partes del rostro con las palmas de sus manos y se acercó con ferocidad para besarla, pero a escasos centímetros de sus labios se detuvo para contemplarla, lo quería así, desearla hasta el extremo y sentirse anhelado por ella por igual, lo comprobó al dejarla con los labios separados preparados para recibirlo por un par de segundos, para enseguida compensarlos y con creces.
Tiempo... había pasado tanto tiempo desde que se besaron por última vez... de sentir al otro junto de esa manera única y cómplice, de saber que en ese momento no había nada ni nadie más que solo ellos para disfrutar de ese momento que los unía que la pasión y la felicidad desbordaban de su unión.
Hasta el momento en que se separaron para verse y hacerle saber al otro la alegría que circulaba entre sus venas.
-Asuna... aún no tengo idea de que sea lo que nos espera aquí dentro... -tomó ambas manos de la chica con cuenta de diosa entre las suyas. –Pero...
-Sí... -respondió sin darle oportunidad de explicarse.
-Pero... si aún no dije nada –le sonrió sorprendido.
-Saldremos de esto... juntos... -apretó sus manos que la sujetaban. Juntando ambas frentes se sonrieron, para luego volver a besarse.
-Se supone que eso era lo que debía pasar. –La voz que retumbó todo el tiempo dentro de su cabeza, fue escuchada por ambos, que separándose de su beso voltearon hacia la propietaria. La chica peliplata estaba parada a unos pasos de ellos.
-Virus... -La reconoció Kirito, mientras Asuna se llevó una mano a la funda sobre su cadera, buscando su estoque. Al ver la reacción de su esposa, el pelinegro la detuvo con el movimiento de una mano.
-Lo lograron... -los miró a ambos en conjunto la peliplateada.
-¿Qué estás haciendo aquí Virus?... ¿Cómo fue que lograste volver?... ¡Se supone que aquel día! –no pudo terminar de expresarse, al sorprenderse al ver la sonrisa en el rostro de la aparecida.
-¿El día en que me destruiste?... No Starlight... tal como mencionas el significado de mi presencia... un virus no puede ser destruido... nada más que por un antivirus. Es verdad que el poder del Starlight me hizo retroceder... sin embargo jamás te abandoné, porque fui programada exactamente para eso... para permanecer a tu lado. Con la degradación de la memoria del Black Butterfly yo también quedé atrapada dentro del White Butterfly... pero una vez liberado, así como todos los demás... la memoria de tu esposa, los jugadores renacidos por el necromante, yo también volví y me alegra haberlo hecho...
La velocidad con que se movió no fue percibida y cuando Kirito se dio cuenta, había aparecido frente a él, mirándolo a los ojos luego de haberlo tomado por la mejilla. Asuna miró la escena con los ojos temblorosos, ¿qué estaba sucediendo? ¿Acaso el virus de la corrupción tenía voluntad propia?
-Tú serás el rey... de eso no cabe duda... tal como lo dijo Kakeru...
-¿Kakeru?... –preguntó el espadachín negro, pero su pregunta fue ignorada, la chica lo había dejado para entonces tomar la mano de Asuna y sonreírle, al instante, su figura empezó a evaporarse.
-¡No! ¡Espera! –Se asustó la ex vice comandante, al ver que tras su agarre se desató su desaparición.
-Perdóname... -le dijo auténtica, antes de evaporarse por completo, dejándola con la sensación de su mano sobre la suya sujetándola con fuerza. Daba la impresión de haberse suicidado... al tocar a la fuente de pureza con cuenta de diosa.
-Sólo Kakeru conoce la verdad mi diosa...
Las palabras de virus resonaron dentro de su cabeza como un último aliento.
-¡Papá! ¡Mamá! –Se escuchó a lo lejos el llamado de la pequeña hada que volaba con gran ímpetu para alcanzarlos, misma que desde lejos, los miraba con sus formas pasadas, sorprendiéndose en un principio, por lo que disminuyó la velocidad de su vuelo y terminó cayendo al suelo con su apariencia humana.
-¿Yui?... –la reconoció el príncipe de Overworld y agachándose para quedar a su altura, la recibió con un abrazo fuerte y prolongado. Para entonces separarse y voltear con lágrimas en los ojos a la diosa, quien parada al lado de Alistair, se agachó al instante para abrazarla con la misma intensidad que la pequeña entre sus brazos. Al verlas juntas, el príncipe las abrazó a las dos al mismo tiempo, quedando los tres en un capullo familiar.
-Tenía... tantas ganas de verlos... tenía miedo de perderlos otra vez... -confesó, sintiéndose por un momento aliviada, de dejar de ser la fuerte hermana mayor, para ser la hija consentida de papá y mamá.
-Yui... nunca vas a perdernos... siempre estaremos contigo... en la forma que sea... -le contestó dulce su padre.
-Porque nuestra familia... el amor que nos une, -voltea Stacia hacia Ali en ese momento. –No podrá ser separado jamás... cuando nos sintamos perder...
-Nos encontraremos una y otra vez... -terminó la oración el pelinegro.
Con esas palabras en mente, la niña cerró los ojos, al sentir incluso el aroma que desprendían sus padres, tan nostálgico.
-Yui-chan... Yui-chan...
-Hey... Yui...
Las voces de los jóvenes trataban de traerla de nuevo a la realidad, abrió los ojos despacio, se encontraba en la misma posición en la que había estado entre los brazos de Stacia. Asuna la había recargado sobre su brazo, mientras Kirito rodeaba la espalda de Asuna y con el otro brazo, la tomaba a ella de la mano.
-Mamá... Papá... -los miró a cada uno.
-Que susto nos diste Yui-chan... vimos que venías hacia acá y de repente te desmayaste... pensamos que algo de este lugar extraño te había afectado. –Le explica su madre.
-¿Te sientes bien? –preguntó entonces su padre.
Se tarda un par de segundos en contestar mientras suspira tratando de no derramar lágrimas, las mismas que rápidamente se limpia y asiente.
-¡Sí! Es sólo que... -piensa un segundo en decirles la verdad pero niega con la cabeza tras convencerse de lo contrario. Todo aquello pasaría a ser un recuerdo de ella, un recuerdo de ellos que por siempre anidaría en su corazón, pero que no sería desplazado ni desplazaría el amor enorme que la une a sus padres ahora.
-Bien dicen que los corazones de las mujeres son un mar de secretos... -le sonrió el espadachín negro y tendiéndole la mano la ayudó a reincorporarse.
-Kirito-kun... -lo miró no muy conforme con aquellas palabras, su esposa.
-Jaja, los secretos que un caballero debe cuidar con su vida... porque son la esencia de toda esa magia. –Le pone la mano en la cabeza a su pequeña.
Fue la última vez que lo vio entonces... la figura de su padre, el príncipe de Overworld se superpuso sobre la de su padre el espadachín negro.
Una vez estuvieron los tres reunidos y de pie, los alrededores empezaron a cortarse cual trozos de papel que caían sobre el aire. La estela negra que los envolvía fue dando paso a la luz que se filtraba de los recovecos de la zona, dejando con gran rapidez expuesta las afueras antes ellos.
El campo... el sol... los árboles... la brisa...
Y una espada clavada en la roca, agarrada por los dos espadachines de cabellos oscuros inmóviles. El cuerpo de Kirito y de él agarrado Asuna y del otro lado, el cuerpo de Mortred, ahora dominado por Vector.
-¿Qué... rayos?... –los ojos grises miraban a sus amigos, que parados junto a ellos no notaban lo que estaba sucediendo.
-Me pregunto si todo estará bien con Kirito y Asuna-san... ya llevan más de cinco horas así... -está de brazos cruzados Klein, mientras se dirige a Liz.
-¿Cinco horas?... –abre grandes los ojos sorprendida Asuna. -¡Klein-san! –lo llama, pero aunque esté frente a ella, él samurái no la nota.
-No mamá... hay alguna especie de barrera entre nosotros y ellos... -analiza la pequeña pelinegra.
-Es como si alguien hubiera querido ponerlos ahí por alguna razón... para que nosotros los veamos... ¿Pero con qué fin?... –Ve preocupado Kirito, cual estuvieran separados por un cristal.
-Es tu pueblo... -se escucha finalmente la voz de la explicación.
-¡Cardinal! –voltea rápidamente hacia ella el espadachín.
-Cardinal-san... -la observa igual de sorprendida Asuna.
-Eso... ellos son mis amigos... ¡No son un pueblo que disputarse ni para por el estilo! –la preocupación salió a relucir a través de las palabras del padre de las gemelas.
-En eso te equivocas... finalmente has logrado salir de tu propia oscuridad... para encontrarte rodeado de lo que verdaderamente te importa, tu familia... tus amigos... ¿Y qué es más que eso un pueblo?, son las personas que te interesan, las que darías tu vida por proteger... ¡¿No es esa la labor de un rey?!
Por unos instantes las praderas áridas de Overworld aparecieron en su mente, extraídas de su memoria por aquellas palabras.
El palacio... asomarse sobre el balcón de conferencias y mirar a todos los ciudadanos gritando en su alabanza desde abajo, sus vuelos sobre Sirrah al cruzar los campos cultivados, los rostros de sus escoltas, su amado sirviente, la herrera, el camino que lo llevaba hacia Underworld, la ventana del palacio por lo que tantas veces entró... y... la bella diosa de cabellos revueltos y húmedos que encontró tras esas cortinas.
Sus labios que se encontraban separados por la incertidumbre se cerraron despacio y tras erguirse volteó despacio hacia su amada, quien parecía comprender exactamente lo que había sucedido dentro de sus pensamientos.
-Hagámoslo... -le ofreció la mano, la que inmediatamente él tomó, al hacerlo, el traje de batalla del Starlight apareció recubriendo su cuerpo y con él las estrellas que adornaban su rostro.
Así... ambos alcanzaron el estado final de las transformaciones de sus cuentas divinas.
-Necesito otra espada... -dijo serio, mirando la espada que sostenía ahora sobre su mano. La espada negra del cielo estrellado, la cual blandió unos segundos y luego miró fijo. –La Elucidator...
-¿Elucidator?... –lo miró sin comprender Yui. –Papá pero...
-Lo sé... -le sonrió, no la mía... la de él... -miró entonces hacia Asuna.
-¿La de él? –se extrañó por sus palabras su esposa. Pero entonces pareció comprender, ya que abrió los ojos sorprendida en respuesta. –La roja...
-Es verdad... la cuenta de mamá aún sigue vinculada con la de Kazuki-san... -aparece una gota al lado de la cabeza de Yui.
-¡¿Qué?! –se ruboriza de la vergüenza la castaña.
-Pues... no es algo tan anormal ni difícil de creer... -se lleva una mano tras de la cabeza Kirito. –Después de todo ustedes nunca se divorciaron porque no volvieron a verse... y en este mundo las cuentas que estaban activas son las que se tomaron como base en la virtualización...
-Así que técnicamente no es la cuenta de Bloody la que esta activada sino la cuenta de Asuna Undine... -ata cabos Yui y señala con un dedo a su padre, quien hace lo mismo, ambos sonríen.
-¿Es en serio?... Pero no llevo conmigo ninguna alianza... -se mira la mano, examinando sus dedos.
-Eso es porque el vínculo no fue establecido con Asuna-Stacia... pero lo que dicen Kirito y Yui es verdad... está en la cuenta de base. –Confirma Cardinal.
Entonces finalmente asiente y tras buscar en su equipo, encuentra efectivamente la espada Elucidator RED.
Cierra los ojos y sonríe. –Kirito-kun... ¿recuerdas cuando formamos nuestra Party irrompible?... que no sabía que nombre ponerle y por eso te dije a ti que lo escogieras...
El espadachín le sonríe con ternura. –Claro...
-En aquel momento cuando formamos ese lazo... recuerdo que me hizo sentir como si volviéramos a casarnos... que íbamos a compartir todo... más de lo que ya habíamos hecho, sin embargo... habían algunas cosas que nos ocultábamos... por miedo a todo lo que estaba pasando... más que compartir las cosas yo quería saber que había dentro de tu corazón... Ahora... ya no tengo ese miedo... -levantó el rostro lacrimoso hacia él. –Porque estoy segura de ti... de tu amor...
-Asuna... -dio un par de pasos hasta llegar a ella y tomándola por la cintura y la base de la nuca, la miró por algunos segundos. Los iris miel y los perlas se conocían a la perfección y cual aceptaran el futuro que les deparaba, cerraron sus párpados y se besaron fugaces. –Yo también te amo... Te amo mucho...
-¡Papá cásense de una vez! –tras adoptar su forma hada, la pequeña voló hasta posarse en el hombro de Kirito.
-Jojo Yui, claro que sí, pero supongo que eso será en el mundo real cuando ya esto... -no puede terminar de hablar en exaltación, al ver la invitación de matrimonio frente a él. –Ah... esto... -se sonrojó por su exabrupto.
-Si no estamos casados no puedo compartirte el dominio de la espada. –Le sonríe divertida Asuna.
-Jeje... -sin más que decir le da aceptar al botón y enseguida, la sortija apareció en sus dedos, demostrando su unión.
-Ahora otra vez eres mío, -le sonríe con los ojos cerrados la castaña.
-Nunca dejé de serlo... -le respondió suave sonrojándola y a él con ella, tras notar lo que había dicho.
-Bueno, bueno... a lo que vamos... transfiriendo Elucidator Red... -menciona tratando de tranquilizarse.
Casi al instante, la espada de hoja roja, apareció en su mano izquierda, no pudo evitar verla y sentirla con familiaridad.
-Así que terminaste usando los restos del otro extremo de tu alma... -con el mencionar de palabras, la atmósfera se cargó tensa y pesada.
-Vector... -mencionó sin siquiera voltear a verlo, Kirito.
-Las reglas del juego eran no interferir hasta que los dos oponentes candidatos a rey estuvieran en condiciones... pensé que iba a morir de aburrimiento esperándote...
-¿Eso quiere decir... que tú no tuviste nada que superar?... me cuesta creerlo... -Habla reflexiva Asuna, mirándolo seria y sin intenciones de flaquear.
-Tan solo una cosa... -sonríe rápido, sorprendiéndola al escuchar el sonido de las cadenas recorriendo en el suelo a gran velocidad, atrapándola de tobillos, muñecas, cintura y cuello en un instante, atrayéndola a su lado.
-¡ASUNAA!
-¡Mamá!
Se espanta la familia y corren hacia ella, pero entonces Kirito se detiene al observar y distinguir que aquellas cadenas eran las mismas con las que Mortred lo había encadenado en la torre oscura, por lo que sin duda...
-¡AAAGGGGGHHHH! –gritó su esposa al sentir las descargas eléctricas de la cadena.
-No puede ser... ¡Esa es la magia de Mortred! –lo señala con la espada del cielo nocturno. -¡¿Cómo es posible que utilices sus poderes si él ya no está?!
-De la misma manera en que tú utilizas esa inútil espada roja... los remanentes de las personas funcionan... y la magia no proviene del espíritu... sino del cuerpo...
-Kir...Kirito-kun... ¡No te preocupes por mí! ¡DESTRÚYELO! –le gritó con todas sus fuerzas, mientras apretaba los puños.
-Esto me recuerda mucho a algo que me contó ese estúpido de Sugou... ¿Cómo era?... –se llevó una mano al mentón el dios oscuro. -¡Ah sí! Primero te entierro la espada en el pecho y luego... -volteó con mirada juguetona hacia la joven con cuenta de diosa.
-Se te olvida que no eres Sugou... y que no volvería a caer en una estupidez como esa...
-¿No permitirás que la toque?... –Su mirada empezó a entrecerrarse. -¡Ella iba a ser mía desde un principio! –invocó la aparición de su espada Arondight con la que contraatacó al espadachín negro.
-¡Estás enfermo! ¡Eres sólo un maldito degenerado!
-Era mi hermanita... nadie sería suficiente para ella... ¡HABÍA NACIDO PARA MÍ! –grita mientras con todo su peso trata de botarlo.
Sus palabras fulminaron en los ojos plateados, que hirvieron en cólera tras escucharlo. El recuerdo fugaz de Stacia llorando sobre su hombro, tras contarle las aberraciones que pretendía Vector, lo enloquecieron y pensar que Asuna podría pasar por algo como eso tras exponerse lo enfureció aún más, cristalizando el color de sus iris y haciendo emerger los cuernos en la espesura de su cabello.
-¡Papá! –gritó Yui, para que retrocediera.
-Lo sé... -dijo sin más y activando su habilidad de espada en la negra, que adquirió tonalidad iluminada corrió con todas sus energías hacia el enemigo. -¡AAAAAAAHHHHHH!
-Ahí estás bestia... -se puso en guardia el dios, para levantar su espada e invocar relámpagos que enseguida lo rodearon haciendo explotar una lluvia de truenos a su alrededor.
-¡Kirito-kuun! –se espantó la castaña y haló con todas sus fuerzas las cadenas pero eran demasiado poderosas, no le permitían moverse mucho, apenas pudiendo respirar. –No puedo quedarme aquí viendo esto... tengo que hacer algo...
-Jajajajajaja, por más que despiertes a tu yo del pasado... esa fuerza no te servirá de nada... -llegó hasta él que había quedado arrodillado en el suelo tras recibir el ataque.
-¿Qué no puedo?... –tomó sus dos espadas en manos y tambaleante trataba de ponerse en pie. –Han pasado demasiadas cosas... que no puedo perdonar... que tengo que eliminar... que tengo que proteger... simplemente... sea como sea... ¡Tengo que ganar!
-¿Tanto deseas convertirte en rey?... ¿Pero para qué?... ¿Acaso no recuerdas como abandonaste a tu propio reino e hiciste que Stacia hiciera lo mismo para seguirte?... no tienes el menor derecho a ese título... en cambio yo... tendré lo que me ha pertenecido desde el principio por derecho... Las tierras... la diosa...
-Sin embargo... la diosa no iría contigo jamás... -escuchó a sus espaldas, para segundo seguido sentir la hoja del estoque atravesando su pecho desde la espalda, sorprendiéndolo a él y a Kirito.
-¡Asuna! –gritó al ver como el estoque era retirado del pecho del dios oscuro dejándolo tambaleante y tras esto caer al suelo frente a él. Dejando a una Asuna con expresión desesperada y manos temblorosas, se notaba las quemaduras de las cadenas sobre su piel donde estuvo sujeta, cual tras invocar su propia energía las hubiera hecho explotar en un instante.
-A...suna... -escuchó nuevamente la voz de Kirito, lo que la hizo parpadear un par de veces, para terminar abriendo los ojos enormes y llenarse de pánico, al ver que había atravesado con su estoque a alguien... pero no era Vector, Kirito se encontraba delante de ella, tratando de colocar la mano sobre la hoja del estoque, para evitar que se moviera. -¿Qué... haces?... –peguntó antes de caer arrodillado y desmayarse en el suelo aún con su espada atravesándolo.
-¿Kirito-kun?.... ah... ah... ¡AHHHHHHHHHHH! –cayó sobre él, tratando de ayudarlo, pero era imposible detener el sangrado.
-Finalmente hiciste lo que realmente querías... -habló tras de ella Vector. –Acabar con este estúpido mortal que te arruinó la vida... ya fuera en el pasado... obligándote a morir como una deshonra... lejos de tu hogar... en medio del fango... o en este mundo... perdiendo tu vida a manos de tu propia memoria... entregándote a un hombre que te enseñaría a amar... pero que al final dudaría de ti y se avergonzaría de lo que tuvo contigo... negando a tu hijo... sin hacer nada cuando lo perdías...
Sus palabras hicieron lagos en los ojos ambarinos.
-Lo mejor siempre fue permanecer a mi lado... -el hermano de la diosa la abrazó por la espalda, mientras juntaba su rostro al de ella, al tocar sus mejillas entre sí.
-No... -respondió cortante.
-¿No?...
-Yo jamás... sentiría paz al hacer este tipo de cosas... y sobre todo... nunca hubiera podido derrotar tan fácil a Kirito-kun... -le dijo al oído a Vector, que la sujetaba.
Acto seguido abrió los ojos despacio, aún se encontraba atada entre las cadenas eléctricas.
-La magia de Morgana que aún residía en las cadenas no fue suficiente para aprisionarte mi diosa... -la recibió Vector que estaba dándole la espalda, justo en la posición en que lo vio por última vez, enfrentando su espada contra Kirito.
-No es eso... -prácticamente las cadenas explotaron ante su presencia, el poder puro y cálido que emitía era descomunal. –Yo... amo a Kirito-kun...
-...Asuna... -la ve sorprendido el espadachín.
-¿Por qué insistes con lo mismo?... día tras día... tras era... ¡Siempre! ¡¿Cuántas veces no te habré encontrado a lo largo de los siglos y siempre es igual?!
-Porque no es mi cuerpo... -habla despacio. –Es mi alma... -dirige su mirada hacia el espadachín negro. –Que reconoce a Kirito-kun como mi amor... mi héroe... mi caballero... mi amante...
-¡YA CÁLLATEEEE! –Se le fue encima con la espada desenvainada y lista para tomar su vida al enterrarla en su cuerpo, por lo que el mencionado príncipe intervino lo más rápido que pudo desviándolo con las dos espadas, atrapando la suya entre ambas hojas rectas y con una vuelta quitándosela, la mandó a volar por los aires, situación de descuido que el dios oscuro aprovechó para tomarlo del cuello y estrellarlo contra el suelo. -¡Maldito! ¡Maldito! ¡Maldito! ¡Maldito!
-Agghh...ghh..ahh... -trataba de quitárselo de encima pero era demasiado fuerte.
-¡Papáaa!
-¡Vectorr! ¡Suéltaalo! –le apuntó con el Radiant Light. -¡Te estoy diciendo que lo sueltees!
Aflojó entonces el agarre para levantar el rostro hacia ella. -¿Estarías dispuesta a manchar tus manos con la sangre de Ciel para apartarme de él?...
-Ciel... -recuerda entonces con la memoria de Asagi, cuando Ciel, cuyo nombre clave era Mortred, la ayudó y protegió muchas veces en la reclusión en que la mantenía Sugou. Lo atento que era con Yuuki y con ella... lo reconfortante y tierno...
-No es necesario que ella haga tal cosa... -le dijo entre dientes Kirito. -¡AAAAAAHHHHHH! –tomó fuerzas desde sus adentros e invocando el poder encarnado en su mano derecha lo atravesó de un golpe certero, tirándolo de lado, para acabar encima de él. –Yo me he manchado las manos con sangre... puedo cargar con otra más... -le dijo sacándole la mano del pecho con fuerza de tracción reversa y acto seguido le pegó un puñetazo en la mejilla izquierda que le hizo virar el rostro.
-Imbécil... lo único que has hecho... -tosió sangre. –Es lastimar el cuerpo de Mortred... y desperdiciar tu energía como si fueras un principiante...
Tenía razón... con sus palabras, el caballero estelar notó como su mirada había empezado a balancearse de un lado a otro, por lo que cerró con fuerza los párpados, hasta que fue traído a la realidad nuevamente por el sonido del metal impactándose contra el suelo, miró en la dirección donde lo escuchó y sus ojos se abrieron aún más en sorpresa al ver que la espada Arondight que había salido despedida del enfrentamiento había logrado cruzar la barrera dimensional entre el lugar donde ellos se encontraban y el exterior, cayendo al piso a los pies de Sinon.
Se levantó rápidamente para averiguar si había la más mínima posibilidad de atravesar la barrera ahora que la espada lo había logrado, pero al llegar a ella, sus puños no pudieron atravesar el muro invisible.
-¿En busca de refuerzos?... –se puso en pie, aún con la herida infringida, el dios oscuro.
-No precisamente... -extendió su mano sobre la pared transparente y miró los rostros afligidos de todos afuera, al ver el extraño artefacto aparecer de la nada. –Mientras ellos se encuentren bien... ¡Nosotros no nos detendremos hasta acabar contigo! –se volteó por completo apuntándole con la espada negra.
-Todas las cosas pasan por alguna razón... -sonrió por lo bajo Vector, a quien un hilo de sangre le recorría la comisura labial derecha.
-¿Qué?... ¿Por qué dices eso?... –interrogó Asuna, desde atrás de él, apuntándole también con su estoque.
-La maldad... el odio... la ira... no son solo sentimientos... son en sí parte de la energía que gobierna a este mundo... recorriendo caminos... vidas... convirtiéndose y succionando... para terminar transformándose... es verdad... que a este cuerpo no le queda mucho tiempo... pero con la energía oscura que Arondight recolectará para mí... para todos los seres de oscuridad... -mira penetrante a los ojos de Kirito, quien se sorprende, mientras el dios lo mira con una sonrisa divertida. –Renaceremos...
-Papá... -mira horrorizada hacia el exterior Yui, por lo que Kirito y Asuna la siguen y sus expresiones cambiaron de igual manera, al ver como el lugar entero que hace pocos minutos se encontraba iluminado por la luz del sol, yacía cubierto por una espesa neblina oscura.
-¡¿Todos?! ¡¿Dónde están todos?! –no pudo continuar expresando su preocupación Kirito, ya que se llevó ambas manos a la cabeza mientras apretaba con gran fuerza los párpados. -¡Aghhhh!
-¿Kirito-kun?... –lo miró preocupada su esposa.
-Jaja...Jajaja... ¡Jajajajaa! –se escuchó al centro de ambos la risa de burla de Vector. –Todo este tiempo... has peleado pensando que eres un caballero regido por las estrellas... un ser de luz... cuando ¡Todos sabemos que no es así! –le gritó en medio de su último aliento, permaneciendo parado, para luego caer arrodillado. -¡Bestiaaaa! –dio su último grito y cayó sobre el suelo.
-¡Aaaggghhh! –Se arrodillo también al sentir el fuerte dolor en la cabeza, como sus propios cuernos que crecían un poco más lo lastimaban tal como la primera vez que le aparecieron, la sangre se deslizó entre sus cabellos cayendo despacio sobre sus mejillas.
-¡KIRITOO-KUUN! –corrió lo más rápido que pudo hasta él la castaña, mientras Yui trata de hablarle, gritándole, pero la energía que lo rodeaba se volcó intensa y oscura, haciéndolas retroceder con un golpe de expansión.
Una esfera de energía lo envolvió entonces, cubriéndolo por completo para el exterior, mientras dentro, la propia energía oscura lo había obligado a ponerse en pie, los cuernos se encorvaron hacia adelante y la totalidad de sus cuencas adquirió un resplandor celeste encendido, el cabello empezó a crecerle y con él una pequeña barba en la punta de su mentón, dos pares de brazaletes dorados aparecieron sobre sus brazos y antebrazos.
Mientras, Asuna trataba de soportar el vórtice de energía oscura que se formó y la arrastraba, pero clavando su espada en el suelo, refugiaba también a Yui sobre su pecho.
-¡Mamáaa! ¡Papáaa está!
-Lo séee... -mira intranquila hacia el frente, hasta que en unos segundos los niveles de energía que circulaban fueron decayendo, seguidos de un rugido... que una vez escuchó...
Sus ojos se abrieron enormes, sorprendidos e incrédulos de lo que tenía frente a sus ojos. La bestia de pelaje azul.
-Gleam eyes... -sus cejas temblaban arrítmicas.
-¡Mamáa! –Le advirtió su hija al ver que la bestia había empezado a moverse en su dirección y ella estaba estupefacta, pero al escucharla, sacó su espada de la tierra y corrió hacia el otro lado.
-¡¿Qué está pasando?!
-Seguramente la energía oscura que atrajo la espada Arondight influenció de alguna manera la conducta de la energía de papá... porque la cuenta del Starlight tiene un alto índice de descontrol... no encontró otro camino para mostrar esos cambios que transformar el avatar en eso...
-Eso que ves ahí Stacia... es lo que verdaderamente es tu "gran amor"... -una voz diferente pero con un tono muy parecido al del recién fallecido, las tomó por sorpresa.
-...¿Vector?... –una sorpresa tras otra. Tras la absorción de la energía oscura había conseguido recuperar su verdadera forma, un hombre alto, de cabellos dorados y ojos de amanecer estaba parado frente a ella.
El rugido siguiente los tomó por sorpresa a los dos, un zarpazo que mandó despedido a Vector a estrellarse contra el muro invisible, agrietándolo.
-¡Kiritoo-kuun! –le gritó desde abajo, al haber corrido a pararse junto a él, quien al verla despejó el área con un golpe de garra idéntico al que le dio a Vector, estrellándola contra la pared.
-¡Mamá!
-Yui-chan... -trata de no desmayarse, sosteniéndose un costado y con la otra mano tocándose la frente y manchando sus dedos de sangre. –Kirito-kun... -se para y lo mira. Los recuerdos de haber comido en las cercanías de aquel calabozo esos emparedados que terminarían siendo un fuerte vínculo de unión entre ambos, los que había preparado pensando sólo en él y la sonrisa que pondría al darse cuenta que el sabor de la salsa soya podía replicarse, la hizo sonreir. –Kirito-kun... -piensa en que casi muere ese mismo día por su culpa, tras saltar a salvar a todos los soldados y entrando al calabozo sin ningún plan o estrategia, él la siguió y se vio obligado a usar su habilidad de doble empuñadura. –Lo miró decidida. –Kirito-kun... -estar sentada abrazándolo en el piso del calabozo y decirle que se tomaría un tiempo de su gremio para formar una party con él. -¡AHHHHHH! –se armó de todo su valor y corrió directamente hacia el Kirito Gleam eyes.
La bestia al verla acercarse ruge con fuerza y baja su brazo para aplastarla, pero se detiene a un segundo de efectuar su cometido, al ver que se ha parado con los brazos extendidos frente a él, irradiando una luz cálida y tenue, misma visión que tuvo de ella cuando lo liberó de Virus, por lo que terminó bajando el brazo hacia el suelo, como un animalillo intrigado por la luz del sol que se filtra entre la sombra de la frondosidad de un árbol.
Se arrodillo ante ella, quien al ver su reacción levantó sus brazos hacia su hocico, con el que finalmente pudo hacer contacto y tras acariciarlo un par de veces, las lágrimas se le soltaron. –Regresa... te necesito... -le dijo antes de juntar sus labios despacio a la bestia.
Como bendición de la diosa, una estela de luz se dispersó al instante ocultando la figura del Gleam eyes dentro de ella, haciéndose cada vez más pequeña y más pequeña, hasta alcanzar la altura del espadachín negro.
La luz se dispersó, dejando en evidencia el beso que se propiciaron entonces, ella aún lo sujetaba por las mejillas, sin embargo, aquella transformación había dado paso a la figura verdadera del modo de bestia, una que jamás había adoptado Kazuto más que en los recuerdos que poseía de Alistair. Los cuernos hacia atrás en un tono plateado y las alas de plumas negras que afloraron en su espalda.
-Te amo... -juntó la frente de ella a la suya. –Perdóname porque siempre debes estar salvándome...
-Te dije que yo siempre cuidaría tu espalda... -le respondió de la misma manera cómplice.
Tras sonreírse, se soltaron y voltearon en la dirección de Vector.
-¡Esto se acaba aquí mismo! –le gritó con la voz impregnada de furia.
-¡Ah! ¡Arondight! –llamó entonces a su espada el dios oscuro, la misma que desde afuera se levantó en el aire y tras entrar con brusquedad por la pared agrietada, terminó por romper la separación de la dimensión, haciendo explotar las paredes invisibles restantes en un par de segundos, dejándolos visibles para el resto de personas que se encontraban afuera.
-¡¿Kirito?! –abrió grandes los ojos Sinon al verlo.
-¡Asuna! –se sorprendió también Liz.
-¡y Yui-chan! –se unió Leafa.
-¡No se distraigan! ¡Este sujeto es Vector! –Les advirtió Kirito, antes de salir corriendo con sus espadas en mano y sin la necesidad de eludir ningún ataque físico por parte del dios oscuro terminó por cortarlo en todas direcciones.
Ante los sucesos todos se miraron y tras comprender el siguiente paso, asintieron.
-¡AHHHHHHHH! –corrieron armados para hacer cambio al movimiento de Kirito, instante siguiente, un matillazo, un corte de espada de fuego, un ataque de cuchilla, un espadazo, una flecha y muchos cortes más seguidos, terminaron por hacerlo desaparecer.
Las respiraciones agitadas de todos se fueron calmando con el paso de los minutos.
-¿Se terminó?... –Preguntó limpiándose la frente Silica.
-No lo sé... tal y como él lo dijo... es el espíritu de un dios... puede que sólo haya desaparecido para recuperar energía... -le explica el espadachín negro.
-Lo importante es que lograron salir a salvo... -les sonríe a ambos Liz.
-Todo fue gracias a Asuna... -la tomó de la mano, enlazando sus dedos con los suyos y le sonrió, a lo que fue correspondido.
-Pero Kirito... si ya todo terminó... ¿Qué pasó con eso del Star King?... y... ¿Por qué tu cuerpo sigue por allá?... –pregunto con un aire de temor Klein.
-¡¿Qué?! –abren grandes los ojos sorprendidos todos al ver como efectivamente Kirito, Asuna y Mortred seguían agarrados de la espada clavada en la roca.
-¡Papi!
-¡Mami!
Finalmente se reúnen con ellos las gemelas, a quien cada uno levanta en brazos.
-Eso es fácil de explicar... apareció nuevamente cardinal.
Cuando el aviso de misión clear apareció frente a Kirito y Asuna.
Con una señal con su mano, Cardinal les dijo que se abstuvieran de aceptar aún en el botón. –Esto se debe a que el mundo había sido virtualizado a nivel emocional, los creadores del proyecto del hijo único, quienes utilizaban el sistema dendrita para la mayor vivencia de experiencias dentro de la realidad virtual... utilizaron todos esos datos recolectados de los jugadores conectados al sistema para recrear el verdadero dolor... y sensaciones humanas dentro de la red, para que todos pudieran experimentarlo.
-¿Qué quiere decir eso?... –parpadea Silica.
-Que sus verdaderos cuerpos aún siguen en la ciudad, en los lugares en que se encontraban antes de ser atrapados por el programa de NERV Co.
-¿Qué?... ¿Pero cómo puede ser eso posible?... si yo... -el recuerdo de la pérdida de su embarazo le viene a la mente a Asuna.
-Todas las vivencias que hayan tenido aquí... aunque tienen su porcentaje de realidad... puesto que son vivencias de la mente... no pasaron realmente con sus cuerpos reales.
-Lo único que no me queda claro aún... es la verdadera identidad del Necromante... él revivió a todos los Fluctlights de las personas que ya no estaban... y según me dijo Virus... todos ellos pasaron encerrados dentro del White Butterfly... como la memoria de Asuna y Zekken. –Explica su punto Kirito.
-Kakeru... -baja la mirada Cardinal.
-...Kakeru-san... lo mismo me dijo Virus... -entra en la conversación la esposa del espadachín.
-Más importante que de quien se trate... es lo que hizo... El necromante trajo a la vida a todos los Fluctlights como dicen... sin embargo sus motivos estaban muy alejados de la maldad... aunque así lo pareciera en un principio, él sólo quería darles un descanso... no a las almas que ya han partido... sino a los que quedaron tras ellos, llorando sus pérdidas en la tierra... es por eso que trajo el Fluctlight de Kotori the Ángel de vuelta a este mundo... aunque fuera por unos instantes.
Con su explicación el pelinegro bajo la mirada, sabiendo perfectamente quien era Kotori. –Kakeru...
-¡Es hora de llevar a cabo el final del ritual! –los anima entonces, cambio de humor que no se había visto en ella hasta el momento, sorprendiéndolos.
Un par de minutos después el espadachín estelar y la guerrera con cuenta de diosa pulsaron con su mano el símbolo de la misión librada que había aparecido ante ellos y con esto el viento sopló fresco y la luz los rodeó una vez más, dando paso a las nuevas apariencias que habían adquirido tras lograr el cumplimiento de la meta para ser acreedores del nombre de Star King y Star Queen. Las cuales apenas y se lograron observar en medio del resplandor.
Contó la historia que el Star King Kirito, brillaba como el centro del mundo, un sol irradiador de luz divina que solamente podía ser reflejado y aceptado por la Star Queen Asuna, que cual luna, repartía su luz a través de todo el mundo, logrando así, la purificación entera del lugar, regresando al mundo entero a su estado original.
ACTUALIDAD –HOSPITAL CENTRAL DE YOKOHAMA
Como todos los que iban despertando en los lugares donde se habían quedado dormidos la última vez que estuvieron en la realidad. La pequeña joven castaña que estaba sentada en las bancas de espera del hospital, abrió lentamente los ojos.
-¿Ayano-san? –pregunta por ella una enfermera al verla reaccionar. La situación la llenó de angustia al instante, lo que había pasado con Kazuki seguramente repercudiría de la misma manera en el mundo real, no quería pasar por eso nuevamente.
-El paciente despertó...
-... -se había quedado con la boca abierta incrédula. -¡¿Cómo?!
-Sí... aunque es probable que no la reconozca... -tras escuchar a la enfermera sus hombros bajaron de la impresión.
-Puede que su condición esté ahora más estable, sin embargo desde que despertó... refiere no recordar siquiera su propio nombre... lo lamento mucho.
-¿Puedo verlo?...
-Venga por acá
Inmediatamente la puerta de la habitación del paciente se abrió, sus ojos hicieron un nido de lágrimas y se llevó las manos a los labios, para luego correr hasta él y tomarlo de la mano. -¡Kazuki-san!
-¿Eh?... –la miró cual perfecta desconocida. –Sí... así me dijo el doctor que es mi nombre... pero...
-No te preocupes... -le sonrió auténtica entre lágrimas. –Tenemos mucho tiempo para hacerte recordar... no... Para crear nuevos recuerdos. –Le dijo animosa.
La sonrisa de la chica le brindó una calidez extraña en medio de la gélida sala de hospital, por lo que le sonrió ladeando la cabeza.
El mundo entero estaba en plena conciencia de los sucesos que habían ocurrido durante los últimos meses. La virtualización emocional del mundo que había sido llevada a cabo por la corporación de investigadores virtuales Nerv. Co. Finalmente fue detenida y con esto, la búsqueda y captura de sus integrantes terminó por fin de resolverse, entre ellos Nobuyuki Sugou, quien al ejecutar el plan maestro quedó relegado de posición al entrometerse con entidades que él mismo desconocía. El deseo de eliminar al avatar conocido como Starlight, trajo demasiadas revelaciones del pasado... aunque puede que eso quede desconocido para todos, a excepción de Asuna... mis amigos... y yo.
El mundo está tratando de recuperar la normalidad, recuperando los estados de república, dejando atrás aquel sueño que Arthur una vez tuvo, de unificar a todas las naciones...
Conocimos a una infinidad de personas... pero sobre todo, nos conocimos a profundidad a nosotros mismos y eso... se convierte ahora en algo invaluable, saber qué es lo que hay dentro de mi corazón, lo que tengo para dar y la fuerza que eso conlleva y respalda mis actos, me convierten en un hombre seguro, líder y por qué no presumirlo, inmensamente feliz.
Alistair... Stacia... Gracias por todo... su apoyo, su fuerza y su amor, vivirán por siempre en nuestros corazones, junto a Yui y a nuestras pequeñas Hime y Yuuki.
-¿Kirito-kun?...
-¡¿A Asuna-san?! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Se supone que es de mala suerte que el novio vea a la novia antes de la ceremonia! –hace las mil piruetas Klein tapando al novio.
-Jajaja, no seas absurdo, no creo que nada pueda salirnos mal de ahora en adelante. –Le reprende mientras está sentado detrás de un vestidor. -¿Qué sucede Asuna?
-Yo sólo... -mira entonces hacia Klein, indicándole que debe salir, a lo que el pelirojo suspira y se va. -¡Pero no se vean!
-¡No lo haremos baka! –le grita Kazuto. Para luego bajar la voz y el tono. -¿Estás nerviosa?...
-Sólo quiero que sepas... que si aparece un villano... o explota una bomba... o...
-Jajajaja ¿Pero qué estás diciendo?
-Que este no dejará de ser el día más feliz de mi vida... pase lo que pase... -colocó la mano en el vestidor, lo mismo que Kirito en la parte de adentro, aunque ninguno de los dos pudiera ver al otro.
-Anda a esconderte que yo debo salir ya para esperarte... -le dijo casi susurrado, lo que la sonrojo.
Han pasado seis meses desde que la virtualización emocional del mundo terminó... seis meses de preparativos para la ceremonia que llevo esperando durante años... puede que estas cosas a veces... sean más esperadas para las mujeres pero... me he declarado tantas veces que necesito ya se haga realidad. Estar con ella... juntos... con nuestra familia... por toda la vida y las vidas que vengan luego de esta.
El lugar donde habían pasado los días más felices de su vida... la cabaña... aunque fueran meramente datos virtuales en un mundo de fantasía... se había convertido en su hogar y su calidez, por lo que no había otro sitio mejor para llevar a cabo su unión en un lugar que la representara. Habían construido una cabaña de manera a las afueras de la ciudad, en la pradera, rodeada de árboles de pino que le daban la frescura y el misticismo que un momento como ese necesitaba.
Los árboles adornados con luces blancas tenues y listones acaramelados, las bancas donde se sentaban los invitados repletas de flores y al final del recorrido... el altar donde la esperaba aquel ser maravilloso, vestido de traje blanco, chaleco plateado al igual que su corbata, una flor azul en la bolsa y los cabellos para ella rebelando su atractivo rostro, peinados hacia atrás.
Llegó... a pararse al frente de aquella larga alfombra que guiaba el sendero hasta alcanzarlo, guiada por el brazo de su hermano, con quien se había reunido luego de los acontecimientos para explicar lo sucedido. Si bien hubiera deseado que ese día su familia entera la acompañara, con él le bastaba y sobraba, después de todo... caminaría hacia su sol... su mundo.
Las flores que la precedían dejadas por el camino por el par de pequeñas gemelas que en sus vestidos blancos parecían princesas.
Y ella, que finalmente llegó hasta él, entregada de la mano de su hermano, la tomó entre la suya y le sonrió.
-Estás verdaderamente hermosa... -los ojos grises no podían dejar de mirarla, el vestido blanco, de tirantes y entallado, adornado por una pequeña corona de flores sobre su cabello. Nada más sereno, hermoso y especial a sus ojos.
Los invitados miraban con lágrimas en los ojos como aquel momento pasaba, Klein miraba sugerente a Liz, que no bajaba de sonrojo, Suguha se limpiaba las lágrimas con Yui en la cámara sobre su hombro, Keiko, sentada al lado de Kazuki, se sonreían; Shino se acomodaba los lentes para luego mirar pacífica con una pequeña sonrisa. Agil sentado junto a su esposa miran atentos.
Pasó la ceremonia hasta que llegó el momento de las alianzas, con lo que los padrinos Klein y Liz le pasaron su anillo respectivo a cada quien.
-Este es uno que no desaparece –le dice en broma al mostrárselo Asuna, a lo que todos los presentes rieron. –Kazuto-kun... -le tomó la mano y le colocó el anillo plateado, mirándolo nerviosa. –Con este anillo... yo te desposo... para decirte... y prometerte que... desde el día en que te conocí supe que eras una persona muy especial... pero cuando logré alcanzarte finalmente... comprendí que más que especial eras justo, honrado, pero sobre todo bueno... me enamoré perdidamente de ti sin notarlo... y ahora no conseguiría ver mi vida sin ti... y sin la hermosa familia que me has dado.
-Asuna... -la miró enamorado.
-Por eso... voy a estar junto a ti... donde vayas... cuando lo hagas... y cuidaré tu espalda...
Río nuevamente el público.
-Te protegeré... y te amaré durante todos los días de mi vida...
-¿Si sigues así qué diré yo? –le preguntó verdaderamente hipnotizado por todo el amor que le demostró.
El público volvió a reír.
-Yo... -tomó su anillo y tomándole la mano se lo colocó. –Yo he pensado mucho en que diría en esta ocasión... tomé varios trozos de papel que ahora yacen tirados en el suelo de nuestra habitación... porque no lograba articular nada que me pareciera lo suficientemente bueno para describir los sentimientos que tengo por ti. Pero si hay algo que puedo decir ahora... que es cuando importa... es que eres lo mejor que me ha pasado en la vida... conocerte me brindó luz... me dio paz... pero sobre todo me dio mucha alegría y llenó mi corazón de amor... -le dijo en un arrebato, por lo que terminó sonrojado.
-Bueno... después de escuchar todas esas hermosas palabras que se dirigieron el uno al otro, no me queda más que preguntar. –Prosiguió el padre. –Yuuki Asuna, ¿Aceptas a Kirigaya Kazuto como tu esposo para amarlo y respetarlo durante todos los días de tu vida?
-...Sí... acepto... -sonrío con lágrimas en los ojos.
-Y tú... Kirigaya Kazuto, ¿Aceptas a Yuuki Asuna como tu esposa, para amarla y respetarla durante todos los días de tu vida?
-Sí... acepto... -ninguno de los dos podía apartar la mirada del otro.
-Con esto, los declaro Marido y Mujer, puedes besar a la novia.
Tras escucharlo, la tomó por las mejillas y le plantó un beso emocionado. Mientras el público aplaudía y silbaba.
La recepción no tardó en alocarse, cuando la novia estaba por arrojar el ramo, fueron mares de solteras las que luchaban por ser ellas quien los recibieran, entre ellas Liz y Keiko que habían sido prácticamente agarradas por la multitud para ir.
-¡Pero si yo no quiero casarmee! –gritó al aire Liz, pero se detuvo al ver que el ramo había volado directamente a sus brazos. -¡AHHH!
Fuera como fuera... lo único que me importaba en ese momento es que finalmente nuestras vidas estaban oficialmente unidas y ahora Kirigaya Asuna... era mi esposa.
La noche finalmente había caído y tras el bullicio, la soledad que se sentía en el ambiente, les brindaba relajación. Habían decidido pasar su noche de bodas en aquella cabaña construida con especialidad para ese día, por lo que el frío de la zona se filtraba entre las paredes rústicas.
-¿En qué piensas?... –llegó a colocarse tras de él, abrazándolo por la espalda y posando su mentón sobre el hombro de su marido, sentado sobre la cama.
-En que... soy tan feliz... -dijo de la nada, -llevándose una mano a cubrir sus ojos. –demonios... esto no tendría que pasar...
-Kazuto-kun... llorar... cuando es de felicidad... es hermoso... -le dijo ella con un par de lágrimas a los lados de sus ojos.
No quería seguir así... pensando en lo perdido y recuperado... viviría de ahora en adelante en el presente, cada oportunidad al máximo y sin privarse de nada... porque la vida le había demostrado lo dura y corta que puede ser.
Se dio vuelta y tomándola del cuello la acercó a él, hasta adueñarse de sus labios, para besarla suave e intenso, transmitiéndole todos los sentimientos que se acumulaban y hervían dentro de su pecho, para poco a poco ir recostándola sobre la cama y tras un suspiro mirarla y admirar la belleza de la que era dueña. El vestido de novia había sido suplantado por una pequeña bata de seda, en la cual la liga que lleva en la pierna se hacía visible.
Al notarla, el Kirigaya bajó hasta su pierna y tomándola con los dientes empezó a deslizarla.
Existen aún muchos misterios que no logré descifrar... pero tal vez sea mejor de esa forma... el conocimiento absoluto puede volverse contra ti en forma de arma... y cuando tu creas controlarlo, la verdad es que él te está controlando a ti.
Durante todo este trayecto es verdad que sufrí... sufrimos todos... pero al final... la felicidad siempre llega y a mí... me llegó con creces...
FIN
Muchas gracias a todos los que siguieron esta historia hasta su final, me hicieron muy feliz con todas sus contribuciones, sus reclamos xD, sus esperanzas de felicidad, sus ideas, y el tiempo que invirtieron en esto. Cuando empecé a escribir de SAO, jamás pensé que terminaría escribiendo una historia tan compleja que muchas veces me estancó y mareó a mi misma ya me imagino a ustedes, pero la verdad es que me hizo muy feliz, porque Kirito es un personaje que amo y toda su historia me encanta.
Les agradezco mucho por el recibimiento que tuvieron mis OC Kazuki, Hime, Yuuki, Alistair y la forma de las diosas Stacia, Terraria, Solus y el dios Vector, que todos sabemos que sólo tomé de nombre de las novelas de SAO de Reki-sama.
Gracias a todos los que en su momento me dejaron un comentario y agregaron a favoritos y seguidores. Gracias a Beth-sama-sensei por esos dibujos maravillosos que elevaron mi imaginación hasta la luna.
Gracias a las escritoras Sumi, Yui y Aiko (aunque esto ya lo leyeron en FF y dudo que lo vean aquí) que escribieron Side Stories de esta trama como son: El pecado de una diosa, Rayito de sol, Flor de fuego, Every Lord nees his Lady y Mirror soul.
Y por último, pues están al tanto que estoy escribiendo la precuela de esta saga (Black y White) llamada Mythical Butterfly, que narra de una manera un tanto distinta y centrada exclusivamente en ellos, la historia de Alistair y Stacia.
ARIGATO MINNA-SAN!
HASTA SIEMPRE!
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