Capítulo 5 "Mamá"

SWORD ART ONLINE

WHITE BUTTERFLY

Capítulo 5 "Mamá"

El White Butterfly... la fuente de memoria y poder infinito por el que todos los jugadores que hacen sus recorridos diarios dentro de las diferentes plataformas conectadas por la semilla, se habían reunido en Grand Theft Online... el juego parche de GGO, en busca de llevar a cabo el gran robo. Sin embargo... nuestras intenciones eran otras... si era verdad que White y Black Butterfly estaban relacionados... era muy posible que dentro de White se encontrara la memoria descargada del sistema de IHO por el Black Butterfly... y si llegaba a descargarse dentro de otra plataforma... el virus de la corrupción se liberaría de forma masiva a las redes.

Y eso... era algo siquiera inimaginable...

Había entrado antes con mi hija al mundo de realidad virtual en ALO, jugando en el césped tibio junto a Yui. Pero esto que acababa de pasar... se convirtió en una experiencia aberrante y terrible.

El sonido del tono del timbre del departamento, empezaba a hacerse sonoro dentro de su mente, que se había desvanecido minutos atrás. Se había quedado dormido sentado en el suelo, junto a la pequeña cama de su hija, apoyando la cabeza contra esta, mientras su misma consciencia aún dueña de sus estímulos, debatía contra él mismo, evitando que se fuera hacia adelante, despertándolo por segundos al sentir que se iba a dejar caer. Hasta que el sonido pareció finalmente despertarlo, se levantó rápido y dándole un vistazo a la pequeña pelinegra que dormía profundamente entre las sábanas de conejos, salió despacio de la habitación y topó la puerta para que no le entrara luz, pero sin hacer el ruido del cierre de las cerraduras.

¿Su hermano tampoco se había percatado del toque del timbre? se extrañó por un momento al no ver a Kazuki por ninguna parte, pero siguió su camino diligente a la puerta y la abrió. Encontrando tras de ella a la joven Asada que venía con algunas bolsas del supermercado en las manos, pero que abrió grandes los ojos al verlo, entre sorprendida y ruborizada, dándole la menor de las importancias al peso de su encomienda.

En el flequillo más largo y que atravesaba la mitad de su rostro, Kazuto llevaba un par de ganchos de clip de florecitas rosas y acompañando a tal visión el torso desnudo, manchado con lo que parecía...

-¿Pintura de dedo? –preguntó sin más, aproximando su mano a la piel del pecho del joven y tocando la mencionada tinta azul sobre él, sin notar que había sobrepasado el espacio personal del ojigris, quien no pudo hacer más que mirar su mano sobre él, sin decir nada, pero al notar lo que estaba haciendo, la joven de anteojos se ruborizó al instante y separó rápido su mano de él. -¡Lo lamento!

-¿Eh?... no... perdón, es culpa mía por venir a recibirte en estas fachas... -toma las bolsas y las lleva hacia la cocina, donde las coloca en la mesa. Acto seguido se quita las decoraciones del cabello con la mano derecha halándolas hacia abajo. –Es que... cuando Hime despertó estaba muy mal...

-Sí... algo me comentaste. –Se había quedado parada en la puerta, pero entonces decidió armarse de valor y entrar, cerrando la entrada tras de ella.

-La pobre hasta me vomitó encima... -explica con un gesto el por qué de su camisa desaparecida. –Traté de distraerla lo más que pude... jugamos un rato y la vi mejor, no creí necesario llevarla al hospital... ¿La hubiera llevado? –la mira preocupado.

-Pues... siempre es bueno que el médico le eche un vistazo a los niños... -le refiere sutilmente que podría haber sido la mejor opción. –Pero tú eres su padre y si piensas que la niña ya está mejor, cree en ti mismo y en lo que has decidido, de esa forma ella también se sentirá apoyada. –Le sonríe, mientras saca los ingredientes de la cena de las bolsas.

-Gracias por haber venido... -le sonríe también, -cuando Sugu me dijo que no podía, creía que moriría en la desesperación. Después de todo lo que pasó allá... necesitaba prepararle algo caliente y sabroso para que comiera... jamás me imaginé que ese juego fuera algo tan terrible... -baja la mirada consternado por haber llevado a su hija de su mano a aquel lugar.

-También tengo culpa en eso Kirito... la verdad no pensé que llevarías a Hime-chan... y no se me ocurrió advertírtelo... como era algo... derivado de GGO yo simplemente lo asumí... -baja la mirada culpable.

-No Shino... fui muy imbécil... ya había hablado con Sugu de que ella se quedaría con Hime en la ciudad del inicio... pero cuando entramos... -recuerda la figura de Bandida Carmesí mirándolo de lejos. –Ví... algo que llamó mucho mi atención y sin importar nada tomé a Hime y la llevé conmigo dentro al lado inseguro... tal vez sigo siendo demasiado impulsivo e idiota para ser padre. –Aprieta los puños al recordar como aquella mujer de cabellos negros empujó a Hime por el precipicio. –Además de que los avatares debieron cambiarse al entrar ahí...

-Estás haciéndolo muy bien... -le colocó la mano en el brazo. –Los errores siempre estarán en el camino... pero de ellos aprenderás y crecerás. –Trata de animarlo. –Ahora ve a ponerte algo encima que vas a coger una neumonía –le pegó un manotazo en la espalda, empujándolo fuerte en dirección de su habitación.

-Ya... ya vuelvo. –Se fue sobando como pudo.

Al verlo desaparecer se sentó exhausta en la silla de la mesa de la cocina. -...Kirito...

Mientras tanto, Kazuki que había bajado del apartamento a escondidas de su hermano que estaba de más preocupado por su hija, había logrado caminar algunas calles abajo, sosteniéndose el brazo izquierdo con sumo dolor, tanto que se había detenido en el muro de una casa para apoyarse, como pudo sacó su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón y apretando el número uno, le direccionó inmediatamente con el número de la joven domadora.

-¿Kazuki-san? –sonaba feliz de pensar que iba a escucharlo.

-...¡Keiko!... por favor... ayúdame... -se deslizó en la pared hasta quedar sentado.

-¡¿Kazuki-san?!, ¡¿Pero qué ocurre?!, ¡¿Dónde estás?! –se le saltaron las lágrimas al escuchar su voz de tal manera lastimera a través del aparato.

-Afuera del apartamento... en la avenida... -no pudo seguir hablando y apretó los párpados tratando de controlarse.

-¡Voy... voy para allá!, ¡¿Y ya le dijiste a Kirito-san?!, ¡¿Sabe él de esto?!

-Por eso te llamó a ti... no quiero preocuparlo... ha pasado un rato muy mal por lo de Hime... -le explica manteniéndose lo más tranquilo que puede.

-Está bien... ¡No te muevas!, ¡Llegaré pronto!

La noche traía demasiados escenarios... en los cuales el tema a compartir no era el otro que el sufrimiento, fuera lo que fuera, como si el terminar de ese día hubiera sido marcado con la señal de que algo estaba pronto a cambiar.

Se había acostumbrado a que día a día fuera llevada dentro de las instalaciones de aquel laboratorio iluminado por esa luz tan cegadora que apenas y la dejaba abrir los ojos al entrar, tenía que pasar algunos momentos dentro para comenzar a reconocer los alrededores con su gris mirada exploradora. Prácticamente había pasado el último año de su vida con la misma rutina, por el deseo de complacer a su padre y que éste le mostrara lo que tanto anhelaba en el mundo, conocer el rostro de su madre. Sabía que ese día llegaría y no estaba dispuesta a perder la oportunidad, aún y cuando el dolor a veces... se sintiera muchísimo más que otras.

Como de costumbre vestía su bata blanca y llevada de la mano de Asagi, había entrado en el lugar que más detestaba.

-¡Yuuki-chan!, que bueno que llegas pequeña, te tenemos una sorpresa. –Se acerca y arrodilla ante ella una de las mujeres con gabacha. Siempre que veía a esas personas vestidas de blanco acercarse a ella sabía que algo no andaba bien, por lo que se encogió un poco de hombros y trató de escudarse en su cuidadora. Aunque a veces le regalaran dulces... también eran ellos los que la conectaban a aquella cosa... era una sensación ambivalente entre el escalofrío y la felicidad.

-¿Quieres saber qué es? –pregunta otro acercándose también.

No le quedó otra opción que preguntar para satisfacerlos. -¿Qué es?...

-¡Eso es!, ¡Debes ponerte muy feliz! –junta las manos la científica. –¡Puedes venir aquí Simon!

-¿Simon?... –abre grandes los ojos Asagi, pensando en lo peor, -¿otro?...

Muy al contrario de la mirada de Yuuki que se llenó de alegría al ver al niño asomarse tras el llamado. Completamente tímido y asustado, un pequeño de casi su misma altura sino que un poco más alto y por ende predecible que de la misma edad, de cabellos azul marino lacios y ojos marrón. Bastante delgado y con apariencia hasta débil, al ver a Yuuki no pudo evitar sonreír.

La pequeña peliroja dejó su escondite tras Asagi y caminó un par de pasos para encontrarse con Simon. –No te preocupes... Asagi-san es muy buena, -lo toma de las manos.

-¿Dónde ha estado hasta ahora? –pregunta la identidad verdadera de la Bandida Escarlata en un tono serio.

-Fue... traído casi en los mismos días en que nació la hija de Sugou-san... pero como no podía ser cuidado aquí... ha estado en espera en una casa hogar. –responde la científica acomodándose los lentes.

-¿Qué?... ¿Entonces este niño fue sacado del orfanato para ser traído a este lugar?, ¡¿Pero cómo hicieron eso?! –pregunta molesta la castaña clara.

-Fácil... Asagi-chan... -se escucha tras de ella la voz del hombre del parche.

-¡Su... Sugou-san! –se da la vuelta para recibirlo.

-Ese niño es de nuestra propiedad... no tiene padres... no tiene identidad... lo único que tiene es un nombre... un nombre que yo le dí, igual que a ti. –le dice serio, haciéndola entender que lleva las de perder si sigue preguntando.

-Comprendo... -responde apenada.

-Me informaron que te encontraste con ese hombre... -cambia de tema. Mirándola especialmente interesado.

-Sí... ese... maldito espadachín negro... había entrado a GTO junto a una pequeña... en un primer momento yo pensé que él había cumplido su venganza... y se había llevado a Yuuki-chan... pero luego me dijo que no era ella... que esa niña era su hija... ese hombre también tiene una hija Sugou-san y casi de la misma edad que nuestra Yuuki. –le informa.

-¿Una niña de la edad de mi hija?... –la mira interesado.

-No sólo la edad... esa niña... tenía algo... que me recordaba mucho a Yuuki-chan...

-No puede ser... -se lleva una mano al rostro consternado.

-¿Pasa algo Sugou-san?... –lo mira preocupada.

-Estoy seguro de que ese hombre no tiene ninguna hija... y tú dices que se parece mucho a mi Yuuki... no puedo evitar pensar que... tal vez... él se haya llevado a mi otra hija... -la mira compartiéndole su incertidumbre.

-¡¿Qué?! –se exalta sin poder creerlo.

-Cuando Asuna murió... su familia cerró su féretro... porque no querían que se le viera... y junto a ella... enterraron a mi otra hija... ¿Y si no fue verdad?... ¡¿Y si ese maldito se llevó a la otra bebé?!

-Cálmese Sugou-san... -mira para todos lados, viendo que los científicos no lo miren alterado. –Tal vez... la única manera de corroborar tal hecho... sea viendo a la niña en este mundo... -le propone solemne.

-¿Qué quieres decir con eso?...

-Que voy a ir por ella... si se trata de la hermana gemela de Yuuki-chan... se la traeré... como siempre debió haber sido, ella merece estar al lado de su padre.

-Asagi... -sonríe por lo bajo el Nobuyuki.

La misma pequeña de la que hablaban, yacía recostada en su cama, abría lentamente los ojos y se estiraba entre las sábanas, al ver a su padre, sentarse a su lado en la cama.

-¿Ya te sientes mejor?... –le puso la mano en la frente para cerciorarse que no tenía fiebre. Ya una vez le había pasado que le había sacado un susto de muerte cuando estaba más pequeña, un pequeño resfrío por jugar juntos en la nieve, aun habiendo tomado las precauciones de abrigo suficientes a su parecer, se había transformado en una fiebre increíblemente alta que la hizo convulsionar una vez. Él un padre prácticamente adolescente con una bebé en brazos sin saber que hacer había sido la comidilla del área de pediatría esa semana que estuvo ingresada. –He sido tan imbécil... -piensa mientras le quita los cabellos de la frente a su hija.

-Papi... tengo hambe... -le dijo ya un poco más despierta.

-¿Ah sí?, ¿Pues, qué crees? La tía Sino vino y te cocinó la cena.

-¡Mi tía! –estaba por levantarse cuando él la detuvo y volvió a recostarla.

-Sí, dijo que no quería dejarte sola y que iba a venir a dormir con nosotros esta noche, así que fue a traer algunas cosas a su casa. Así que voy a traerte la comida. –Estaba por terminar de levantarse cuando Hime lo agarró de la manga de la camisa.

-¿mm? –preguntó y volvió a sentarse.

-Papi... -bajó la mirada y arrugó los labios, obvio símbolo de que algo no estaba bien.

-Dime... ¿te duele algo?...

La pequeña negó con la cabeza. –Yo... yo quiero mucho a mi tía Shino...

-Lo sé... ella también te quiere mucho Hime. –Responde sin comprender.

-Pero... yo...

-¿Qué sucede?... –la mira ya preocupado.

-Yo quiero a mi mamá... -sus palabras lo descolocaron, sintió que el cuerpo entero perdió tensión al escucharla y se alejó de ella sin notarlo. –Mis tías... dicen que tu y mi tía Sinon si siguen así... ella va a ser mi mamá...

-¿Qué? –preguntó incrédulo, ¿Qué diablos tenían en la cabeza Liz y las demás?. -¿Ellas te lo dijeron?

-No... yo las oí...

-Hime... nadie... pero escúchame bien... nadie va a ser tu mamá nunca, más que tu mamá... -la tomó por el mentón y la mejilla con la mano para que lo viera.

-Pero... -los ojos se le hacen agua, por lo que el padre tragó saliva. –Yo... no quiero que papi esté triste... por eso... no le pregunto por mamá... porque siempre llora... -sin notarlo trata de desvincularlo de la figura paterna aún y cuando es precisamente él a quien tiene en frente.

-¿Qué?... –pregunta incrédulo de sus palabras.

-Papi... quiero saber de mamá... -se le ruedan las lágrimas finalmente. –Aún si papi deja de quererme...

-Hime... -baja la mirada sintiendo como sus propios ojos se llenan de lágrimas incontrolables. Pero trata de mantenerse fuerte aún y cuando un par de le desprendieron y rodaron hacia abajo sobre su mejilla. -¿Tú crees que papi podría dejar de quererte?... –la pequeña no respondió, por lo que agarrándola bajo los brazos la sacó de la cama hasta llevarla a su pecho y abrazarla con fuerza. Al sentirse protegida entre los brazos de su padre, trató de pararse sobre la cama para poder abrazarlo también, presionándose como barra entre el colchón de la cama y el pecho de Kazuto, finalmente dejándose llevar y exteriorizar todos aquellos sentimientos que había mantenido reprimidos dentro de su pecho por su llanto. El deseo indescriptible de saber de su madre, la preocupación de perder también a su padre y verse sola en un mundo del que no conoce nada.

La mirada de Kazuto parecía desecha en la tristeza al ver el daño tan grande que le había causado a su pequeña sin notarlo. Ella como todo niño tenía derecho de saber acerca de las personas que amaba sólo por el hecho de lo que representan. Por muy doloroso que le resultara... aquella personita que amaba como a nadie en el mundo y que ahora yacía llorando desconsolada entre sus brazos, no tenía a nadie más que a él para proporcionarle la verdadera felicidad, que no siempre podría encubrirse de cuidado... a veces... la felicidad venía recubierta de amargos relatos que de cierta forma lo liberarían.

-Así que... ¿Quieres que hablemos de mami? –pregunta separándola y limpiándose las lágrimas, la ve a ella aún bañada en las mismas y tomando un pañuelo de la gaveta del mueble al lado de la cama, la limpia. -¿Aún tienes la foto que tu tío Koichirou te regaló?

Gateando sobre la cama, llega a la orilla y buscando el suelo con el piecito de baja, corriendo hasta una caja forrada con papel de regalo y un listón ya bastante gastados.

-¡Vaya!, Así que tienes todo bien guardado, -estira los brazos hacia ella para que le pase la caja.

-El tío Ryou dice que debo tener todo lo que me gusta en una caja de tesoros.

-...Klein... -piensa agradecido en su amigo. –A ver que hay aquí... -goma de mascar –la mira ciertamente en reprobación pero luego le sonríe. -¿Monedas?... –la mira interesado, pero ella sólo sonríe descubierta, por lo que no pregunta más. Sigue sacando más cosas: crayones, un peluche de conejo pequeño, una galleta, hasta que la encontró, boca abajo al fondo de la caja, la foto de su amada Asuna, estaba frente a un pastel de cumpleaños con un número 18 sobre él, en la decoración de la orilla se leía "Feliz Cumpleaños Kirito".

-¡Esa es Papi! –le llama la atención, al ver que su padre se ha quedado viendo la foto.

-Lo sé... -aunque trata de controlarse con toda su fuerza, el gesto se le descompone y las lágrimas empiezan a salir. Se lleva una mano al rostro para taparse y la otra al cabello despeinándose sin notarlo.

-¿No te gusta?... –pregunta contrariada por la reacción de su padre, sintiéndose culpable.

-Al contrario... -le responde limpiándose las lágrimas nuevamente. El recuerdo le viene a la mente entonces:

-¡¿Cómo?!, ¡¿Cómo así?!, ¡Noo!, ¡Esperen! –gritaba la ex vicecomandante al verse acomodada frente a la cámara de Liz, quien la enfocaba con una sonrisa divertida en el rostro.

-Por favor Asuna-san ya deja de decir que no, ¿Qué no ves que este también es tu cumpleaños? –pregunta Ryoutaro.

-¿Cómo?... ¿Acaso se olvidaron que el mío acaba de pasar?, ¡Hoy es el cumpleaños de Kirito-kun! –los mira sonrojada, por seguir siendo el centro de atención.

-Precisamente por eso... -responde Keiko.

Entonces el joven ojigris se acerca a ella. La mira, pero se apena y mira nervioso a sus amigos, que los observan. -¡Hey pero no miren hacia acá!

Ante su grito todos rieron e hicieron como que no miraban cuando lo hacían de reojo.

-Es que Asuna...

-Si Kirito está aquí hoy... no es más que por ti... -se responde en la actualidad las mismas palabras que le dedicó a ella aquel 07 de octubre. Mientras mira la fotografía.

Había pasado un rato hablando con su hija al respecto, hasta que finalmente comió y se quedó dormida. Una vez más se levantó y saliendo de la habitación la cerró, llevándose consigo la foto. Y quedando apoyado en la puerta por unos segundos, para luego levantar la vista. Shino que había llegado hace algunos minutos y había esperado a que ellos terminaran su charla a petición del espadachín negro. Lo mira preocupada desde el sofá.

Continuará...

SAO, WHITE BUTTERFLY, Capítulo 6 "ojo por ojo, hija por hija"


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top