Capítulo 4 "Bandida Carmesí"


Lo intento... lo intento en verdad que lo intento... sin embargo aún no he podido lograrlo... Desde el primer momento en que la tuve en mis brazos... no... desde el momento en que supe que existía... la amo como jamás pensé se pudiera llegar a querer... He comprendido que es verdad que el amor puede llegar a tener muchos rostros... El amor que le tengo a su madre por ejemplo... tan desgarrador e infinito... y el amor que le tengo a ella... que con su sola sonrisa es capaz de borrar todas mis preocupaciones y alegrar mis días oscuros...

Y aunque lo intento... no puedo desligar una cosa de la otra... mi hija no se merece sentir culpabilidad cada vez que me pregunta por ella... ¿Pero cómo puedo siquiera pensar en responderle cuando sólo el pensar en su nombre... su rostro... siento que me rompe por dentro?...

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Capítulo 4 "Bandida Carmesí"

Aunque fue... en verdad duro adaptarse a la nueva vida que me trajo tener a mi cargo a una bebé recién nacida... los sentimientos desbordantes que anidaron en mi interior con cada nueva cosa que hacía o los gestos que me brindaba, me hicieron comprender que no estaba solo... era verdad que mi familia y amigos me apoyaban, pero la soledad... el sentimiento de no pertenecer muchas veces se presenta en forma de depresión, haciéndote sentir que el mundo que conocías te ha expulsado de él y ya no hay valor para ti. Pero para mí... ahí estaba ella... como la muestra del gran amor que llegué a sentir por Asuna... ahora mi compañera de camino y fuerza para no rendirme.

04 DE DICIEMBRE DE 2026

Había sido una semana de lo más agitada y terrible, tras exigir el Alta del hospital, puesto que no podía quedarse internado mientras los acontecimientos seguían pasando a sus expensas, había recibido los papeles de nacimiento de su hija y la había llevado a casa, aún sin saber cómo sobreponerse a la tan lamentable pérdida que había sufrido. La bebé comía cada dos horas por lo regular sino que más veces al día, por lo que llevaba el equivalente de tiempo sin dormir, completamente entregado a su cuidado, teniendo que ir incluso al banco de leche materna del Hospital, que había sido la recomendación para la alimentación de la pequeña por parte de los médicos. Sumándole a eso la vela de su amada esposa, de la cual no pudo ni despedirse... y tampoco verla por última vez... ya que la familia Yuuki había solicitado que el Ataúd se mantuviera cerrado. La caja de madera que se llevaba consigo a su esposa y a su otra hija.

Todo le parecía una desgracia... la vida... su vida, su persona... menos ella... su hija... que acostumbrada al calor de sus brazos, se dormía en su arrullo.

-Sólo... sólo voy a cerrar los ojos un momento ¿si?... –le dijo a la pequeña que yacía dormida entre cojines sobre su cama y cerrando los ojos se desvaneció inmediatamente del mundo, tratando de recuperar por lo menos un poco de energía aunque la sombra gris bajo sus ojos y la que empañaba su corazón no desapareciera.

Crecía tan rápido... que no me daba cuenta que de un momento a otro la ropa que en un principio le quedaba enorme a mi bebé, luego se le veía chica. Llorando cada vez que tenía que irme al trabajo y recibiéndome como la persona que más amaba y necesitaba en su pequeño mundo, en un principio gateando lo más rápido que podía para llegar a mí y luego dando pasitos torpes y lentos, pero que me emocionaban a tal punto que no podía dejarla dar todos los que ella quisiera porque llegaba a su encuentro con la misma ansiedad de abrazarla y decirle que estaba ahí con ella.

Fue así como fuimos creciendo... ambos... y los cambios tenían que darse por supuesto... primero la moto... luego la casa... para hacer de nuestra vida la normalidad que merece ser.

20 de Junio de 2029 ACTUALIDAD

El año pasado le enseñé por primera vez el mundo virtual, ya que entre mi trabajo, la universidad y las prácticas del modelo que estamos desarrollando casi ó más bien dicho no había tenido la oportunidad de entrar nuevamente a ningún videojuego... me limitaba a darle mantenimiento al Software de Yui desde el exterior y platicar con ella por la cámara, y había logrado el punto de hacerla sentir dentro de la habitación por la tecnología de Mecatrónica, pero sin poder tocarla, aún así Yui permaneció a mi lado todo el tiempo... sin quejarse... aún y cuando el dolor por perder a Asuna la embargaba de la misma forma que a mí... jamás tocamos nuevamente el tema, luego de hablarlo una única vez el día en que Asuna murió.

Cuando estuvimos los tres... reunidos por fin... a pesar que Yui había hablado muchas veces con Hime, me pareció increíble ver lo hermosas que se ven juntas, es como... si fuera un eco del pasado que me recordara lo feliz que era Asuna al estar con Yui. La experiencia de tener a Hime junto a mí en el mundo virtual me agradó mucho, por lo que no pensé que algo malo pudiera suceder si accedía a que entrara con nosotros esta vez... a GTO...

FAVOR INGRESE NOMBRE DE LA PARTY IRROMPIBLE

-Mmm... ¿Cómo deberíamos llamarnos?... –voltea hacia su pequeña, quien vestía el avatar de Salamander que le había adjudicado la última vez su tío Klein.

-Ki...ri...to... -responde ella contando las sílabas.

-Jaja, ese soy yo Hime –se agacha frente a ella el Caballero místico de la Luz estelar.

-¡Noo yoo!

-Jaja... esto pasa porque el estúpido Klein no para de llamarte Kirita... ¿Entonces también quieres ser Kirito?

-¡Siii!

-¡Muy bien!

FAVOR INTRODUCIR NOMBRE DE LA PARTY IRROMPIBLE

-KIRITO

PARTY IRROMPIBLE: KIRITO, CREADA.

La luz volvió a engullirlos. Cuando abrió los ojos nuevamente en aquel mundo... sintió como su corazón se estrechó. No era lo mismo que un pequeño paseo por las praderas de Alfheim... mirando sus manos y ver en ellas las vestiduras del StarLight le entrecerraron los ojos en tristeza, pero respiró profundo y levantó la mirada tratando de encontrar en aquel paisaje de villanía y robo, algún incentivo que lo llevara a recobrar la emoción que alguna vez sintió por aquel lugar. Fue entonces cuando la vio... las estrellas que adornaban su ojo izquierdo parecieron incluso brillar un poco más.

-No puede ser...

La silueta que vió a la distancia... consumida en la oscuridad de los edificios, una mujer de largos cabellos que se mecían con el viento, llamó su atención de inmediato. Al verse descubierta mirándolo también se echó a correr.

-¡No!, ¡Espera! –estaba por correr tras de ella, pero en eso recordó que tenía a su hija a su lado, por lo que sin pensarlo mucho la tomó en brazos y emprendió carrera tras aquella silueta de sombra...

-Sé que es una locura... pero... -Pensaba mientras corría, empezando a sentir la respiración de su hija agitarse al sentirlo desesperado. –Tranquila Hime... ¡Sólo! –no pudo seguir con su explicación y detuvo su avance al sentir los brazos de su pequeña aferrándose fuertemente a su cuello y su carita hundida sobre el inicio de su pecho. ¿Qué demonios estaba haciendo?... si estaba con su hija de ninguna manera podía comportarse como solía hacerlo, acostumbrado a la libertad que sentía siempre al entrar a aquel mundo, sintiéndose dominante completamente sobre su cuerpo y las habilidades que el avatar le confiere. –Es verdad... ¿Tú no conoces a Kirito verdad?... –le dijo a ella pero en realidad hablaba con su yo paternal. –Tú sólo conoces a Papá...

La niña no le respondió pero no dejaba de abrazarlo con la misma intensidad sino que quizás más.

-¿Qué quieres hacer?, ¿Quieres que nos vayamos?... –le preguntó dulce mientras le acariciaba el cabello.

-...No –le respondió simple con aquella voz entrecortada que lo partió en dos. Por lo que la separó de él para que lo viera, parándola en el suelo y agachándose frente a ella para quedar casi a la misma altura.

-¿Entonces?...

-Yo... sólo quiero... estar con Papi... -baja la mirada y arruga los labios.

Kirito iba a responderle, cuando la velocidad de un impactó lo alarmó, una bala había pasado rozándole el brazo, haciéndole sentir un ardor increíble, pero más preocupado que eso, estaba por resguardar a la niña, que rápidamente atrajo hasta él y la metió a abrazar sus pantalones dentro de su gabardina, volteando a ver enfurecido en la dirección de la que había venido el disparo, para sorprenderse que la mujer que en un principio había seguido por su libre voluntad, estaba ahora parada sobre el techo del edificio que tenía más cercanía a ellos y le apuntaba.

La sangre había empezado a escurrir sobre su brazo hacia su mano, cayendo de esta en forma de gotas hasta el suelo, que abrieron grandes los ojos de Hime y los de él al notarlo.

-¿Qué... demonios es este lugar?... Soy un imbécil no revisé la clasificación del juego... -Tiembla su mirada gris al descubrir que estaba en un RESTRICTED. Donde el comando de absorción de dolor no existía y cada cosa se sentía tan real como IRL. Si una de las balas llegara a pegarle a su hija...

-¡¿Qué es lo que quieres?!, ¡Hablemos! –le dijo levantando las manos ante ella, dispuesto a sacar sus espadas si es que continuaba con la intención de atacarlos, pero en aparente son de paz.

La mujer de largos cabellos negros, que escondía su rostro tras un antifaz plateado y su figura bajo una capucha roja, no dejaba de apuntarle. –En un principio... pensé que era ilusión mía... pero ahora veo que no es mentira... -dio dos pasos más hacia él.

-¡Detente o la tregua se terminó! –la amenazó colocando una mano en la espada negra, por lo que ella se detuvo.

-¡¿Por qué está aquí Yuuki-chan?!, ¡¿Por qué la tienes contigo?! –preguntó amenazante mientras le apuntaba sin temblor.

-...¿Yuuki?... –el simple hecho de escuchar ese nombre le dio sensación de vértigo y sintió que empezaba a faltarle el aire. ¿Por qué preguntaba precisamente por alguien con ese nombre refiriéndose a su hija Hime?...

Finalmente había pasado... lo que tanto me había advertido Sugou-san... un hombre vestido de negro vendría e intentaría llevarse a Yuuki-chan... Yo... le debo tanto a Sugou-san... que tengo que hacer lo que sea para proteger a su hija... y sabré lo que tengo que hacer al escuchar el nombre de esa persona...

-¿Un hombre querrá llevarse a Yuuki-chan?... –soltó el trapo ya exprimido sobre el agua, que al ir absorbiendo poco a poco se hundió en el recipiente. Entonces volteó a ver a la pequeña que yacía aún dormida.

-Sí... ese sujeto... es un maldito desgraciado Asagi-chan... por más que intento alejarme de él me persigue y se aparece... todo es por culpa de su amor no correspondido... él estaba enamorado de mi esposa...

-¡No puede ser! –se llevó las manos a los labios y bajó la mirada la peliroja. –Debe... haber pasado por momentos muy feos... ¿Pero por qué lo persigue ese hombre Sugou-san?...

-La verdad... es que para estos momentos ya es una incógnita más... ¿El odio?... ¿la venganza?... como Asuna murió al dar a luz a mis hijas... él tampoco pudo volver a verla... y juró que iba a pagarlo caro... por eso... si es que alguna vez ese hombre vestido de negro aparece frente a ti... no dudes que lo único que quiere es lastimarte... él fue quien le hizo esto a mi rostro... Su nombre... es Kirito...

-¡Oiii Kiritooo! –se escuchó desde atrás el grito de Klein, que venía acompañado de toda la Party, por lo que nerviosa por tantas personas acercándose dio dos pasos hacia atrás.

-...Kirito... -repitió para sí misma y tras apretar los dientes en furia, corrió lo más rápido que pudo hasta él, desenvainando su estoque que llevaba colgado a la cintura decidida a enterrárselo en el pecho, pero fue detenida por el movimiento rápido del brazo del espadachín mítico que sacó su espada negra y la atravesó frente a él, para contener el golpe del estoque. Ambas espadas se limaban entre sí, dejando los rostros de ambos espadachines muy cerca, mostrándose desesperada y rencorosa ante los ojos de Kirito, quien a través del antifaz plateado de la chica logró divisar unos ojos grises enfurecidos, para él sin razón alguna puesto que era la primera vez en su vida que la miraba, mientras ella había caído presa de la mirada amable que la observaba con detenimiento, esa mirada gris perla que... tenía algo... ¿Familiar?...

-¡¿Papii?! –se preocupó Hime por el choque de metales y desprendiéndose de la pierna de su padre, se convirtió en blanco fácil de ser capturada por la enemiga, que al instante de verla fuera de la capa del StarLight la agarró de la nuca de el traje de salamander y haló hacia ella en un segundo, en el mismo que Kirito estuvo a punto de arremeter con su espada pero fue detenido por la Bandida Carmesí que apuntó su estoque hacia la niña.

-¡SI LE TOCAS UN PELO TE MATOO! –Le gritó de inmediato, ante el llanto de la pequeña que ya no comprendía que estaba sucediendo y al verse alejada de su padre entró en pánico. -¡Papii!!

-¡¿PERO QUÉ DEMONIOS?! –Se espantó Klein al llegar al lado de Kirito.

-¡SUELTA A MI SOBRINA! –entró en papel también Kazuki.

-¿La... Bandida Carmesí?... –la reconoció por su atuendo Sinon. Por lo que la chica de largos cabellos negros y antifaz sonrió.

-No te preocupes Yuuki-chan... jamás te haría daño... es sólo para alejarte de esos sujetos... -le susurró a la pequeña, quien no hizo más que llorar y tratar de zafarse.

-¡Papiii!! –estiraba su bracitos hacia él, que la miraba ya entrando en desesperación, tenía que quitársela fuera como fuera.

-¡No Yuuki-chan ese hombre no es tu padre!, ¡Vamos a regresar a casa con Su! –no pudo continuar su explicación al darse cuenta que todos los llegados habían desaparecido. -¿Qué?... –no esperaría a averiguar qué había ocurrido y emprendió carrera con la niña a cuestas hacia el horizonte de la ciudad, donde el estrecho se divisaba en forma de barranco. Pero no pudo avanzar más al ver que a las orillas estaba parado el espadachín negro de luz estelar.

-Vas a devolvérmela ahora... -le dijo serio y sobrio.

-Ya me parecía raro... que el cabello y las ropas de Yuuki-chan hubieran cambiado... cuando... ella ni siquiera había entrado hoy... Si esta no es Yuuki-chan... ¡¿Quién demonios es?! –preguntó mientras sutilmente lo rodeaba y se avecinaba al barranco.

-No sé qué quieres... ni en qué estás pensando... pero esa niña que tienes ahí... es mi hija... Hime... -le dijo sin perderla de vista.

-Es la Bandida Carmesí... todo el mundo la reconoce como la ladrona más escurridiza y sanguinaria de todo GTO... no te fíes de lo que diga Kirito... -le aconseja Sinon.

-Así que... si no quieres que se desate una batalla... devuelve a la niña ahora –le dijo Leafa apuntándole con la espada, al igual que el resto que sacaron sus armas contra ella.

-...Hime... -había quedado encerrada en su propio mundo al escuchar ese nombre de los labios de Kirito. –La hija de Kirito... Hime... lo lamento... -la miró entonces ya un tanto trastornada.

-¿Qué?... –se espantó Kirito con tales palabras.

-Pero entenderás mejor... el sufrimiento que le causas a él... si lo vives tú... en un segundo lo había hecho, la había empujado al barranco ante la mirada horrorizada de Kirito. La escena se repitió nuevamente, la empujó al precipicio enfocada desde la izquierda y una vez más, la empujó al precipicio enfocada desde arriba, que terminó en la mirada aterrada del padre que sin pensarlo un segundo corrió a tirarse tras ella al acantilado.

-¡Himeeee! –sintió como la gravedad empezada a halarlo hacia abajo y el viento sacudía fuertemente su ropa y cabello, mientras se estrellaba contra su rostro. Maldijo en ese momento el instante en que entró con su pequeña a un mundo tan violento y en que no pudiera desplegar sus alas. Recordando su propia averiguación que en esa realidad no existía el comando de absorción de dolor, sabía que al aterrizar moriría del impacto al sentir sus huesos romperse, pero de ninguna manera iba a dejar que su hija pasara por algo así, entonces la vió, se había desmayado y caía a la deriva a unos cuantos metros de él, que gracias a su caída libre poco a poco la distancia iba reduciéndose hasta lograr alcanzarla y aferrándola a su pecho, cubrió su cabeza con una de sus manos.

-¡KIRITTOOOO! –Están todos asomados a la orilla sin poder divisarlos ya. La Bandida había desaparecido.

-¡No puedo! ¡No puedo! –trata de invocar magia Leafa, pero no funciona. -¿Qué acaso... este mundo no acepta la magia?... –tiemblan sus ojos esmeraldas.

El polvo aún no terminaba de asentarse tras el impacto de los cuerpos contra el piso, la sangre hacía caminos entre las rocas.

Abrió un ojo como pudo... y logró ver que la niña había caído amortiguando el golpe sobre su pecho, por lo que cerró nuevamente el ojo, la sangre se corrió a gran velocidad desde su frente abriéndose paso sobre sus cejas y deslizándose hacia su nariz. –A..Asuna... perdóname... -Se le derramaron un par de lágrimas de cada comisura oftálmica.

REALIDAD

Los ojos ambarinos miraban con desdén el Amusphere recién retirado de su cabeza. –Todo esto es por él... Se lo debo a Sugou-san... yo acabaré con Kirito por él...

-¿Asagi-chan? –la voz de la pequeña de cabellos cortos, la sacó de sus pensamientos y volteó a verla.

-Yuuki-chan... -se sorprendió al verla, en verdad era tan parecida a aquella niña que Kirito dijo era su hija. A pesar que era tan solo un avatar pudo notarlo. -¿Tienes hambre?, ¿Quieres un vaso de leche?

-¡Si! Antes... que padre regrese... ¿Puedo... comer también una galleta? –la miró esperanzada.

-Por supuesto que sí... Sugou-san no tiene por qué enterarse, será nuestro secreto –estiró el dedo meñique a ella, quien sonrió emocionada por el gesto y enlazó su meñique al de Asagi, quien al tenerla de cerca no pudo evitar comparar su mirada emocionada perlada con la mirada gris de aquel espadachín que había empezado a detestar, por lo que frunció el seño. ¿Por qué tenía que recordarlo?...

Continuará...

SAO, WHITE BUTTERFLY, Capítulo 5 "Mamá"

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