Capítulo 8 "Yuuki"
Sabía quién era... sabía de quien se trataba... pero por nada del mundo deseaba que aquella pieza terminara. Las parejas se habían decidido y había terminado en los brazos de aquel caballero de mecedores cabellos negros y penetrante mirada gris, que la absorbía de todo el odio y resentimiento que sentía al verlo a los ojos a través del antifaz negro.
Caminar en un sueño... flotar en una nube... eran muchos los símiles que podía utilizar para describir aquella sensación. Paso, paso, detenerse. Paso, paso, pequeño salto. Paso, paso...
La tomó los la cintura aún más fuerte y la acercó a él. Como si el tiempo se hubiera detenido para los dos, las demás parejas seguían girando a su alrededor sin prestarles demasiada atención, a aquellos dos extraños que se habían parado a mitad de la pieza para mirarse. Los ojos grises miraban casi desesperados a los ambarinos, como si trataran de encontrar en la profundidad de ellos a la persona que ahora yacía entre sus brazos.
-No me mire de esa manera... es intimidante... -bajó la mirada la chica y con un movimiento de su mano se desprendió de su agarre y estaba por dejarlo, cuando él le dio una vuelta sobre sí misma para quedar enrollada con él.
-Discúlpeme... pero no puedo evitarlo... esto en verdad es muy bello –le dijo quedo al oído. Lo que pareció irritarla.
-¿El baile?... ¿Acaso está alardeando de buen bailarín?
-No... hablo de usted, no hay nada más bello que usted.
-Mentiroso –le respondió seria y se desenrolló para volver a quedar frente a él, quien la sujeto de nuevo de la cintura y le sonrió divertido.
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WHITE BUTTERFLY
Capítulo 8 "Yuuki"
24 HORAS ANTES
GTO
-Lo sé... -le colocó una mano en la mejilla. –Pero esto... es algo que tengo que hacer...
Mientras Liz subía al cuadrilátero, un mensajito les apareció en la vista a todos los miembros de la Party en forma de sobrecito.
El espadachín negro que aún no comprendía que había sucedido, lo observó y seleccionándolo con el dedo índice derecho lo abrió.
-¡Por favor!, ¡Es urgente que regresen, ha pasado algo terrible Kirito! Firma: Sinon.
A los pocos minutos, había logrado regresar a las gradas con sus amigos.
-¿Lo recibiste?... –preguntó preocupado Klein.
-Sí... me voy para allá ahora mismo... -les respondió sin perder la seriedad que le había quedado luego del encuentro.
-Yo me quedaré con Liz... -le dijo esperando que le comprendiera, por lo que baja la mirada, tenía demasiado tiempo desde que sintió que le costaba hacer contacto con Kirito... un melancólico Kitito que no veía desde principios de SAO. Por lo que trató de animarlo. -¡Nosotros conseguiremos ver al herrero Mítico!, ¡Así que tu ocúpate de las cosas del otro lado!
-Jajaja... Pues si es así... ¡Les deseo suerte! –parecía con espíritu revivido, tras sonreírle, miró hacia Kazuki y Leafa, ambos asintieron. Aunque el primero bajó la cabeza tras un segundo, como si hubiera recordado algo.
-¿Kazuki?... –se extraño el hermano mayor.
-Kirito-san... -se levantó entonces de su asiento Silica. –Creo que... aunque queramos nosotros... no podremos acompañarte...
-¿Por qué?... –más que el hecho de que no fueran con él le preocupaba la razón, ya tenían buen rato haciéndose los misteriosos. -¿Qué pasó? –le preguntó entonces al otro Kirigaya.
-No podemos ir porque estamos en Yokohama...
-¿En Yokohama?... –se levanta también Leafa sorprendida.
-Kazuki-san está conectado al MediCuboid... -les suelta sin más la domadora de bestias.
-¡¿Qué?! –se sorprenden y preocupan los hermanos del mencionado.
-¡¿Cómo?!, ¡¿Por qué no me habías dicho nada?! –llega hasta él Kirito y tomándolo del brazo lo hala hacia él y lo abraza, sorprendiendo al pelinegro que abrió grandes los ojos.
-Kirito... -lo abrazó despacio también y cerró los ojos sintiéndose reconfortado.
-¿Pero... te encuentras bien?... –ya no puede ni continuar con su interrogatorio, como si cada nueva pregunta que se le ocurría hacerle fuera dirigida hacia el sufrimiento, ¿Era algo grave? ¿Y si lo era?...
-Creo que es un tema que tenemos que conversar en otro momento, -lo separó de él sonriéndole, por lo que el espadachín negro se preocupó.
-Kazuki...
-Jaja no pongas esa cara... que si supieras todas las cosas que he hecho a tus espaldas, si tendrías para sorprenderte y mucho. –le dijo juguetón.
-Se más de lo que crees... -le dio un par de palmadas en el hombro derecho. Desconcertando a su hermano. –Bueno... entonces Leafa y yo saldremos por un momento a ver de qué se trata el mensaje que mandó Sinon.
-Sea lo que sea por favor, mantennos enterados, -le reverenció Silica.
-Claro –se despidió de la misma forma.
-¡Sólo una cosa! –lo interrumpió el gemelo mientras el espadachín mítico buscaba y apretaba el botón de desconexión.
-¿Qué sucede?
-Por favor... Si vas a volver a abrazarme asegúrate de traer una camisa puesta porque no sé tú, pero a mí no me gusta abrazar hombres desnudos. –Su comentario lo sonrojó en vergüenza y enfado entremezclados, pero ya no pudo responder porque desapareció.
-Gracias por decirle eso... -le dijo entonces a su pequeña acompañante.
-¿Cómo?... no hice más que decirle la verdad...
-Y ocultar lo que estaba pensando... -le sonrió cómplice.
Ante su comentario lo tomó por la manga de la gabardina. -¡No me digas que aún tienes planeado eso!
-Es algo que solo un Dragon Lord puede hacer... -le puso la mano en la cabeza. ¿Qué tenían esos hermanos en el cerebro para todo el tiempo pasársela arriesgándose? Era algo que aún al convivir con ellos día con día no podía comprender.
-¿En verdad tienes planeado invocarlos aquí?... –lo miró hasta afligida.
Los ojos grises del joven se entrecerraron y sigilosamente colocó su dedo índice sobre sus labios indicándole silencio de una manera muy sutil y por unos segundos. Cualquiera podría estarles escuchando... y después de lo ocurrido hace un año con la invasión de los Dragones, era demasiado peligroso siquiera nombrarlos.
-Si alguien sabe encontrar tesoros esos son ellos... de esa manera encontraremos el White...
Ella se limitó a asentir. El joven asintió con ella y regresó su vista al ring de pelea.
Mirada que se traslapó con la de Kazuto, que parqueó el automóvil a la orilla de una acera. Y se bajó rápido, prácticamente aventando la puerta hasta llegar a la entrada en un pequeño edificio. Seguido de su hermana que no hizo otra cosa que acompañarlo.
Para en la puerta estaba la joven Asada, con las manos hechas puños y los ojos llorosos.
-¡Shino! –la reconoció el pelinegro y corrió hasta ella. –Vine inmediatamente vi tu mensaje... -ve entonces como la expresión de ella denota una gran intranquilidad y también se da cuenta de la presencia de la maestra de su hija.
-¡Shino-san! –llega también Suguha.
-Kirigaya-san... -lo recibe, pero apenas y puede reaccionar para inclinarse ante él. Y luego a Sugu.
-¿Kasumi-sensei?... –trata de mantenerse tranquilo, aunque la actitud de las dos mujeres no se lo permitía. –Me dijeron que había habido un inconveniente... ¿Está enferma mi hija?
-No se trata de eso... di... disculpe –lo reverenció entonces. –La señorita Asada me estaba diciendo que ella venía por la niña... y yo le explico a ella que, la niña no se presentó a clases hoy... incluso llamé a su casa para preguntar si estaba enferma pero nadie me contestó.
-¿Cómo?... –voltea entonces hacia Shino, sumamente preocupado y clavándole la mirada, sabiendo perfectamente que esa mañana su hija se fue con ella hacia la escuela mientras él entraba a GTO.
-Yo la traje... -le explicó entre cortada.
La hermana Kirigaya se limitó a verla con cierta desconfianza, pero luego negó con la cabeza, era imposible que ella le hiciera daño a la niña.
-Pero le repito que la niña no vino a clases... puede preguntar a cualquiera de sus compañeritos... su pupitre ha estado vacío todo el día, la reporté a la coordinación por eso.
Kazuto no podía procesarlo y tragó un poco de aire. -¿Está segura?
-Completamente Kirigaya-san... lo lamento... -empezó a cerrarles la puerta, pero él la detuvo con un golpe.
-¡¿Qué quiere decir con eso?! ¡Mi hija debe estar por alguna parte de la escuela!, Quizás... no entró porque... se manchó el uniforme ó... ¡Demonios no lo sé!
-¡Kirito! –lo separó de la puerta la amiga.
-Nosotros somos una institución seria Kirigaya-san... y no puedo permitir que piense que nosotros no sabemos cuidar de nuestros estudiantes y tampoco puede tolerar que usted arme una escena de gritos afuera de un centro escolar de niños tan pequeños, por favor, retírese o llamaré a la policía.
-¿La policía?... –la miró sorprendido en indignación. -¡Eso es precisamente lo que voy a hacer yo! –le gritó entonces, y terminó por ser expulsado de la escuela al cerrársele la puerta en la cara.
-Onii-chan... -no sabía ni qué más agregar Sugu.
-¿Estás segura que la dejaste aquí?... –bajó la mirada perturbado y golpeó con el puño una vez más la puerta.
-Por supuesto que sí... me despedí de ella en la puerta... -le explica igual de frustrada la Asada.
-Osea que no la viste entrar... -le habló en un tono más bajo.
-...Yo... -trataba de hacer memoria, pero la presión empezó a consumirla.
-¡¿Sí o no?! –volteó a verla entonces, mostrándole su mirada amargada y desecha. Una visión demasiado similar a los primeros meses pasados luego de la muerte de Asuna.
-No... -negó con la cabeza y bajó la misma ante él. -Perdóname Kirito... yo... debí haberme asegurado... ¡Jamás pensé que una cosa como esta pudiera ocurrir! –se le saltaron las lágrimas.
-¿Qué te perdone?... muy bien... ¿Y si te perdono qué?... ¡¿De qué me sirve eso ahora?!, ¡¿Dónde está mi hija Sinon?! ¡¿Dónde?! –En un segundo estalló, el dolor que sentía al saberla perdida era demasiado para él, el único rayo de luz en su vida se había extinguido de un momento a otro.
-No lo sé... -le respondió con el remordimiento y la culpa anidada dentro del pecho.
Kazuto se quitó los lentes unos segundos, para luego pasarse la mano por el cabello y despeinarse un poco, entonces se volvió a colocar los lentes.
-Alguien lo sabe... es la única explicación... -murmuró para sí mismo, pero aún audible para ella.
-¿Saberlo?... –lo mira sin comprender.
Tomándola del brazo, apresurado la encaminó al automóvil, al que los tres subieron.
-Ella... tiene un chip implantado en la cabeza... -le respondió enciendo el motor del vehículo, a lo que la Asada abrió grandes los ojos sorprendida, lo mismo que Suguha quien incluso separó los labios.
La misma explicación salió de la boca de Sugou, que estaba parado frente a una inconsciente pequeña de largos cabellos negros, acostada en uno de los canapés del laboratorio subterráneo.
-¿Quieres que lo extraiga?... –se debeló la persona que se encontraba al otro lado de la mesa de examinación, un joven de cabellos castaños muy claros, que a ciertas iluminaciones se notaba rubio. Su mirada azulina denotaba cierta tristeza al ver a la pequeña durmiente frente a él.
-Esa es la razón principal de todo esto... Asagi ha hecho muy bien las cosas...
-¿Ella lo hizo?...
-Se las ingenió para distraer al maldito espadachín... -le respondió solamente.
-perdón por entrometerme Sugou-san... pero no creo que él se quede tan tranquilo... -lo mira el joven un tanto dubitativo.
-Eso lo sé... pero créeme que hasta ahora no he hecho más que lo que me place con él y con su vida... se convirtió en la marioneta de mi obra sin notarlo...
-Eso quiere decir que ya tienes preparada la respuesta a su contraataque. –le sonrió.
Por su comentario, el Nobuyuki movió la cabeza en un gesto de que mirara hacia atrás, donde la otra pequeña estaba acostada del mismo modo.
-¡Yuuki! –se asustó el aparente médico.
-Esa niña ya no me sirve... el propósito de su estadía aquí ya fue llevado a cabo... todos estos años amoldando el sistema dendrita a la nueva estructura para que cuando ingrese la nueva usuaria idéntica... las conexiones no la aniquilen y por ende tengamos acceso a la semilla de fuego.
-No querrá decir... ¿the brain implant chip (BIC)? ¡¿Es en serio?! Pero... ¿Qué pasará con Yuuki-chan?...
-La entregaremos como señuelo... una vez tengamos en chip en nuestras manos no necesitaremos más el cuerpo de esta otra niña, así que podremos movernos rápido.
-¿Va a entregar a Yuuki-chan?... Sus acciones hacen parecer que la niña no le importa... aún cuando se trata de su propia hija... -murmura para sí mismo y se queda estático ante sus mismas palabras.
-Ten cuidado con lo que dices Eugeo-kun...
GTO
-¡¡ESA FUE UNA VICTORIA DEMASIADO FÁCIL PARA BLOODY!! ¡UN PAR DE MOVIMIENTOS SEXYS Y LO DEJASTE FUERA!
Ante las palabras del comentarista el público se alborotó.
-¡Sácame a mí también!
-¡Te amo bebé!
-¡Perraaa!
Al escuchar las ovaciones y abucheos entremezclados no hizo más que reírse bajo su antifaz.
-Pues conmigo te será un poco más difícil... -se escucha la voz de Liz, que tras abrirse paso bajo las eslingas que formaban el cuadrilátero, entró a la plataforma.
-PELEA DE GATASSS –anunció el comentarista. Fue hasta ese momento en que Klein notó lo que su novia estaba a punto de hacer... era verdad, había comprendido lo que quería y la apoyaría pero... ¡¿Darse de golpes con otra tipa semi desnuda arriba de un rin de lucha?! Se sentía en algún sentido retorcido emocionado, pero al mismo tiempo, una pequeña rabia interna fue creciendo al escuchar los gritos de la multitud, después de todo ella también llevaba poca ropa, percatándose de su top ocre, el diminuto pantalón que más parecía ropa interior sobre el que llevaba los pantalones de vaquero que sólo cubrían la parte externa de sus piernas.
-Dios mío Liz... -bajó de las escaleras y apartando a la gente que le salía al camino logró asomarse a las orillas del rin. -¡Vamos Liz! ¡Dale varios derechazos!
Al verlo tan cerca y apoyándola se sintió reconfortada, aunque la pelea aún no iniciaba estaba demasiado nerviosa, se movía de un lado al otro pie a pie como si se tambaleara con los puños preparados para extender el brazo.
-No eres más que una simple herrera, hazte el favor y bájate. –le dio la oportunidad la bandida.
-¿Cómo?... –se sorprendió la pelirosa al verse reconocida, siendo que nunca se habían visto. -¿Y tú como sabes eso?
-¿Eh?... –se desconcertó también, era verdad...
Al verla distraída, fue cuando la herrera aprovechó para acercarse y acertarle un golpe en la cara que la derribó hacia el piso.
-¡UUUHHHH! –sonó en el público.
-Seré una simple herrera pero necesito mucha fuerza para levantar mi martillo ¿sabes?- le dijo sintiéndose poderosa por algunos segundos. Al escucharla, Bloody enfureció y levantándose rápido se aventó contra ella derrumbándola bajo sí en unos instantes. Para agarrarle la cabeza entre las manos y estrellarla contra la lona del ring haciéndola rebotar.
-¡LIIIIZ! –se espantó Klein.
-¡BLOODY ATACA DE NUEVO CON SU DECAPITACIÓN INTERNA!
-Vaya nombre de ataque más horrible... -habló la pelirosa. Y cuando menos lo esperaba, la agarró de su largo cabello y la estrelló contra el suelo, para luego levantarla halándola del cabello agarrado bruscamente entre sus dedos, por lo que la pelinegra no pudo hacer más que seguir el juego de Liz.
-Quiero que te retires...
-Jajajaja ¿crees que por halarme el pelo me voy a dar por vencida?
-¡Tienes qué hacerlo! –la haló aún más fuerte.
-¿Tantas ganas tienes de ver al herrero? Querida es un vejestorio... no te emociones... -Ante su comentario la herrera la estrelló nuevamente contra el suelo, juntándole la cara a la lona del suelo.
-Está bien... está bien... -mencionó ante la sorpresa de la pelirosa.
MUNDO REAL
No sé cuantas noches pasé en vela trabajando en ese proyecto, desde que descubrí la más mínima posibilidad de que se hiciera realidad la tan anhelada conexión de este mundo con el otro. El proyecto del chip de implante cerebral que llevaba a cabo la Universidad de Santa Clara me abrió las puertas a la organización. Aunque no estuviera presente directamente en las investigaciones en cuerpos humanos en América, su enlace con la tecnología de Japón nos había permitido a mí y a otros más sumarnos a la investigación. Llevando hasta el momento un poco más de 3 años en la misma.
La base principal del comité estaba situada en las afueras de Hokkaido... por lo que innumerables ocasiones tuve que salir a trabajar a ese lugar, días en los que nadie sospechaba que en lugar de estar desarrollando interfaces, desarrollaba el protocolo de activación de la tecnología de inmersión completa más extraordinario que haya podido llegar a existir. Puede por la misma experiencia que he reunido como usuario del NervGear, del Amusphere y del Dendrit Sistem... en especial de este último, que esto haya podido ser llevado a cabo. Una inmersión neurosensorial completa a través del chip del implante cerebral que conecta con el programa de realidad virtual Brain Burst, llevado a cabo por la sociedad de investigación sobre aceleraciones.
Sin embargo... las cosas no salieron como esperábamos en un principio... los chips antes de activarse terminaban desapareciendo en el líquido cefalorraquídeo de los usuarios... la pregunta del porqué al final terminó respondiendo a la observación más obvia.
-Todos los usuarios usados hasta ese momento... eran adultos... aunque yo mismo lo intentara nada funcionaría... necesitábamos probar en niños... puesto que sus membranas y cráneo aún no están completamente cerrados, el chip podría sobrevivir dentro de sus lagunas de líquido sin ningún problema, adaptándose con el paso del tiempo. Fue así como White Cosmos, Black Vice, Argon Array, Rust Jigsaw, Dust Taker, Sulfur Pot, Wolfram Cerberus... y... -cerró los ojos antes de mencionar el último nombre. –Black Lotus fueron sometidos al estudio...
Cuando se dio cuenta las había hecho partícipes de sus acciones en los últimos años.
Habían regresado al apartamento y él sentado frente a ellas en el otro sofá, había apoyado sus codos sobre sus rodillas y se llevó las manos al rostro.
-¿Estás diciendo? ¿Qué tú... le metiste un chip en la cabeza a Hime-chan?... –se paró de su asiento Suguha, sin poder creerlo, se llevó una mano a la boca, mientras trataba de tranquilizarse, pero no pudo soportarlo. -¡¿En qué diablos pensabas?!
Al escucharla Kazuto apretó los puños y bajó la mirada. –No espero que lo entiendas... pero sé que con esto ella podrá ver a Yui cuando lo necesite... -levantó la mirada hacia ella explicándole su punto. –Ellas... sólo se tienen una a la otra para darse apoyo... de no ser por Yui... Hime hubiera crecido demasiado sola...
-¿Sola?... ¡¿Estaría sola acaso si hubiera tenido a su padre junto a ella en lugar de que hubiera estado buscando la manera de meterle un aparato extraño en el cerebro?!
-Suguha-chan... -trató de tranquilizarla Shino, que se muestra igualmente sorprendida. –Sin duda... es algo por lo que tenemos que sorprendernos Kirito... o tal vez no... después de todo... eres ese tipo de persona... un hombre de ciencia... aunque como dices... nosotros no lo comprendamos... Lo que si entiendo... es que ese experimento ha puesto en peligro la vida de Hime-chan y tenemos que buscarla.
-Precisamente. –sacó de su bolsillo su teléfono inteligente. –Cuando era más pequeña se me perdió en el supermercado... utilicé esto para encontrarla, -les explica, a lo que las dos lo miran con una gota al lado de la cabeza. –Es un rastreador del BIC.
-De todas formas... tenemos que dar parte a la policía... -se notaba bastante alterada Suguha y salió de la habitación en busca del teléfono local que se encontraba en la cocina, dejándolos solos y mirándose, uno frente al otro en los distintos sofás.
-Sino... ella es mi hija... -le dijo tratando de empezar a explicar su actitud de recién con ella, pero no pudo más y las lágrimas se le derramaron, por lo que ella se levantó de su asiento y llegó hasta él, sentándose en la mesita de sala que tenía en frente.
-Lo sé... yo entiendo... fue muy tonto de mi parte...
-Yo siempre la dejo también en la reja Sino... no fue eso... yo sólo... trataba de encontrar un factor que no encajara en la rutina diaria... y culpabilizarlo... tal vez fue porque no fui yo mismo a dejarla como todos los días... quien sabe... -ante su respuesta no pudo evitar sonreír en medio de su tristeza compartida. –Perdóname por favor... -se limpió las lágrimas y levantó su rostro hacia ella.
-Tú sabes que yo jamás haría algo que te perjudicara... porque yo... -le colocó una mano en la mejilla ya sin poder controlarse. Kazuto cerró los ojos apretando los párpados sabiendo perfectamente como terminaba esa oración.
-Shino... -levantó la mirada hacia ella tratando de transmitirle la vorágine de sentimientos que lo enclaustraban en ese momento, situación que sólo tuvo cierre al sentir los labios de ella posándose despacio sobre los suyos, lo que lo llevó a cerrar los ojos por unos segundos, para luego abrirlos al sentirla separarse. Ambos se miraron destrozados tras el encuentro.
-Perdóname... no sé en qué estaba pensando...
-Shino... -no sabía ni cómo responderle, hasta que el pitido del localizador se escuchó y vibró en su mano el aparato. –Esta cosa se tardó demasiado... lo que quiere decir que está en algún lugar muy escondido... -deja de lado lo recién acontecido.
-La policía ya está enterada... pero dicen que necesitan una fotografía de la niña, iré a llevarla ahora. –se asoma a la sala Suguha.
-Te lo encargo, -le asiente el hermano.
LABORATORIO DE NERVCO
-Tienes que llevártela rápido... -le habló suave el joven rubio a la peliroja, que recién había regresado a la realidad. –Según lo que escuché, él tiene pensado usarla de señuelo para algo...
-¿Señuelo?... ¿Pero acaso no era lo que él quería?... ¡Tener a sus dos hijas juntas!
-Creo que las cosas están completamente al revés de cómo nosotros lo creíamos... Sugou-san me dijo que esta niña tiene una especie de chip implantado en la cabeza... que quiere que se lo saque... -dijo señalando a Hime.
-¿Cómo?... ¿Pero eso acaso no es peligroso?...
-¡Asagi!, ¡No hay tiempo que perder!, ¡Tienen que irse ahora!
-Pero... -la mirada de convicción de Eugeo no cambió, por lo que trató de despertar a Yuuki, lográndolo a medias, por lo que la cargó en brazos para sacarla del lugar. –Gracias Eugeo-kun... -lo miró antes de salir
-Voy a sacar a Yuuki-chan... y regresaré por Hime-chan... ¿Qué está pasando?... ¿En qué está pensando Sugou-san?... ¿Acaso fue un error lo que hice?... ¿Quién es Kirito-kun en realidad?...
Mientras corría las alarmas se encendieron, por lo que trató de acelerar el paso, pero era demasiado tarde, las puertas estaban cerrándose y los pasos de los vigilantes venían rápido hacia ellas.
-¡Yuuki! –la paró en el suelo para que la viera, a lo que la niña terminó por despertar. -¡Tienes que correr!, ¡Corre hacia la puerta y sal de aquí!, ¿Yo iré tras de ti, si?
-¿Vamos a jugar? –se emocionó la pequeña.
-Sí... si... vamos a jugar, ¡Anda corre con todas tus fuerzas y sal del edificio!
La niña corrió sin notar como los guardias corrían hasta encontrarse con Asagi.
Afuera del edificio, el efecto ralentizador del sedante volvió, por lo que sintiéndose algo mareada, terminó por caer al suelo.
Kazuto y Shino que venían guiados por el rastreador del Chip, visualizaron la entrada desde la otra acerca y corrieron hacia el edificio, encontrándose con la pequeña desmayada a las afueras. Frente a la que el pelinegro se agachó y tomándola en brazos la volteó hacia él.
-No puede ser... -la mira sin poder creer que la pequeña entre sus brazos sea una niña idéntica a su hija, pero con los cabellos claros iguales a los de su amada Asuna. Esa niña que sostenía ahora consigo... era su hija Yuuki... no había duda de ello. La respiración del padre de aceleró al no poder creerlo y los ojos se le llenaron de lágrimas. -¿Yuuki?...
-¿Una niña?... –la mira igual de incrédula Shino. –Esto... no me da buena espina... vámonos de aquí Kirito...
Kazuto miró a la niña entre sus brazos y luego volteó al edificio a sabiendas que Hime estaba dentro de él, pero la razón se antepuso en sus actos. Si la niña estaba afuera en esas condiciones... lo mejor sería retirarla y regresar por Hime más adelante. Con el dolor de su corazón, se levantó del suelo con Yuuki en brazos y corrieron el camino de vuelta.
Habían pasado algunas horas desde entonces, la noche parecía más oscura e intensa que en otras ocasiones.
Estaba en la habitación de su hija, habiendo colocado a Yuuki sobre la cama, no podía parar de mirarla... hasta que en algunos parpadeos de la pequeña, sus ojos se encontraron a los suyos, gris perla con gris perla, en una fusión brillante de incredulidad.
-Hola... -lo saludó, acostumbrada a ser visitada por personas adultas.
-...Ho...Hola... -la saludó también, tratando de controlarse. -¿Cómo te sientes?... ¿Quieres beber agua? ¿ó un jugo? –le preguntó mostrándole el vasito de patito con tapadera de piquito.
-Sí... -estiró la manita hacia él, pero Kazuto se lo acercó a la boquita para que ella no hiciera esfuerzo. –Yo ya puedo sin el piquito –le dijo refiriéndose a la tapadera de protección del vaso.
-¿En serio? –sonrió alegre y desenfrascó el vasito pasándoselo nuevamente. Ella bebió ávidamente y luego se lo devolvió.
-Gracias...
-No hay de qué... ¿Quieres alguna otra cosa?
-No... ¿eres nuevo?... nunca te había visto...
-Eh... a... algo así... -le sonrió.
-Tus ojos... -le coloca la manita en la mejilla, por lo que él coloca la suya sobre la de la pequeña. –Soy muy lindos... todo tú eres muy bonito... -sus palabras lo hicieron reír un poco.
-Tú también eres muy bonita Yuuki. –La acercó a él y la abrazó fuerte, sintiendo aquel pequeño cuerpecito entre sus brazos, tan indefenso como su hija... bueno... como la hija que conoce... por lo que se llena de horror y rencor al pensar que ha estado separado de ella, sin siquiera saber de su existencia. Las preguntas básicas de ¿cómo habría vivido hasta ahora?, ¿Habría comido bien?, ¿Habría pasado frío?... lo atormentan en su corazón de padre. ¿Cómo era posible que una cosa como esa hubiera pasado a sus espaldas?... ¡¿Quién había sido el maldito que la había separado de su lado?!
-No me abraces tanto... que padre podría venir... y... se puede enojar...
-¿Padre?... –abrió grandes los ojos incrédulo. -¡El padre de esa hermosa pequeña era él y nadie más!, Pero claro... habían pasado casi 4 años... y no tenía idea de la vida que había llevado.
-Sí... Sugou-san... -le respondió sincera. –Su respuesta lo dejó frío... sintió que algo dentro de él había explotado... ¿qué había dicho?... ¿Sugou?... –tenía ganas de salir corriendo a encontrar al maldito y matarlo.
Sin tomarle mucha importancia a la pregunta volteó hacia otro lado, encontrándose con la fotografía de Asuna y el pastel de cumpleaños de Kirito sobre la mesita de al lado.
-¿Asagi-chan?... –toma la foto de Asuna del buró.
-No... ella es mi esposa... Asuna... -le respondió tratando de no asustarla por sus propios sentimientos de momento.
-No... ¡Esta es Asagi-chan! –tras mirarla intrigado, baja la mirada a la fotografía.
-¿Asagi?...
-Sí... mi amiga... -sonríe al recordarla. –Ella me da galletitas y leche cuando padre no está... a veces entrenamos juntas en el mundo virtual...
-¿El mundo virtual?... –la mira sin poder creerlo.
-Sí... ¿Tú juegas en el mundo virtual?
-Si...
-Entonces quizás también sea tu amiga... se llama Bloody.
-¿Bloody?... –abrió grandes los ojos ante la sorpresa, mientras como si su mente hubiera ubicado por fin todas las piezas que a lo largo de los días fue descubriendo, el rompecabezas se había debelado ante él. Caminó unos pasos hacia atrás. –Ahora regreso... -le dijo y dándose la vuelta salió de la habitación para cerrarla tras de él y recostándose contra la puerta llevarse las manos al rostro para gritar desesperado, al ver que su reacción se estaba saliendo de control corrió hacia su habitación.
Ante las miradas de sus amigos, que una vez salieron de GTO se habían reunido en su casa.
-¡¿Qué sucede Kirito?! –entró de golpe a la habitación Klein.
-¿Le pasó algo a Yuuki-chan? –se preocupa también Sugu.
-No... -niega con la cabeza. –Asuna... ¡Asuna está vivaaa! –les gritó de felicidad en medio de sus lágrimas.
-¿Qué estás diciendo?... –se acercaron rápido todos.
-No estoy... muy seguro de qué es lo que está pasando... pero... me dijo Yuuki que la conoce con el nombre de Asagi... que ha estado viviendo con ella... y que entra al mundo virtual... con el avatar... de la bandida escarlata...
-¿Qué?... –se queda sin creerlo Liz. -¡No es posible Kirito!, ¡Esa mujer bestia no puede ser Asuna!
-Yo tampoco lo creía... pero me puse a pensar... que desde la primera vez que la ví... me la recordó... intentó reclamar a Hime pensando que era Yuuki... y durante la pelea... sus movimientos... y lo que me dijo... -baja la mirada preocupado -Y yo... yo la golpeé...
-¿Será verdad?... –se cruza de brazos Suguha.
Ante todo eso, Shino sonrió por lo bajo y se acomodó los lentes.
-Entonces lo que debemos hacer es infiltrarnos a ese lugar... no sólo por Hime... sino también por Asuna... -les respalda la joven Asada.
Kazuto la mira agradecido por su honestidad y asiente.
Continuará...
SAO, WHITE BUTTERFLY, Capítulo 9 "Recuerdos y Poder"
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